martes, 27 de diciembre de 2011

DECEMBER HORRIBILIS







Concuerdo al 120% con lo dicho ayer aquí mismo por el editor, propietario, redactor y director del blog al respecto de funcionarios y demás. Quiero añadir, primero para evitar suspicacias, que soy funcionario (de carrera como apuntan los textos legales, es decir por la gracia de oposiciones libres) desde el primer año 80; segundo, que ni yo, ni otros funcionarios aprobaron ni las leyes, ni las regulaciones de lo que se ha dado en llamar función pública. Eso correspondió en su día al congreso de los diputados, al senado y a los parlamentos autonómicos, plenos locales y otros organismos competentes en la materia. Para decirlo claro, los políticos, los partidos que hoy substancian dudas sobre la capacidad o la necesidad de estos trabajadores públicos fueron quienes crearon y mantienen el sistema. Es bueno decirlo y repetirlo para evitar patologías culpabilizadoras, las hipocresías o directamente las mentiras con que en estos tiempos nos regalan ciertos portavoces políticos, patronales, periodísticos a sueldo y la cofradía de Gilipollescentes sin Fronteras.

De todos modos, mi intención es explicar otra cosa. ¿Qué significa el empleo público? Para matizar las abundantes opiniones desinformadas o expresamente desinformadoras, el empleo público no es sólo aquel que está contratado directamente por la administración como trabajador, laboral o funcionario. Lo es también el trabajador que depende de la contratación pública, probablemente más abundante que el primero. Me refiero a servicios públicos concertados (salud, educación, servicios sociales) o servicios públicos contratados, limpieza, residuos, mantenimientos de infraestructuras o edificaciones, tecnología y mil cosas más. Por no citar la abundante contratación inversora, casi en su totalidad realizada por empresas privadas.

La forma más simple de medir ese conjunto es utilizar el porcentaje de gasto público respecto al PIB total. En la Europa de nuestros sueños (o de algunos) los países más resistentes a la crisis, más evolucionados socialmente y más adelantados tecnológicamente están por encima del 50%. Por lo que, el porcentaje de empleo generado por las administraciones estará en torno a este mismo porcentaje, con ligeras variaciones en torno a productividad, nivel salarial, etc.

Cuando la administración reduce gastos, siempre afecta al empleo directo, sean sus propios trabajadores, sean los trabajadores de las empresas privadas vinculadas a la actividad pública. Existe además un escalón añadido, las empresas que trabajan para las que tienen contratos públicos, en un mecanismo encadenado de una enorme trascendencia económica y, obviamente, laboral.

En España, ese porcentaje está por debajo del 40%, a una distancia sideral de la media europea y la de los países más desarrollados. En Catalunya, la cosa está aún peor, es la comunidad con menos gasto público por capita y muy por debajo de la media española.

¿Es este un modelo de futuro para el país? Yo no lo pienso así. Los servicios públicos, la incentivación pública de la economía es una herramienta fundamental para lograr una economía en desarrollo, un equilibrio social y un nivel de bienestar adecuado para los ciudadanos. Cosa que está aún lejos de conseguirse.

El debate, si es tal, que hoy día ocupa la prensa sobre la necesidad de funcionarios, de apretarse el cinturón, de pagar o no el sueldo correspondiente, de rebajar horarios, de despedir eventuales, etc. es simplemente la traducción en hechos del modelo social ultra liberal que quiere despojarnos de lo público y que pasemos para todo por caja del Corte Ingles, o al menos los que tengan suficientes para ello.

Ese benemérito presidente de la patronal española, el Sr. Rosell, asiduo combatiente en pro del desfuncionariado del país (un ignorante de las leyes por lo que se ve) es un ejemplo de los verdaderos males económicos, es el presidente de la patronal sin haber creado nunca una empresa digna de tal nombre y por ende sin haber generado un solo puesto de trabajo. Es simplemente un funcionario de los empresarios, como lo fue el anterior del anterior. En medio, la patronal española estuvo en manos de un presunto delincuente social, cierre de empresas, evasión de capitales, etc. Si tales son las características de quienes generan más del 60% del PIB, dios nos coja confesados y emigrados.


Lluis Casas, en huelga de celo.


Ya me perdonaran ustedes mi agresiva incredulidad. Ya lo dijo Valeri Grossman: no existe el bien, sólo actos buenos. Yo afirmo que no hay bancos buenos, sino...

A estas alturas del asunto puedo pensar que ya cada uno tiene su opinión al respecto. Si uno es banquero y está atrapado por los activos tóxicos, el apoyo del dinero público, el banco malo, es una maravilla. Si no es así, y uno forma parte del exclusivo club de bancos saneados, lo que preferiría es que la competencia que cabalga en excesivos riesgo se caiga del jumento y deje libre el camino. Si uno es partidario de lo público pensará allá ellos con sus negocios. Si uno tiene obligaciones y negocios, o, incluso, algún ahorro no especulativo, lanzará otro mensaje, virgencita, virgencita…Si uno tiene una empresa y proyectos necesita que la visita al banco termine con algún acuerdo crediticio.

En fin, esto es lo que hay, mucho y diverso. Y poco tiempo.

Para clarificarles de que va aquí les apunto algunos datos sacados de un excelente artículo de Público:

- Los bancos tienen 176.000 millones de euros afectados por los males inmobiliarios, de los que 118.000 millones no están provisionados. Esto significa que acumulan pérdidas por la diferencia.
- La CAM y BFA, han recibido ayudas de casi 40.000 millones: más de dos veces el presupuesto anual de la Comunidad de Madrid
- Un banco malo podría llegar a costar entre el 4% y el 12% del PIB, es decir, entre 40.000 y 120.000 millones.
- A los bancos y cajas españoles les vencen 120.000 millones de euros en deuda el año que viene y la incertidumbre ante lo que encierran las cuentas es mala consejera.

Las cifras dicen sintéticamente que nadie tiene suficiente dinero para pagar el gasto y que cualquier método que se aplique generará costes abultados de un tipo u otro, al contribuyente, al usuario de banca o al inversor, o a todos en algún reparto que no me atrevo a decir equitativo.

A estas horas, tal vez Don Mariano ya habrá destapado la opción que el nuevo gobierno utilizará. O no. En todo caso y viendo lo complejo del asunto uno se atrevería a decir que se haga lo que se haga el esfuerzo público debería ser compensado en capacidad de influencia en la banca, si ponemos dinero público que sea a cambio de acciones o equivalentes y que el rescate sea devuelto al tesoro en un periodo aceptable.

Aunque el mayor pero sería desde mi punto de vista buscar una solución alternativa, ya propuesta hace tiempo en diversas ocasiones y desde distintos perfiles, pero nunca tenida en cuenta. Se trata simplemente de utilizar la crisis inmobiliaria para disponer de un parque de vivienda social de alquiler a costes aceptables. España tiene un porcentaje de vivienda de alquiler muy bajo en relación a Europa, también el parque público es menor, sensiblemente menor. De ahí la tendencia milenaria en nuestro país de especular con ese bien esencial que es la vivienda. Lo dicho, si ese enorme estock de vivienda y suelo en manos bancarias y de dificilísima salida a los precios y en las formas tradicionales se transfiriera a un programa de vivienda social de alquiler, el asunto tendría mejor arreglo e incluso financiación: la que aportaría el inquilino.

Terminando, aunque no culminando, tendremos banco malo de un modo u otro y lo que haría que evitar es que fuera a costa de las pensiones, de la ley de la dependencia o de la educación y la investigación. El mal de la banca, al menos, que lo pague la banca. En cómodos plazos si quieren, es inevitable, pero que paguen.

Lluis Casas, descompuesto por las cifras.


Hoy, apenas recuperado de unas vacaciones, me encuentro convocado a una asamblea y a una concentración para reforzar la capacidad negociadora de los sindicatos frente al brutal recorte de sueldos y derechos que proponen los cristianos píos asociados a los liberales casi impíos que ganaron las elecciones en noviembre pasado. Ustedes conocerán el dudoso reparto de bienes y parabienes entre los socios del bipartito y entenderán que los de Unió se han reservado el castigo de dios para funcionarios y laborales públicos a través de la negociación laboral.

En los periódicos está la propuesta de 19 puntos con que la patronal arrancó las negociaciones: rebaja salarial, despidos, reducción horaria para unos, prolongación para otros, retirada del apoyo a la actividad sindical, ITP a cargo de la empresa fuera y un etcétera que llega como he dicho a 19 propuestas. Olvidaron el equivalente neoliberal del derecho de pernada como es el impuesto revolucionario con que cotizan hoy día los contratistas poderosos, a unos 15.000 euros al mes, según me han informado. Hay oficina y encargado según tengo entendido.

El asunto está mal para los trabajadores públicos y para sus representantes sindicales, si es difícil la negociación al alza, imaginen ustedes a la baja en el contexto de la Administración Pública.

El trabajador público menospreciado por la prensa, por los gobiernos (no todos) y con una mala imagen popular que se debe a los rescoldos de los años veinte o sesenta (franquismo) parece abandonado de la mano de dios. Hoy día, una parte importante de los trabajadores públicos son laborales y otra buena parte son contrataciones en precario, el porcentaje de interinos asusta y está muy por encima de la de cualquier empresa por muy multinacional que queramos. El trabajador público actual es tan distinto del funcionario literario como lo es el informático del escribiente. La inmensa mayoría están en los servicios públicos de salud, educación, servicios sociales. Estos junto a la policía, bomberos y otros servicios técnicos de atención directa a los ciudadanos o a los servicios que estos obtienen son la inmensa mayoría. Tienen horarios estándar, controles, objetivos y casi cualquier parafernalia empresarial con que ustedes quieran gobernarlos.

Los salarios de estos colectivos y excepción hecha de la clase subdirigente, son relativamente ajustados. Hace años que su capacidad adquisitiva va disminuyendo paulatinamente, incluso en momentos de vacas gordas, estando el salario medio sobre los 1600 euros aproximadamente. Eso quiere decir que hay mileuristas a montones y otros que están por debajo de ese límite. Los técnicos cualificados, piensen en ingenieros, economistas, cirujanos, catedráticos por ejemplo, salen por salarios relativamente bajos en relación a los mercados. Y, por descontado, muchísimo más baratos que los hombres de las finanzas fracasadas. En fin, el asunto está que arde y es de esperar disgustos y malas maneras en el proceso que la Generalitat en plan napoleónico planea.

Es probable que, al margen de medidas alternativas que afecten a los ingresos públicos como la eliminación del delito fiscal, el establecimiento de una justicia fiscal decente, la desaparición de las SICAV, por ejemplo, sea inevitable desde la razón de la autoridad gubernativa acortar de nuevo los cinturones. Lo que llevará, indiscutiblemente, a una reducción del consumo (estamos hablado de unos 240.000 trabajadores afectados) y a un ensimismamiento de la capacidad de trabajo y de cumplimiento. Quien es mal tratado y mal pagado termina aplicando el lema de la Unión Soviética: ellos hacen ver que nos pagan y nosotros hacemos ver que trabajamos. Aquí paz y después gloria.

No quisiera estar yo en la piel de un sindicalista en estos momentos, su margen de maniobra frente a la patronal pública es escaso y la capacidad de movilización pendiente de un hilo en razón al enorme pesimismo que se ha instalado en toda la sociedad. El personal da por hecho que el recorte es inevitable y que hay que tragar todo los que nos den, espero que al menos piensen que lo es por quien gobierna. Unas enormes mentiras fruto de la ideología, del control mediático y de la cobardía política.

Ya ven, una feliz navidad y un prospero año nuevo ofrecido por los representantes de Rouco en la tierra catalana.


Lluis Casas creando la primera célula revolucionaria desde 1936.


Con el paso del tiempo y con la degradación del formalismo democrático los debates importantes en el Parlamento tienden a convertirse en aburridos e inconsecuentes encuentros entre amigos, conocidos y futuros consuegros, independiente mente de la acidez aparente del verbo y a pesar de los esfuerzos de insignes parlamentarios de ciertas minorías, todo hay que decirlo.

El debate de investidura, iniciado ayer, no es más que un nuevo paso en este proceso degradatorio del parlamentarismo.

Es evidente que don Mariano tiene poco que decir, lo hemos aprendido a lo largo de múltiples legislaturas en las cuales su figura parlamentaria, de ministrable, de ministro, de candidato y finalmente de futuro presidente nos ha dado pocas alegrías y ninguna sorpresa. El hombre esconde su verdadera insignificancia en su carácter gaélico y la barba, poco dado a la expresión y a la palabra comprometedora y más dado a la maniobra oculta, pero lo cierto es que nunca ha tenido mucho que decir y ahora tampoco. De hecho, su verdadera carrera empezó el día en que don Manuel le recomendó con voz de ordeno y mando lo siguiente: “cásese y márchese a Madrid don Mariano y no me líe más en Galicia, donde todo se sabe. Allí tendrá el futuro asegurado.”

Del discurso de ayer de don Mariano no hay nada que pueda significarse, no hay novedad, no hay compromiso y no hay modelo más allá de lo obligado por las nuevas autoridades gubernativas de la UE. Don Mariano aboca por cumplir los compromisos sobre el déficit público y nos enreda en un mar de palabrería respecto a la ocupación, es decir el crecimiento económico. Se mete en berenjenales educatorios y advierte de lo mal que está el asunto y de lo optimistas que hemos de ser respecto al futuro. Tal que un horóscopo, si eres sagitario tendrás un buen asunto económico entre manos, pero no debes salir de casa por riesgo de accidente.

No hay novedad, ni siquiera en la forma de plantear su discurso, con papeles y con pérdida ocasional de orientación en cuanto la brújula preescrita se extravía. Para no decir nada, es mucho lo que necesita de muletas y muletillas. Incluso los datos manejados son inciertos o, tal vez, provinentes de alguna fundación aznariana. Ni en eso, el manejo de datos conocidos, ha demostrado solidez.

No quiero decir con ello que el hombre no tenga un largo recorrido, ya saben, a base de decidir más bien poco y dejar hacer al tiempo, algunos consiguen ser enterrados con el cargo al modo del comunismo hereditario coreano. Aunque hoy por hoy más parece necesaria una oferta de gobierno clara, realista e imaginativa, huyendo de prescripciones ideológicas sin fundamento económico.

Nada de esto habrá y si mucho más de lo mismo y a trancas y barrancas. Don Mariano deberá contentar de un modo u otro a los que le presentan las facturas del poder, intentará hacerlo con el disimulo propio de la mafia gallega y no con el bronco descarte vallisoletano, pero habrá de hacerlo. La banca, las patronales, los avariciosos del negocio están a la espera, mientras tanto cumplirá, en lo que el país pueda, con la receta de caballo alemana, por cierto siguiendo el plan de su predecesor. Un brillante modo de empezar.

Los cambios atenderán a los modos, estando como está el PSOE postrado y entregado no es de prever una oposición corsaria al modo de estas dos últimas legislaturas, ni siquiera al modo que sufrió don Adolfo cuando al PSOE le apretaba la ansiedad. Esto no es malo si permitiera centrar los debates y clarificar posiciones, resultados y entendimientos, si, por el contrario, se convierte en un duelo de sordos con el volumen al mínimo entiendo que el público preferirá ir a ver a Tintín al cinematógrafo.

Tal vez, una vez investido, el anuncio de la composición del gobierno diga alguna cosa de mayor claridad o entidad. La clave está en dos o tres cuadriculas del tablero, el ministro de economía, el gobernador del Banco de España y el defensa central, el de interior. Los primeros en clave económica, la parte más que fundamental de la legislatura, el segundo en clave ETA y de agitación callejera. No es una predicción provinente de Delfos hurgando en los hígados de un pollo, es la receta para tiempos de paro, simplemente y entendiendo que el gobierno federal ya no gestiona, lo hacen bajo insuficiencia financiera las CCAA y los ayuntamientos, que será, los pringados en el asunto, como ya vemos en Catalunya.

Lluis Casas celebrando que no es congresista en Madrid y comprando entradas para el Tintín de Spielberg.


COMEDIA BUFA


El PP y CIU están interpretando una comedia tan largamente sabida y repetida que, todo y ser de profundo dramatismo, se transforma en pura comedia bufa. Lo de bufa va para el público ciudadano que asiste impertérrito y perplejo a un baile de disfraces político entre presuntos adversarios que coinciden en casi todo. El resto del casi todo tiene más visos de ser otra pieza de teatro que distancia fundamental; me refiero, claro está, al nacionalismo centrípeto de unos, el PP, enraizado en profundidad y alevosía y el de CIU, pura apariencia magmática que se hace y deshace como la sardana en cuanto hay dinerillo, prebendas, leyes liberaloides y el resto de la cesta de Navidad.

La pieza teatral con guión incluido ha quedado como el rey desnudo a raíz de dos hechos coincidentes, el primero la investidura de don Mariano Termidor, en la cual CIU ha sido incapaz de sacar rendimientos políticos, ni que fueran simple propaganda. Queda lejos la capacidad de maniobra de otros tiempos en los cuales se salvaba el honor patrio y se hacia un poco de caja, el famoso Peix al Cove [en traducción muy libre: dinero al bote]. Se hacía con o sin mayorías absolutas

El otro hecho es el debate en clave Parc de la Ciutadella en el Parlament de Catalunya sobre el presupuesto de la Generalitat para el próximo 2012. Un asunto que ha sido retrasado para salvar tanto las elecciones del 20 de Noviembre, como la soledad en la que en realidad está el bipartito de marras.

La combinación de ambos hechos nos da la talla de los políticos que ahora mismo gobiernan en la capital federal y en la Barcelona postrada. Maniobras infantiles sobre si no te doy el apoyo, yo te meto una enmienda a la totalidad o al menos, te jorobo el plan de ajuste. Todo hasta que unos y otros acuerden el sistema de convivencia mutuo. Y los demás aguantando el chaparrón.

Observando más allá de las fronteras del Principat nos topamos con la política vasca y con los movimientos tanto del PNV, que nunca olvida la caja, y Amaiur, el enemigo público número uno del PP. Bien, tanto uno como otro --y por razones bien distintas-- se abstuvieron en la investidura, haciendo lo que se dice una inversión que puede ser provechosa en el futuro a cambio de un gesto que nada significa respecto a mayorías o minorías.

CIU ha perdido no solo la capacidad de maniobra de otra hora, sino que se está mostrando como un conglomerado de intereses tan absurdo como clasista y con una enorme incapacidad de gestión de los problemas políticos y de los asuntos públicos. La deriva neoliberal que implica todas y cada una de las acciones de gobierno que estamos contemplando y sufriendo es tal que resulta incomprensible anotando simplemente que CIU no dispone de mayoría alguna y que son las circunstancias concretas y la ambición y la codicia del dinero, así como la incapacidad del PSC, las que facilitan que puedan hacer pasar por el ojo de la aguja tamañas maniobras.

En fin, como dice el President de mandíbula batiente, ni en Navidad son ustedes amables, ¡coño¡. El hombre lo afirma con todo el desparpajo del mundo cuando al mismo tiempo obligará a pagar una cuota de penalización por necesitar medicamentos, objetivos claros los enfermos crónicos y los ancianos jubilados (dado que yo ya soy un anciano pero no jubilado).

Todo en la historia termina pagándose de una manera u otra; me temo que esa mafia de Pedralbes con su ignorancia lo desconoce y ha emprendido un camino que va directo a un conflicto social como desde el Noi del Sucre no habíamos visto.

Al tiempo, si lo hubiera.

Lluis Casas deshaciendo el pesebre

sábado, 17 de diciembre de 2011

LA (DE)FUNCIÓN PÚBLICA DE LA GENERALITAT




Hoy, apenas recuperado de unas vacaciones, me encuentro convocado a una asamblea y a una concentración para reforzar la capacidad negociadora de los sindicatos frente al brutal recorte de sueldos y derechos que proponen los cristianos píos asociados a los liberales casi impíos que ganaron las elecciones en noviembre pasado. Ustedes conocerán el dudoso reparto de bienes y parabienes entre los socios del bipartito y entenderán que los de Unió se han reservado el castigo de dios para funcionarios y laborales públicos a través de la negociación laboral.

En los periódicos está la propuesta de 19 puntos con que la patronal arrancó las negociaciones: rebaja salarial, despidos, reducción horaria para unos, prolongación para otros, retirada del apoyo a la actividad sindical, ITP a cargo de la empresa fuera y un etcétera que llega como he dicho a 19 propuestas. Olvidaron el equivalente neoliberal del derecho de pernada como es el impuesto revolucionario con que cotizan hoy día los contratistas poderosos, a unos 15.000 euros al mes, según me han informado. Hay oficina y encargado según tengo entendido.

El asunto está mal para los trabajadores públicos y para sus representantes sindicales, si es difícil la negociación al alza, imaginen ustedes a la baja en el contexto de la Administración Pública.

El trabajador público menospreciado por la prensa, por los gobiernos (no todos) y con una mala imagen popular que se debe a los rescoldos de los años veinte o sesenta (franquismo) parece abandonado de la mano de dios. Hoy día, una parte importante de los trabajadores públicos son laborales y otra buena parte son contrataciones en precario, el porcentaje de interinos asusta y está muy por encima de la de cualquier empresa por muy multinacional que queramos. El trabajador público actual es tan distinto del funcionario literario como lo es el informático del escribiente. La inmensa mayoría están en los servicios públicos de salud, educación, servicios sociales. Estos junto a la policía, bomberos y otros servicios técnicos de atención directa a los ciudadanos o a los servicios que estos obtienen son la inmensa mayoría. Tienen horarios estándar, controles, objetivos y casi cualquier parafernalia empresarial con que ustedes quieran gobernarlos.

Los salarios de estos colectivos y excepción hecha de la clase subdirigente, son relativamente ajustados. Hace años que su capacidad adquisitiva va disminuyendo paulatinamente, incluso en momentos de vacas gordas, estando el salario medio sobre los 1600 euros aproximadamente. Eso quiere decir que hay mileuristas a montones y otros que están por debajo de ese límite. Los técnicos cualificados, piensen en ingenieros, economistas, cirujanos, catedráticos por ejemplo, salen por salarios relativamente bajos en relación a los mercados. Y, por descontado, muchísimo más baratos que los hombres de las finanzas fracasadas. En fin, el asunto está que arde y es de esperar disgustos y malas maneras en el proceso que la Generalitat en plan napoleónico planea.

Es probable que, al margen de medidas alternativas que afecten a los ingresos públicos como la eliminación del delito fiscal, el establecimiento de una justicia fiscal decente, la desaparición de las SICAV, por ejemplo, sea inevitable desde la razón de la autoridad gubernativa acortar de nuevo los cinturones. Lo que llevará, indiscutiblemente, a una reducción del consumo (estamos hablado de unos 240.000 trabajadores afectados) y a un ensimismamiento de la capacidad de trabajo y de cumplimiento. Quien es mal tratado y mal pagado termina aplicando el lema de la Unión Soviética: ellos hacen ver que nos pagan y nosotros hacemos ver que trabajamos. Aquí paz y después gloria.

No quisiera estar yo en la piel de un sindicalista en estos momentos, su margen de maniobra frente a la patronal pública es escaso y la capacidad de movilización pendiente de un hilo en razón al enorme pesimismo que se ha instalado en toda la sociedad. El personal da por hecho que el recorte es inevitable y que hay que tragar todo los que nos den, espero que al menos piensen que lo es por quien gobierna. Unas enormes mentiras fruto de la ideología, del control mediático y de la cobardía política.

Ya ven, una feliz navidad y un prospero año nuevo ofrecido por los representantes de Rouco en la tierra catalana.


Lluis Casas creando la primera célula revolucionaria desde 1936.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL CORRALITO CATALÁN

En el último articulillo cité como de pasada el corralito que en Argentina hizo furor en todos los sentidos. Lo cité como algo que podría llegar a pasar aquí mismo si cosas muy graves llegaran a suceder. Pues bien, no teniendo capacidades adivinatorias ninguna, día después aparece en la esquina sur del Principat un corralito doméstico y premonitorio. Ya saben en La Aldea los socios de la cooperativa que depositaron sus finanzas en la sección de crédito de la entidad se han quedado no a dos velas, sino a ninguna. Todos los fondos depositados en ella, cualquiera que haya sido su forma, quedaron congelados en sus movimientos habituales. No hay dinero para que puedan comprar pan. Simplemente así.

Probablemente, el asunto se irá arreglando y desarreglando a medida que pasen días, semanas y que las diversas instituciones que se sientan afectadas tomen cartas en él. La prensa ha transmitido tranquilidad a los depositantes explicando que un cargo de la Generalitat ha querido ver solvencia y futuro en la cooperativa de crédito. Según sus palabras son simplemente que unas inversiones han colapsado el flujo de tesorería, pero que se puede resolver mediante hábiles maniobras y de este modo devolver los fondos y la tranquilidad a los depositantes, es decir a casi todos residentes pueblo.

Sin querer ser pájaro del mal agüero y esperando sinceramente que esas palabras se cumplan “fil per randa”, se me antoja que nunca una situación financiera de este tipo y con estas consecuencias es fácil y simple de recomponer. Esperemos que los residentes en La Aldea puedan pronto dejar de depender de Caritas y de sus familiares o amigos y hacer la cena con recursos propios.

Lo interesante del caso es que se ha dado en las circunstancias actuales y el público en general está asistiendo a un fenómeno financiero un tanto raro y sorprendente según nuestras experiencias locales: los recursos depositados en una entidad para-financiera en bien de la seguridad, en bien de una ligerísima rentabilidad (sólo en algún caso) y para asumir con normalidad y sin excesivo peso en oro (o de artículos para el trueque) en los bolsillos los costes y las transacciones de la vida diaria tales como pagar recibos, extraer dinerillo y otras actividades tan poco complejas, desaparece totalmente y se evapora en un acto unilateral y de improviso. Claro está que tal entidad no es estrictamente un banco con todas sus reglas y todas sus prevenciones, pero algún instrumento regulatorio habrá en este mar de lágrimas en previsión de solemnidades como la de ahora, para que depositantes y acreedores tengan ciertas seguridades en sus ahorros. Estoy seguro de ello.

De todos modos, pienso yo, en estos tiempos en los que el Banco de España, dirigido por el inefable MAFO (eso de dirigir es un decir, sin ningún compromiso, como comprenderán ustedes), no es difícil entender que una simple cooperativa de crédito también tenga sus garantías hechas un lío y sean tan inoperantes como las del Banco ex emisor. Si se fijan, ayer mismo, el Banco de España se dignó decretar una normativa para evitar que los dirigentes de bancos y cajas en fase de despido procedente, por haber llevado sus entidades a un estado de solemne vació de caja, se auto premien con costosas pensiones, indemnizaciones para recrearse en un buen retiro lejos de los ventanales embarrotados del penal de Ocaña.

De hecho, el Banco de España ha sido el último en enterarse que tales cosas sucedían a diario y durante muchos meses y salían a luz pública entre indignación de los ciudadanos. El Banco de España con una lentitud merkeliana no habrá podido ocuparse de sus asuntos puesto que estaba absorbido en pontificar sobre el derecho laboral, el mercado de trabajo, los salarios y otras cuestiones estratégicas para su actividad y absolutamente de incumbencia ajena. De modo que pensando en esto y en aquello, se le ha pasado el arroz principal, los bancos, las cajas, los dirigentes financieros y otras menudencias innecesarias de nombrar.

Pues lo dicho, a esperar que el MAFO de turno responsable de evitar que una cooperativa de crédito deje sin ello a sus depositantes, se presente a la voz de llamada y nos explique cómo lo ha hecho.

Lluís Casas en un refugio cerca de la frontera y dispuesto a dar el salto. Lo tengo todo previsto, provisiones, un pastor conocedor de la comarca y contactos en Berlín.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ESTAS CRISIS Y SU BALANCE (PROVISIONAL)





Pastora Pavón Niña de los Peines.



Noto en mi derredor que muchos ciudadanos se hallan perplejos por la torpeza, la lentitud y la ineficacia de los políticos con mando en plaza y de las instituciones europeas para hacer frente razonablemente a la crisis financiera. La mayoría de esos ciudadanos aceptan un margen de error y de torpeza frente a situaciones tan complejas como la que estamos viviendo, pero esa posición racional se rompe dejando aflorar el nerviosismo y el temor ante la dimensión de lo que ocurre en la escena y lo que se supone que pasa entre bambalinas.

Los ciudadanos tienen una conciencia favorable a que los elegidos y las instituciones propias de la democracia cuentan con las habilidades y las capacidades suficientes para, al menos, evitar los grandes accidentes. Esa confianza no está basada en el análisis histórico, sino en un sentimiento infantil cercano a la relación entre hijos y padres. Junto a ello, la dejación ciudadana de la acción política y social más allá del voto (si lo hay), recluyéndose en un acomodaticio sofá contemplativo, produce ese grito permanente en los medios en contra de la acción política o social y la sospecha absoluta y sin ninguna mesura contra todos los políticos, sean del partido o de la ideología que sean, en cuanto las cosas se tuercen.
No he oído hasta ahora ninguna protesta en la que se incluya la somera reflexión de que me pongo yo personalmente a actuar. Simplemente se alega que todo se hace mal, sin que el que critica se dé cuenta de que él está incluido también en el mundo de los torpes.

El ejemplo histórico nos confirma que los grandes errores en la gestión de las crisis son más habituales de lo que creemos y que se instauran por décadas y a veces sin posibilidad de rectificación alguna. La triste historia europea que va desde los primeros años del siglo XX hasta bien entrada la década de los cincuenta, es suficientemente demostrativa de la inmensa capacidad de equivocarse de los líderes, de las instituciones y de los ciudadanos, en una saga histórica sin interrupción. Después vendrán otras, Vietnam, Afganistán, la crisis financiera asiática, la crisis de la tecnología y lo de ahora mismo.

La Gran Guerra se produjo en contra de toda racionalidad y en función de multitud de errores de cálculo entre unos y otros. Alianzas inverosímiles, falta de contacto directo, valoraciones absurdas sobre los efectos de la guerra, incompetencia absoluta de los estados mayores de todos los ejércitos, entusiasmos ciudadanos masivos impulsados por unas conciencias nacionales tergiversadas y un larguísimo etcétera, lleno de horror y estupidez.

No solo el estallido del conflicto fue un inmenso error, la gestión durante su duración no lo fue menos y releyendo los acuerdos de Paris de 1919 podemos ver que el toque final fue de una monstruosidad increíble. De hecho, el final de la Gran Guerra fue simplemente el inicio de la segunda.

La avaricia y la codicia en distintas versiones, el imperialismo clásico de principios de siglo y el ansia de venganza posterior jugaron un papel fundamental en garantizar que el primer conflicto mundial sería seguido más pronto o más tarde por otro. Releer las fabulosas reclamaciones territoriales de unos u otros, atender a las cifras indemnizatorias exigidas son una forma esplendida de medir la estupidez de dignatarios, demócratas o no y de la aceptación pasiva o activa por parte de las ciudadanías respectivas de todo ello, a veces incluso con aplausos.

No hay que olvidar tampoco las enormes torpezas que permitieron a Franco vencer a la República Democrática, entre ellas la no intervención (solo para los que podían y debían ayudar a la República), que definió no solo la política de las democracias durante la guerra sino después, en un olvido de lo que representaba el franquismo incluso una vez el nazismo en clara derrota. España fue olvidada durante más de cuarenta años y el régimen dictatorial y fascista apoyado y protegido por las democracias occidentales. Un asunto por el que pasan diligentemente callados casi todos los autores de la historia reciente europea.

No es extraño, pues, la situación actual. Errores los hay a capazos, al mismo tiempo que intereses a muy corto plazo y ventajistas del poder que hacen su agosto con el riesgo brutal de todos.

Tampoco es lo único que está ahora mismo plagado de errores, en Durban, Sudáfrica, están reunidos el mundo entero para no alcanzar los acuerdos necesarios para evitar una hecatombe ambiental.

La crisis nuclear es otra. Lentamente las torpezas, los errores que la empresa y el gobierno japonés ha cometido a lo largo de años se van haciendo evidentes y comprobados. Un riesgo nuclear parece no merecer una atención solemne. Y cuando se pasa del riesgo a la catástrofe los únicos suicidados son los que dan la cara cargando con materiales radioactivos.

Por lo tanto, no se me extrañen ustedes, estamos en un mundo lleno de estupidez reforzada por la avaricia y la codicia, bajo el pensamiento que a mi esto no me ocurrirá nunca.

Lluis Casas antes del primer acueducto de Diciembre (¿para qué estará pensado este mes?)



LA CRISIS, BALANCE Y PERSPECTIVAS


Algunos lectores se sonreirán con el título, tal sea por que recuerdan a ciertos líderes políticos y sindicales y su orden del día propuesto. Tranquilícense que no va por ahí.

Hace ya muchos días que un servidor no comenta el estado de la crisis, a parte, claro está, de ciertas ironías que he ido añadiendo a casi todo lo que he escrito en este benevolente aunque inquietante medio.

De hecho no tengo mucho que añadir a lo dicho, a lo leído, a lo oído o a lo visto, puesto que en estos últimos meses se ha ido acumulando abundante literatura, imagen y sonido como para que nadie con suficientes entendederas (término del que me apropio y que utilizaba mi profesor de música frente a un oído particularmente resistente a la enseñanza) se encuentre desprovisto de guías espirituales. Últimamente al cúmulo de materiales se han añadido algunos provinentes de las diversas patrias peninsulares, el último que les transmito por encargo de mi amigo Ricard Fernández Ontiveros (descendiente del gran don Mateo Lisón y Biedma) es “La torre de la arrogancia" de Antón Costas y Xosé Carlos Arias. En palabras del propio Ricard, “Boccato di Cardinale”. De entre todo el material existente encuentro a faltar una guía del qué hacer (otro título controvertido), guía que tendría un éxito enorme. Me refiero, para que no sospechen de mi posible bolchevismo, a una guía para poner a buen recaudo ahorros, joyas, acciones y fondos de pensiones. Estoy pensando en ello junto a un editor parapandés.

En estos días, previos a los festivos anuales de clara inclinación a la hipocresía mutua, el riesgo europeo y mundial se acerca peligrosamente al máximo permitido. No se si son consciente de ello, pero la crisis se desencadena en el año 2007 en los USA, la crisis de las hipotecas, y se extiende a todo el sistema financiero occidental a través de los instrumentos desregulados, los bonos basura y toda la parafernalia de productos financieros indecentes. En España, en el año 2008 ya no había más duda respecto a su existencia que la del presidente federal.

Llevamos, por lo tanto, cuatro años en ella. Con despliegue acumulativo de víctimas y riesgos profundos. No hay tampoco duda alguna respecto a responsabilidades, causas y fechorías, tampoco respecto al poco caso que se hizo cuando unos cuantos advertían de las burbujas existentes. Por una causa o por la otra finanzas arriesgadas o inversiones inmobiliarias de locura, la contaminación de la crisis ha ocupado a todo el mundo occidental, en espera que China diga lo que tenga que decir. Alemania, ese país tan ordenado y ejemplar asumió riesgos financieros enormes, de tal modo que su sistema financiero es de los más afectados. Toda una demostración de que el calvinismo en según que momentos es tan poco previsor y racional como el catolicismo vaticanista más exacerbado (que teóricamente no cree ni en el dinero, ni en el trabajo). Y tan poco autocrítico como se está viendo en su canciller frau Merkel o los soliloquios del Presidente de la República francesa Monsieur Bla-bla-bla.

Este Guadiana que hemos vivido y que todavía nadie sabe cuanto durará, un Guadiana basado en la aplicación de recortes en el gasto público (por motivo de la ayuda a los bancos, deuda privada) que ha lanzado a la depresión a casi toda Europa y al impedimento para que el BCE hago su trabajo al margen de estatutos o de directivas germanas. El tiempo se está agotando en idas y venidas y el coste de todo ello lo están pagando los países de sur a través de tipos de interés imposibles y en compensación, Alemania se está financiando a tipos negativos. Eso se llama transferencia y es, tal vez, lo que motiva la intransigente posición germana. El tiempo les permite aligerar la carga propia y culpabilizar a los compradores de Audi, BMW y Mercedes del sur y del oeste.

El asunto está un tanto requemado en el horno y los riesgos que se toman pueden hacer de el tal que el carbón. Toda la estructura europea se está resintiendo y cada día se lazan más voces para su desmantelamiento parcial o total. Me da la impresión de encontrarme en pleno Paris en 1919. En un mercado en el que cada uno quiere meter mano al bolso del otro, sin hacer frente al verdadero problema.

El término “corralito”, en referencia al bloqueo de las cuentas en Argentina aparece diariamente en los medios y empieza a ser noticia la fuga de cuentas bancarias por el temor tanto al bloqueo en si, como a la pérdida de valor del dinero. El dinero en casa, podríamos decir, está más seguro que en el banco (ya no hay cajas, dignas de mención).

No soy agorero, y como no creyente me cuesta decirles que creo que al final (no sé cuando) las reparaciones consecuentes van a hacer su aparición. Pero como no las tengo todas conmigo voy a ir preparándome. A fin de cuentes, en un año me jubilan.


Lluis Casas haciendo testamento y corrigiendo las galeradas de mi libro “A la lima y al limón te vas a quedar soltera”.


domingo, 4 de diciembre de 2011

EN EL ALTAR DE JACQUES BREL



Permítanme utilizar el título de un film de Alex de La Iglesia del 1995, en el cual el espíritu infernal se hace materia entre nosotros. Con ello se trata de señalar en estamos en un periodo en el cual lo peor y lo mejor de lo humano se mezclarán con más intensidad que nunca. Ya tenemos las señales y sobre todo el contexto, la crisis, los recortes sociales y los derechos y la pérdida de presencia política y social de los intereses de (no se de qué modo expresarlo) los trabajadores, tengan empleo o no, las pérdidas democráticas y “l’esprit de corps” de los calvinistas del norte. No es que volvamos al medioevo con sus periódicas ascensiones al infierno y de la aparición ocasional del diablo aprovechando cualquier circunstancia del calendario o de los fenómenos (ahora) metereológicos o estelares. Tampoco debemos interpretar, como antaño, que el castigo divino por nuestra incredulidad frente a las enseñanzas de las iglesias o mezquitas son la peste, el hambre, la guerra, el fin del mundo. En definitiva, vean a Jerónimo el Bosco o a Peter Bruegel, el viejo o el joven; ahí está todo lo humano y todo lo infernal, para que se hagan una idea de lo que imaginaban los humanos en cuanto el sentimiento de la culpa hacía mella en ellos. Más bien hemos de dirigirnos al inmenso Jacques Brel en aquella cancioncilla titulada “Les bourgeois”. Al recordarla, debemos hacer el pequeño esfuerzo histórico para situarnos en la época, en el mundo bipolar de los sesenta y setenta y en un mundo de farándula muy distinto al actual. Ahí va la versión francesa como homenaje a los artistas que están por encima de modas y modos: “Le cœur bien au chaud Les yeux dans la bière Chez la grosse Adrienne de Montalant Avec l'ami Jojo Et avec l'ami Pierre On allait boire nos vingt ans Jojo se prenait pour Voltaire Et Pierre pour Casanova Et moi, moi qui étais le plus fier Moi, moi je me prenais pour moi Et quand vers minuit passaient les notaires Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans" On leur montrait notre cul et nos bonnes manières En leur chantant : Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient bête Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient … Le cœur bien au chaud Les yeux dans la bière Chez la grosse Adrienne de Montalant Avec l'ami Jojo Et avec l'ami Pierre On allait bruler nos vingt ans Voltaire dansait comme un vicaire Et Casanova n'osait pas Et moi, moi qui restait le plus fier Moi j'étais presque aussi saoul que moi Et quand vers minuit passaient les notaires Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans" On leur montrait notre cul et nos bonnes manières En leur chantant Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient bête Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient … Le cœur au repos Les yeux bien sur terre Au bar de l'hôtel des "Trois Faisans" Avec maitre Jojo Et avec maitre Pierre Entre notaires on passe le temps Jojo parle de VoltaireEt Pierre de Casanova Et moi, moi qui suis resté le plus fier Moi, moi je parle encore de moi Et c'est en sortant vers minuit Monsieur le Commissaire Que tous les soirs de chez la Montalant De jeunes "peigne-culs" montrent nos leur derrière En nous chantant Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient bête Les bourgeois c'est comme les cochons Plus ça devient vieux plus ça devient … La síntesis está en el estribillo, traducido así al noble castellano imperial: “Los burgueses son como los cerdos, cuanto más viejos más animales”. Cambien ustedes el concepto “burgueses” con algún término equivalente actual, banqueros, financieros, brokers, traders o lo que les plazca y ya tienen plenamente actualizada la lección breliana. No es necesario ni que cambien la cerveza, el notario, el prostíbulo o el inspector de policía. Ni siquiera deben hacerse los despistados excluyéndose del contubernio. Ni Jacques Brel lo hizo, ni ustedes deben hacerlo. Todos son todavía actuales. En definitiva, la peste somos nosotros o una parte, del mismo modo que los burgueses también somos nosotros. La codicia, la avaricia, el poder, el desprecio de clase. La humanidad ha encontrado el entorno en donde todas esas virtudes se convierten en el manual del éxito y el reconocimiento, incluso de la impunidad. Los recortadores de prestaciones para los que más necesitad tienen son los valerosos de hoy, en palabras del President, Artur Mas, que no sabe que lleva un nombre leyendamente equivocado.



Lluis Casas en el altar de Brel.

sábado, 3 de diciembre de 2011

INDULTO A UN CACO DE POSTÍN


Todavía recuerdo con aprensión las escenas mágicas de un film español de época en donde --al ritmo del movimiento de la figura de de Cristo, Nuestro Señor El Rico-- un preso, el señalado por la figura, es indultado (1). Eso ocurría, en Málaga y en plena semana santa, en cumplimiento de ese eficaz conglomerado inseparable por los siglos de los siglos entre el poder eclesiástico, que siempre está dispuesto a perdonar a quien asume las culpas (lo sean o no) y el poder político, siempre dispuesto a echar una mano a quien en nombre de la divinidad le garantizó (y garantiza) siglos de servidumbre, amén del Gremio de Hostelería.

En la anotación les pongo una breve explicación del asunto, en bien del conocimiento debido de la influencia de la iglesia en su versión más mística, incluso ahora. Por lo que recuerdo, este asunto ya no cunde en los medios, puesto que esos 15 elegidos sufren el filtro normativo y no dependen ya del sorteo divino. Eso a la prensa ya no le interesa. Pero de hecho, los indultos siguen existiendo como una figura recuperadora de la libertad en cuanto el reo ya ha prescrito sus faltas con su comportamiento carcelario. Probablemente sea una norma edificante y necesaria. Otra cosa es que se aplique con justicia y racionalidad. Por ejemplo, al asesino del abuelo del capataz de “Metiendo bulla” por ser un caballero excesivamente enamoradizo.

La demostración de que la existencia de la norma y, por descontado, de la justificación jurídica no evita como hemos visto hace unos días que la acción política o corrupta pueda inmiscuirse en el procedimiento. Como ustedes sabrán, un conocido ejecutivo bancario, vinculado al banco de Santander de nuestro amigo Botín, ha sido indultado de unos delitos francamente graves en su profesión, por los que la judicatura, una vez comprobado fehacientemente el hecho, le sentenció debidamente.

En principio, nadie por su profesión, riqueza o influencia está exento de ser indultado. Eso es lógico e incluso cuerdo. Pero también lo son las debidas sospechas creadas por el momento elegido por el gobierno federal para zapaterilmente remachar la jugada. La decisión gubernativa, altísima decisión gubernativa, se tomó y se hizo pública (dentro de lo que cabe) después de las elecciones y una vez perdidas por el ejecutivo las escasísimas esperanzas electorales. Ambos hechos pudieran estar relacionados más allá de la coincidencia temporal en el calendario.

Además y para más INRI (nunca tan bien aplicado) la explicación de los porqués no figura en la transcripción de la rueda de prensa habitual después del consejo de ministros, Y no consta porque no la hubo.

Estamos pues, sin ninguna duda, frente a la, tal vez, última prebenda del actual presidente federal frente a los poderosos y frente a aquellos amigos que podrán en un futuro no muy lejano proporcionarle algo más que un retiro oficial: se me ocurren el Señor Pentágono y frau Merkel como amigos más que recientes. El Sr. Sáenz, el agraciado por el premio de hoy, es nada menos que vicepresidente segundo del banco de Santander y consejero delegado. Es decir, si Botín es dios, Sáenz es su Enviado en la Tierra. Lo que define suficientemente el tipo de favor, si tal es, y aquello que es consustancial a los favores: su devolución cuando haga falta. Como exigencia de don Vito.

Como en este país somos muy mal pensados (algún motivo freudiano habrá, que yo desconozco), tengo a bien excusarme por anticipado si en su día, o algún día, se sabe la motivación del premio y su justificación jurídica. Si esto se conoce y es consecuente con la legislación, ya digo, vayan por delante mis excusas más sentidas, mi arrepentimiento profundo y mi desconsolada pena, penita, pena por lo que hice.

Esto del negocio financiero da mucho de sí, tanto a las buenas, como a las malas. El volumen de dinero que en torno a la mala práctica bancaria se ha evaporado estos años tiene visos de no poder ser contado nunca, simplemente por su dimensión sideral. En cambio, lo que habitualmente acompaña a la mala gestión (y creo firmemente que hay en general algo más que simple error de gestión), como el despido, la reclamación de daños y perjuicios, la investigación fiscal, la intervención de la agencia tributaria, la de los comisarios Montalbano y Brunetti y otras variadas estancias jurídico- policiales no se está dando.

Algunas preguntas serán, en el inmediato futuro, tema obligado de las mejores novelas negras de la historia, por ejemplo: ¿Dónde estaba MAFO cuando se hundió CajaSur? ¿Por qué el Banco regulador no intervino al banco de Valencia, antes de que costará al gobierno sus buenos millones de euros (que por cierto no tiene, ¿de donde los habrán sacado?), ¿por qué el regulador bancario no quiso intervenir frente a un informe auditor sobre determinado negocio fracasado de Caixa de Catalunya, todo y que reconoció que hacía sus informes al dictado del consejero delegado de la caja? Y así mucho y mucho más. Por no decir etcétera.

En fin, ya ven que esto de las finanzas da para no terminar nunca. Yo de momento he encargado una caja fuerte empotrada que colocaré bajo los cimientos de mi casa (he comprobado que no pasará nunca ni el metro, ni el AVE, ni conducciones de alcantarilla excesivas), en donde iré acumulando favores y premios de cara al porvenir. Por supuesto, no le daré la contraseña a Mafo.

Lluis Casas, inasequible al desaliento. Sobre todo con desodorante bucal.

(1) La liberación de estos 15 presos responde a una tradición de mediados del siglo XVIII, cuyo origen se encuentra en Málaga (en Andalucía), una de las ciudades donde se vive con más devoción y pasión la Semana Santa.

Según la leyenda, en 1759 hubo una epidemia de peste que afectó con especial virulencia entre la población malagueña cobrándose numerosas vidas, por lo que obligó a las autoridades a cancelar las procesiones de Semana Santa.

Ante esta decisión, los reclusos de la prisión de Málaga pidieron al alcalde ser ellos quienes pasearan la imagen de la que se declaraban grandes devotos. La solicitud fue denegada por lo que se amotinaron en prisión y escaparon.

Llevaron a hombros la imagen por las diferentes calles de la ciudad en la procesión más larga que se recuerda en la Semana Santa malagueña. Tras la procesión, los presos volvieron a la cárcel.

Pero el hecho coincidió con una repentina desaparición de la epidemia por lo que fue interpretado como un milagro que impresionó al Rey Carlos III. Fue entonces cuando concedió a través de una pragmática real, este privilegio que se mantiene hasta nuestros días tras ser ratificado por el actual Monarca Juan Carlos I.


martes, 29 de noviembre de 2011

¿Y AHORA, QUÉ?



A solo pocas horas del cierre de los colegios lectorales ya se han oído las primeras decisiones. Ha sido, de nuevo, desde Catalunya donde se ha abierto el segundo melonar de los recortes.

Sin haber cerrado el recuento oficial, Frau Merkel ya conectó con el vencedor de las elecciones exigiéndole de inmediato acciones o al menos declaraciones sobre el programa de gobierno hasta ahora oculto o inexistente. No le ha dado ni tiempo para recuperarse del susto.

Los “mercados”, ese instrumento del diablo basado en la avaricia y la inconsecuencia demostraban que un cambio de gobierno no debía confundirse, como algunos pensaban y afirmaban antes de votar, con la reducción de la presión y de los altos intereses a la deuda española.

Probablemente hayan muchas más señales sobre el destape de la realidad a los ojos y a los oídos de la derecha triunfante. Algunos podríamos imaginarlos, llamadas telefónicas expresando con toda crudeza: espero que no olvides lo nuestro. U otras expresiones por el estilo, perfectamente previsibles.

Entre una cosa y la otra, el ambiente a cuatro días del pasado domingo se está enrareciendo paulatinamente. Se va descubriendo que el improbable milagro del cambio no lleva en su interior ni mayor tranquilidad, ni buenas noticias. Al menos para la mayoría de los que dependen de la nómina semanal o mensual o de aquellos que no tengan ni la una ni la otra.

Mucho me temo que el presidente del gobierno in pectore nada dirá hasta que no encuentre al personaje que ejercerá efectivamente el mando de los recortes sociales, de las ventas de patrimonio público, de las privatizaciones, de los copagos (que son repagos), de las reducciones salariales, de la laminación de derechos y un más que largo etcétera. Con ello intentará liberarse personalmente (y políticamente) del coste de las medidas impopulares y reservarse la posibilidad de cambios de plantilla si la cosa no va como se imagina. Esa solemne prudencia la ha estado cultivando durante muchos años en una estrategia que, sin la crisis, lo habría llevado al propio degüello, pero que con ella lo ha aupado al lugar más peligroso.

En las circunstancias actuales, el método galaico no parece ser el más adecuado, aunque la vida es tan cambiante, ¡qué vayan ustedes a saber! Por de pronto, todo el mundo espera decisiones rápidas, radicales y de resultados prácticos inmediatos. Una exigencia poco congruente con el tempo del Elegido y de sus verdaderas posibilidades.

Nada de eso parece ser posible, o, al menos, no de forma conjunta. La situación de la economía española no es resoluble en poco tiempo, puesto que atañe a cambios morfológicos profundos en su estructura productiva, en su cultura empresarial y en sus hábitos especulativos. Es necesario tiempo y muy buenas medidas para reconvertir mentalidades y estructuras inmobiliarias y financieras en máquinas productivas útiles, exportadoras, modernas, basadas en la creación, el diseño, la inversión, la tecnología y el futuro. No creo que este sea el programa de gobierno.

Me temo que el capitalismo español, al manos una parte de él, está a la espera de comerse los mercados públicos que se desregularizarán o se privatizarán o se concesionarán. Ahí es donde esperan los capitales furtivos patrios hacer su agosto de nuevo. Tal vez abandonen el submundo inmobiliario, pero será para instalarse en los beneficios seguros de los servicios públicos en manos privadas. Nada de verdadero mercado, nada de creación y de innovación, ¿para qué? Si podrán invertir seguro y de forma oligopolista.

De momento, y al albur de la típica canción del que se estrena en la Moncloa (y en otras sillas de mal asiento) anunciando al mundo que el anterior ha mentido, que el asunto está más peliagudo de lo dicho, etc. Con eso se ganan semanas y algunos han ganado un año entero.

Lo segundo, que ya se ha vislumbrado es contactar con el verdadero poder, las finanzas, los bancos (no hablemos de ya Cajas, para qué). El error que cometió el anterior presidente federal, retratarse con esos individuos en plan compadreo monclovita, lo ha repetido en versión mucho más ligth don Mariano.

Lo demás habrá de esperar como mínimo unas semanas, simplemente por puro formulismo institucional.

Les apuesto a que estas semanas necesitaremos valium a capazos.

Lluis Casas, Albéitar honorario de Parapanda.

sábado, 26 de noviembre de 2011

NO HAY SÍNTESIS POSIBLE


Después de una noche electoral sin sorpresas, sin angustias, aunque con sustos, me he permitido un periodo de reflexión antes de poner negro sobre blanco mis primeras impresiones (y espero que no sean las últimas) sobre el significado del voto dominguero y lo que se nos viene ahora encima. De todos modos, tanto por la situación económica mundial como por las dificultades para una política nacional congruente con la globalización, todo es revisable y nada es consistente. Si leen atentamente lo escrito o dicho en los medios observarán que no tienen tampoco mucho que decir, al margen de las habituales menudeces de casquería.

Con gran valentía intelectual, el capataz del blog Metiendo bulla apunta (¿CUÁNTOS KILÓMETROS TIENE LA TRAVESÍA DEL DESIERTO?) una pregunta interesante, la distancia que tendrá que recorrer en una dura travesía por el desierto la izquierda española para reencontrar o una nueva mayoría o un peso suficiente para reequilibrar el mapa político. Mi interpretación es distinta, pienso más bien que se trata de medir jornadas más que distancia. Si es por eso, la distancia será infinita. Si se trata de pasar jornadas en el desierto para acceder al mapa que permita llegar al oasis puede ser otra cosa. La velocidad y la decisión importan. Es decir, debe haber cambio profundo y mucho acierto lo más pronto que se pueda para no convertir unas jornadas en el desierto en una permanencia a la deriva.

Personalmente pienso que el PSOE, y su versión catalana el PSC, no están preparados psicológica, ni organizativamente para hacer un corto recorrido en el desierto que les lleve a un nuevo objetivo. Pienso que más bien tenderán a la espera, junto a las dunas y la reserva de agua, con ciertas modificaciones de fachada o de estructura mediática en el campamento, y que buscarán su oportunidad en el estropicio que el PP puede hacer con el mando absoluto. Cosa perfectamente posible dadas las variables que conocemos: Merkel, el déficit y el propio PP o Rajoy. Con las políticas que vienen y que ya han estado el paro irá en aumento y la recesión es más que segura. Lo más grave que puede pasar no me atrevo a mentarlo. De ahí probablemente la espera, al estilo que el mismo PP ha impuesto estas dos últimas legislaturas.

No veo ahora mismo en esa izquierda, o, al menos, en sus estados mayores figuras capaces de recomponer lo destruido, ni capacidades colectivas que muestren solidez, confianza y capacidad política adecuadas a lo que está pasando. Perdonen mi pesimismo, pero los nombre que suenan en Madrid y en Barcelona mueven más a la sonrisa displicente que al entusiasmo. La simple ambición es un profundo error. Debe de ir acompañada por virtudes, habilidades y prestigio social. Por ello no veo quien, ni quienes.

Vistas las elecciones desde Catalunya, la cosa es ligeramente distinta que vistas desde Madrid, el centro del universo. Aquí en casa, quien ha desencadenado una política de recorte brutal, CIU, ha salido reconfortado y reforzado de las elecciones. Ello, me temo, será una premisa para el resto del estado. Los recortes son impopulares, pero el discurso mediático absoluto sobre su imperiosa necesidad ha dado en el clavo y el personal entre desencantado y cabreado ha terminado por aceptarlo. Al menos hasta el momento. Otra cosa será si el paro, otro sistema de recorte de rentas, sigue aumentando, como parece que será, y también se incrementa el número de familias totalmente al descubierto. Ahí hay una incógnita que hasta ahora en base a la economía sumergida, es decir a la explotación y auto explotación fuera del sistema, se ha mantenido relativamente apacible.

Lo dicho concuerda con lo que en varias ocasiones he afirmado aquí: el personal de base está dispuesto a sacrificarse si se lo piden bien, pero también si se les obliga sin pedirlo. Lo primero hubiera resultado en una política realmente nacional y unos costes relativamente redistributivos. Lo segundo es simplemente política de clase y de ahogo. Pero así estamos y, por lo visto en Catalunya, así seguiremos. No habrá revolcón callejero.

La visión desde Catalunya tiene otras posibilidades. Hemos visto, con alegría, que la izquierda de la izquierda ha subido de forma importante. De uno a tres no es mala cosa. El cambio en el discurso: más economía, más ocupación y menos ecología era imprescindible en estas circunstancias y el resultado a caballo de un buen jinete ha sido satisfactorio.

Ahora viene el aunque. Un 10% de voto en Barcelona y un 8% (o casi) en Catalunya es insuficiente para influir de verdad sobre el resto de la izquierda y sobre las decisiones en el Parlament. Incluso me atrevo a decir que también es poco para salir a la calle a impulsar a moverse a las masas contemplativas. Hace ya mucho que pienso que ese 10% barcelonés (provincia) es un techo para una opción como la que representa el conjunto de siglas de ICV-EUIA. No es que sea mala cifra, en absoluto, pero no es suficiente ni para presionar consistentemente en el sentido ambiental de los problemas, ni en el sentido, más habitual, social y económico. La cosa termina siendo como un Pepito Grillo con buena voz y altas razones. Un ejemplo para muchos, pero al margen para la mayoría. Como al resultado de Barcelona hay que sumarle otras tres provincias, la suma final se adultera excesivamente y el coste elevado del diputado hace más exigua la cosecha. Insisto, hoy por hoy, es un resultado brillante, bien conseguido, satisfactorio respecto a la propia familia y que le permite a uno circular con la cabeza alta. Pero no es suficiente.

Un comentarista muy próximo al socialismo catalán ha dicho certeramente que el PSC no cambiará si no tiene una verdadera alternativa a su izquierda, del mismo modo que ocurre en el resto del estado en el juego PSOE-IU. Uno baja, el otro sube y a la inversa. Eso no es un incentivo. Lo sería si existiera mayor estabilidad y más cercanía porcentual en los resultados electorales y en diputados (ahí hay una factura extra en votos para IU por un sistema electoral que premia al territorio y no a la población). Lo dicho, tanto en Catalunya, donde habría mayores posibilidades, como en el resto del estado, sería muy útil una oferta de izquierda alternativa potente que obligara a la socialdemocracia suave a mayores exigencias para el cambio de política. Y eso significa abrir mucho los brazos y extender el discurso y las propuestas. Lagunas por cubrir haylas, tanto en los márgenes del nacionalismo de izquierdas (un federalismo real), como en las fronteras de la economía y el trabajo, así como en otros ejes que ven un "non sens" en la política democrática institucional. Requiere trabajo más allá de las instituciones y una presencia consistente en el mundo cultural.

Como decía en el título, hoy por hoy no hay síntesis para las elecciones, el poder absoluto de las derechas, sea con las guirnaldas que sean, es una victoria cargada de dudas, pero que requiere movimiento serio y ofensivo para la izquierda, la que ha recibido una alegría más que merecida y la que ha visto su mundo explotar por los aires.

Lluis Casas, Alfayate colegiado (Parapanda)

viernes, 18 de noviembre de 2011

LA CULTURA CUARTELERA

Antes de votar y dando por descontado que muchos de ustedes lo harán al unísono por Coscubiela, les explico….

Para los que o bien han sido en algún momento de la vida reclutas como yo mismo, o han leído atentamente a Vargas Llosa en “La ciudad y los perros”, sabrán lo que significa la cultura cuartelera. Para los demás –para eso estamos-- les explico seguidamente la importancia histórica del tipo de relación humana, organización funcional y consecución de objetivos que representa la vida de cuartel. Y para todos aclaro las consecuencias que ha comportado esa visión de la, por lo general, mala vida ahora mismo.

El asunto me asaltó a caballo de la crisis, del cambio de gobierno en Catalunya, en el ayuntamiento de Barcelona, en la diputación y en otras muchas administraciones, que me aportan día a día novedades sorprendentes sobre la capacidad y las ocurrencias de los nuevos gestores públicos. También, todo hay que decirlo, por unas lecturas recientes.

Recientemente se ha vuelto a editar un autor alemán, Hans Helmut Kirst, en una pequeña saga de tres volúmenes sobre un curioso personaje, el cabo, sargento y finalmente teniente Asch: un provocador dentro del extraño engranaje militar alemán en la segunda guerra mundial, una maquinaria de guerra organizada en torno a unas normas salidas de la antigua tradición prusiana, necesitada de regular todo, absolutamente todo. Quedando en realidad el asunto en apariencia.

Permítanme un poco más de digresión. Inicialmente los libros se publicaron en 1958 en la editorial Destino. Lo curioso del caso es que son ya desde la segunda página eminentemente antimilitaristas y, claro está, en 1958 tamaña desviación con respecto a lo debido tenía que ser imposible. Para eso estaba la censura previa y su tropa de censores. No sé como consiguió el editor publicarlos y distribuirlos, pero a la vista de la biografía del autor intuyo un probable por qué: H. H. Kirst llegó desde la puta base a teniente coronel de la Wehrmacht, siendo también anti nazi declarado. De hecho, el personaje literario de Asch es el alter ego de Kirst. El censor de turno, imagino yo, con leer la trayectoria militar del autor y el grado al que llegó ya no debió ni de abrir el libro. Se cuadró y firmó directamente el expediente autorizador. Y si no es cierto lo que imagino, cosa posible, me reconocerán ustedes que “é ben trovato”.

La vida de cuartel supone una trasgresión tan grande respecto a la vida normal que todos los que hemos sufrido o disfrutado de ella hemos quedado marcados hasta en nuestros sueños más íntimos.

El asunto se remonta, no se me asusten, a la falange macedónica, el primer ejercito realmente profesional y permanente de la historia y fue más que consolidado por los romanos, el estado militar por excelencia. Tengo entendido que aun se explican hoy en las academias militares las normas que el general Mario, el adversario de Sila, impuso a las legiones (las famosas mulas de Mario, bautizados así por el peso del equipo y la velocidad de la marcha).

La convivencia en los campamentos o en los cuarteles (equipamientos nacidos de la profesionalidad militar), sea en periodo de reposo o de estado de guerra, ha exigido desde entonces un poder burocrático enorme. La especialización militar se basaba en aprendizajes y en homogeneidad, de ahí las normas tanto en los movimientos de tropas, como en el uso de las armas y en el comportamiento general del soldado, atuendo, saludo y por la nunca bien loada como se debe limpieza de letrinas.

Habitualmente se tiene un concepto erróneo de la estructura militar profesional En contra de la apariencia, los ejércitos son más organizaciones logísticas que combatientes. La relación entre combatiente y soldado de soporte es sorprendentemente baja. De ahí ese poder omnívoro de la burocracia militar. Lo sé de buena tinta puesto que fui en mis tiempos furriel (1) de la compañía (de hecho continúo siéndolo, en otros ejércitos y en distintas compañías).

Las características básicas de ese tipo de organización, hoy bastante modificadas, se basaban en la jerarquía absoluta, la existencia de líneas de ruptura entre estamentos, la preeminencia de privilegios y la diferenciación de trato y derechos, la obediencia ciega, las normas aplicadas a rajatabla, la desaparición de la iniciativa individual y un largo etcétera motivado en apariencia por la eficacia en la acción bélica y en lo bonito que quedan los desfiles bien ordenados, con o sin macho cabrío al frente. Es obvio que cultura cuartelera y dominio de clase es casi lo mismo.

Todo ello ha tenido una traslación evidente a otro tipo de organizaciones, el funcionarizado, la empresa y la justicia, solo por citar tres ejemplos. Y, a la inversa, los cambios en otros ámbitos han influido y transformado la estructura cuartelera. Sobre todo en estos últimos tiempos, el impulso tecnológico y el coste de la formación de la tropa han introducido dosis importantes de racionalidad y de trato alternativo al prusiano.

Todo ello ha depositado un considerable poso en la forma de entender las organizaciones y en establecer el trato dentro de ellas. La cultura cuartelera en base a tantos siglos de existencia ha terminado por formar parte de la herencia genética, con o sin permiso de Cesare Lombroso. Si ustedes son observadores se habrán dado cuenta que, incluso en las zonas no reguladas explícitamente por esa filosofía, se impone casi automáticamente la cultura cuartelera sobre entendida o instintiva.

En los partidos políticos –dejemos a parte a los sindicatos, porque hay moros en la costa-- e incluso en los equipos de fútbol es así. Miren si no la extrema jerarquía que impone un secretario general (mientras genera cierto éxito) en el partido: determinadas ideas se imponen por el puro origen, no por la sabiduría, experiencia y habilidad (aparentes o reales) del que las propone. Observen como personalidades autónomas emprenden la retirada frente a la autoridad, que es un concepto más bien difuso.

Hoy en día vemos como en Europa se impone la cultura cuartelera de base prusiana como inútil salida a la crisis. Con obediencias debidas y jerarquía absoluta. Frau Ángela Dorothea Merkel, nacida Kasner, de padre pastor luterano, física de formación y doctora en química quántica, se ha impuesto a toda la UE con la biblia mecánica de la estabilidad presupuestaria, del banco central al que nada le importa la ocupación y el crecimiento. Todo ello no se corresponde con la realidad observada, ni con las posibilidades alternativas con que cuenta la ciencia o la técnica económicas, son simplemente ideas arraigadas en el contexto de la cultura cuartelera. Sorprende esta dura inmovilidad de pensamiento y de acción en alguien que sabe que las partículas están o no están a la vez y que si miras cambian. Esa relatividad quántica no parece haber hecho mella en esa dama de acero (por diferenciarla del precedente de hierro).

En general la cultura cuartelera siempre cede frente a poderes e intereses mayores. Es una regla que el recluta aprende a los dos días y que utiliza más o menos sabiamente para transformar una vida indecente en una constante guerra de guerrillas. Pero no solo esa característica de ser absoluto, pero de débil resistencia hacia arriba se plasma con la tropa, también lo hace con el dinero, con los intereses de clase, de religión, de ascenso y otros muchos de diferente especia. Hoy mismo algunos diríamos que la cultura cuartelera le sirve a Frau Merkel para salvar a su banca a costa de –dispensen la cacofonía-- lo que cueste.

Todos recordamos con el cariño que la lejanía temporal impone, los alambicados procedimientos contra la cultura cuartelera para no hacer instrucción, para tomarse la tarde de asueto sin permiso e incluso para licenciarse 24 horas antes, como hice yo.

Indudablemente los primeros godos (en todas sus amplias gamas de diversidades), que no tenían ni cultura cuartelera, ni ejército profesional, serían hoy más capaces de entender que la jerarquía no es solo un síntoma de debilidad, sino un acercamiento al caos y a la decadencia.

(1) El furriel es ahora el administrador o gerente. El que manipula la contabilidad y las existencias. La palabra viene de “fourrier”, el francés que administra el “fourrage” (forraje).

Lluis Casas con todas las dudas electorales resueltas. Les confieso que siempre me han caído más simpáticos los ejércitos que se hacían o deshacían al pairo de las cosechas o del humor de cada uno. Así como los sioux. Lógicamente perdieron sus guerras. Cosa que también les hace más cercanos.