lunes, 30 de marzo de 2009

EL GOBIERNO SE HACE CON EL CONTROL DE LA CAJA CASTILLA - LA MANCHA





NOTA DE URGENCIA



Una breve nota se exige siempre en estos casos a las redacciones de los medios de comunicación. La de hoy refrendada además por el insólito hecho de una reunión del consejo de ministros en un domingo por la tarde, hora de toros si el tiempo hubiera acompañado. En la memoria de los veteranos existe un hueco con toda la información del asunto Boyer-Ruiz Mateos, en donde las horas fueron nocturnas más que festivas. Las brigadas de choque financieras siempre se mueven cunado el enemigo está placidamente durmiendo o sesteando.


Lo de la Caja era cosa sabida y diversas estrategias estaban en marcha para evitar, si ello hubiera sido posible, lo que finalmente ha ocurrido: la intervención de la entidad, la expulsión de los torpes gestores y la entrada de ejecutivos del Banco de España para la gestión de remonte de la caja de ahorros.


Las operaciones precocinadas que estaban en el alero se vieron frustradas por la dura realidad: la salida de fondos, retirada de fondos mejor dicho, había creado todas las condiciones para el cierre de ventanillas hoy mismo y el miedo galopante entre los clientes a perder los ahorros. Eso significa simplemente que la caja no disponía de líquido suficiente para hacer frente a los pagos de hoy lunes día 30 de marzo. De ahí la presteza de una reunión de gobierno en plena siesta.


La intervención es de rigor y nada hay que decir al respecto; en todo caso, hay que recordar que los riesgos asumidos por los dirigentes de la Caja no aparecieron de golpe y por arte de birle birloque, sino que son inversiones en grandes operaciones inmobiliarias de altísimo riesgo por su carácter especulativo. Nada se hizo en el momento de autos y ahora hay que actuar como bombero. Nadie debe dejar de recordar ese detalle.


Probablemente y a pesar de los eslóganes que corren por ahí, habrá nuevos casos parecidos al de Caja Castilla-La Mancha, todos debidos al efecto inmobiliario y especialmente cuando los riesgos se asumen con entidades promotoras imprudentes y pudentes. Si bien el sistema español de control financiero y los mecanismos hipotecarios son indudablemente más eficaces que los aplicados en el far west, no dejan de tener sus agujeros por los que desaguan innumerables operaciones de riesgo. Ahí el buen hacer de gestores y la presión del gobierno y del banco de España deberían haber evitado una buena parte del ciclo monstruosamente crecido de la promoción inmobiliaria sin base racional de uso. No crean ustedes que el sistema español es más garantista que otros porque creamos más en el papel del gobierno como sujetador de incómodas prominencias financieras. Lo es porque España ha sufrido tres crisis bancarias de aúpa y de todo se aprende y todo deja un memoria activa. Recuerdo: Banca Catalana, Banesto y el grupo Ruiz Mateos.


El actual sistema de protección bancaria puede con algunas de estas operaciones de salvamento con fondos provinentes del propio sector financiero, pero no podrá ir mucho más allá de entidades menores. Si surge el caso de un banco o caja con posibles y en estado de inanición monetaria, el asunto será distinto.


De todo ello, a mi parecer hace falta un programa específico de rescate financiero para resolver varios problemas de golpe:


Primero. Liberar a las promotoras de aquellos pesos que las convierten en pura basura. Siempre y cuando se trate de suelo o promociones útiles al fin de la vivienda pública y al coste de los factores reales, no especulativos.


Segundo. Obtener algo a cambio de los fondos públicos que se dirigen hacia la salvación financiera. No solo los intereses que se puedan obtener, sino del lucro cesante de las inversiones públicas salvadoras.


Tercero. Obtener suelo y viviendas que se transfieran a módico precio al sector público de alquiler. Con lo cual sentaríamos las bases de una verdadera política de vivienda pública, acercándonos a ese mítico 30% de vivienda pública en alquile en Europa y pondríamos las bases para evitar un nuevo ciclo especulativo.


Cuarto. Definir líneas de ahorro tranquilo con garantía pública para gestionar esas operaciones. El ahorro “popular”, es decir aquel que lo que quiere no es incrementar su riqueza, sino acumular reservas para el futuro requiere de propuestas que lo alejen de las tentaciones especulativas que ofrecen las entidades bancarias.


Hablaremos de ello más adelante, se lo prometo.



Lluis Casas insomne



viernes, 27 de marzo de 2009

LA CRISIS DE SEAT ADEMÁS DE OTRAS COSAS








El debate sobre la moderación salarial y los demás esfuerzos sindicales apostados para la hipotética superación de la crisis, debate que ha tomado una forma mediática con el referéndum para acordar con la dirección de la SEAT el futuro inmediato de la empresa no debe ocultar la situación real de la industria en Catalunya y su deseable evolución (diría lo mismo añadiendo NISSAN y la industria de componentes del automóvil). En otros escritos ajenos a este debate, me he esforzado por hacer aparecer, al lado de la lucha concreta e inmediata contra la crisis, la necesidad de plantear y ejecutar las medidas que permitan un futuro industrial, industrial y econòmico. La frase no es hueca, contiene la necesidad de observar la evolución de la industria, de las grandes empresas, de los nuevos productos y la disposición de medios para hacer posible que la base industrial catalana continúe con cierta solidez. Con los esfuerzos sindicales hay que citar lo que las administraciones, todas ellas, emprenden por su cuenta, ayudas directas, inversiones en infraestructuras, atención a la reconversión profesional y un largo etcétera, que independientemente de su acierto son obvios esfuerzos en aquel sentido.

La realidad es, según mi parecer, que la industria catalana está en riesgo, al menos aquella parte que responde a una madurez tecnológica y a unos productos globalizados, standards y dependientes de decisiones externas. Eso coincide con una ocupación laboral muy importante y con una concentración sociológica en el territorio metropolitano de empresas y trabajadores. La suma de todo ello es un riesgo alto y de solución compleja.

No es la primera vez que se vive en circunstancias parecidas en el país. Catalunya ha experimentado diversas crisis industriales que ha superado con cierta brillantez. Crisis que cambiaron la estructura industrial previa, los sectores tradicionales y todas las formas que la sociedad industrial desarrolló a lo largo de buena parte del siglo pasado. Si hubo un cierto éxito de adaptación lo fue principalmente por circunstancias históricas del propio modelo industrial catalán, basado en una gran variedad sectorial de la industria, en la diversidad empresarial, tanto en dimensión, como en estructura y con el apoyo del comerció, la producción alimenticia y otros sectores económicos que siempre han tenido relevancia y peso. Catalunya a diferencia de otras zonas industriales (el ejemplo inglés es evidente) no ha sufrido nunca una debacle social y un desierto urbano como consecuencia del cierre y desaparición de sectores enteros. También contó en el acierto la iniciativa empresarial y política, aunque hay que reconocer que en menor grado que la variada red industrial pre-existente.

Hoy estamos de nuevo en un momento de cambio de paradigma, la empresa o incluso el sector, es un espacio limitado de reflexión y de actuación. Tanto para enfocar la propia crisis, como para preveer el futuro. La vista hay que ponerla más lejos para intentar hacer coincidir las acciones puramente anti-crisis con las acciones que deben determinar el futuro.

Para ello, pienso que contamos con buena parte de lo que nos defendió antes. En Catalunya sigue existiendo un modelo industrial diverso, muy amplio, en donde conviven altas tecnologías, con sectores muy tradicionales, empresas pequeñas y medianas con grandes consorcios (aunque de menor medida que en otros países), los sectores existentes son multitud y si en su momento fue el textil quien encabezaba la lista, hoy podría ser el sector del automóvil. Con la transformación del textil no se hundió Sabadell, ni Terrassa, ni Mataró. Cambiaron y apoyados en otros ejes iniciaron un nuevo desarrollo. Lo mismo ocurrió en Sant Andreu antes o en el Poble Nou, donde hoy hablamos del 22@. En el futuro citaran tal vez, Martorell o Zona Franca, como los territorios del cambio.

Donde está el eje del futuro, se preguntaran. No hay tal eje, pienso yo, puesto que debemos renovar ese enorme activo que es la falta de eje. El futuro siempre ha estado en Catalunya en la diversidad industrial y productiva ya citada, en el enlace entre producción y comercio. Ahí es donde se debe trabajar en la perspectiva que iremos perdiendo producción masiva y madura para centrarnos en productos duros o blandos pero de alto valor o de muy especifica necesidad. Quedaran, que duda cabe, restos ilustres de la producción masiva de vehículos, de artículos de consumo, pero serán zonas de gran especialidad, de adaptación a exigencias concretas.

El esfuerzo para ayudar, impulsar y consolidar la “nueva” industria debe aunar las acciones de todos los que actúan en la economía, los empresarios, trabajadores y administraciones. Y debe hacerse en paralelo a la difícil lucha contra las consecuencias inmediatas de la crisis.



Lluis Casas, en un día claramente optimista



jueves, 19 de marzo de 2009

LOS RESULTADOS DE SEAT



No tengo un interés especial en el asunto de SEAT, al margen del que todo ciudadano deba tener, por lo que mi información es limitada, pero dada mi participación en el mini debate sobre la crisis y las rebajas salariales voy hacia un breve comentario.

1. El resultado del referéndum estaba cantado. Entre el miedo razonable hacia el futuro de los trabajadores por diversos motivos, la tendencia hacia la autoinmolación, los deseos de colaborar en bien de una empresa de rango y otros aspectos conque cada uno ha podido ver positivo el voto de castidad salarial, la victoria era más que evidente.

2. La relativa tranquilidad del día de la votación, tranquilidad externa, no interior a cada uno, es una victoria más evidente que la primera. Nadie ha querido hacer sangre. Por lo que queda futuro organizativo por recorrer.

3. El voto contrario ha sido suficiente como advertencia a la empresa y a UGT de que no tienen un cheque en blanco en las manos. Lo ofrecido por los trabajadores es a cambio de algo, la continuidad de la producción, el modelo Q3 y una mejor gestión que permita beneficios y tranquilidad en el futuro.

4. El referéndum deja miles de incógnitas sin debatir, y eso ha sido lo peor de todo. La convocatoria a toda prisa, el escaso debate, la falta de documentación sobre el devenir de la empresa, los cambios de dirección, todo contribuye a una situación poco clara, incomprensible y dada a cualquier giro imprevisto. La lista de cosas por saber son, desde si habrá o no muevo modelo, a cuanto paga la tecnología a VW, a si transfiere benéficos ocultándolos en los pagos tecnológicos y un largísimo etcétera.

5. El referéndum deja a los trabajadores y a sus sindicatos con escaso margen de maniobra. Si la empresa presiona más enseñando el tablier del Q3, ¿qué demonios harán? ¿Tiene UGT bien atados los acuerdos con la matriz?

Dejo en este punto las preguntas y comentarios y nos emplazo al día en que se plasme la respuesta empresarial.

Lluis Casas escéptico pero no pesimista a corto plazo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

ACERCA DE LA MODERACIÓN SALARIAL







El afamado editor parapandés que me acoge en Metiendo bulla me pregunta sobre ese título inicial. Me dice, ¿tiene sentido eso que piden a gritos los empresarios? ¿La moderación salarial, término efeumístico que encubre a la vez la limitación de incrementos salariales y la reducción pura y simple de los mismos, es una forma de actuar adecuada contra las inclemencias de la crisis?[1]


Ha habido coincidencias en torno a la pregunta, primero el president Montilla hizo unas declaraciones sorprendentes que necesitaran de un comentario específico
[2]. No ha sido la del president la única casualidad en torno al encargo. La crisis de SEAT ha puesto muy crudamente encima de la mesa sindical la continuidad de la empresa. Una forma de chantaje que viene siendo habitual con nuestras empresas con raíz exterior. Volviendo a la pregunta inicial, debo advertir que el asunto tiene distintas respuestas, lo que no es una afirmación a la gallega para escabullir el bulto.


En primer lugar hay que definir si estamos en una estrategia de negociación empresa a empresa, o en el marco de acuerdos más o menos globales entre patronales y sindicatos, o bien, para acabarlo de complicar, si en el escenario está incluida la administración acogiendo compromisos dentro de grandes pactos de estado. Esa escenografía es básica para responder, la dialéctica de la negociación empresa a empresa tiene sus lógicas que no son las mismas cuando subimos el nivel y consideramos negociaciones más globales. También hay que considerar el tipo de crisis que intentamos aplacar, si lo es a nivel de empresa o más general de sector o de un territorio, o vamos hacia un conflicto mucho más amplio, estatal o mundial.


En cualquier situación sociolaboral una negociación por el futuro comporta saber de que futuro hablamos, de que costes se tratan, de que medidas aplicaremos y como distribuimos todo ello entre los implicados. Añado una cierta dosis de partida de póker o de mus, según el ambiente en que estemos. Lo que digo no es una broma, en este tipo de negociaciones las estrategias del juego cuentan, vaya si cuentan. Cito además una componente que creo relevante, los asalariados están, en general, dispuestos a sacrificios solidarios y por ello a una cierta claudicación permanente cuando se trata de manifestar solidaridad con los que están sin trabajo. Cosa que no ocurre con sus oponentes empresariales. Ese componente sociológico provoca que el empresario tenga mayor margen de maniobra. Empresario o patronal, que viene a ser lo mismo. Una mirada a acuerdos de cierto relieve en el pasado reciente nos confirma siempre que esa disposición de solidaridad constituye un factor siempre presente y siempre operante. Lo que valoro en alto grado, pero que afirmo que es un riesgo. El asunto tiene una componente básica en torno al papel del sindicato como mobilizador de mejoras salariales y de condiciones de trabajo, pero hoy la pregunta del editor nos lleva más allá, en la lucha por la supervivencia de empresas, sectores, territorios y paises y como se incardina en ello la cuestión del salario como variable estratégica.


Definamos ahora pues los marcos de esa situación negociadora. La crisis de raíz financiera e inmobiliaria y de amplitud planetaria se ha extendido a la producción a través de la reducción del consumo intermedio provocado por la drástica reducción de la producción inmobiliaria y por el retraimiento del consumo. Ese retraimiento ha sido consecuencia en parte de la debacle inmobiliaria y de la baja capacidad de maniobra de las familias endeudadas en hipotecas y similares y por el miedo al futuro, claro está, que ha emplazado a las familias al ahorro máximo en bienes de consumo duradero, principalmente los automóviles. La retracción total del consumo es de órdago y tiene una tendencia a permanecer mientras no desaparezcan los nubarrones y el chubasco que está cayendo. Es, como muchos expresan, un círculo vicioso, crisis, paro, reducción del consumo, más paro, más reducción del consumo, etc. Al que añadimos de reducción de los precios en un avance hacia la deflación, la peor situación para los que deben repararla. Hay que añadir, para más INRI que los salarios en los últimos veinte años han tenido una perdida constante en el PIB. La advertencia viene a cuento ya que el porcentaje de consumo sobre los ingresos es muy superior para las clases trabajadoras, es decir una reducción salarial tiene un impacto sobre el consumo muy elevado. Esa situación económica exige acuerdos amplios en el tiempo y en las dimensiones sectoriales y territoriales (evolución de la industria, renovación de los sistemas de financiación, impulso a nuevos sectores tecnológicos, reformas potenciando la educación, extensión de la protección social, mejora de la productividad social, etc.), acuerdos que están más en el extremo de los pactos de estado que en la negociación empresa a empresa.


Una negociación del estilo “una a una” prima la circunstancia, las ventas, la inversión prevista, la evolución del mercado concreto en donde se desenvuelve la empresa. Ahí, la motivación salarial puede tener un carácter estratégico para salvar una mala situación o puede ser simplemente una táctica empresarial contra los trabajadores utilizando informaciones no contrastadas. La situación la tenemos cercana en SEAT o en NISSAN, en donde las direcciones patronales juegan a ganar puntos sobre los salarios sabiendo que la otra parte desconoce hasta que límite es o no importante el asunto en la perspectiva concreta de la crisis. Difícil es tender estrategias a ese nivel, pero si debemos reconocer que el ajuste salarial pude tener consecuencias beneficiosas si va acompañado de una actitud empresarial adecuada. Los salarios pueden recuperarse después.


Si hablamos de sectores, comarcas o distintas unidades de negociación colectiva nos empiezan a aparecer otras cuestiones no estrictamente vinculadas al salario, ni a la empresa propiamente dicha. Ahí los esfuerzos salariales, si son acordados, deben ser altamente compensados por medidas de dinamización económica, de inversiones a largo plazo, de acuerdos de revisión en función de objetivos más colectivos. Lo que leen es la participación de las administraciones como agentes catalizadores conjuntamente a empresas y sindicatos. Nunca en ese estadio el salario es un recurso estratégico de salvación de empresas, sectores o territorios. Es uno más en una larga lista en donde todas las partes ceden y aportan compromisos. La valoración es global puesto que el objetivo es un futuro distinto de la realidad previa a la crisis. Insisto, un futuro distinto.


Si nos desplazamos a los pactos de estado, ahí la cosa es más sencilla respecto al salario. En este contexto el sacrificio salarial no es ni de largo algo estratégico para la crisis
[3], sino que es un elemento de compromiso sindical, como el control de los conflictos, que atiende más a mantener acuerdos y compromisos altamente complejos que a participar en la solución de la crisis de una manera significativa. Ahí el salario debe tener claro hacia donde va en el futuro, como por ejemplo la recuperación de su participación en el PIB, unas nuevas políticas sociales que son salario social, otras políticas de vivienda que eviten el endeudamiento hipotecario, la mejora de la formación, el incremento de la productividad por nuevas inversiones públicas, etc. En definitiva, pienso que la moderación salarial, sea lo que sea lo que signifique, es algo un tanto inmaterial que tiene que ver con la creación de un marco de confianza económica, de acción conjunta y de búsqueda coordinada de un nuevo futuro. Que nada definitivo puede hacer frente a una crisis de consumo, de financiación, salvo en algunas excepciones muy concretas.


En un reciente documento del que facilito copia a la redacción, se expresa numéricamente lo que los salarios significan frente al producto total, al menos en la escala de la producción final del producto. Los datos son de SEAT y están referidos al año 2007. El peso salarial de la planta es respecto al valor medio del producto final de un 8%, todo el resto es aportación de proveedores y valor añadido en el precio (SKODA está en el 13%, igual que la central Volkswagen). Esa cifra demuestra que aunque moderemos el factor salario en SEAT su situación no variaría, a menos claro está que pasemos a la simple esclavitud. Como corolario añado la importancia de calcular que esos perceptores de salario son la base del consumo, serán quienes comprarán la producción y que en el marco de una crisis generalizada la expectativa de la exportación es muy limitada. De ahí el papel crucial del sector público como regulador del consumo generando inversión y gasto.




[1] Por no añadir cuestiones sobre el tiempo de trabajo, turnos, etc. que siempre van asociadas.
[2] http://www.revistalafactoria.eu/articulo.php?id=448
[3] Tal vez con la excepción de dinámicas perversas como fue la inflación pasada como referencia de actualización salarial y en cuanto el problema es de inflación de precios.

lunes, 16 de marzo de 2009

¿DE QUÉ VAN VESTIDOS LOS SECRETARIOS GENERALES DE CCOO Y UGT DE CATALUNYA?






Les adjunto para su disfrute estético y para un análisis más concreto y exhaustivo del que puede hacer un servidor, una fotografía reciente en la que aparecen los dos secretarios generales de CCOO y UGT de Catalunya. Me interesa la descripción de sus atuendos y su compostura, no por una cuestión de interés personal, sino, para con ello, averiguar su pensamiento y acción en esta época tan difícil. Recuerden lo que hacían romanos y cartagineses en los momentos delicados de su historia. Para acceder al núcleo de los acontecimientos era necesario hacerlo a través de ciertos vericuetos, que en aquel entonces podía ser el hígado de un pollo o el vuelo de unas palomas y hoy, porqué no, el fondo de armario de los señalados por los dioses. Eso ya es normal en ciertas profesiones actuales, generalmente vinculadas a la moda, la canción y la venta directa de bonos basura. Una de las preguntas fijas y consideradas principales en la mayoría de las entrevistas a esos seres aludidos es esa precisamente, que tienen en el armario ropero, de lo que deduzco que nos encontramos en las mismas que con las palomas. Y ciertamente una forma mucho más científica y comprobable que lo del hígado del pollo.


El asunto del atuendo de las personas no es cosa de escasa relevancia, a pesar de la a-moda actual que utilizan los adolescentes, con una manifiesta incomodidad por mantener separados y a la vista calzoncillos y pantalón y no romperse la crisma a la menor oportunidad de las que ofrece la ciudad. El atuendo refleja multitud de aspectos del individuo y no hace mucho era algo sobre el que cada uno debía tomar decisiones diarias que le abrían o cerraban puertas y conocimientos. Por otro lado unos secretarios generales de los sindicatos más representativos tampoco son cualquier individuo. Son personas públicas en el sentido más etimológicamente exacto de la palabra. Lo que hacen o dejan de hacer puede tener relieve en el devenir no solo de sus organizaciones, sino también del conjunto del país y de la ciudadanía. Por no citar sus necesidades de confrontación y acuerdo con sus habituales antagonistas natos, los patronos y sus organizaciones empresariales, mucho más cuidadosos (y con más posibles sin lugar a dudas). O la administración, lugar indeterminado en donde acaban y comienzan muchas de las pegas o soluciones de los asuntos que diariamente manejan esas dos personalidades. En todas esas ocasiones el atuendo, la compostura y las diversas habilidades y carácter personal son, para mí, importantes. Antes de seguir quiero hacer constar para descargo, si fuera necesario, de los actuales secretarios de CCOO y UGT que el atuendo de sus predecesores no fue, si la memoria no me traiciona, muy distinto del que usan los actuales. Tal vez se deba a una tradición o a un compromiso desconocido para los militantes que se pasa del saliente al entrante en la intimidad del último encuentro.


Lo que nos muestra la fotografía es enormemente relevante y por comprobaciones posteriores, exacto. Esa es la forma de vestir habitual de los dos secretarios, al margen claro está del hábito nocturno (que desconozco) y de la indumentaria para grandes ocasiones, que suele ser más variable y diversa que la habitual, aunque muy ocasional, por lo que podemos dejarla fuera de la estadística de uso.


¿Tiene importancia el atuendo y la compostura? Se preguntaran ustedes. Ciertamente tengo para mí que si. Aunque es justo reconocer que en un mundo con más cámaras fotográficas que ojos resulta excesivamente tenso estar siempre dispuesto y compuesto para el primer plano. A pesar de ello, los que acceden al rango de mandamás deben tener en cuenta que el mensaje no está solamente en lo que dicen, sino también en como lo dicen y ese es un como en que cabe todo. La imagen de quien se expresa es como la forma literaria de una novela o de la poesía, como decirlo es tan importante como lo que se dice. La cosa no es ninguna novedad y en otros territorios es cosa no solo sabida sino practicada y teorizada, a veces hasta la exageración, con lo cual la forma termina substituyendo el fondo. Los extremos, como en tantas cosas de la vida, terminan siendo lo mismo. A pesar de ello, insisto en que los secretarios generales de dos sindicatos como CCOO y UGT deberían atender a esos aspectos personales por que transcienden a su propia personalidad y conforman un cierto mensaje que puede reforzar o debilitar lo que intentan comunicar a través de las palabras, de las organizaciones y de las acciones.


Analizando la instantánea de marras, lo que vemos es realmente alarmante. Su actitud, con toda seguridad justificada por lo insípido de la circunstancia concreta, demuestra que estaban forzados a permanecer en donde los pusieron, aunque su deseo es evaporarse lo más pronto posible. Aunque ese posible hace ya mucho tiempo que paso y su resignación va substituyendo a su agitación. La ropa manifiesta una rapidez en vestirse que niega esa historia que me explicaban de niño: vísteme despacio que tengo prisa. La elección de colores y complementos no es tampoco afortunada, ni siquiera las pegatinas que luce el de CCOO logran animar el alma del espectador. No digamos de la calidad y estado de los tejanos de su vecino, responden a las exigencias que exige la práctica del bricolaje casero, viejos y con rastros de historia encima. Nada que opinar respecto al calzado, unas suelas de patear ocultan su verdadera calidad y modernidad, son pues un misterio y por ello tal vez lo mejor expresado. Otra cosa es el instrumental adyacente. La UGT se prepara, sin duda, para la travesía del desierto dado el envase acuoso que está dispuesto lateralmente y la especie de petate bajo la silla. En cambio, CCOO parece tener un frío profundo, de ahí los múltiples adminículos dispuestos en derredor del secretario por si las cosas se ponen bajo cero. También CCOO manifiesta su preocupación intelectual mediante el método de la bolsa o cartera adyacente, en donde es obvio que no va la fiambrera. El mensaje que lanzan los brazos y manos también es claro, UGT se defiende frente a la agresión extranjera, no sabemos si la protección está justificada por la existencia de un billetero en peligro. De todas maneras su actitud es claramente defensiva. No le va bien eso del bricolaje. Las manos de CCOO son cosa distinta, la expresión altamente femenina muestra calma y paciencia. Tal vez demasiada. Los dos, en cambio, coinciden en la expresión de las piernas. Ambos provocarán la caída de más de un descuidado.


En fin, si tienen algún desacuerdo con lo que digo, ahí tienen la imagen, explíquenla, explíquenla. Para terminar quiero decirles que lo que les ocurre realmente a ambos secretarios generales es que están contemplando el despliegue de la crisis. Todo se reduce a ello.



Lluis Casas asesor de imagen disponible, pidiendo disculpas a los caballeros de la foto.

miércoles, 11 de marzo de 2009

PERO ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?





Como la realidad es una inasequible e inagotable generadora de asuntos para comentar, me veo obligado a prepararles un paquete con unos cuantos de los más recientes de entre los que me han llamado la atención. Probablemente estarán de acuerdo conmigo que cada uno da para un artículo largo o para una tesis doctoral, pero, al juntarlos y reducirlos a lo más intrínseco, creo que conformo una propuesta distinta, humildemente parecida a esas espléndidas novelas, desgraciadamente ya en desuso, sobre el realismo mágico que induce una realidad perpleja.


Uno. Ya les expliqué, creo que la mar de bien y en su día, eso del precio de la basura financiera. Miren, si dudan de ello, lean lo que nos dice un premio Nobel en las páginas amarillas de El País de este domingo. El Sr. Krugman, que por cierto va a trasladarse a Parapanda en calidad de concejal emérito de finanzas, nos habla de ello en términos equivalentes a lo que este medio digital dijo. Lo curioso del caso es que los afectados, gobiernos e instituciones supra gubernamentales europeas, no lo hayan leído. O, al menos, no se han enterado. Vaya, que no están al caso y siguen con sus derivas de nacimiento favoreciendo a los responsables de una crisis mundial enorme y de multitud de prácticas que en algunos casos no están lejos de la simple estafa. Contrastado con ello, circula por la prensa una pena de dos años de cárcel por cualquier tontería comparada con lo anterior. Incluso las tonterías que el hambre provoca.

Dos. Noticias del gobierno. Los hoteles con licencia full no se derribarán. Un equipo gubernamental en colaboración con algunas brigadas autónomas y regimientos municipales buscan resquicios en la legislación para salvar la mala práctica turística, ambiental y urbanística. O, como dicen por ahí, que están simplemente al servicio del poder mal entendido y mal aplicado. Hoteles que invaden el espacio público, que se han construido sin licencia y sin respeto a la legalidad y a la honestidad seguirán vivos y coleando, es decir produciendo beneficios para algunos. Todo ello concuerda con el vacío casi absoluto con que el ejecutivo está tratando los asuntos ambientales. Sean los que sean. Lo mismo da la energía que el medio natural, el cambio climático que la contaminación. Cosa que podía anticiparse perfectamente con la desaparición del ministerio ad hoc en marzo pasado. Mientras tanto en otros territorios de la tierra, otros gobiernos poden acento y prácticas en esos temas. O es que vamos con adelanto respecto al horario previsto o simplemente no nos enteramos de nada. Al menos por lo que hace al gobierno.

Tres. La representante de la ONU que ha visitado nuestro país recientemente reprende al gobierno por la política de vivienda. Con un castellano majestuoso se preguntaba en que piensa el gobierno. Esa representante tiene más razón que una santa. La vivienda, como derecho básico, no puede depender de la oferta privada y de los precios de un mercado manipulado. Corresponde al gobierno el buen cuidado de ese asunto, de modo y manera que los súbditos, y en su caso, si los hubiera, los ciudadanos puedan acceder a ese bien de forma razonable y sin hipotecar sus vísceras. La reprimenda es la segunda que la ONU nos hace, sin que hasta ahora se haya constatado reacción práctica ninguna. Mientras tanto la especulación inmobiliaria se hunde, el valor de lo hipotecado se reduce y no aparece idea ninguna que permita aprovechar la circunstancia para tener política de vivienda con MAYUSCULAS. Será porque solo afecta a quien no puede hacer declaración de patrimonio. Digo yo.


Para que no me apunten con el dedo por fobias al ejecutivo, ahí van algunas cosas de carácter local y de transcendencia universal.


Cuatro. El Clínic. No ha sido ninguna sorpresa para los enterados la aparición en la prensa del asunto, puesto que hace años que se sabía. Uno de los hospitales de bandera de Barcelona ofrece a sus “clientes” y a sus empleados de relieve la doble posibilidad de ir al sector público o al privado, todo en el mismo lugar y a la vez, siempre que es posible. Unos como usuarios y otros como laborantes. La cosa parece un milagro y en cierto modo lo es. Incluso podrá pensarse en la cuadratura del círculo. No me extrañaría nada. El asunto es como sigue: Usted quiere/puede pagar su asistencia hospitalaria vaya a la derecha, no hay lista de espera, ni plazos largos en pruebas diagnósticas. Usted no puede o no quiere pagar, a la izquierda. Tendrá las listas que toque y el plazo que el caos universal determine. Detrás del mostrador probablemente encontrarán al mismo personal, tendrán el mismo quirófano, utilizarán el mismo escáner. Es el sistema dos en uno. El asunto no es gratis, no crean ustedes. El asunto sale a 12 millones de euros todo completo por la derecha. El Clínic recibe 8 por el esfuerzo realizado, quedan pues para repartir 4 millones del ala. La esquizofrenia asistencial no deja de ser rentable bien organizada. ¿Alguien dirá alguna cosa con sentido, o tomará cartas en el asunto? Una pregunta muy simple, que en catalán es parecida a ximple.


Cinco. Collserola está que arde. Como sabrán, Collserola es un enorme y espléndido pedazo de naturaleza codiciado por los de siempre, las inmobiliarias, los propietarios, etc. Además de un pedazo de naturaleza es un milagro. Un milagro efectivamente, puesto que a pesar de los pesares, de la historia de la especulación barcelonesa y metropolitana, sigue ahí para disfrute de todos y como recordatorio de un urbanismo que fue posible en unos tiempos francamente complicados. Pues bien, con gobiernos de izquierdas en ambos lados de la plaza mayor de Catalunya y con participación activa y, en general, positiva de los componentes verdes de la política, Collserola todavía no es parque natural. Ustedes me dirán que Collserola es un parque natural de tomo y lomo. Y tendrán razón en lo que a la realidad corresponde, pero no en cuanto a lo que la administración y la legalidad determinan. Collserola es un parque natural real y debe serlo administrativamente. Ello comportará un nivel de protección contra la depredación humana, especialmente la inmobiliaria y la de infraestructuras, de grado máximo y, por ende, también comportará el disfrute colectivo responsable del espacio preservado por los siglos de los siglos.


Ahí coloco otra pregunta simple: ¿por qué se resisten los gobiernos de izquierda a dar un paso ya planeado y acordado? ¿Por qué dejan en manos de la derecha la reivindicación de parque natural? Lo dicho, otra pregunta ximple.




Lluis Casas ha
ciendo la siesta.

martes, 10 de marzo de 2009

EL NEW DEAL DE OBAMA U OBAMA Y EL NEW DEAL






Muy a menudo, la realidad nos retrotrae a tiempos que creíamos pasados: hoy es especialmente claro el recuerdo de la gran crisis de 1929. Me permito un inciso: como Parapanda está festejando el próximo cumpleaños de don Francisco Ayala, recuerdo al lectorazgo que en ese mismo año de 1929 el joven Ayala publicaba su importante ensayo “Indagación del cinema”. Seguimos.


1929: una crisis financiera y de sobre producción que dio pábulo en Europa a la hegemonía fascista en muchos países y en Estados Unidos a un gran acuerdo por una sociedad distinta. El New Deal rooseveltiano, nuevo acuerdo social, diríamos en una traducción un tanto libre. El new deal fue una apuesta de gran trascendencia histórica en muchos aspectos tanto políticos, como sociales e incluso como experimento de un cierto keynesianismo al que le faltaba el paso por la práctica. El new deal representó la aparición de la acción benefactora del estado en la economía y en las prestaciones sociales. El presidente Obama se apoya en esos recuerdos que están grabados con hierro en la memoria de su pueblo para proponer ahora la acción que insinuó en el larguísimo periodo electoral, we can, juntos podemos. Se refiere, claro está, a un cambio profundo de la sociedad estadounidense.


Hasta aquí una nota escueta periodística que no dice mucho ni del trágico período que la crisis del 29 ayudó a impulsar, ni de lo que hoy toca plantearse.


Creo útil comentar brevemente eso tan pasado, y sin embargo tan de actualidad, de la crisis del 29. Debo advertirles que sus recuerdos familiares están a buen seguro faltos de referencia directa. El motivo fue rotundo, la España de la época era una economía y una sociedad alejada de las corrientes económicas mundiales, que se movía al ritmo de su agricultura, en función del buen tiempo y con ello de las buenas cosechas. España no estaba vinculada a los patrones monetarios de la época, ni suficientemente enlazada a las corrientes internacionales del comercio y el capital. Por ello quedó a salvo de la intensidad de la crisis. Aunque hay que remarcar que España no era una sociedad boyante, ni equilibrada, pues era pobre de solemnidad y estaba sojuzgada por un régimen real lleno de
grandes latifundios, corrupción, indignidad política y social e intromisión clerical.


La crisis del 29 surgió, como la de ahora, por motivaciones financieras (el enlace necesario entre producción, comercio y consumo) y se trasladó a gran velocidad al consumo y la producción que cayeron estrepitosamente. El paro fue en aumento y llenó en poco tiempo las calles de las ciudades y las carreteras de trabajadores y campesinos en busca de trabajo y de sustento. Un drama que ha permanecido en las retinas de los que hemos visto el cine en blanco y negro a través de espléndidos films de la época, como el gran John Ford que dejó algunos planos inolvidables. El complemento imaginario lo pusieron algunos suicidios de relieve, financieros venidos a menos atrapados por inversiones especulativas y apalancadas que convirtieron Wall Street en una opera trágica.


La crisis apareció de forma similar a la actual y por motivos relativamente coincidentes y del mismo modo surgió también en los EEUU y se trasladó a Europa. Aunque hay que añadir que en Europa, la pasada guerra de 1914-19 había puesto las bases explosivas para su contaminación americana. Los acuerdos de Versalles obligando a Alemania y a sus socios guerreros perdedores a retornar los capitales que presuntamente costó la guerra, disparó el caos social y ayudó a la conexión con la crisis transatlántica.


Los gobiernos de entonces y el pensamiento político, económico y social que los sustentaba no estaban a la altura del problema. Su mentalidad liberal los alejaba de los instrumentos económicos basados en el gasto público. De hecho quedaron paralizados durante largos años, sin política concreta más allá de utilizar la policía contra un movimiento obrero en busca de trabajo. La sociedad quedó rota. Una situación ideológica no muy distinta a la situación previa a la crisis de ahora mismo. Gobiernos que se encuentran con la crisis del 2008 enlazan con la teoría que el mal está en el gobierno, que corresponde por ley divina al sector privado toda acción inversora o social. El estado debe permanecer pasivo. Tal cual estaba el asunto en 1929.


Obama se refiere a esas semejanzas cuando cita el new deal, el acuerdo social que permitió a trancas y barrancas la recuperación económica, el crecimiento, el reparto del pastel y la nueva cohesión social. Ese new deal creó una sociedad nueva que pudo enfrentar la segunda guerra mundial y la hegemonía estadounidense en el planeta. Los instrumentos históricos están, como la crisis, fotografiados en blanco y negro: inversión pública en infraestructuras, aliento al empleo agrícola, impulso público a las inversiones, reforma fiscal y otros muchos. El desaparecido John Galbraith hizo sus pinitos profesionales en ese contexto (en el sector agrícola público, si no recuerdo mal) y nos legó libros y comentarios que con su precisión habitual nos relatan esa dura época.


El we can obamiano recupera esa música y debe ponerle la letra que hoy corresponde. Los gobiernos reaganianos y 12 años de la familia Bush (a pesar del demócrata Clinton) han dañado profundamente algunas de las bases de la democracia americana. La confianza en el futuro y la expectativa que año a año todo el mundo dispuesto a trabajar mejora son las más afectadas por una realidad que las niega. De hecho lo que promete Obama no es distinto a la idea que con el duro trabajo (debe existir esa posibilidad) todos pueden vivir razonablemente bien y garantizar su futuro y el de sus hijos. Cosa que hoy por hoy está a mucha distancia de ser realidad. La sanidad será con toda probabilidad la piedra de toque en la que se plasmará el éxito de la apuesta, pero los cambios en la política energética, en el medio ambienta, en la reforma financiera irán a la par. Lo realmente remarcable es que todo lo que se haga disponga de ese paraguas protector que otorga tener una teoría y una meta social: we can, representa eso, la voluntad de lograr juntos una nueva sociedad.



Lluis Casas desde Washington


jueves, 5 de marzo de 2009

ELECCIONES Y CRISIS. Al alimón con López Bulla








Habla un servidor


Era algo que podía pasar y ha pasado. Las recientes elecciones en Galicia y Euzkadi han definido un nuevo marco político que ensombrece las acciones del gobierno federal frente a la crisis. No es que yo sea un fan de lo que el gobierno federal propone; al contrario, me he sentido y me siento muy crítico frente a la política económica de los últimos cinco años y ese sentimiento racional se acentuó en cuanto los primeros berridos de la crisis aparecieron sin que los federales hicieran algo por enterarse. Pero una cosa es la postura crítica y otra es analizar si la situación política ha favorecido o no una acción resuelta y clara contra la crisis. Y mi respuesta es: no. No lo ha hecho y ahora tenemos un nuevo marco de relaciones parlamentarias más complicado para cualquier cosa con sentido que se haga.


Las elecciones no han sido ni un si, ni un no. Ni el PSOE sale escaldado claramente, ni el PP ha ganado tantos puntos reales como ellos mismos creen. El resultado concreto es una mayor dificultad para conseguir mayorías parlamentarias en Madrid (y, pienso, que en Euzkadi) que asuman costes y beneficios de políticas contra la crisis. Una dificultad previamente existente que ahora se ha ampliado.
Tampoco veo por otro lado la capacidad política, el liderazgo y las ideas capaces de imponer un programa fuerte y claro desde la presidencia del gobierno, un poco al estilo que se presume en Obama.


En esas circunstancias todos se preguntaran qué puede suceder. No seré yo quien se lo aclare, no tengo disponible la bola de cristal y no hay tratado económico, ni político que de las claves del asunto. A pesar de ello, alguna cosa puede intuirse. Y voy a tratar de explicársela.


La psicología del gobierno federal frente a la crisis ha sido primero la negación. Después la incredulidad. Más tarde la indecisión y la tentación del abandono (vean a Solbes). El conjunto de acciones emplazadas, los cuantiosos fondos aportados a la banca, etc. no son un plan, no responden a un programa coherente y realista. Hay impulsos y acciones descoordinadas lanzadas por la presión de la realidad y los intereses. Pienso que en realidad el gobierno federal se apoya en la idea que la solución está fuera, en el exterior. En los USA y en otros centros económicos de gran tamaño. Creen que la recomposición de la economía estadounidense puede ser el factor de reacción para todos y que con apoyarse en ella saldrán a flote. Y si, además, la UE alcanza por fin un acuerdo coherente con la acción de los USA, todo pude ir mejorando en unos meses. Tal vez para mediados del 2010 la cosa esté normalizándose y las elecciones del 2011 puedan encararse con alguna comodidad. Pienso que el enfoque va por ahí.


Ese es el primer obstáculo, una falta de firmeza y convencimiento sobre lo que debe afrontar el gobierno y cómo hacerlo. La segunda es un análisis erróneo de la crisis en España. No es solo una crisis internacional, sino que tiene características muy específicas que exigen medidas especiales, junto, claro está, con las generales. No es solo el sistema financiero contaminado, sino un modelo de crecimiento al margen de la productividad, basado en una pirámide especulativa de la construcción y una débil apuesta estratégica pública y privada por los sectores tecnológicos y científicos de la nueva economía. Ese lado hispánico de la crisis debe ser afrontado en solitario, sin dependencia de lo que hagan otros. Es nuestro problema. Se trata de la modernización real de la economía española.


El país debe dejar de ser un centro de diversión o refugio para turistas, inversores inmobiliarios o jubilados del norte. Esos sectores deben pasar a ser menos importantes y los sectores vinculados a alta productividad y al desarrollo técnico y científico deben crecer y mucho. La industria madura, como el automóvil, a causa de su dependencia total de empresas externas es un enfermo, no sé si terminal, pero al menos crónico. Y como a tal debemos tratarlo. Se necesita un salto industrial desde los sectores de producción más tradicional a la nueva industria. No es bueno, como dicen algunos profesores, perder la industria. Cosa que pasará si no hacemos lo que debemos. La capacidad de retención de los centros de producción tradicionales es limitada en tanto la producción cae y los sectores se desplazan al hilo de los bajos salarios.


En síntesis, pues, el gobierno federal se halla en situación de tomar decisiones cruciales que exigen una cierta mayoría parlamentaria que aúne futuro económico, garantías sociales y recursos fiscales. Y eso, no lo teníamos antes del pasado domingo en grado adecuado y hoy estamos peor.


La memoria recupera los pactos de la Moncloa en una crisis económica tal vez más dura y en una situación política mucho más complicada. Al margen de las consideraciones sobre quien asumió el coste de los pactos, desde mi punto de vista lo hizo claramente el sector social, no me cabe ninguna duda de que estamos en las mismas. Hay que edificar un plan, buscar alianzas parlamentarias y sociales y acumular capacidad de liderazgo para resolver, al menos, los problemas propios de la economía y la sociedad española de hoy.


¿Quién se atreve?



Habla José Luís López Bulla



Mi querido don Lluis, comparto su planteamiento. Ahora bien, deja usted en el aire algo que tiene su importancia. Afirma que son “necesarias unas mayorías parlamentarias”. Ciertamente, así lo creo. Pero ¿con quién(es)? Y, también sugiere (aunque indirectamente) una concertación político-social similar, en los aspectos españoles de la crisis, a los Pactos de la Moncloa. Le pregunto a usted: ¿cree posible que se concreten esas (necesarias) mayorías parlamentarias? Pienso que hay que apuntar a algo de más envergadura: un gobierno “federal” donde, como mínimo, esté Convergència i Unió. Aunque también creo, como usted afirma, que, si Zapatero está a la espera de lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones generales, el resto de las fuerzas políticas también están en ese mismo cometido. Ahora bien, CiU tiene ahora más motivos (sus motivos, claro está) para no desear adquirir compromisos gubernamentales (ni tan siguiera de alianzas parlamentarias) si Patxi López sigue empeñado en ser lehendakari. Dejo aparte, por irrelevante para lo que estamos comentando, los eructos del PNV contra el dirigente socialista vasco.


Así pues, estimo que se debería entrar en la siguiente hipótesis: 1) un gobierno de coalición del PNV y el Partido socialista de Euskadi, que sólo y sólamente es posible con Ibarretxe, que no es santo de mi devoción y lo demostré cuando fui diputado en el Parlament de Catalunya; 2) que CiU entre en el gobierno “federal”; 3) que, así las cosas, se proponga una gran concertación político-social para poner en marcha los grandes temas, explícitamente españoles, capaces de abordar la crisis económica.


Con toda probabilidad, el Partido popular estaría fuera de las alianzas electorales. Sin embargo, tendría las cosas muy complicadas si –estando todo el mundo con los brazos arremenagados— rehúsa entrar en el proceso de gran concertación económica y social. Estoy hablando de medidas de envergadura: las que usted genéricamente propone y no precisamente de “medidas homeopáticas” como las que, hasta la presente, se están poniendo en marcha; más todavía, lo que está poniendo en marcha el gobierno “federal” me parecen que sirven para cualquier situación de normalidad económica.


Querido don Lluis, no pienso adornar mis planteamientos –esto es, gobierno de concentración en Euskadi, ingreso de CiU en el gobierno “federal” y Gran concertación— porque con pocas palabras basta y porque nadie me hará caso.





miércoles, 4 de marzo de 2009

OCURRENCIAS FISCALES, LABORALES E INMOBILIARIAS FRENTA A LA CRISIS






Con lo que está cayendo y la propuesta ideológica neoliberal no cesa. Da igual el espectáculo protagonizado por la banca internacional, o por los líderes de ese mercado fullero de la bolsa moderna, que van apareciendo uno a uno con las manos esposadas. O los inventos inmobiliarios, con precios por las nubes y promociones de nunca acabar, nunca mejor dicho lo de no acabar. Por no citar ese cáncer nuestro de los vividores de lo público y de la corrupción.

La ideología no descansa. Tenemos ración ideológica por parte de los empresarios, al menos de los que salen en los medios farfullando no se que cosas respecto al despido libre, al ajuste salarial y a los contratos a su gusto. Canción que es casi de cuna, puesto que se repite haya o no crisis, vayan o no bien los negocios. Sirve para cualquier momento de la coyuntura o de la superestructura.


Para algunos empresarios lo que hay que tener es un buen sistema de explotación sobre los trabajadores, de forma y manera que ni sindicatos, ni derechos, ni gaitas. Pagar poco, muchas horas y si hace falta a la calle que ya es hora. Eso si, piensan que el consumo debe volver por sus fueros, faltaría más. Todo el mundo debe renovar coche, televisor y calcetines y a ser posible de su marca. Aunque claro, no cuentan que se haga con el sueldo que cada uno cree que debe pagar en la fábrica, en el taller o en la oficina, puesto que esos sueldos no dan para ello. Tal vez alienten que se pague con otros recursos. ¿Unas horas extraordinarias en momento de crisis y de reducción de la producción o tomando las esquinas de las poblaciones para ofrecer lo mejor que se tenga? Algo deberían decir al respecto esos señores. ¿Como piensan esos empresarios que el consumo se recupere? Sin salarios y por intercesión milagrosa. Los más apañados esperan que el gasto público en inversión les de un empujoncito, si puede ser personal, pero de ahí no pasan.

Hay más ideología para repartir. Solo cabe leer a los sesudos expertos en impuestos que reparten dividendos exigiendo una rebaja de la fiscalidad directa (una más) y un incremento de la indirecta. De modo y manera que los más ricos se beneficien de la situación, pobrecitos ellos. Nos la están jugando desde hace tiempo con los impuestos sobre el patrimonio, sobre sociedades que por su propia definición afectan a quien más tiene, como afirma la doctrina, eliminando paulatinamente coeficientes, introduciendo deducciones y correcciones. El impuesto sobre las rentas ya ha sufrido drásticas transformaciones que dejan libre un sinfín de ingresos financieros y patrimoniales. Todo a gusto de unos pocos.
No veo yo estos días a ningún predicador de estos explicar como y quien pagará la factura de la banca o de la solidaridad al inmobiliario desfallecido. Deben pensar que vendrá en nuestra ayuda algún paraíso fiscal. Eso si, son acérrimos partidarios del equilibrio presupuestario y del déficit cero. Aunque no cuentan como se forma el saldo resultante de las exigencias de salvación nacional de la banca, del inmueble y de la fábrica de automóviles.

No citemos ya a los cariacontecidos promotores que esperan un rebrote del trauma inmobiliario, escondidos detrás de las pifias solemnes de otros o atrincherados por la banca como colaboradora necesaria. Por no citar el extravío público respecto a la vivienda que pierde día a día la oportunidad histórica de ofrecer al país un nuevo paradigma de la vivienda digna y pública.

Y no olvidemos a esos exclamadores de financiación para las pequeñas empresas (dormidos hasta ahora), empresas ahogadas por la retención del crédito bancario. Individuos que no tienen vergüenza ajena en sentarse al lado de los piratas bancarios y sus botines. Exigen y exigen al estado fondos sin límite y no aportan la más pequeña reflexión sobre la falta de banca pública o de regulación financiera y participación en la privada cuando esta necesita auxilio y respiración artificial.

En fin, ya ven ustedes que no carecemos de ideas brillantes para hundirnos más en la crisis, ahora si, haciéndolo a la manera de los neoliberales o de las derechas autómatas: solo los no ricos.



Lluis casas impertinente, ya me perdonaran por la demagogia.



EL PRESUPUESTO DE OBAMA






SI tienen acceso a El País del domino 1 de marzo, en las páginas naranja de economía y como cada semana, tienen ahí un excelente artículo de Krugman sobre el presupuesto y el cambio en Estados Unidos; y si no disponen de dicho ejemplar, un servidor muy gustosamente se lo indica aquí: Clima de cambio, de Paul Krugman.


Un crítico de izquierdas, como el citado autor, crítico también con los primeros pasos de Obama, rectifica ahora y saluda el riesgo que asume el nuevo presidente con un presupuesto para un cambio de grandes dimensiones, en salud, en medio ambiente, en reducción del gasto militar, en impuestos para los ricos, etc.


Para reforzar el asunto nuestro Vicenç Navarro publicó la semana pasada en Público una reflexión sobre la crisis y las propuestas de Obama también excelente. En el artículo se advertía de la presión de los sindicatos para un cambio social en los USA, compensando lo que la derecha radical y fracasada republicana piensa hacer llegar a la presidencia, más paro, menos salarios, menos gasto social y que se hunda el mundo. Lo mismo que comentaba Pepe Borrell en El País hace unos días a propósito de la pérdida de peso de los salarios en el PIB en los últimos 20 años, núcleo del desfallecimiento del consumo y de una parte de la crisis. Tesis que coincide con la de Navarro en el artículo citado. Los salarios, así como otros derechos de los trabajadores, han sufrido el envite neoliberal, han perdido un enorme porcentaje en la participación en el PIB y han creado situaciones lindantes con la pobreza en todo el mundo. Hoy, además, en algunos países, como España, el endeudamiento “popular” por la vivienda es tremendo, los ingresos salariales de 30 años están capturados por la hipoteca. Unos riesgos enormes que frenan el consumo y aceleran la crisis.


Un conjunto de aportaciones que estructuran una posición política, económica y social frente a la crisis, realista con lo que debe hacerse y progresista en el fondo y la forma. Hacen bien los comentaristas citados en salir a la palestra para defender lo que hay que defender. Esperamos mayores sensibilidades de los gobernantes hacia estas propuestas y análisis.


En síntesis los autores anotan que gasto social, equilibrio presupuestario, finanzas, salarios, regulación financiera, paraísos fiscales, freno inmobiliario, banca pública, normas sobre monopolios o equivalentes, nuevo modelo energético y ambiental, y en el fondo una nueva concepción del consumo, con bienes más duraderos, más sostenibles, mayor consumo social y una mejora de la progresividad de la fiscalidad son elementos que forman parte de la receta principal. Y un poco más de Europa, de la Europa de verdad, como nos dice muy acertadamente nuestro editor en su llamada a Delors.


¿Les harán caso o deberemos esperar a una situación de mayor dureza social? De momento lean y discutan.



Lluis Casas obcecado con un cambio de política

martes, 3 de marzo de 2009

POLONIA O EL JI, JI, JI, JA, JA, JA DE CIERTOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN






No crean que no acepte, e incluso me divierta, el lado cómico de la política. Pues claro que sí, cualquier circunstancia de la vida puede ser vista y explicada en clave de humor. Un humor que debe corresponderse con el contenido real del asunto del que nos reímos. Esa es la única condición desde mi punto de vista para ello. La risa es crítica, inconformista, punzante para que sea una risa humana, adulta, rica.


Por eso no creo que uno pueda reírse impunemente de las victimas y de los verdugos como si fueran la misma cosa, como por ejemplo en la última guerra de Gaza me resultaría insultante y deformante un chiste a propósito de judíos y palestinos. El mismo caso seria con el ligeramente lejano holocausto. No es lo mismo reírse de los nazis y de sus prisioneros a la vez, como si todo nos fuera igual.


En fin, no creo que sea lícito, en términos filosóficos e incluso políticos, reírse de la democracia o del conjunto de los políticos como si no hubiera detrás asuntos de gran relieve y de consecuencias graves y enormes diferencias entre ellos y entre el pensamiento que los sustenta, así como su capacidad de poder en los medios. La broma verdadera es la burla del poderoso. La broma es una parte más de la visión de la vida, pero vivir de la broma acrítica, alejada de cualquier circunstancia real me parece no solo un negocio simple, sino una tomadura de pelo y un enorme riesgo de desmotivación política, rayando desde este punto de vista con un cierto fascismo light. Que fácilmente puede transformarse en duro.


El programa Polonia de TV3 tiene a mi parecer todos los ingredientes negativos del ji, ji ja, ja acrítico, no explicativo, incluso a pesar de su éxito o precisamente por ello. Sus creadores tienen oro monetario en sus manos y lo explotan al máximo. Los tenemos en la radio y el la TV desde hace muchas temporadas. Recuerdo especialmente un programa de radio que me produjo una reacción virulenta. El día en el que el entonces presidente Maragall anunció en sede parlamentaria su no presentación a las elecciones, el equipo de cómicos mezclaba las palabras reales en directo del presidente con su substituto de ficción, junto con otros personajes. El resultado fue esperpéntico. Nada que ver con el dramatismo político, institucional y personal de la ocasión. Creo que fue una enorme humillación para la democracia y para la persona que la encarnaba en aquel momento. Nadie reclamó nada, con los cómicos nadie se atreve, ni ellos mismos.


Todo ha sido así en Polonia, desde un humanizado Franco a caballo a un papa doméstico que disfruta haciendo tonterías. Así, Franco aparece como un vejete cascarrabias (eso sí, tenía “sus cosas”) casi tan entrañable como el abuelo Cebolleta. La realidad es mucho más dura, ni Franco, ni el papa de Roma, ni el rey de España puede ser vistos exclusivamente como torpes actores cómicos de algunas acciones de escasa importancia, son actores de gran relevancia política e histórica, cuyas conductas han producido consecuencias enormes en el país. En el caso del Franquito de marras, una guerra civil y una durísima y cruel dictadura. La broma ha de partir de ahí.


Recuerdo que el precedente del programa actual tenía que ver con el Barça, hace ya algunos años, y consiguió que el entonces presidente barcelonista Núñez, un personaje del mundo especulador inmobiliario de Catalunya con acciones que se cuentan en la historia inmobiliaria más truculenta, acabase siendo un personaje simpático y amable. Nada que ver con su acción efectiva sobre la ciudad.


Los personajes políticos que aparecen en Polonia no aguantarían más allá de dos o tres programas. No tiene ninguna gracia real el acento y la inexpresividad del presidente Montilla, más allá del detalle en concreto, aunque podrían tener mucha mayor critica desde otros puntos de vista. Como tampoco la tiene la mayoría de los demás personajes. Un político tan turbio como el ex ministro de interior del PP ha aparecido como una especie de diablillo estúpido. Lamentable.


Catalunya tiene una larguísima tradición de caricatos, dibujantes y escritores o periodistas que manejaban contundentemente el humor con eficacia y sentido. Hoy Polonia nos retrotrae a un sin sentido, que no es un non sens francés, y que aligera la conciencia respecto a muchos de los personajes que aparecen. Lo peor del cómico.



Lluis Casas arriesgándose a que se burlen de el