viernes, 29 de enero de 2010

LAS PLUSVALÍAS MILLONARIAS DEL BARÇA





Noticia de última hora




No se trata de alcanzarles el significado de la jubilación a los 67. Ya llegará. Probablemente el de Parapanda está preparando algo a base de sosa caústica.


Solo decirles que el mismo día en que la televisión pública catalana anunciaba en hora punta el pelotazo del Barça, se permitía la extrema liberalidad de dar un programa sobre don Ildefons Cerdà, el salvador urbanístico de Barcelona, pero, claro está a las 23 horas y treinta minutos, después del coñazo tontuelo de Polonia y de otros dos o tres programas con audiencia tan poco relevante como garantizada y sin contenido.


Todo quedó ayer meridianamente claro, el Barça, el periodismo, el ayuntamiento y un largo etcétera.


Por si no lo saben, el Barça se embolsará plus valúas que se valoran entre 65 y 300 millones. Cifras que explican con transparencia el tipo de negocio. Y todo por que la ciudad, es decir, todos, aceptamos que la riqueza colectiva vaya a parar a manos privadas.


Aleluya.



Lluis Casas predicador en el desierto



miércoles, 27 de enero de 2010

TRESCIENTOS VEINTICINCO MIL MILLONES




Sí, han leído bien: 325.000.000.000 de euros. La cifra aparecida por sorpresa en la prensa es el monto de la deuda inmobiliaria que poseen los bancos y cajas españoles. Una deuda que tiene su contrapartida en suelo y promociones en muy diversas fases de ejecución y de oportunidad de colocación en el mercado. Es una cifra que si hacen el ejercicio que les propongo toma unos derroteros cósmicos: pásenla a pesetas y verán. Son 55 billones (billones de los antiguos, es decir millones de millones) de pesetas. Todo y con la inflación post euro, la dimensión asusta. Eso está claro. En resumidas cuentas, estamos hablando de un parné equivalente a diez veces el presupuesto de la Generalitat de Catalunya de 2010 o a un millón y medio de coches Seat.


La cifra salió en la prensa a resultas de una especie de encuentro o congresito sobre la materia inmobiliaria que, por otro lado, no hubiera merecido ningún comentario periodístico. Uno de los ponentes se salió del guión y mentó a la bicha. Los bancos que no habían dicho esta boca es mía sobre el asunto se han lanzado a diversos desmentidos, no sea que el espanto se contagie urbi et orbe. Parece ser que la cifra, más o menos, es cierta y sirve para valorar lo que espera a la economía española.


Si bien es cierto que detrás de la deuda hay activos, no como en el caso de los bonos basura, también es cierto que muchas de las promociones, o del suelo disponible para edificar, están donde no toca, son promociones especulativas realizadas al albur de una economía ya inexistente. Por ello se hace difícil pensar que puedan reintegrarse al mercado con cierta fluidez y que puedan recuperar el valor presunto. Por ello, bancos y cajas corren desesperados en busca de reservas que cubran una parte de esa deuda que se adivina incobrable o de muy lenta digestión. Es decir, se prepara una operación para cubrir pérdidas colosales. Después, y si son capaces de cubrirlas, habrá que pensar en cómo recuperar algo o mucho, colocando las existencias, ya en manos bancarias. Una historia que se prevé larga y compleja.


Al fondo, sigue existiendo un problema de vivienda muy grave. Problema que en función de la situación económica ha desaparecido de la prensa. Las familias necesitadas de ella tienen hoy otro problema prioritario, el paro o llegar a final de mes. Por otra parte, el mercado de la vivienda no ha ajustado los precios al nivel que lo razonable exigiría. El enorme incremento de precios especulativos sigue estando presente en el mercado y la resistencia a ceder es elevada. Pero insisto en que la demanda está retraída por un problema superior.


Ya en otros artículos expresé la posibilidad de que la crisis inmobiliaria sirviera para situar la vivienda en donde toca, a saber: la vivienda de fácil acceso, de alquiler y a precio razonable, debe acercarse a los índices europeos, el 30%. Si no es así seguiremos en las mismas. La existencia de un enorme stock sin cliente y con una deuda enorme asociada podía intuirse como un medio para salvar la situación. Las ayudas institucionales deberían encauzarse a través de la obtención de la parte del stock útil hacia esa franja de consumo de alquiler. Mi opinión se ha visto corroborada en diversos medios por comentaristas ajenos al submundo inmobiliario, e incluso a través de promotores con ciertas luces.


Ya veremos, pero esos 325 mil millones de ala no serán papel mojado desde el punto de vista de la economía, pueden serlo en parte para los poseedores de la presunta propiedad, los bancos.




Lluis Casas buscando piso.

domingo, 24 de enero de 2010

RECORTES DE PRENSA






Uno.



Desde los máximos altares de los empresarios españoles (el adjetivo no es por sentimiento patrio, simplemente por ubicación de activos, no confundamos al personal) nos llega, por fin, el esclarecimiento de la crisis. Hasta ahora nos eran desconocidos los motivos, los agentes y todo cuanto afectaba a esa enferma objetiva que es la economía española. Hoy ya no es así, lo sabemos todo gracias a esa inteligencia natural que emana de las instancias agropecuarias empresariales. El paro, fenómeno ajeno a cualquier crisis como sabe todo el mundo, es debido al incremento de salarios de los trabajadores españoles. Claro, por fin lo sabemos. ¡Qué gran satisfacción y modesta alegría me produce saber la esencia de las cosas! Hemos tenido que esperar, pero ha valido la pena. El culpable es el trabajador que ve su salario incrementarse hasta producir una quiebra en la productividad que lleva indefectiblemente a la pérdida de contratos, al incremento de las existencias, a los impagados y al mundo insufrible del paro. Ellos lo han querido, quiero decir los trabajadores. Por lo visto todo eso de las finanzas especulativas, del mundo inmobiliario estrafalario, de la crisis de Wall Street, del exceso de producción, del endeudamiento de las familias, no eran más que fantasmas que escondían la verdadera esencia de la crisis, los salarios. Y, más concretamente todavía: divagaciones de cuatro izquierdosos radicales muertos de hambre.


Dos.


Cada día hace más asquito esta Catalunya moderada. No volveré a Vic en muchas décadas. No iré a Badalona nunca más. No visitaré ningún municipio en donde se refuercen y ensalcen ideas de marginación, de estupidez y se creen las bases de un fascismo renovado. Lo nunca visto es este auto homenaje que se ha montado el noble del bosque (el alcalde de Vic, gran propietario forestal y eminente noble) a base de regidores de CIU. Como buen demócrata cristiano debe a su comunidad evangélica unas cuantas confesiones que no se atreverá a hacer en público. La preocupación y el asquito aumentan al observar como un partido socialista mantienen en sus cargos a quienes sin ninguna duda razonable no son socialistas, ni siquiera simples humanistas. Lo mismo para los republicanos. Si el enfrentamiento electoral contra la nueva (¿) extrema derecha nos lleva al racismo y a la xenofobia yo me bajo en la primera.


Tres.


Les anuncio, y es una primicia, que Catalunya se ha quedado sin ejército.


Me explico: el tratamiento mediático del terrible incendio d’Horta de Sant Joan con cinco victimas mortales entre los operativos de bomberos está destrozando a ese ejército anti incendios y anti desgracias. La exigencia fuera de toda lógica de responsabilidades sobre la estructura técnica de los bomberos laminará la capacidad de dirección de las operaciones. Ya nadie decidirá nada que no esté en los manuales, manuales a los que culpar sin vacilación de posibles desgracias. Circunstancia harto frecuente en estos menesteres.


La imposibilidad de la predicción exacta de la evolución de un fuego exige una cierta improvisación basada en la experiencia y en la determinación de prioridades en el mismo momento en que se producen cambios metereológicos, incidencias humanas y un largo etcétera de imprevistos naturales. A menudo no hay tiempo, ni apoyo razonable. Quien se sienta a los mandos de la dirección de un combate de esas características requiere la tranquilidad que, dentro de lo razonable, se entenderá que no es dios y que su acción es susceptible de errores y mejoras y que se valorará precisamente esa capacidad de enfrentarse a algo no previsto. Lo otro, o son robots (todo llegará) o simples eventuales cabezas de turco.


Lógicamente la existencia de victimas humanas exige investigar y clarificar hasta lo razonable que es lo que ha sucedido, porqué y como. Pero eso se debe hacer en beneficio del futuro, no como instrumento de culpa. Siempre, claro está, que no haya manifiestas acciones malintencionadas. Hoy la prensa, mucho más que la oposición (aunque con gran satisfacción de esta) exige sangre por sangre. Una especie de ley del talión bomberil.
Yo no se si hubo errores o no. Pero me parece que la guerra contra un incendio de las características del de Horta exige márgenes de confianza, de reafirmación de la confianza y un largo proceso de análisis para el futuro. No la arena del circo.


Yo, francamente, de ser un operativo al mando, a partir de ahora, llamaría al conseller de turno para preguntarle por dónde quiere que se dirijan los bomberos a la izquierda o la derecha, dado que el viento ha cambiado. No fuera que mi decisión se volviera errónea a ojos de la prensa y que alguien acabara escaldado. En ese caso, no seré yo. Simplemente han politizado, en el peor sentido del término, la gestión de un incendio.


La prensa y la oposición han hecho una gran proeza.


Para ilustrar la categoría moral de esos inquisidores de CIU, les explicaré algo que el ilustre promotor del blog podrá confirmar. A finales del año 2003, antes de las elecciones que determinaron el cambio de régimen en Catalunya, el Parlament se enzarzaba en un debate a cara de perro por los bomberos. El asunto arrancaba de la manifiesta falta de equipamiento con que estos actuaban. Todo terminó centrándose en los vehículos básicos que en aquel momento utilizaban con asiduidad: los egipcios. Camiones Pegaso de tracción a las cuatro ruedas, diseñados para transporte de personal del ejército egipcio y rechazados por este (de ahí el nombre) a los que se añadieron cubas que desequilibraron el vehiculo y que provocaban accidentes gravísimos. El estado de los camiones también apuntaba a que fueron encargados para el ejército egipcio de Ramsés el grande y se incorporaron sin más a de Catalunya gran. Eso si es responsabilidad política. Y los mismos que la protagonizaron buscan ahora cabezas sobre las que edificar de nuevo su régimen de seres menores.


Por cierto, en siete años se han incorporado cientos de bomberos, se han abierto 30 cuarteles de bomberos y adquirido varios cientos de millones en material móvil. Cosa fácil de comprobar si oposición y periodismo amarillo se dignaran mirar a través de Internet.




Lluis Casas mirando l’Horta en el cuadro de Picasso.


martes, 19 de enero de 2010

ILDEFONS CERDÀ






Nota de urgencia: No se pierdan, quedan tres días, la exposición sobre nuestro insigne urbanista en el Museu Marítim de Parapanda, perdón: de Barcdelona, de Barcelona. Reconozco mi debilidad por el hombre y por su apuesta histórica. Cerdà es una mezcla de estadístico, de Engels sin fábrica textil y de socialista poco utópico.Descubrirán, si no lo conocían, a un reformador de tomo y lomo y reconocerán la inteligencia y capacidad de un verdadero “prohom” del siglo XIX. Viéndola causa envidia la capacidad de favorecer una vida mejor en sus semejantes que tubo ese hombre. Aun dura.Coincidí con un directivo del urbanismo actual barcelonés y se le caía la baba y la envidia respecto a las capacidades cerdatianas.Si hay algo de lo que reclamar al director de la exposición es la falta de perspectiva histórica y política del momento. Recuerdo que fue el gobierno de Madrid quien impuso las tesis de Cerdà frente a otras mucho menos “agoserades” (osadas). Y reclamo una primera página para esa burguesía propietaria del suelo que boicoteó una parte del proyecto en beneficio de sus plus valías. Más o menos como hoy.Corran, vayan a verla o llamen para que la mantengan.Hay otra sobre el mismo personaje en Barcelona, en el CCC, pero todavía no la he visto, así que...

LOS BROTES VERDES Y LA DIMENSIÓN DE LA CRISIS






Habrán leído por activa y por pasiva eso de los brotes verdes. Expresión que surge de la poesía americana con que el gobierno de Obama adornó su explicación sobre su alicaída economía en cuanto se olieron posibles reacciones positivas a las inyecciones financieras gubernamentales. Se trataba de animar el cotarro una vez era plausible una senda de mejora. Aquí la expresión se ha reproducido y campa por todas partes sin permiso, ni autorización de los autores y en un contexto menos afortunado que en las Américas, por lo que les aconsejo prudencia al conducir en estas condiciones.


El debate en torno al “si, si” o al “si todavía no” esconde en nuestro país la realidad de la verdadera dimensión de la crisis medida en pérdida del PIB, de ocupación y, cosa fundamental, de cuales son los sectores afectados y cómo. También queda oculto su periodo real de digestión, que al decir de expertos y no tan expertos, será largo y muy difícil. Eso significa que hablamos en el mejor de los casos no de trienios, sino como mínimo de quinquenios. Por no ser pesimistas y pasar directamente a la década.


No me complace observar que esos brotes que alguien intuye, verdes u de otro color, son, si son, simples apuntes en el tallo que pueden quedar frustrados por cualquier circunstancia aleatoria. Una gripe o una helada. Esos falsos debates sobre los brotes también nos sustraen un debate mucho más necesario: el de las circunstancias que hemos de favorecer para tener un proceso de recuperación más equilibrado y menos sujeto a los imponderables de la especulación financiera o inmobiliaria. Es decir qué modelo productivo, si se puede hablar en esos términos, hemos de impulsar.


Retomando el asunto de la dimensión de la crisis, no es difícil valorar que las pérdidas en términos del PIB podrían llegar a ser próximas al 10%, lo cual es una enormidad para una economía con pocos activos solventes, a parte del turismo y de unos pocos sectores. Recuperar ese bajón a las tasas de crecimiento que nos tiene acostumbrados nuestra economía, no es difícil de prever, no más allá del 3%, se acerca a ese quinquenio anunciado (si todo sale bien). Contando además que la economía española no genera nuevos puestos de trabajo por debajo del 2,5% aproximadamente, tenemos en el ámbito de la ocupación, no es suficiente un quinquenio, sino la década ya señalada.


En términos políticos eso significa no menos de tres legislaturas o dos y media contando con la que resta de la presente. Un conflicto (embolic en catalán describe mejor el asunto) de no te menees dada la enorme coincidencia de caracteres y programas entre el PSOE y el PP. O lo que es lo mismo, dios nos coja confesados y yo añado, comulgados.


Esa no es la única dificultad. A las excentricidades del gobierno y a las simples locuras de la oposición se añade una cúpula empresarial en quiebra técnica en unos casos y efectiva en otros. Nada tenemos que esperar de la buena voluntad de esos señores y menos de su lucidez e inteligencia. Por lo que deduzco que nos la tendremos que apañar con lo que podamos.


Quedan, eso si, ámbitos políticos y administrativos que producen menos repelús y probablemente puedan actuar con mucha mayor eficacia. Me refiero a la estructura federal y local. Aunque habrá que convencer a muchos que una parte de las soluciones está en ese ámbito de decisión, excepto en el Consistorio de Vic.


Los múltiples analistas económicos que fracasaron colectivamente en la predicción de la crisis siguen en nómina y nos ofrecen variopintas alternativas, todas ellas en torno a la venganza de Don Mendo en el terreno de lo laboral, de la fiscalidad (en realidad menos fiscalidad) y del déficit público, verdadero tótem al que adoran. Si no la acertaron entonces (la crisis), no creo que puedan imaginar un verdadero futuro colectivo con las mismas neuronas y los mismos intereses. Por lo que mi recomendación es no hacer mucho caso a lo que dicen. El problema está en que los bancos centrales (no todos) son de la misma secta y adoran a los mismos dioses y a esos organismos, que les hagamos caso o no, les importa un pimiento puesto que su acceso al cargo es pura cooptación entre miembros la misma etnia. A saber, el liberalismo sin lustre y poco ilustrado, que es incapaz de reconocer su quiebra tanto intelectual, como práctica.


En fin, que tendremos según mi parecer una cuesta de Enero de un lustro o más, hagamos lo que hagamos.


¿Y este hombre que nos recomienda?, dirán algunos lectores preocupados con razón por sus futuras pensiones. Y a esa pregunta respondo con mi ignorancia y con poco más que alguna experiencia vivida o leída. Si estamos en un período en el que perderemos una parte importante de la estructura económica utilicemos la crisis para algo más que para recuperar lo que fuimos (y que no volverá, me temo). En primer lugar borraría de las expectativas el submundo inmobiliario. Ese sector no debe, nunca más, ser la base de nuestro crecimiento, puesto que conlleva un despliegue financiero insostenible y una afectación excesiva sobre las economías familiares, por no mentar a la destrucción física de entornos naturales. De hecho, el crecimiento impulsado por ese sector en los últimos años se ha evaporado y solo ha dejado hipotecas imposibles, promociones innecesarias y precios tan estrábicos como los ojitos saltones de Marujita Díaz. Y una deuda en bancos que fluirá lenta y constantemente hacia las pérdidas. Buscaría alternativas a la producción automovilística. El exceso de capacidad mundial y la llegada de los pequeños, China e India, induce a pensar en que es cosa hecha la pérdida de centros de producción, al menos como los conocemos ahora. Esa pérdida conduce a pensar que la producción industrial al estilo Baix Llobregat o equivalentes está condenada a una más o menos lenta desaparición también. La producción en masa cambia de continente. Otra cosa es la producción especializada, muy tecnológica y por pedido, terreno en el que podríamos ser interesantes durante bastante tiempo. Y eso, sólo para empezar.



Lluis Casas desde el pasado reciente


martes, 12 de enero de 2010

FALTA LIDERAZGO




Tiene más razón que un santo laico nuestro ilustre promotor intelectual en su artículo sobre el despiste catalán: AIRES PREOCUPANTES EN CATALUNYA. Los ejemplos aportados son una parte del todo, aunque la más reciente en días, pero la lista de desvaríos es larga y ya, sospechosamente, consistente en su deriva. Deriva respecto a los aspectos razonables de la política. Política en su expresión mayestática y en su variación más domestica y cruda.


Catalunya siempre ha resaltado por un ambiente político más relajado que en otras zonas. El mismo Parlament fue acusado de provocar la modorra en no pocos parlamentarios y en casi todos los ciudadanos que siguen sus debates. Ni siquiera en momentos de alta tensión se han perdido la formas y se practica una cordialidad de patio de colegio que permite excusarse ante el afectado incluso antes de emitir el improperio. De eso sabe mucho el regente de Parapanda. Obviamente no es una situación ideal que en el Parlament se imponga el respeto al margen del contenido político del debate, pero ha sido siempre de agradecer que los diputados catalanes puedan expresar en la tribuna sus cuitas sin esperar que el coro de Delfos de la oposición calle de una puta vez. Cosa harto corriente en el mismísimo congreso de los diputados.


Esa corrección, excesiva para algunos, se está perdiendo en los papeles periodísticos, en las imágenes televisivas y en las ondas de la radio. Y se pierde sin incorporar valores reales de confrontación inteligente y, sobre todo, de sociedad deliberativa. Desde hace algo más de seis años la deriva hacia el improperio o el comentario exagerado y fuera de contexto se está imponiendo. No es ajeno a ello el tipo de periodismo cada vez más presente que acentúa el titular por encima del contenido (a veces anulándolo) y no hace ascos a la simple mentira o a la más burda manipulación. Por no citar el desconocimiento básico de los hechos y de las circunstancias. (A propósito les comento que en un recientísimo reportaje en TV3, un más que probable asiduo tabernario daba su parecer con una copa en la mano sobre las insuficiencias de la acción administrativa frente a la nieve caída. Desde dentro de la taberna se observaba más de un metro de nieve. Todo un ejemplo de buen periodismo y de la información bien concebida).


La reacción de la derecha nacionalista a la pérdida del poder en el 2003 tiene mucho que ver con esa actitud. También ciertos personajes que carentes de las más elementales cualidades intelectuales, ayunos de una honradez básica, se lanzan a cualquier yugular con la más mínima excusa (o sin ella) e, incluso, encabezan propuestas políticas de orientación antipolítico, valga el oxímoron. La agitación por la agitación, según mi parecer, nos llevará más bien por sendas berlusconizantes que por otras rutas más útiles a la democracia y al buen gobierno y a una eficaz oposición. La pérdida de la racionalidad política y la acentuación de los conflictos de bajo tono no hacen más que alejar de la consciencia ciudadana la participación, el conocimiento y el buen criterio con que la política debe tratarse y conocerse. Ya lo veremos.


Dicho lo anterior, me permito un giro y vuelvo a ciertas cuitas que ya he comentado en otras ocasiones. Me refiero a lo que el titulillo expresa, al liderazgo. Ese término, al manos para mi, no se refiere a la supremacía e imposición de una persona o de un grupo sobre otras, imponiendo pensamiento y acción por métodos más conocidos que
La Monyos en sus tiempos. Se refiere a la hegemonía de pensamiento y de la acción correspondiente en aras de prevalecer en valores que permiten el ejercicio del poder y de la gestión de la administración. Tiene que ver, seguro que lo han descubierto, más con Gramsci que con ninguna otra personalidad de la izquierda.


Hoy día ese liderazgo brilla por su ausencia, tanto por la falta de capacidad reflexiva de los dirigentes políticos actuales, como por su incapacidad de comunicar y hacerse entender más allá de lo más inmediato y material. En los partidos, grupos sociales, etc. prevalecen los oportunistas, los funcionarios (en un sentido noble del término) y los resistentes a las reuniones, a las crisis y a los terremotos, es decir los sobrevivientes. Ninguno de ellos garantiza ese liderazgo, aunque sus virtudes sostienen carreras políticas, sociales, culturales de largo recorrido y de variada influencia. Recorrido e influencia que no tienen sentido real, ni gran trascendencia al margen de detalles concretos. La dureza de la política actual, la dificultad de la vida social en cualquier entorno alejan a personalidades que podrían ejercer esos liderazgos o protagonizar liderazgos colectivos por su falta de interés o, incluso, valor frente a luchas intestinas o debates públicos a cara de perro.


Hace ya mucho tiempo que no veo, leo, oigo, etc. posiciones razonables y comprensibles sobre el funcionamiento social. Los intereses de clase, por ejemplo, han desaparecido como si no existieran. El poder ejercido por monopolios y otras fuerzas económicas están diluidos, no solo en la prensa, sino que incluso en la interpretación de la realidad por la mayoría de políticos y otras congregaciones. Los intelectuales parecen adormecidos por el buen rollo de cátedras y cargos y los pocos comentarios de interés que se les escuchan son de una probidad que asusta.


Todo ello conforma un mundo de la política tendente al desinterés, al auge de ciertas formas fascistas, como en Vic o en Badalona y sobre todo al debate oscuro e incomprensible para la mayoría. Mayoría que ciertamente pierde su disposición positiva a participar de la acción societaria y política. O como decía alguno hace muchos años, se incuban los huevos de la serpiente.




Lluis Casas con depresión post navidad.




LA DEMOCRACIA CRISTIANA LOCAL: UNIÓ







Me llega el ácido comentario del amigo Nicolás García Sánchez respecto a esa gran novedad que se ha producido en Vic, capital de la comarca de Osona. Tierra fría en invierno y en donde los cerdos imponen su olor con intensidad. Cosa comprensible puesto que después se transforman en espetecs para el consumo general.


La novedad, les explico, es que el ayuntamiento procederá a constituirse en un acusica de todos los inmigrantes que se empadronen en la ciudad y no tengan papeles. Llevará sus nombres, apellidos y domicilio a las instancias federales para su debida expulsión del territorio patrio. Como ven es una idea excelente y que dice mucho de la hombría, solidaridad humana y comprensión de los regidores de Vic, cuna de ilustres prelados, sacerdotes y demás personal de rosario y agua bendita.


Por si no lo saben, esos ediles responden al ordeno y mando de un preclaro miembro de un partido, Unió Democrática, que se autoproclama cristiano, en el sentido político, cristiano demócrata. Su líder y alcalde procede, como todos los humanos, de una familia de rancio abolengo (el primero que se conoció era un australopiteco africano) y posee grandes propiedades forestales mantenidas con una buena aportación pública. Se sabe, que incluso su hija consiguió con el beneplácito paterno una plaza en el ayuntamiento en calidad de secretaria de su padre o algo parecido. Su alcaldía se apoya en ese pacto de hierro entre Unió i Convergència.


Todo el mundo sabe en Catalunya que Unió nunca irá sola a las elecciones y que las trifulcas entre los dos socios se deben a los aspectos decorativos del pacto. Cuando gobiernan ese par de dos, se dice en Catalunya que el porcentaje de miembros de Unió dependientes del presupuesto público es la tasa más alta del mundo. Ni siquiera superada, con perdón, por el PC chino.


Dicho eso, en honor a una información básica, paso a los comentarios que suscita la medida anunciada, aunque dudo que la pongan en práctica, así que el ruido que provocará se acentúe. El valor no es una cualidad que haya permanecido en esas familias de rancio abolengo.


En primer lugar les diré que en palabras del propio alcalde, ellos no perjudican a los inmigrantes. Al fin y al cabo, los que expulsan son las instancias federales afincadas en Madrid. Ellos simplemente pasan información y lo que ocurra con ella y con los que resultaran perjudicados no es cosa del munícipe. Un ejemplo de valor frente al enemigo y de coherencia cristiana. Vic será el primer municipio que emprenda esa senda de los elefantes hacia el cementerio. Hasta ahora los municipios con un excelente criterio empadronaban a quien quería empadronarse y facilitaban el uso de los servicios públicos básicos. En definitiva, ponían las primeras y principales piedras para la integración de los recién llegados, puesto que dejaban de ser marginados para pasar a emprender la ruta de la escala social: trabajo, vivienda, impuestos, etc. Ahora, Vic, asustado por una propuesta política fascista que tiene raíces en la población rompe con el sistema integrador y se constituye en denunciante. En denunciante de los desfavorecidos, de los débiles, de los que necesitan ayuda. Como corresponde a buenos cristianos, cuando alguien solicita ayuda hay que demandarle al tribuno y que el lo cuelgue. Lo bonito del asunto es que Vic anuncia la medida en Navidades, territorio temporal básico del buen cristiano en donde las parábolas que conducen la vida ejemplar del creyente hablan de esperanza, caridad y un largo etcétera. Como ven, Vic, su alcalde y la fuerza política gobernante son coherentes de cojones y responden como nadie a aquello que les decía a propósito de los creyentes excluyentes.


No sé si en Vic harán distinción entre cristianos y musulmanes, me temo que ni eso, pero seria conveniente que facilitase el tránsito de los buenos cristianos rumanos de forma más ejemplar que con los musulmanes, que al fin y al cabo, son infieles de armas tomar. No se si con los asiáticos las formas serán distintas, pero en el fondo es igual, los asiáticos son incompresibles, tanto si son cristianos como animistas.


En fin, que los demócratas cristianos catalanes han anunciado su aggiornamento con una medida que da la talla democrática a la que aspiran: las bases del fascismo y del chovinismo. Y anuncian urbi et orbi el fondo real del cristianismo que poseen.


No hay desperdicio.


Por cierto, que hacemos los no creyentes y en cambio solidarios para dar una tunda política a esos proboscidios, con perdón para los elefantes del zoo.



Lluis Casas, harto de hipocresía