miércoles, 30 de diciembre de 2009

LA DICTADURA DE LA RELIGIÓN



Estamos, afortunadamente España, en una democracia política formal. Con absoluta seguridad, muchas personas compartimos las inmensas insatisfacciones respecto a las múltiples insuficiencias formales y esenciales de esta democracia. Pero, pese a todo, ésta contiene los elementos suficientes como para sentirnos razonablemente complacidos por esta situación política. Sobre todo a la luz de los recuerdos no tan lejanos del franquismo.


Dicho eso hay que añadir que en otros ámbitos de la vida social e individual no cabe decir lo mismo. En primer lugar citaré, con el acuerdo ampliamente mayoritario de los parapandeses, el mundo de la economía. En esos asuntos todavía se ejerce la autoridad “ancien regime” y existen enormes zonas sociales en donde la dictadura es plena o, como mucho, preponderante. Dictadura que se ejerce al albur de los sentimientos y deseos de los que se consideran autoridad en razón a la simple propiedad de los títulos de acciones o de contratos de gestión. Bien es verdad que la legislación laboral ejerce una, cada vez menos, firme acción reguladora en beneficio de quienes están sujetos a la actividad económica, los trabajadores, pero no poseen títulos de propiedad. No solo está “eso”, sino que como consumidores tampoco estamos en donde debiéramos, véase simplemente el reciente caso de esa aerolínea de mal nombre y peor propietario, que ha dejado en el suelo personas, ilusiones y dinero. Claro, sin la más mínima acción de la benemérita. Simplemente con referirse al monopolio financiero, al poder semi absoluto de algunas empresas, a la inexistencia de contrapesos en el interior de la empresa, etc. está todo dicho. Y por ello lo dejo aquí.


Existe otro ámbito de características muy especiales en donde la democracia brilla por su ausencia, y como el anterior, ejerce una influencia indudable sobre la legislación que se pretende democrática y libre, laminándola y provocando un enorme desequilibrio en los derechos y deberes de los ciudadanos. Probablemente pocos se han puesto a pensar lo mediatizada que está nuestra democracia formal por la influencia religiosa. Y no solo por el indiscutible fenómeno católico, tanto en su versión orgánica, como mitológica, sino por el mismo espíritu genérico que casi toda religión ejerce: la imposición de usos, costumbres, formas de vida y recursos económicos en los que no rigen norma democrática ninguna, ni siquiera el mínimo respeto humano por el “otro”, el no creyente, el agnóstico o el simplemente ateo. Quienes hayan leído a Richard Dawkins entenderán perfectamente lo que digo; para los que no, les recomiendo su lectura, puesto que al margen de lo ya sabido, casi todo, es enormemente reconfortante verlo escrito en los términos contundentes con que lo hace el eminente biólogo. “El espejismo de Dios”.


Así como en el formalismo de los derechos, libertades y obligaciones que impone la democracia nadie puede imponerse a otro u obligar a otro sin mediar los elementos de garantía, en las creencias y en las organizaciones religiosas el asunto es muy otro. Ahí priman el poder más desnudo y las exigencias más estafadoras que se pueda imaginar. La religión provoca un continuo chantaje sobre la democracia y sobre la libertad individual. Estas deben hacer frente permanentemente a una influencia nacida del "non sens", de lo mítico sin prueba, del más extraño absurdo. Una democracia, como demostraron y aplicaron en sus inicios los padres de la patria americana a finales del XVIII es ajena a la religión, nada tiene que ver con ella. Los derechos y libertades que esta fija preservan a todos de la influencia de lo que no forma parte de la esencia democrática. Las creencias religiosas y otras de parecida constitución no deben invadir nunca el espacio social político.


En materia religiosa, y a pesar de la teología (que no es ciencia ninguna, sino simple especulación interna a cada creencia) es claro que estamos en un campo en donde ni la ciencia, ni la constatación empírica tienen nada que decir, por lo que la estructura política de la democracia debe estar ajena a ella, puesto que su fundamento es la razón y el acuerdo sobre derechos y libertades iguales para todos. Si uno cree, se aleja de la razón y por supuesto de la política si pretende estar en ella en base a la religión. Si uno cree, no debe impedir que otro que no crea deba comportarse de forma distinta a la que la ley democrática permite y eso es lo que ocurre cuando en el político prevalece su creencia o las indicaciones de quienes sin ser políticos ejercen influencia en ellos. La creencia es un campo puramente personal y en todo caso grupal, no se debe derivar de ella ninguna obligación para los que no creen o no creen en “eso”. Ni siquiera familiarmente, los hijos no debieran depender de la creencia paterna que impone una mentalidad y obliga, sin correspondencia libre, a quienes se están formando mentalmente. Eso de la libre elección de escuela, es, en el fondo, la libre violación de la mente naciente.


Por ello presumo que una de las debilidades de nuestro sistema democrático es el tratamiento preferente al creyente y a la estructura “militar” orgánica de cada religión. No digamos ya con respecto a la religión dicha nuestra, el catolicismo. ¡Qué estupidez! Ni la financiación religiosa es democrática, ni lo son los actos excluyentes públicos que se realizan en la calle, el espacio de todos. Ni lo es una especie de respeto reverencial hacia el hecho religioso distinto del que podamos tener respecto a otros fenómenos. ¿Por que Cristo si y no Júpiter o un frasco de perfume o simplemente el Barça como objeto mítico?


Un pensamiento político debe pugnar por las mayorías que le permitan acceder al ejercicio del poder y tiene que aceptar que el juego democrático implica opiniones políticas diversas y un respeto absoluto por ellas. Nadie en política, es decir, en democracia, amenaza con excomuniones por cosas que están en el pensamiento mítico de unos y no en el de otros.

El concepto de familia, el aborto, las costumbres sociales, la educación, el fin de la vida, y un largísimo etcétera deben regularse socialmente y políticamente al margen de las creencias religiosas. Allá cada cual en su determinación puramente personal, pero socialmente nadie debe ser obligado por lo que creen otros. Ni siquiera debería tener que soportar la presencia de una monja o un cura circulando en el hospital donde es atendido, si no lo ha pedido expresamente.


Una mirada a los periódicos nos indica diariamente como esa forma particular de entender la vida o una parte de ella quiere imponerse a todas las demás simplemente por que se reclama como la única verdadera. Es un sin sentido que provoca en un racionalista deseos que no quiero expresar. La democracia debe optar por eliminar las prácticas dictatoriales que tienden a identificar lo que uno piensa con lo que la sociedad debe hacer y que provienen de simples especulaciones sin posible base racional e, incluso, razonable. Ni cristianos de ningún tipo, ni musulmanes, ni judíos, ni etcétera tienen el monopolio de la verdad social, pueden creer lo que quieran o lo que les han obligado a creer familias y religiosos violando su propia libertad de pensamiento, pero nunca deben ejercer, ni se debe dejar que lo hagan, la influencia social y política. Por que lo que dicen que dijo Cristo y no qué dicen que dijo Mahoma. O por que no Visnú o cualquier otra creencia, no son razones democráticas. La democracia tiende a ser laminada simplemente por la influencia social de cada religión y por la deriva de que yo soy el único que sabe y además me lo ha dicho dios. Cosa que, obviamente, nadie puede demostrar.


La democracia es ajena a la religión. Absolutamente ajena. Tanto que solo debe permitir que cada uno, con respeto absoluto a los demás, haga la práctica religiosa que desee. Y nada más. La democracia no debe permitir la religión en ámbitos sociales generales, no en la escuela, etc. Ni debe financiar el más mínimo acto religioso.


Rouco Varela es un dictador. No respeta la democracia, ni a las personas que piensan de forma distinta a él, ni a las más mínimas formas de tolerancia social y política. Como tampoco lo hace un imán que define el mundo como un lugar en que los fieles deben prevalecer sobre los infieles al precio que sea.


Para la democracia no hay fieles, sino personas que asumen los derechos, obligaciones y las libertades democráticas y su funcionamiento jurídico. El resto corresponde al ámbito privado que, en todo caso, debe atenerse al respeto democrático de la ley. Por mi, el burka no debería aceptarse, ni, por supuesto, la sotana. Manifestaciones las dos de la supeditación de la libertad personal y de los propios derechos.



jueves, 24 de diciembre de 2009

LIBERTAD PARA JUANTXO



COPENHAGEN 2: HOY YA SABEMOS DONDE ESTAMOS





Les ruego olviden el escaso optimismo del artículo anterior: COPENHAGEN. Fue realizado en la esperanza de que era posible encontrar entre los intereses nacionales una línea de encuentro en beneficio de los intereses globales. No ha sido así. Dejaremos para otros la distribución de culpabilidades. Señalar, en este caso, no es pecado, pero no tiene demasiado sentido hacerlo sin haber asistido a todos los encuentros abiertos, cerrados, semiconocidos, totalmente desconocidos que se han producido y evaluar quién y por qué.


En definitiva, Copenhagen nos ha traído la seguridad de que no estamos seguros en manos de quienes tienen en este momento responsabilidades cruciales. El cambio climático y todo lo que le ronda son problemas de una trascendencia tal que merecían puñetazos en las mesas y advertencias más duras que en cualquier conflicto desde el final de la guerra fría.


Hoy sabemos que es muy difícil acceder a ese mínimo de gobierno mundial que necesita el planeta para afrontar los retos del cambio climático. Hemos conocido además que, ni con toda el áurea acumulada, el presidente Obama es, realmente, lo que quiere representar. Copenhagen no es su fracaso, faltaría más, pero es uno más en la lista de desencuentros con lo que prometía y que sus votantes americanos y una parte del resto de los humanos teníamos derecho a esperar. No decaerá el apoyo a reformas o reformas parciales, pero es ya innegable que el Presidente ha perdido muchas plumas en los combates iniciados sin conseguir ningún premio gordo. Llegó a Copenhagen con límite de tiempo y con propuestas propias más que insuficientes para cualquier cosa y que permitieran un frente amplio con la UE y otros países de modo que la exigencia a esas potencias en desarrollo que parecen ser las reticentes a medidas globales se sintieran llamadas o exigidas a acuerdos serios y aplicables. En fin, el esfuerzo, si vale, lo será para un futuro más o manos inmediato.


Si la estructura política ha fallado estrepitosamente, ONU incluida, no debemos olvidar que una parte importante de los movimientos ecologistas, ambientalistas, etc., asociados a otros entramados alternativos racionales y consecuentes también lo han hecho. No ha sido por falta de agitación y propaganda. En ese aspecto, tal como les relataba la semana pasada, el cambio climático ha pasado de ser una teoría de nosocomio a tener el carácter de política fundamental. Y eso se lo debemos principalmente a esos colectivos mundiales o nacionales. No, el fracaso está en algo que es elemental en política y que se explica en las facultades que le son propias: ha faltado articulación política, es decir, los movimientos ecologistas deben dar el salto a la política formal, tal como algunos han hecho en Alemania, parcialmente en Catalunya (en un proceso sorprendente). Deben crear esas influencias a nivel estatal, local, etc. que permitan operar como factor de poder real, puesto que como lobby ya lo son, pero sin la influencia que en otros casos da el poder económico, o religioso, o...


Creo que esa conclusión no está en la perspectiva inmediata de ese movimiento (en realidad una multitud de ellos) y que Copenhagen puede operar desgraciadamente como factor de alejamiento (a menos que contemos como real una revolución espontánea de las masas iluminadas por no se qué elemento, tal vez una crisis ecológica local tremenda) de lo que es la forma adecuada de actuar políticamente: organizándose e influyendo en todos los campos del combate político.


En fin, señores, si bien no podemos tener la fiesta en paz, al menos encaramos el 2011 sabiendo más.



Lluis Casas, desesperadamente esperando.



Radio Parapanda. En exclusiva:
HABLA EL MAESTRO UMBERTO ROMAGNOLI




miércoles, 16 de diciembre de 2009

COPENHAGEN





Estarán ustedes, qué duda cabe, al tanto de las múltiples reuniones de Copenhagen que tuvieron no hace mucho un prolegómeno en Barcelona. En todo caso, si no lo estuvieran, les advierto que es lo más importante que ocurre en el calendario internacional después de la victoria de Obama. Probablemente más, mucho más importante que el cambio de Presidente, aunque, justo es reconocerlo, las esperanzas puestas en la cumbre de Copenhagen lo son más desde que existe una era obamiana. La crisis económica siendo otro asunto de extrema importancia, no lo es tanto en la perspectiva del futuro planetario.


Antes de meterme en materia, voy a hacerles un poco de memoria sobre la evolución que ha sufrido la temática ambiental en los tres o cuatro últimos años. No es un asunto baladí, dado que la velocidad de cambio ha sido enorme (aunque también insuficiente). De esa evolución hay constancia en algunos artículos del autor en este blog de la eximia ciudad de Parapanda.


Si nos situamos en el 2006, por ejemplo, los temas ambientales eran considerados por la prensa bienpensante, como La Vanguardia por ejemplo, asuntos graves de índole extranjera. Nada de lo que ocurría en el propio país era considerado asunto urgente o simplemente creíble. Les recuerdo la campaña contra Salvador Milà (ilustre parapandés, por cierto), el único conseller realmente capaz y dispuesto al combate ambiental que ha tenido Catalunya. Los empresarios mantenían una especie de mito, el medio ambiente era un peligro contra la productividad y el desarrollo económico y, al cabo, no había para tanto. Todo lo que olía a cambio para introducir el concepto de coste ambiental era rechazado porque iba contra el país. Una postura más propia de un burócrata pasado de moda que de un empresario que apunta al futuro. Yo mismo oí con mis propios oídos a un secretario de gobierno, jurista por más señas, increpar a un directivo hidráulico porque había ordenado cumplir con la ley y realizar los informes preceptivos sobre la inundabilidad de las operaciones inmobiliarias que podían tener esos riesgos. El argumento era: Esteu parant el pais. Luego se ha visto que quienes paraban el país eran los inmobiliarios sin freno. El actual regidor de urbanismo y secretario de gobierno entonces no dijo ni pío al respecto de la crisis inmobiliaria.


El medio ambiente era, en todo caso, asunto de gentes preocupadas por los pájaros y las plantas, una especie de hippies que había que tolerar (en clave de fastidio), pero en todo caso, no dejar que creciera su influencia. En nuestra casa las cosas estaban muy crudas frente a una realidad internacional mucho más puesta sobre el problema.


En Europa la preocupación ambiental era considerada un asunto importante y formaba parte significativa de los programas de gobierno. El mundo empresarial tenía en marcha operaciones que anticipaban la importancia de un sector económico de primera división que podía reemplazar sectores obsoletos y que tenía unas características muy interesantes, juntaba alta tecnología e investigación con creación de empleo. A pesar de ello, era muy difícil establecer políticas internacionales coherentes de de impacto. Incluso las opiniones en contra del cambio climático y de la destrucción ambiental eran habituales en los medios.


En fin, un mundo, ya ven, hoy absolutamente caduco en su fase de pensamiento y propaganda. Aunque aún en pié por lo que hace a la acción internacional suficientemente decidida y de dimensión adecuada al problema. Por eso hoy tenemos Copenhagen.


Si en tres años el ambiente del medio ambiente ha cambiado tanto, ¿cómo es posible que todavía resistan los reductos que impiden acciones claras, plausibles, posibles y buenas para todos? Esas son las razones de las dificultades para establecer tres dimensiones de la acción: la primera, la acción coordinada internacional que frene la acción humana de gran impacto. La segunda, el programa estatal para enfrentar la nueva sociedad respetuosa (o paulatinamente más respetuosa) con el medio ambiente y en tercer lugar, el cambio de educación social de los comportamientos de consumo que permitan la racionalidad de los recursos limitados, tanto en energía como en materias no renovables.


Hoy, Copenhagen, no ha dado culminación a los debates y se nos aparece como una gran frustración por la falta de compromiso real respecto a los retos inmensos que se apuntan ineluctablemente en el horizonte. A pesar de ello, habrá resultados que mejoraran lo que hoy tenemos. Un consuelo limitado pero que da nuevas oportunidades a la propuesta que en el medio ambiente (y lo que le ronda, cambio energético, nuevos materiales, consumo inteligente, etc.) puede ser el eje de una fase de desarrollo mundial sobre bases más limpias y por ello más seguras.


Esperemos a ver si esa figura de Presidente de la esperanza del mencionado Obama termina mejor de lo que ha empezado en Copenhagen. No se lo pierdan: el futuro, uno u otro, se determina ahí junto a la sirenita.



Lluis Casas esperanzado, y pesimista (al por menor)





Radio Parapanda. Oye:
TRIBUNAL INTERNACIONAL DE LIBERTAD SINDICAL: EL DERECHO EN MANOS DE SUS DESTINATARIOS

jueves, 10 de diciembre de 2009

TRINCHET Y FERNANDOEZ ORDOÑEZ: VAYA PAREJA DE DOS





Recordarán ustedes por otros artículos publicados aquí mismo mi gran aprecio por esas dos ejemplares personalidades del mundo financiero. Casualmente, mi afectuosa inclinación es totalmente compartida en Parapanda por la mayoría y particularmente por el presidente del cabildo, con cuyos escritos sobre esos individuos coincido plenamente. Coincidencia de la que se alegran las masas que han propuesto celebrar una fiesta de toros embolados con ellos.


No hay duda que los dos personajes merecen ese aprecio y todos los regalos verbales que podamos hacerles. Son dos individuos inasequibles al desaliento, como dirían en otra época poco dorada y más bien gris, cuyos espléndidos aciertos en manejar los bancos centrales de la UE y de España están en boca de todos. Incrementaron el crédito para disfrute oligárquico de la banca y los inmobiliarios. Permitieron a las familias endeudarse hasta las cejas (la libertad de endeudamiento ante todo). Aceptaron en beneficio de la tolerancia financiera que la bola de deuda sobre activos dudosos creciera, de modo que así permitían a unos cuantos acceder al Porsche Cayenne (vehículos cuyos presuntos titulares ahora están devolviendo en número de 300 a los bancos por falta de pago) y finalmente con la crisis en alza cerraron el crédito por si acaso y lo volvieron a abrir en una clara demostración de coherencia técnica y adaptación a las circunstancias.


Parecía que el estropicio que propiciaron equivaldría a unas largas vacaciones pagadas. No señor, en beneficio del ahorro público, tanto el gobierno federal como el de la UE los han mantenido en el cargo, tal vez me digo, para amortizar esas camisas mixtas que usa el Trinchet y ese excelsa inteligencia al servicio de unos pocos del Fernández. O por falta de candidatos alternativos.


Recientemente, como tienen dificultades de contingencia verbal, han vuelto a las declaraciones ortodoxas confirmando que pertenecen a la fracción ciegamente liberal de este mundo terrenal. Insisten en la necesidad de reformas laborales radicales como instrumento para rehacer las economías, no citan las de quien. Y en el colmo de la valentía lo hacen en una reunión de mercados financieros, por lo que, como era de esperar, fueron muy aplaudidos por banqueros que están al borde de un ataque de nervios después de lo que les han permitido pasar las autoridades. Eso de desplegar las tropas frente a un enemigo inventado está muy visto y luce poco. En todo caso, uno recibe los parabienes de los que han encargado el artilugio. Quod era demostrandum.


No sólo se han atrevido a pontificar sobre ese mundo desconocido de los salarios normales y de los contratos basura, argumentando que era necesaria más madera para el fuego empresarial, sino que retoman el curso natural de las cosas y expresan la necesidad de volver a reducir el gasto público (que les ha salvado de una muy buena) para conseguir en breve plazo esa augusta sensación de equilibrio financiero público. Un buen chiste, a decir de doscientos premios Nobel de economía. Cuando apenas se vislumbra una hipótesis de mejoría, esos dos se lanzan al ruedo a solicitar que se aten los machos los políticos en los gobiernos para reducir las posibilidades de crecimiento. Tienen tal niebla en el cerebro y tales caudales en el bolsillo y los tiene en tal evidencia pública, que nadie va a hacerles ningún caso. Afortunadamente. Incluso la industria, el comercio, la producción en suma (cosa que ellos me temo desconocen, puesto que en lo único que creen es en las finanzas, cosa apetitosa donde las haya) sigue mendigando ayudas públicas e inyección de recursos para el crédito. Esos si saben donde está el tomate.


Hay cosas que se comprenden con enormes dificultades por muy buena intención que se tenga y la permanencia de Fernández Ordóñez al frente del banco de España es una de ellas. ¿Qué tendrá que ver con el PSOE, que es quien presuntamente gobierna este estado federal con permiso de 8 jueces?



Lluis Casas, sacando crédito



¿ELECCIONES ANTICIPADAS?



Les escribo inquieto por mi futuro en este medio, a causa de los comentarios que el insigne editor de este blog me ha hecho, en carta privada, con respecto a mis vacaciones improvisadas e incomunicadas a raíz de una confusión en torno al viaje de su eminencia (y su larga entrevista con don Benedicto Dieciséis para leerle las cuarenta, todo hay que decirlo) en Roma. Pese a lo cual, reemprendo debidamente confeso mi habitual artículo y lo hago rogando que el inestimable público lector acepte las oportunas excusas por ese vacío tremendo que ha provocado mi escapada.


Así las cosas, se me ocurre que ya es hora de comentar lo que el ambiente político traspúa: el gobierno catalán vive desde hace unas semanas un espíritu de elecciones anticipadas que rompe con el pacto a muerte sobre la longitud de la legislatura con que se selló su inicial andadura (y acuerdo sobre sus muertos sobre como resolver los problemas internos en el despacho presidencial).


¿Por qué unas elecciones anticipadas se preguntaran ustedes? Se lo explico, argumentando primero que de lo que se trata es de constatar que el gobierno vive en un ambiente de elecciones anticipadas, aunque posiblemente éstas se produzcan en su momento previsto, en noviembre del 2010. Para mi, reconociendo la diferencia entre una y otra cosa, los efectos negativos de esa situación sobre la psicología social gubernamental me parece que son evidentes. No es lo mismo (según Teresa de Ávila) vivir sin vivir en mí, el caso de elecciones anticipadas sin fecha, que una larguísima campaña electoral, en donde se puede encontrar pozos y agua en casi cada esquina. Lo de las elecciones anticipadas es una situación de provisionalidad sin objetivos claros, a la espera del penúltimo disgusto y con la expectativa de alguna mejoría fugaz. El peor de todos los escenarios. Y no crean que eso sea producto de la presión de la oposición. No señores. De hecho y de forma efectiva oposición, lo que se dice oposición, no la hay. Puesto que de hacer balance de propuestas y de alternativas quedaría el asunto muy chungo, francamente.


Una de las razones, probablemente la de mayor impacto, es sin ninguna duda el fallo del tribunal constitucional respecto al Estatut y lo es con fallo o sin él. La monstruosa espera y la infinidad de maniobras que a la sombra del conspicuo tribunal se producen, generan un enorme desgaste en el gobierno catalán. Y ese factor imperturbable es más evidente cuanto menor es el tiempo para cualquier posible reacción. Me abstengo de mayores comentarios en la certeza que el lector sabe tanto, sino más, que yo.


La segunda en orden ordinal es, también sin dudas por mi parte, la crisis económica, especialmente por lo que hace al paro y a la indefinición del futuro económico más o menos inmediato. Es obvio que el ejecutivo de la Plaça de Sant Jaume no provocó la crisis, por lo que la culpabilidad no puede atribuírsele, pero las inconsistencias propias, así como las derivadas provinentes de Madrid, han marcado responsabilidades de cierto nivel. Si en España la gestión de la crisis (e incluso antes de la crisis) ha sido más bien poco lucida, con un inicio más propio de los negacionistas que de pensadores racionales, en Catalunya no ha llegado tan lejos, pero es indudable que las familias victimas del terror del paro no han sentido el más mínimo apoyo real, ni los efluvios de un futuro con alguna garantía más allá de la supervivencia pura y dura. Catalunya no ha sabido reaccionar a la crisis inmobiliaria, ni a la falta de vivienda pública, ni a un probable nuevo modelo industrial, ni, ya puestos, a los recientes espectáculos de corrupción. Ha salido airosa, en cambio, con la crisis bancaria local, es decir la concentración de cajas dentro del territorio del principado. En ese aspecto hay más que un aplauso, aunque también alguna frustración al no poder crear una caixa pública fetén.


En tercer lugar, apunto un problema ya conocido, pero que en las actuales circunstancias ha dado en crecer exponencialmente. Se trata de la falta de habilidad presidencial en expresar lo que sus compatriotas y ciudadanos requieren en circunstancias tan anormales. Es evidente que entre las habilidades personales del President no está la capacidad comunicativa, la simpatía y todo aquello que facilita a un líder el camino del entendimiento con los ciudadanos. Eso ya se sabía. Pero también existía una cierta esperanza en que el cargo facilitara el cambio, cosa que no ha ocurrido ni con Polonia actuando a favor. El President parece no tener gran cosa que decir ni incluso cuando se transforma en discípulo de Companys frente a la agresión judicial y españolista. Es duro aceptar, sobre todo después de la facilidad de contacto de Maragall, un Montilla ensimismado en administrar un negociado. Y además viendo como el negociado marcha paulatinamente por los cerros de Úbeda sin mayor control real que el que tuvo don Pasqual, mártir a todos los efectos de la escasez de pilotaje. Debo decir que, de todas maneras, desde el primer día en el mando, consideré que Montilla seria el encargado de reproducir la escena del balcón, proclamando la República Catalana. Y estoy seguro de que no le temblará el pulso.


A continuación situó los nervios nada templados de alguna de las formaciones políticas del govern. Esos nervios y esas convulsiones nada bueno anticipan para nadie. Al margen de la presión tentadora de CIU, al margen del envite de Carretero, al margen de la deriva de un mensaje profundamente falto de realidad, el alejamiento de la seriedad institucional y del cumplimiento de los compromisos es malo. Para todos. En una línea parecida, el socio mayor ha dado muestras de un excesivo compadreo con CIU, aplicando una parte de los costes sobre sus socios, sobretodo sobre el pequeño, que ha visto desaparecer su cartera en varias ocasiones. De ellas dos más que significativas, la ley de educación y la actual rebaja fiscal a los ricos muertos. Todo el mundo sabe que el coste de un hipotético acuerdo socio convergente (dios nos coja a todos confesados y a ciertos elementos ya en la cárcel) es la presidencia y ese es un preció altísimo que no tiene solución en el Parlamento y en su sillón más prominente. El socio menor también se la juega puesto que ha visto desaparecer parte de un argumento muy sólido: el tripartito es una garantía para las políticas de izquierda. Eso no se está cumpliendo al nivel deseable y por ese agujero se marcha una parte de la credibilidad del defensor de los valores sociales y públicos del govern. En fin, nervios en un escenario muy cambiado con nuevos líderes en dos de las formaciones del pacto de govern.


Dejo para el final (podría haber escrito un decálogo, pero he desistido por el momento) los vientos del noroeste, tan malos ellos cuando soplan y tan maléficos cuando no soplan. La medida de las cosas está en su punto medio, y esos vientos soplan a su aire sin promediar desde hace varios años, arrastrando cuanto encuentra a su paso, sea amigo o enemigo. Uno ya voló, Maragall, ¿qué nos depara el futuro?


Todo ello apunta a una inestabilidad que será creciente y acelerada. Lo dicho aires de elecciones anticipadas, aunque se celebren el 20 de noviembre.



Lluis Casas, en plan pitoniso pito


martes, 24 de noviembre de 2009

LA REACCIÓN DEL ELEFANTE HERIDO: General Motors se rebela





He esperado algunas semanas para comentar lo que sigue, no fuera a suceder que de nuevo el arte de birlibirloque cambiara el rumbo del asunto. Hoy parece que ya no hay esa posibilidad, aunque vayan ustedes a saber. Considero que lo que está ocurriendo es absolutamente sorprendente. Dejar en la estacada a todo un gobierno alemán no es moco de pavo, pero ahí tienen.


Lo que son las cosas. Cuando el gobierno alemán daba por cerrada la venta de OPEL a un sorprendente consorcio (con componentes parecidos a una macedonia de frutas) y se congratulaba de lo bien que les había ido el asunto a las fábricas ubicadas en Alemania, una reacción del gigante herido, General Motor Company, lo ha echado todo al traste. GMC ha recuperado la iniciativa perdida respecto a la venta de Opel y lo ha hecho a lo grande, negando la mayor, ya no hay venta que valga y GMC seguirá ejerciendo de sede madre con una OPEL exclusivamente suya.


Probablemente el batacazo que se pegó la mayor empresa automovilística del mundo con una crisis de producción, de comercialización y de tecnología supuso un serio ensimismamiento de su ejecutivo que le llevó a aceptar las soluciones que se le proponían desde fuera y en función de intereses que no eran los suyos propios. En este caso el gobierno alemán era decisivo, puesto que Opel tiene sede alemana y sus centros de inteligencia hablan alemán, todo y que su producción está mayormente en otras partes, entre ellas Zaragoza, la mejor fábrica de la empresa. La Merkel supuso que podía garantizar las sedes alemanas a costa de la fabricación en Bélgica, Gran Bretaña y España.


Como saben ustedes, el debate entre el hipotético comprador y los sindicatos fue de aúpa, y algunas de las maniobras de expulsión de costes de Alemania hacia otros tuvieron que matizarse muchísimo.


La reacción de la GMC ha tenido una componente política de primer nivel. De hecho la rebelión del elefante ha llegado después de las elecciones alemanas, no antes, cosa que hubiera generado algunos cambios significativos en el parlamento alemán. GMC le ha quitado a Merkel un caramelo después de que ella lo pudiese usar y ganar las elecciones. Una maniobra, la de GMC, perfecta.


De todo ello cabe deducir que los dineros aportados por OBAMA a la central americana han dado sus frutos, que los cambios internos en los USA también y que bien mirado la Opel tenía tecnología y capacidad para luchar en Europa. Sin ella la GMC quedaba a merced de su producción en otros continentes y francamente coja en la UE. Si observamos lo que ha ido ocurriendo esos meses de crisis observaremos que Opel ha puesto en el mercado tres nuevos modelos (toda una demostración de capacidad), que están hoy en día en la punta de la tecnología tradicional automovilística: el Corsa, el Insignia y el Astra. Los tres cubren casi toda la producción Opel. Seria de estúpidos pensar que con esos lanzamientos no valía la pena luchar por la continuidad. Y así lo han hecho.


A nuestro ministro de la industria nacional le ha cambiado la cara con esa sorpresiva operación. Lo que cuenta todavía en este mundo es lo que pasa en
el patio de mi casa , y en ese patio la planta de Zaragoza significa la vida o la muerte de una región casi al completo (a falta de saber qué tontería turística hace el gobierno aragonés en los Monegros).


De modo, pues, que tenemos una Opel americana de nuevo y que, por lo que parece, Zaragoza se salva. Esperemos a ver por donde sale la Merkel, aunque es muy probable que mire hacia otro lado.


El asunto, así como otros del mismo tipo, aunque de calibre distinto, va hacia la conservación de la industria automovilística actual con retoques pero sin grandes cambios. Simplemente la entrada de FIAT en Chrysler recordando la operación anterior de Mercedes. Por todo lo demás, todo igual.


Yo no pienso que sea posible un ajuste sin ajuste, al menos eso nos tememos en Parapanda. La capacidad de producción mundial es excesiva, e incluso está a la espera de que las empresas chinas e indias empiecen a inundar los mercados de verdad. Si ello es así, las decisiones actuales están alargando la crisis real. O sea, la desaparición de capacidad productiva y, es lo de menos, el número de marcas aparente.


Con ello, haría bien el ministro de industria en no abandonar el despliegue industrial alternativo a la producción de automóviles. España es un productor excesivo con ninguna capacidad de decisión sobre las plantas existentes, pues pertenecen todas ellas a empresas del exterior patrio. El riesgo ha sido muy grande, SEAT y OPEL en primer lugar, pero no olvidemos que Citröen, Peugeot y Ford en circunstancias menos límites han tomado decisiones que hoy por hoy tranquilizan a nuestro gobierno, pero eso es solo de momento.


El consejo hay que hacerlo extensivo a los sindicatos, la lucha por cada modelo, la lucha por cada crisis no se saldará con la tranquilidad aparente de la de hoy, puesto que todos han aplazado el gran cambio.




Lluis Casas observador en la autopista




Radio Parapanda. Javier López nos dice:
ALEMANIA COMBATE LA CRISIS: LA KURZARBEIT



miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿UN TAPÓN EN CATALUNYA?




Después de mucho cavilar me decido a hacer este breve comentario. Asumo que corro un gran riesgo mediático, puesto que probablemente habrá muchas disensiones, cosa comprensible dado el carácter subjetivo del asunto. Me atiendo a todas ellas con la debida antelación y respeto.


Ya en otra ocasión, escribí sobre la dificultad existente para convertir en realidad proyectos sociales, políticos, etc. Aducía yo que, entre todos, cada día se hacía más complejo entrar en realizaciones. Los distintos criterios, posiciones alternativas, dificultades orgánicas y un largísimo etcétera suponían no un enriquecimiento de los proyectos, sino su impedimento total. El asunto lo he intuido por experiencia propia y oyendo a muchos que intentaron algo en muy diversos órdenes de la acción social, política y económica. Terminaba reconociendo que desconocía los por qués, simplemente advertía de algo que me parecía importante en el modo de hacer social. El asunto no era que las dificultades para los acuerdos, las aceptaciones e incluso el aplauso fueran de índole ideológica o de mostrar las pocas cualidades del proyecto, no. El asunto era que no había explicación plausible, sino una infinidad de razones misteriosas entre las que caben el simple hecho de hacer la puñeta o de evitar que aquello tan interesante lo hagan otros o lo hayan pensado otros.


Uno de los motivos con los que explico esa dificultad de realización colectiva es que tengo para mí que una parte importante de los sujetos concretos que circulan por las vías del poder político, administrativo e incluso económico del país suponen un verdadero tapón para la evolución social consecuente con el momento social, económico, etc. actual. Independientemente de la ideología subyacente o explícita. Independientemente de los intereses a los que están vinculados por encima o por debajo de la mesa. Independientemente del nivel cultural o creativo del sujeto. Independientemente de casi todo, pienso que el país (una entelequia difícil de definir) sufre serias dificultades de adaptación al medio por falta de personas comprometidas en lograr un futuro alternativo (no solo transformador) y que tengan los poderes suficientes para impulsarlo.


Esas generaciones que controlan los poderes actuales parecen una especie en fase de mutación con sus genes evolutivos bloqueados por circunstancias más bien aleatorias y poco definidas. La mayoría de los que son hoy en día tienen verdadero pavor al cambio, más, mucho más que lo que exigirían realmente los múltiples poderes subyacentes que presuntamente están vigilantes para que no se altere el orden social que les interesa.


Podemos preguntarnos a que viene tanta lentitud en adaptarse a una inevitable sociedad “sostenible” (termino controvertido, claro está). Cosa que se extiende a la utilización del territorio, a las infraestructuras, a la edificación, al consumo energético, etc. Cuando sociedades muy de derechas o de calmadas izquierdas de nuestro entorno tienen en marcha programas ambiciosos y que generan oportunidades de futuro.


Podemos preguntarnos a qué viene tanta dificultad para controlar las fuerzas ciegas de la economía liberal. Como unas finanzas fuera del mundo real y la demostración evidente que el papel del estado es un elemento de estabilidad inmenso.


Podemos preguntarnos a que viene no poner los grilletes ese cáncer inmobiliario que padecemos, cuando la fuente principal de muchos desarreglos económicos y sociales profundos de nuestro país están ahí.


Podemos preguntarnos a que viene no alcanzar un sistema fiscal consecuente que permita un nivel de gasto social, de inversión, etc. adecuado y plantee una conciencia cívica sobre lo público. Por no preguntarnos por los asuntos eclesiales terrenos o de la gran patronal anquilosada.


Y así un largo etcétera.


Me temo que nos encontramos, no con una falta de material humano, sino con un tapón (no por la edad) de las generaciones (intelectuales) vinculadas al final del franquismo que se vaciaron de consecuencia en ese momento y hoy siguen haciendo equilibrios absolutamente innecesarios entre lo que presumen son las fuerzas reales de la sociedad. Los equilibrios que observamos frente a los casos de corrupción, frente a los personajes vinculados con los pelotazos, frente a las prácticas monopolistas de ciertas empresas, frente a muchísimos etcéteras, creo que son en realidad poco consecuentes, la sociedad está más que preparada para asumir un cierto nivel de conflicto social en beneficio del futuro. Y, pienso, que empieza a estar harta de esa falta de atrevimiento. Entiéndanme, no sólo las cuestiones de índole material tienen influencia en el orden social y económico, las psicologías humanas también.


A eso me refiero.


Lluis Casas reflexivo interno





miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL PEAJE DE LA MUERTE O LAS MENTIRAS FISCALES






La derecha tiene raras habilidades para transformar una necesidad suya en un objetivo de todos. Esa máxima se aplica con mucha intensidad respecto al sistema fiscal. Tradicionalmente, la derecha no quiere pagar impuestos, prefiere contratar individualmente la cobertura social y el uso de equipamientos e infraestructuras. Así se vive mejor, según ellos.


Las campañas en pos de ese objetivo, menos impuestos y menos progresivos se han producido continuamente y han afectado al Patrimonio, impuesto fenecido, al IRPF, con cambios más que substanciales, al IAE municipal, también palmado y a un largo etcétera. Y lo han hecho navegando por las aguas de la demagogia, de la mentira más burda y del egoísmo profundo de todos. La verdad es que lo que la derecha quiere es transformar el país en una zona en donde solo ellos vivan adecuadamente y en donde la solidaridad, la cobertura para todos de los servicios básicos brille por su ausencia, etc. etc. Un modelo que no funciona ni en el propio capitalismo.


En nuestra parcela hoy se debate, si es esa es la palabra, sobre el impuesto de sucesiones, es decir el impuesto sobre las herencias. De este modo se justifica el titulín de entreda del artículo y toda una campaña mediática encabezada por el ilustre divulgador de pornografía en sus páginas traseras, ese gran y ponderado medio de La Vanguardia. La campaña iniciada por esos santos cristianos, tan solidarios ellos con el dolor de este mundo de CIU y que se ha extendido a las huestes paranoicas de ERC. Incluso en otro momento de la coyuntura, el propio PSC hubiera estado por la labor. Han conseguido entre todos un clamor popular para no pagar el impuesto. Incluso he oído con mis propios oídos a gente que no tiene un chavo clamar por la eliminación. Me parecían hinchas de una simpleza televisiva. Con ellos incluyo periodistas y comentaristas que hablan sin saben, o hablan obedeciendo. De todo hay en este mundo.


Hoy, la crisis obliga al gobernante consecuente con no soltar ingresos, si ello es posible. Por ello, el PSC hace ascos a una maniobra envolvente de CIU. Que en otros momentos merecería distinto tratamiento, tal como ocurrió el 2007, aunque quedó frustrado convenientemente.


Hasta aquí la breve crónica. Voy a continuación a deshacer algunos mitos que la gente cree por ignorancia y por interés los de la campaña difunden.


1. El impuesto de sucesiones es importante, algo más de mil millones de euros (unos 180.000.000.000 millones de pesetas), ingreso que equivale al coste de la policía catalana, de las ayudas a la ley de la dependencia, a la construcción de 250 escuelas y guarderías. O lo que es lo mismo a casi la mitad de la mejora en la financiación. Por lo tanto no estamos hablando de calderilla, ni de un asunto que no implique la reducción de servicios públicos.


2. El impuesto es un impuesto totalmente catalán. Se aprueba aquí, se regula aquí, se recauda aquí y se queda aquí. Cosa de la mayor significación respecto a los beneficios que comporta a nuestra comunidad y respecto a lo que significa como ejemplo de verdadera autonomía fiscal.


3. El impuesto de sucesiones es el más progresivo de todos los existentes: según la agencia tributaria, de los fallecidos (57.256 en 2006), solo el 66% está obligado a declarar. De ellos el 15% (unas 14.000 declaraciones individuales) aportaron el 88% de la recaudación. El resto solo el 12%, lo hicieron con un promedio de 612 euros por declaración. Es decir, el impuesto es una exacción sobre la riqueza y pasa casi sin tocar a la mayoría que carece de esa circunstancia. El impuesto nos explica que el 10% de las familias que detenta el 37% de la riqueza, es el 81% de la base imponible y una cifra equivalente de la cuota final.


4. En contra de lo que difunden los de la campaña la vivienda propia está exenta hasta un valor catastral de 500.000 euros (85 millones de Pts.) Anoten que el valor catastral está muy por debajo del 50% del valor real, por lo que estamos hablando de viviendas de hasta unos 200 millones de pesetas.


5. En contra de lo que difunden los de la campaña, los negocios familiares están exentos al 95%. Ahí es nada.


6. En contra de lo que difunden los de la campaña, las explotaciones agrícolas y ganaderas familiares están exentas del impuesto.


Y así sigue mucho más.



1. Si queremos comparar, como hacen los de la mentirosa campaña. En el entorno europeo nos dice que excepto Italia, todos los países europeos de antes de la ampliación (UE15) mantienen el impuesto bajo formas variables. No hay ninguno, que como nosotros, opte por hacer desaparecer el impuesto de patrimonio y el de sucesiones. También hay que citar que la presión fiscal en España está varios puntos porcentuales por debajo de la media europea.


2. Bien es verdad que otras CCAA han elegido la vía de la eliminación del impuesto. La mayoría gobernadas por la derecha y cuyos ciudadanos notan los efectos sobre las prestaciones sociales. Como curiosidad estas que están por las rebajas fiscales a los ricos reconocen el 24% menos de casos de dependencia que las que mantienen el impuesto. Lo que certifica que detrás de la rebaja de impuestos hay un modelo de insolidaridad y de depredación social.


3. También hay que reconocer que, como en cualquier exacción, hay que adaptar periódicamente el impuesto a las situaciones sociales y económicas del momento. Nada hay que decir, simplemente ponerse a ello consecuentemente y sin presiones interesadas. Por lo visto así se hará.



Lluis Casas velando por todos.


Radio Parapanda. Primer texto del próximo Congreso de la CGIL: “I DIRITTI E IL LAVORO OLTRE LA CRISI” (
scarica il testo integrale).








Postdata. No quiero dejar en el tintero lo que viene a continuación, fruto de un diputado amigo y que resalta mejor que yo lo que estamos viviendo. Quede así certificado en lengua catalana:


a) "Espanya pot tenir el dubtós honor de ser el país europeu que millor tracta fiscalment als rics, gràcies entre d'altres coses a haver acabat amb l'Impost de Patrimoni i, si ens descuidem, l'Impost de Successions".
b) "CiU ha aprofitat els seus escons al Congrés per reduir els ingressos públics fent regals als rics: reducció dels tipus màxims de l'impost sobre la Renda del 54% al 43%, reducció dels tipus sobre els beneficis fins al 18%, tracte escandalosament favorable a la gran empresa familiar en les successions, eliminació de l'impost sobre el patrimoni i,ara i si no ho evitem, eliminació o jibarització de les successions pels rics".

c) "Vostès disfressen com "impost sobre la mort" un impost sobre els seus amics poderosos vius. Nosaltres volem que sols paguin successions 6.000 famílies de les 56.000 que hereten cada any. Vostès volen regalar aquests diners a aquestes famílies, que paguen el 85% de la recaptació actual".


d) "Les comunitats com la de Madrid que han acabat aquest impost són les que no reconeixen prestacions per a la gent gran o els minusvàlids que necessiten suport assistencial o residències".


e) "Si ens carregem aquest impost, al dia següent haurem de decidir de quina política prescindim: tota la d'habitatge?, les beques menjador?, la construcció d'escoles bressol?"

f) "És curiós que la dreta protesti amb la boca petita per la pujada de l’Iva i amb la boca ben gran per l'impost de successions".


g) "Aznar i Zapatero tenen en comú una cosa: han desfiscalitzat greument les rendes altes i els grans patrimonis gràcies a l'impuls de CiU".


h) "No es pot plorar pel dèficit públic i anar-ho fent gran amb la reducció d'impostos sobre els rics. Vostès són com aquell que es queixa del forat mentre continua cavant".


i) "Igual que quan es van fer les petites millores del finançament autonòmic del 15% i el 30%, ara que el govern català ha assolit una millora històrica CiU està empenyat en reduir-la a través del buidatge de la recaptació".


domingo, 8 de noviembre de 2009

DURACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS ACTUALES DE CONTRATACIÓN PÚBLICA



Como rúbrica a varios comentarios míos en torno a la imposibilidad de luchar contra la corrupción mediante la complejidad administrativa, les expongo la duración de cada uno de los diferentes tipos de contrato y su previsión temporal. No es por lucir conocimientos inútiles que lo hago, sino para dar a conocer un mundo muy complejo y en donde la circulación fluida es muy difícil.


Como verán los periodos son más que considerables, producto de las distintas fases por las que deben pasar obligatoriamente y que suponen controles de índole diversa, desde la transparencia exigida a través de la publicidad, incluso en los casos en que deben conocerse en el ámbito europeo (DOUE), la fiscalización a través de la intervención de cada administración, las firmas de autoridad o simplemente la extensa documentación con que debe completarse cada expediente (les ahorro el detalle, pero como dispongo de él, solo hace falta que me lo pidan. Allá ustedes). Los pasos que deben darse son numerosos y se los he anotado en dos procedimientos para que vayan reflexionando.


En el resumen adjunto se considera día uno el momento en que es entregada la documentación inicial para comenzar el procedimiento. Antes, claro está, hay un mundo oculto consistente en la preparación del objeto a contratar, los informes técnicos, la obtención de fondos, etc. Tiempo imposible de tabular, pero que les aseguro que cuesta lo suyo. Tampoco está, por razones igualmente obvias, el periodo posterior al contrato. Que no es moco de pavo. Las empresas adjudicatarias deben preparan el material a entregar, o elaborar el servicio de que se trate, entregarlo y recomenzar un procedimiento complementario de control para que se pague lo que realmente se ha hecho. Dudo que la última fase hasta la orden de pago efectivo dure menos de tres meses.


Ahí lo tienen:


1. Procedimiento abierto: 93 días/118 días si se publica en el DOUE (12 pasos)
2. Procedimiento restringido: 100 días/140 días si se publica en el DOUE
3. Procedimiento negociado con publicidad: 87 días
4. Procedimiento negociado sin publicidad: 73 días (10 pasos)



El significado real no debe ser extraño para nadie, ni incluso a quien está en mundos profesionales alejados de contratos, suministros, obras, etc. Simplemente el cuadro expresa la lentitud con que la administración funciona a causa del sistema de control y de pautas administrativas. Todo ello es producto de la voluntad política para que así sea, de modo que además de la necesidad obvia de pautar procedimientos (algo que no discuto en absoluto), se dificulten las malas artes. El corolario obligado es que los gestores honrados, la inmensa mayoría, deben pagar peajes complementarios al hipotético procedimiento racional. Les aclaro que además de todo eso, existen controles auditores a final de ejercicio, existe la Sindicatura de Comptes, existe la Oficina anti-fraude, existe el control parlamentario y probablemente algunos otros que desconozco ocultos para actuar por sorpresa.


En definitiva si ustedes necesitan adquirir algún material o servicio deben preveer un periodo de más 5 meses entre la decisión y la obtención de lo requerido. Otra consecuencia es que el maldito periodo anual en que las administraciones viven (presupuesto anual) no es tal, puesto que si se necesitan tantos meses para conseguir lo necesario, a partir de septiembre no vale la pena pensar en ello. Lógicamente existen modalidades que permiten recuperar un cierto aliento en esa carrera de obstáculos, materiales y servicios homologados en precio y empresa a los que se puede acceder con mayor comodidad, los abastecimientos energéticos, agua, etc. que difieren en la forma de acción y un largo etcétera. También determinados productos de bajo coste que se pueden adquirir directamente y que tienen controles a posteriori. Pero en definitiva, si ustedes son gestores de un servicio deben saber que las necesidades no pautadas (e incluso algunas muy pautadas y reiterativas) van a costar dios y ayuda conseguir. Como final, el tiempo de tramitación puede variar ligeramente según el tipo de administración y su dimensión, cuanto más grande, mayor dificultad. O por su caracterización jurídica, una empresa pública , por ejemplo.


No cito, ni por asomo, el coste de producción de toda esa maquinaria, profesionales, tecnología, etc., necesarios para que funcione el sistema. No es el momento.


Otra consecuencia nefasta, pero que debo admitir imprescindible para la sobrevivencia básica, es la picaresca con que los gestores actúan a menudo. Se trata de realizar el procedimiento teóricamente racional (y honrado) por un lado (racional, pero no legal), mientras se hace con más tranquilidad el procedimiento, digamos, oficial. El conjunto de posibilidades para ello puede ser inmenso, pero les aseguro que si algo o alguien es necesario llega a la hora, aun cuando el procedimiento esté en sus primeras fases. Ningún gestor en su sano juicio reconocerá esto en público, pero en privado y con varias copas se puede pasar un buen rato oyendo aventuras de todo tipo.


Este asunto que he citado es de enorme importancia puesto que demuestra que la normativa salta hecha pedazos cuando la necesidad aprieta, puesto que su exceso no aguanta el mundo real. Los controladores llegan a entender la situación y a torearla con el método de o no mirar o de mirar a otro lado. Créanme, es así como funciona. Por lo tanto, en esa situación un corrupto puede fácilmente ser tomado por alguien muy necesitado de una cierta prisa. O al revés, cosa que también pasa.


Siempre digo que esos diputados federales o autonómicos que legislan sobre la contratación deberían pasar por el arco caudino de la gestión pública dura, un servicio fuerte y con exigente demanda. Entenderían el valor del tiempo y ofrecerían normativas más equilibradas.


También he afirmado que en el mundo de la gestión hay que asumir algún riesgo, incluso con los hipotéticos corruptos, puesto que la alternativa es enredarse con las tupidas redes anti-mafia. Recuerden que a menudo aparece una frase exigente o denunciante con la administración o con gestores concretos: ¿por que tardan tanto? En la mayoría de casos es porque así es el procedimiento obligatorio.


En fin, espero haberles abierto los ojos frente a un problema que limita extraordinariamente la gestión de la cosa pública y que exige una capacidad planificadora sin lugar a dudas ejemplar. Termino reafirmando que nada de lo dicho niega la necesidad de un procedimiento pautado, ni de controles racionales. Pero la realidad impone unos límites que para mi hoy están sobrepasados.



Lluís Casas administrador



Radio Parapanda. Antonio Lettieri:
Bersani dice una cosa di sinistra


jueves, 5 de noviembre de 2009

EL FONDO DE ARMARIO DEL CORRUPTO





Contemplando este fin de semana los resúmenes de prensa accedí a un siempre excelente programa en TV3, “trenta minuts”, en el que hacían resumen y comentario sobre la inefable operación Pretoria del juez Garzón. Pretoria (de Pretus un gabinete jurídico harto controvertido y en el núcleo del asunto). En ella aparecieron buenos amigos míos. Ninguno, por descontado, formaba parte de las huestes esposadas, sino de las interpretativas.


Quiero señalar a propósito, que los argumentos explicativos y rectificadores que se enumeraron son para mí poco adecuados o al menos muy limitados con respecto a la eliminación de la corrupción. En todo caso no quito razones a ninguno, pero solo acierto a estar plenamente de acuerdo con lo afirmado por Jordi Borja, cosa que aclararé dentro de poco.


Lo que diré a continuación a nadie le sonará a novedad, porque está dicho por activa y por pasiva en numerosos artículos, algunos de los cuales figuraban ya en el primer año triunfal de este medio y por desgracia en torno al mismo problema. Les recuerdo el primero, que fue en catalán:
CATALUNYA: LA "MAR BELLA" DIFOSA. En el expresaba el convencimiento que el caso Marbella, de actualidad en aquellos momentos, podía producirse en Catalunya, aunque

en una escala más difusa. Catalunya no era para mí una excepción. No me complace en absoluto el acierto a tres años vista, pero así fue. Siguió una serie de, creo, otros siete en torno al asunto de la vivienda, el incremento de precios, etc.


Dicho esto y asegurada la retaguardia vuelvo al enunciado principal de mis argumentos:


La corrupción sin base económica facilitadora es mucho menor, si hay grandes negocios inmediatos, es muy difícil el evitarla. Y en eso estamos. La base que sustenta la corrupción actual, pública y privada, es el gran negocio del siglo de la recualificación urbanística. Sin el, la cosa pierde gran interés y se resitúa en unas cifras bastante más humanas y comprensibles. Para que entiendan lo que digo, les comunico que algún experto ha hablado de 300.000.000.000 de euros (trescientos mil millones por si he errado en la cifra) de incremento de los valores del suelo en operaciones urbanísticas en la piel de toro en los últimos años. Ahora piel de oro, supongo. Sea esa cifra u otra de dimensión similar poco importa, dado su misterioso tamaño. Esa cifra es tan grande que no acierto a explicarla adecuadamente. Lo intentaré con lo que sigue: la cifra seria diez veces el presupuesto consolidado de la Generalitat para el año en curso. Diez veces. Por lo que tendríamos financiación para un país de 70 millones de ciudadanos. O, si quieren ustedes, recursos suficientes para la Generalitat durante ocho o nueve años, sin impuestos, transferencias o cosa parecida. Insisto es una cifra monstruosa. Esa es la base de la corrupción.


Mis amigos yerran en el análisis y las propuestas, la corrupción sólo se romperá en parte con la eliminación de la arbitrariedad de la plus valúa, como muy bien ha dicho Jordi Borja. Es esa base económica la que facilita y justifica la corrupción de relieve, puesto que el negocio es de tal envergadura que la tentación es imposible de resistir para algunos y los pagos comisionistas casi no significan nada frente al todo. Uno puede embolsarse varios millones de euros por una promoción relativamente modesta. Si no eliminamos esa base objetiva todas las medidas son simplemente terapéuticas, como si para combatir el cáncer usáramos paracetamol.


No puedo negar lo evidente y es justo reconocer que también la contratación pública es materia de corruptelas, pero a un nivel infinitamente menor en cuanto cifras de “negocio”. Recuerden aquello del 3%. Las medidas que eventualmente se han adoptado en varios momentos de crisis corrupta simplemente han servido para obligar a rehacer los procedimientos con que actúan las mafias de las contratas. Es un modo de hacer darwiniano. Se adaptan a los cambios en el medio. En este frente corrupto de las contrataciones públicas no hay mecanismo más eficaz que la transparencia de las contrataciones, quien contrata, quien es contratado, a qué precio, etc. Todo publico y conocido por el vecino. También la declaración fehaciente del patrimonio y de los ingresos del servidor público ayuda. Así como la selección del personal y su compromiso explicito por una gestión honesta. Lo demás es suerte, como les puedo garantizar por experiencia vivida. Algunos creen que complicando los procedimientos de contratación pueden llegar a evitar malas tentaciones. No es así. Obviamente los procedimientos son necesarios y convenientes y han de estar bien pensados, pero en el mundo de la contratación quien la quiere hacer, la hace. Y si es habilidoso puede alcanzar el éxito cumpliendo escrupulosamente los procedimientos. Piensen que el mundo de la contratación es la parte del león de los recursos públicos, una vez descontada la nómina propia y las transferencias. Y debe atenderse a una gama tan variada de cuestiones que el control muy estricto deviene imposible. Los pacientes de un hospital público deben ser atendidos, comidos, etc. sin demoras. En fin, asunto complejo que requiere, según mi parecer, reconocer que todo no puede ser controlado hasta el último detalle. Por eso hay auditorias posteriores. Si funcionan correctamente es el mejor de los mecanismos preventivos, reconociendo esa contradicción temporal, puesto que la prevención se realiza al final del ejercicio.


Finalmente les confesaré mi temor. Pienso que el temporal disminuirá en intensidad y que las medidas racionales se adoptaran a medias. Contra el poder del mundo inmobiliario hay algunos que no se han atrevido, no se atreven, ni se atreverán.


Antes de la firma, les pregunto algo que me corroe y me conmueve: ¿óomo es posible que el mundo del periodismo caiga de la higuera solo cuando algún juez o elemento parecido hace aflorar un asunto?. Es bien sabido que las andanzas de determinados individuos conducen indefectiblemente a la corrupción. Por lo visto, no investigan, simplemente se lanzan como buitres cuando la pieza ya está cazada. Muy curioso resulta que el mundo económico y de poder de La Caixa, por poner un ejemplo gordo, y que no significa nada, nunca de los jamases aparece en un mal paso en la prensa. Deben ser ángeles de la guardia, dulce compañía.



Lluis Casas reflexivo.




Postdata. Quiero aclarar algo que se está saliendo de madre: una frase mía aludiendo al eminente escritor Marcel Proust, por lo visto harto conocido para mi propia alegría en esta casa, se está convirtiendo en un martillo de herejes literarios. La reescribo para facilitar la digestión a unos y a otros: “Algunos piensan que Proust es el acabóse, pobrecitos.”


La frase iniciaba un comentario sobre las novelas de “lladres y serenos” suecas y se refería a la incomprensión del crítico “culto” hacia la gran variedad de la literatura y sus funciones, valorando exclusivamente los grandes monstruos literarios. Muy bien para la “À la recherche du temps perdu”, como también al “Quadern Gris” de Josep Pla, como a “Vida de Samuel Johnson doctor en leyes” de James Boswell, pero también a John Banville o a Camilleri o incluso al “El Capitán Trueno” de nuestro Víctor Mora, todos ellos son literatura.


Bien es sabida la enorme influencia del citado autor francés en la historia de la novela. De modo que algunos críticos hacen gala de un gran desprecio hacia todo lo que no sea de “nivel” proustiano o equivalente según su punto de vista. Y como creo que no se trataba de eso en el articulillo, hice hincapié (gran error, por lo visto después) en ese mito literario como ejemplo del mal hacer del crítico fundamentalista. Como comprenderán al releerla, no encierra ningún desprecio proustiano, faltaría más. Quede aclarado por si hubo confusión.


Volvamos pues por caminos menos accidentados, aunque me permito aconsejarles mientras tanto dos novelas cortas y excelentes sobre ese mítico mundo literario, las dos de un norteamericano vivo, Sam Savage, todo un tipo, que son Firmin y El grito del perezoso. Ahí queda, a ver qué les parecen. Ll. C.




Radio Parapanda:
HOMENAJE A MAGDA OLIVERO



viernes, 30 de octubre de 2009

LA CORRUPCIÓN QUE NO CESA





Mis intenciones iniciales para hoy al ponerme al mando del ordenador eran proseguir con los comentarios sobre el presupuesto federal que nuestro gran líder ya ha iniciado con mucho acierto y elegancia, el debate debía proseguir y yo tenía grandes deseos de añadirme a él. Pues no va a ser así, al menos de momento.


“Según me cuentan, el primer alcalde democrático de Badalona, Màrius Díaz, a poco de sentarse en el cargo, recibió la visita de un ejemplar empresario interesado en las obras, los servicios y las licencias municipales. El susodicho puso a la vista del alcalde un maletín repleto de billetes (pesetas por aquel entonces). El oferente, que, por lo visto después, carecía de la más elemental cultura e información, pensaba encontrase donde siempre durante el franquismo. El alcalde le hizo un enorme favor al indocumentado. Llamó al depositario de fondos del municipio y le dijo que recogiese la maleta en la que había una donación desinteresada al municipio. Nunca más ningún despistado llamó a la puerta de ese alcalde. Ni por lo que dicen a las puertas de la organización a la que pertenecía.”


La anécdota es cierta y es representativa de muchas ocurrencias parecidas que tienen que sufrir los cargos públicos. La inmensa mayoría pasan con nota.


Por si lo quieren saber, les cuento lo que siguió: El alcalde perdió las siguientes elecciones a manos de alguien que visitó asiduamente los juzgados por algo más que sospechas, pero, a pesar de ello, triunfó repetidas veces en su ámbito electoral.


Como deben ya intuir, es imprescindible hablar de lo que toca, los casos de corrupción pública y privada que están dejando Catalunya hecha unos zorros son la materia que viene a continuación. Como no es la primera vez que comento semejantes actividades, me permitiré un cierto relativismo en términos comparativos antes de introducirme en aguas más procelosas. Advierto al estimado público que lea lo que sigue con espíritu abierto. El que firma es militante acérrimo anti corrupción y nuestro insigne líder tiene pruebas fehacientes de ello.


Primera, en contra de lo que dice la prensa hay que resaltar que las mayorías y minorías políticas tienen un grado de honradez más que suficiente. Otra cosa es la impresión que causa todo caso de corrupción, pues produce un daño que impide reconocer la verdadera realidad.


Segunda, la corrupción a un cierto nivel (del que yo desconozco la cifra exacta) es inevitable si los sujetos lo desean y lo planifican. Y los sujetos están al albur de de las flaquezas humanas. Ni las inmensas normativas existentes, ni la policía, ni los jueces, ni la cárcel van a evitar que entre los miles de administraciones públicas aparezcan de vez en cuando casos de corrupción. Oigan, más de 9.000 ayuntamientos en España, más de 900 sólo en Catalunya y el resto de administraciones y empresas y organismos públicos. Estamos hablando de un mundo de unos 20.000 organismos públicos.


Tercera. No todo el mundo es igual. La expresión garrula de que todos son iguales no es cierta de ningún modo. Si nos referimos a personas es más que claro. ¿Quien aceptaría el principio de que si mi vecino es un mujeriego toda la escalera lo es? Si nos referimos a organizaciones también. Incluso tratando de organizaciones que han sufrido y en algún momento fomentado casos de corrupción, el término todos son iguales encierra una enorme injusticia y una incapacidad de adecuada reflexión en beneficio de todos aquellos que en esas organizaciones hacen del servicio público una actividad digna. Y son muchos.


Cuarta, hay que matizar entre la impresión que produce un caso de corrupción y las acciones jurídicas que se emprenden. No es lo mismo que el Sr. Millet estuviera hoy en prisión preventiva que en la actual e incomprensible circunstancia, en donde un auto confeso ladrón y estafador circula libremente. Eso añade una cantidad indescriptible de leña al fuego. La inmediatez de la reacción mediática tampoco favorece al buen análisis. En muchas ocasiones, la acción policial o judicial levanta unas expectativas que posteriormente no son ciertas. Tanto respecto a los responsables, como al objeto material del caso. El tiempo siempre es necesario para confirmar lo presunto.


Quinta, hay muchos tipos de corrupción. No es lo mismo cobrar una “comisión” por adjudicar una obra (asunto penal e intolerable) que facilitar al poder del dinero grandes negocios o grandes prebendas (subvenciones, acceso a la información, facilidades sin fin, por ejemplo). Lo segundo, siendo más grave según mi punto de vista es más que difícil de pillar. Hemos de aceptar que en general se persigue al dinero, cuando hay muchos casos en que el dinero es inexistente o poco importante.


Sexta, el político o el funcionario público no es un ser especial, no es angélico, tiene las mismas tentaciones, sinó más, que cualquier otro mortal. Es evidente que en la vida no política, ni administrativa, la corrupción, si quieren con otros nombres, circula en abundancia. Por ello hay que tener presente que una cosa y la otra, la corrupción social y la corrupción política y administrativa, surgen de la misma sociedad. Son ambas producto de los principios ideológicos imperantes y de determinadas tolerancias sociales. Si el dinero se considera el gran triunfo y no se valoran otras cuestiones como la honradez, la honestidad, el esfuerzo, etc. la corrupción campará a sus anchas en los dos mundos, el público y el privado.


Séptima, piensen por un momento en que todos los defraudadores fiscales y todos los que huyen a paraísos fiscales son en esencia corruptos. Eso debe darles una idea de lo que intento explicar.


Octava, el elector, un activo político de primer orden, puede forzar a la rectificación si vota y lo utiliza adecuadamente. Si es insensible a la honestidad y a la honradez, o si, simplemente, deja de votar para ir a la playa se transforma en co-autor del desaguisado. Al margen de las teorías que dan por supuesto que los electores, es decir los ciudadanos, no son responsables de sus actos y toda responsabilidad recae sobre los políticos. La mayoría de los alemanes votaron por los nazis en el 1933. Suya fue la responsabilidad.


Novena, hay un mundo administrativo en donde la corrupción hipotética se encuentra a gusto: el urbanismo y especialmente (aunque no únicamente) la recalificación del suelo. Se lo he explicado y advertido a ustedes desde el mismo momento del Big Bang. Si compramos por diez euros el metro cuadrado una parcela de limoneros y conseguimos que la administración competente le coloque encima la posibilidad de construir un metro cuadrado de vivienda o equipamiento comercial, el valor pasa a de los diez a doscientos, un beneficio bruto del 2.000%. margen que da para comisiones y otros festejos. Una tentación improbable de resistir para el aventurado promotor y una oferta de riesgo calculado para el regidor de turno. Añado que además el consistorio se embolsa en impuestos y tasas 30 euros cuando antes no recibía nada. Multipliquen las cifras por los miles de metros de la parcela y tendrán insomnio por la noche.


Décima, sin corrupción social no hay corrupción de los políticos. Fin.


Mis recomendaciones son relativamente simples. Los partidos y las administraciones deben reaccionar rápidamente frente a los casos de corrupción y con una energía extrema. Deben evitar la mezcla inconfundible de negocios y política. La política exige dedicación exclusiva y alejamiento máximo del mundo del dinero. Deben hacer una buena gestión del personal, un verbo acerado, una sonrisa de cine no son suficientes para pasar la selección.


Nadie debe caer en la tentación que aumentando la normativa puede evitar la corrupción. Lo que produce una normativa a la defensiva son anginas de pecho y muchas llagas de estómago en los gestores públicos. La normativa debe existir, pero solo tiene cualidades terapéuticas, no preventivas. En cambio la fiscalidad es otro asunto. Ahí si hay medidas preventivas que consisten en evitar la apropiación indebida de los beneficios inmobiliarios. La actividad promotora y constructora por si mismas son negocios lícitos y necesarios, pero no deben transformarse en una especie de loterías inmensas. Esos beneficios urbanísticos cuando existen deben transformarse en beneficios sociales a través del fisco.


Y finalmente, adoptemos actitudes cívicas, honestas, honradas e inteligentes para que la sociedad acepte que el dinero y la TV no son la mejor base social.



En fin, además añadiría, como decimos en Parapanda, eso de cruzar los dedos.




Lluís Casas soñando con un mundo mejor.



sábado, 24 de octubre de 2009

WALLANDER, MANKELL, LARSSON, BLOMQUIST, SALANDER




La crónica socio literaria de nuestro encantador promotor y líder es sólida como una roca: "EL HOMBRE INQUIETO" DE HENNING MANKELL. Quien esto afirma se ha leído todo el Mankell editado en leguas románicas y además se pulió al Larsson en una semana de estancia hospitalaria (según la aritmética fueron: 800’ 3=2.400 páginas, probablemente un record Guinness). Sé, pues, de lo que hablo.


La útil crónica bulliciosa coincide con otra en el día de hoy en El País a propósito del valor literario de Larsson y su saga rota. Como es evidente por su enfoque elitista no vale la pena leerla. A nadie dice nada porque no tiene más contenido que separar la literatura de la literatura. Algunos críticos no se han enterado que la literatura es economía e industria (como todo lo cultural), que la literatura es distracción y atracción y que lectores hay muchos y muy diversos y que además a los críticos no deberían pagarles por decir tonterías. Algunos piensan que Proust es el acabose, pobrecitos. Claro está que hay una excepción en Parapanda que la acierta de lleno con los matices entre Wallander y Blomquist/Salander. Con su bendición me pongo a relatarles algunas de mis reflexiones sobre el asunto.


En primer lugar, los matices entre uno y otro empiezan con la profesión. Larsson como periodista mediático utiliza una vieja técnica novelística basada en la acumulación de toneladas de ideas; por ello necesita grandes extensiones de letra impresa y múltiples caminos que se cruzan o no. Aboca en la novela todo lo que ha ido recopilando vitalmente. Está muy cerca del siglo 19 y de los escribidores franceses que publicaban a trozos en la prensa diaria o semanal.


Mankell es más pausado, tiene un largo recorrido a priori sin planificar y estructura sus novelas (y teatro no vayan ustedes a creer que el hombre es unidimensional) sobre la base de una única línea argumental. Larsson planificó, según nos han contado, una docena de novelas, en las que la saga Blomquist/Salander debía tener 10 volúmenes.


Otra diferencia es la soledad. Wallander está más solo que la una. Blomquist/Salander forman tándem, lo cual matemáticamente es el infinito, tanto por la enorme generación de detalles entre los protagonistas, como por las derivaciones de sus historias individuales. Pero a la vez, los acompañantes de la pareja podrían ser también protagonistas cada uno de ellos de su propia historia literaria. Mankell no es tan espléndido con sus personajes de apoyo, sólo la hija del inspector tiene esa consistencia, de hecho Mankell es muy rácano con sus personajes de creación. Novela coral la de Larsson, novela más cerrada la de Mankell.


El sexo también tiene su importancia. Larsson/Blomquist están al loro. El pobre Wallander (no se si Mankell) las pasa canutas y ni se entera. Y eso que un buen día ligó con una estonia, pero no sabia que hacer con ella. Blomquist es más que hábil en las relaciones personales y ciertamente atractivo, Wallander se mira hacia dentro.


Otra más. La violencia es más explicita en Larsson, tal vez producto de su súbita irrupción literaria o de su mayor desvergüenza en contar detalles escabrosos. Mankell insinúa y deja más territorio a la imaginación del lector. Este tiene la posibilidad de huir frente a lo que ha de imaginar. En Larsson o pasas la página o te tumba.


Como ven son dos muestras de la novela negra bien distintas, aunque no distantes. Su cercanía está en el territorio nacional que pisan y muestran, ¡vaya con Suecia!, y en su enfoque vital y político, ambos críticos hasta la médula.



Lluís Casas a punto de comprar la biografía inglesa de García Márquez




viernes, 23 de octubre de 2009

EL MAMONEO DE LA EMPRESA AGUAS DE BARCELONA




Recibe este cronista la noticia de la venta de Aguas de Barcelona a la empresa francesa Suez. Les ahorro los detalles, que son muy interesantes, porque los pueden conocer por la prensa diaria. Al menos lo que es público.


Por motivos profesionales tuve hace unos años una relación intensa y controvertida con Aguas (Aigües, como se la conoce en Barcelona) y a propósito de este asunto de actualidad voy a mostrarles cómo funciona esa vinculación tan íntima entre los intereses empresariales y los de la colectividad. Para que estén preparados frente al mundo.


Para aquellos que por razón de la distancia desconozcan las raíces del asunto, les diré que Aigües es la concesionaria del abastecimiento de agua para la mayor parte de las poblaciones del Área Metropolitana de Barcelona, unos tres millones de consumidores, usuarios o como les quieran llamar y a través de empresas interpuestas en otras muchas poblaciones de Catalunya, España y de las antiguas posesiones del imperio castellano (de donde en ocasiones Aigües ha tenido que salir por piernas). Aigües es una empresa de larguísima historia y de concepción imperial más que empresarial. Han sido sonadas sus trifulcas con las administraciones catalanas por asuntos de estrategia del abastecimiento. Para confirmarles el tipo de empresa, les diré que pertenece aún al grupo “Caixa”, imperio galáctico que maneja casi todos los asuntos relacionados con el dinero en el Principado, si exceptuamos, de momento, al sector Millet y a todo aquello que huela a riesgo o innovación.


El negocio del agua es en este país un excelente negocio, si está bien gestionado. Tanto es así que numerosas poblaciones peninsulares han recuperado el aliento económico coyuntural vendiendo la concesión del abastecimiento a sus vecinos (una competencia y responsabilidad pública) a empresas privadas que han adelantado a cuenta de los futuros resultados un buen dinerito (eso tiene diversos nombres que no me atrevo a dar). En el Área Metropolitana barcelonesa, este asunto ha tenido sus más y sus menos, puesto que en determinados casos esa operación olía bastante mal. Las tarifas de abastecimiento resultantes no sólo subían para cubrir costes e inversiones (asunto claramente racional, por mucho que les cueste a los vecinos entenderlo) sino que alcanzaban la estratosfera, simplemente para cubrir las expectativas pactadas con el alcalde de turno y el margen de beneficio del nuevo concesionario. Lo hicieron las derechas y las izquierdas.


En la ciudad de Barcelona, Aigües tiene desde tiempos inmemoriales la concesión del abastecimiento. Digo tiempos inmemoriales puesto que nadie sabe, públicamente, de cuándo es la concesión original y cuándo acaba. Tanto es así que hace unos años y para evitar un pleito caballuno se pactó una fecha de nueva caducidad, que lógicamente es para unos cuantos decenios. Parece ser que nadie posee el documento concesional original. Una situación lamentable para los historiadores que han perdido una gran oportunidad para establecer los vínculos entre Aigües y el Ayuntamiento. ¡Qué se la va a hacer! Hay que reconocer que la pérdida, desaparición u olvido de un documento tan importante es algo normal, sobre todo si se logra una especie de renovación concesional sin pasar el correspondiente concurso. Eso es cosa de algunos años atrás.


También es bien conocida la tendencia de Aigües por contratar directivos que hayan tenido cargos de confianza política, generalmente vinculados a la opción de izquierdas hegemónica municipal. Tanto es así que el actual mandamás fue en sus tiempos mandamás de Pasqual en la Corporación, nombre alegórico al Área Metropolitana, antes de ser acuchillada por la espalda una lamentable madrugada por don Jordi Pujol.


Otrosí, es la tendencia de la citada empresa para erigirse en el sabio único de la gestión del agua y dar con la puerta en los mocos a las administraciones competentes, sean estas municipales o de la Generalitat por cualquier motivo adyacente. Aigües ha intentado por todos los medios disponibles transformarse en el mandamás del agua en Catalunya, iniciando combates callejeros con las autoridades por cualquier causa que permitiera dejar a la administración hecha unos zorros. La última fue como consecuencia de la crisis de abastecimiento por la falta de lluvias. Aigües tenía su teoría, su práctica, sus intereses y algunas cosas más e intentó saltarse a la torera todo cuanto la administración hacía por gestionar la escasez. Las tensiones entre empresa y administración son proporcionales al alejamiento de los gestores de las primeras fuerzas políticas. Cuanto más lejos el gestor, más tensiones. Una forma de decir que Aigües tiene buena entrada en unos despachos y no tanto en otros. Como todo el mundo sabe.


Como es justo reconocer, el negocio del agua, en términos empresariales, es estratégico para la población y la economía y es un instrumento de planificación territorial y sectorial de primer orden. La normativa ambiental y urbanística ha acabado reconociendo que la población y las actividades deben desarrollarse en donde hay un planificado urbanismo disponible y agua en condiciones adecuadas. De ahí la importancia de que ese recurso básico esté gestionado, o como mínimo regulado y ordenado por la administración y no por intereses privados. Estos tienden en desmesura a valorar el futuro colectivo a la luz del suyo propio, cosa que no es adecuada a la vida colectiva y social, a menos desde mí entender.


Ese papel de dueño de la parcela que tiende a adoptar la empresa frente a los intereses generales ha dado lugar a problemas graves y se ha logrado mantener en un cierto equilibrio por la gestión política arriesgada de ICV-EUIA
[1]. Si no me creen, lean La Vanguardia, portavoz acreditado de la empresa y verán como ponen a ese equipo político en cada circunstancia en que topa con intereses privados no del todo legítimos. Para que vean la dimensión del asunto, no hace mucho, corría por los corrillos (perdón por la insistencia) que ATLL (Aigües Ter-Llobregat) empresa de abastecimiento en alta de la Generalitat seria absorbida por Aigües, de modo que obtendría el monopolio absoluto del agua en Catalunya. Por lo visto, o no era verdad, o no pudo ser verdad. Alabado sea el señor y la normativa anti-monopolio que lo impide. Aigües hubo que conformarse con la construcción de la desaladora más grande del mundo (la del Prat del Llobregat) y, por lo que sé, también opta con muchos puntos a hacerse con la gestión. Son premios de consolación que para mi querría en cualquier circunstancia, pero que no son suficientes para la ambición empresarial.


Aigües siempre ha creído, creído porque carece de pruebas a favor, que un mundo regido por el beneficio y la empresa es mucho mejor que si está en manos de los representantes de los ciudadanos. Y está dispuesta a asumirlo.


Finalmente, esa voraz ambición ha derivado hacia la transferencia de los activos a manos de un socio de siempre, Suez, con lo que tenemos el abastecimiento en manos privadas y en manos privadas francesas. Dicho así, dado que con la UE ya no somos extranjeros. Es la última maniobra en beneficio de la colectividad que la histórica Aigües ha hecho. O su Hada madrina, la Caixa. Veremos en el futuro como explota esa mezcla de imperio y de propiedad francesa.


Lo dicho, empresa y bienestar colectivo no parecen ir parejos, a menos que alguien ejerza de autoridad legítima y democrática. Sobre todo si se trata de servicios públicos básicos y estratégicos. Ahí hecho a faltar un cierto detalle por parte de la Presidencia de la Generalitat, un alto a la maniobra para ponerla en unos carriles más próximos. Como no tengo la certeza, debo decir que tal vez ha existido y si no ha cuajado tal vez ha sido porque la burguesía “nostrada”
[2] está ocupada destripando a su socio Millet.



Lluís Casas antimonopolista
[1] Existe una anécdota cierta que contemplé: por navidad de 199... Aigües hizo entrega de sus regalos empresariales a los ejecutivos de una administración hidráulica. Estos los devolvieron con una tarjeta cariñosa: no se aceptan regalos, muchas gracias. Las relaciones se hicieron mucho más duras.
[2] La burgesia catalana

miércoles, 21 de octubre de 2009

EL NOBEL DE ECONOMIA Y CATALUNYA: nuestra Elinor Ostrom




Aunque les parezca imposible hay muchas cosas en el mundo cercano que el Millet no ha contaminado. Pero ahora mismo no se cuáles mencionarles en concreto. ¡Vaya hombre!


Creía poder hacerlo a propósito de un asunto de gran interés, como es la desaparición de una multitud de entidades de carácter asociativo y un tanto ajenas al máximo beneficio que eran moneda corriente en Catalunya y de las que quedan bien pocas y que se dedicaban (algunas todavía lo hacen) a las más diversas inquietudes sociales, como el socorro mutuo (como decían hace años), cultura y otras actividades en las que el motivo es básicamente ideológico y la maquinaria económica y administrativa un simple instrumento. Lo decía a propósito de la actualidad de la Mutua del Comerç i de la Industria, portentoso invento que subsistió bastante bien hasta que los malos farios del Millet la han obligado a apechugar con una intervención directa del estado federal, para garantizar su actividad básica aseguradora.


En Catalunya ha existido todo un mundo de entidades/empresa de carácter social. Unas provinentes de la actividad sindical obrera o de sus cercanías, otras de las inquietudes sociales o culturales de grupos vinculados a una variada gama de propuestas ideológicas. Otros directamente de familias y grupos de gran poder económico, pero con inquietudes sociales o “nacionales” (en el mejor sentido del término). En fin, la lista sería enorme y algunos nombre de lustre.


Hoy en día solo quedan restos de esa amalgama de sociedad civil, puesto que su declive ha sido notorio por múltiples causas. Para cubrir el agujero que han ido creando con su desaparición tenemos, afortunadamente, una nueva generación de entidades con otras características, aunque con motivos básicos en el mundo social y en la preocupación solidaria: las ONG. Pienso que no son lo mismo unas que otras. Sin restar ni a unas ni a otras ninguna virtud. Corresponde ciertamente a tiempos distintos y formas de actuar diferentes.


De aquella riqueza, parte de lo perdido se debe a cierta incapacidad de adaptación a los tiempos y en parte, y aquí está lo que me interesa resaltar, a un deseo de substituir la esencia social por el negocio a lo bruto, con especulación y otros riesgos. La Mutua responde a ese tipo de crisis. Tanto desde el gobierno de CIU como desde sectores de los negocios se vio la posibilidad de dar un salto mortal con la base mutual existente y lanzarla al mundo de la especulación de todo tipo. Obviamente de aquella Mutua no queda nada, hoy es simplemente un negocio de seguros que ha acumulado enormes riesgos y pérdidas por su ambición desmedida y su falta de sensibilidad y voraz apetito. No es el único caso, pero hoy está de gran actualidad. A las reclamaciones que los gestores públicos impuestos por el gobierno federal puedan hacer a los anteriores manipuladores, entre ellos el Millet, habría que añadir el coste social que implica la pérdida de entidades de carácter económico pero con objetivos sociales.


Ello también es de actualidad con motivo del premio Nobel de economía de este año, otorgado al 50% a una estudiosa nórdica de la gestión de las entidades de propiedad colectiva (le propongo que haga un ejercicio con nuestras cajas, mientras sigan siéndolo). La premiada insiste en el gran valor de las iniciativas colectivas como instrumentos que garantizan sociedades adaptables y justas. Lejos del predicamento liberal en el que cada cual hace lo que puede, sin ningún sentido social o colectivo. Cosa que queda meridianamente claro a la luz de la actual crisis y de sus derivados salvadores.



La simple consideración del enorme daño que han hecho los Millets de este mundo a una sociedad llena de iniciativas colectivas al cepillárselas requiere un juicio sumarísimo en Palamós. Aunque con ciertas condiciones respecto a los jueces que lo hayan que presidir. Ustedes ya me entienden. Porque, vamos, hay algunos togados que --untados o no, ahítos o no de machaquito-- actúan según lo que, en tiempos cervantinos, se conocía como la
ley del encaje.






Cuán distintos esa nórdica excelente y ese mediterráneo chorizo.



Lluís Casas, convictamente confeso de ilustrado.

viernes, 16 de octubre de 2009

TODO Y NADA





He tenido abandonado durante dos semanas a mi ilustre promotor mediático por causas febriles. Una vez tramitada la baja y el alta con el informe jurado del médico de cabecera, me reincorporo ansioso al fluir de la información y del comentario ilustrado.


Dos semanas es toda una vida en el medio digital, aunque a la luz de los periódicos estamos en las mismas o en las peores. Simplemente: los encabezados de hoy hacen referencia al Sr. Millet, vía CIU, al Sr. Rajoy, vía valenciana, a la Sra. Elena Salgado, vía apertura de la puerta a una más intensa fiscalidad para los ricos (cosa prevista por el autor) y cosas así. No parece haber pasado el tiempo si no fuera por dos o tres cositas que ahora comento.


La primera es que después de exactamente 60 años, ayer en Barcelona, se celebró el primer homenaje a las victimas del fascismo. Si lo que acabo de escribir no les parece truculento es que he perdido la capacidad de sentir y mostrar. Lo explico: en 1939 terminó la guerra civil o la guerra fascista, como quieran ustedes. En 1975, se murió en la cama, qué lástima, el dictador. En 1977 hubo unas primeras elecciones y poco después se aprobó en referéndum una constitución democrática. Desde entonces la guerra, las víctimas del fascismo en ella y después de ella han navegado en la penumbra apenas iluminados por breves fogonazos de luz, ciertas tímidas leyes estatales y algunas otras de la Generalitat en las que habían dos duros para pagar una vida. Hay que esperar al 2009 para ver aparecer un acto político organizado por el gobierno catalán en el Sant Jordi, una plaza de primera y el mismo día en que se comunica a la familia de Lluis Companys que lo del juicio fue una farsa, no el fusilamiento, claro está. Y que se procede a iniciar los trámites de su anulación. Solo por eso vale la pena levantarse hoy, miércoles 14 de octubre del 2009. Sesenta años después. Mientras, mi padre ya murió. Como otros muchos.


La siguiente es la entrevista entre los presidentes federales. Zapatero y Obama. Lamentablemente no pudo retransmitirse una entrevista a dos lenguas directas, ingles y castellano. Por lo visto a ninguno de los dos les apetece conocer lenguas vivas que no provengan de sus respectivos imperios. Fue una lástima que eso lastrase el posible feeling entre ambos. La foto incesantemente buscada desde Madrid se produjo. La identificación entre lo que representa Obama, un Nobel a destiempo, y Zapatero, un presidente sin línea real, aunque con verbo en lo accesorio, no apareció en pantalla, lastrada esta por la traducción de terceras personas. Una lástima. Por cierto, yo no me enteré de nada concreto a señalar. Y ya va siendo hora.


La tercera es la concreción de la fusión de tres cajas de ahorro catalanas. Eso, junto con otra fusión menor en marcha reduce drásticamente la diversidad del sistema de ahorro catalán basado en el territorio inmediato y en el conocimiento del pequeño entorno económico. Ya he ido avisando que desde el banco de España y con la buena excusa de la crisis financiera, se está impulsando una estrategia de privatización de las cajas. El primer obstáculo es, sin ninguna duda, su arraigo territorial y social. Roto éste, todo será más fácil. Dicho esto, aplaudo la iniciativa de Castells de hacer las fusiones dentro del principado, evitando una fusión entre CCAA en la que el sentido del terruño ya no sea nada de nada. Espero que la siguiente operación a tres vuelva a concretarse con el éxito de la de ahora y que las dos restantes eviten la tentación de saltar fronteras. Fronteras que en este caso son razonables.


La reacción de la banca tradicional, es decir con dueño y acciones, es de frotarse las manos. Se dice que un 20% de los fondos de las cajas que deciden hacer uniones pasará a la banca de propiedad. Siempre han visto los bancos a las cajas como cosas absurdas y socialistas, a las que hay que hacer desaparecer. Por eso mismo, los internacionalistas proletarios debemos hacer lo posible por mantenerlas, como ha hecho uno de nosotros, el conseller Castells.



Lluis Casas en el reencuentro