viernes, 30 de septiembre de 2011

TODO POR LA PATRIA



Ya saben aquel que dice que el patriotismo es el último refugio de un determinado tipo de chorizo. Para no liarla ya en la entradilla del artículo, les aclararé que hay patrias y patrias y patriotas y patriotas, como en todas las viñas del señor Codorniu.


La patria es de hecho simplemente el hogar social y cultural que cada uno tiene, escoge o se acostumbra. Por lo que es un tanto inconcreta y falta de señas de identidad exactas. Huelga decir que las patrias no merecen víctimas, ni verdugos, todo y que los producen en cantidad y con continuidad.


Ahora bien, es también evidente que desde hace mil años el asunto se utiliza para enfrentar, ocupar, desalojar y mil manejos más entre los grupos humanos. Tribus, imperios, naciones y todo lo demás. Cierto es también que el término y su áurea (enormemente adictiva) son elementos de la política de derechas (con abundantes excepciones hacia el otro lado), sean democráticas, autoritarias o llanamente fascistas.


El patriotismo, o patrioterismo, si ustedes quieren, existe también, como no, en la economía. Nos dicen que una empresa española tal o que una empresa alemana cual. Como ya debieron intuir la primera vez que se sintieron aludidos por tamaño lenguaje, las empresas son jurídicamente de don Alfonso, o de don Manuel, en el sentido propietario del asunto. Las empresas tienen sede territorial, claro está, pero su vinculación con la patria no está nunca muy clara. Las empresas de determinados grandes dignatarios industriales con sede en el territorio de combate franco-alemán en la guerra de 1914 nunca fueron bombardeadas, por una delicadeza de la internacional de los registradores de la propiedad, en aquellos tiempos muy bien organizada. No así las viviendas y las instalaciones afectas al pueblo llano, que como todo el mundo sabe, son objetivos principales y estratégicos para la victoria de cada patria.


¿A qué viene tamaña diatriba, se preguntarán ustedes? Simple, muy simple: REPSOL es la respuesta. Como lo fue no hace mucho una tal ENDESA.


Por suerte, El País ha puesto al descubierto el concepto patrio de unos cuantos al explicar con todo detalle una operación de asalto y captura de la empresa por parte de un inmobiliario cercano a la quiebra y una empresa patria de otra patria y otro continente.


El asunto es bueno, bonito, aunque no barato. SACYR, la inmobiliaria, con el beneplácito presunto de un sector del gobierno federal ha conseguido el placet para hacerse con una mayoría del capital de REPSOL, conjuntamente con PEMEX, la empresa pública mejicana del mismo sector que REPSOL y que también se sienta, sorpréndanse, en el consejo de administración de REPSOL. Como si Mouriño se sentara en representación de Chamartín en la junta del Camp Nou.


La maniobra pasa por llegar discretamente a un porcentaje de acciones, menor del 30% (para evitar el concurso público y la subida del precio de la acción), con lo que podrían cambiar la dirección (y de hecho la propiedad ejecutiva) de la empresa. Los medios para ello, no se me sulfuren, los créditos bancarios que SACYR y PEMEX obtendrían para tal fin (para otras cosas no hay crédito, ya lo saben ustedes).


El fin último, más allá del dominio empresarial, es una operación para limpiar el balance de SACYR, repleto de inmuebles y terrenos pendientes de pago, de cobro, de obra y de clientes por el lado inmobiliario. Por el lado petrolero, tomar el paquete tecnológico de REPSOL por pocos dólares y sin pagar impuestos.


La forma prevista es simple: una vez con el mando empresarial, trocear la empresa y venderla por partes con unos substanciosos beneficios. Finalmente, SACYR se salvaría, PEMEX se haría más sólida y REPSOL terminaría su vida activa e independiente.


Como ven, todo ello con grandes beneficios patrios. Una operación que tiene en cuenta los intereses nacionales, los objetivos estratégicos sobre tecnología y la buena aplicación de los recursos financieros para que el paro disminuya y la actividad empresarial crezca. Todo ello dentro del profundo sentido de colectividad del mundo empresarial, financiero y gubernamental.


Así sea.


Lluis Casas en la gasolinera, según se sale de Parapanda camino de Matarenys.

lunes, 26 de septiembre de 2011

¡HUY!



Mi buen amigo Ricard Fernández Ontiveros (cuyos ancestros son académicamente de la ciudad bañada por el Genil y Darro) me aconsejó hace unos días la lectura del que, según el, era la mejor descripción de la crisis, de sus causas y de sus actores. Ricard me dijo que se había leído todo lo que ha salido sobre el asunto y que no tenía duda alguna. Como se que Ricard duerme escasamente tres horas y sin siesta, su afirmación es de fiar. El título además es consecuente con lo que ha pasado y lo que pasa, a la vez que la ironía y la mala leche forman parte de forma muy británica del texto y dan una cierta alegría a su lectura. Ahí va:


John Lanchester
¡Huy! Por qué todo el mundo debe a todo el mundo y nadie puede pagar
Anagrama 2010


Yo ya lo tenía en mi lista de la compra, junto con otros 1700 títulos (no es broma) acumulados a causa de que la velocidad de lectura y la explosiva aparición de novedades dan para lo que dan. Ahí estaba escondido entre los demás, eso si, subrayado y en tono rojo para mi vergüenza de lector bien administrado. Lo recuperé de inmediato y dado que estaba disponible en una biblioteca cercana me acerqué en su busca.


Conclusión, Ricard Fernández tenía razón. El libro vale la pena y tanto. Pienso que es del nivel divulgativo equivalente al reportaje fílmico INSIDE JOP, todavía visible en los cines Icaria para a quien se le ha escurrido de prioridades.


En el libro tienen las causas históricas, políticas, académicas, técnicas y psicológicas en una amena y hasta cierto punto sencilla descripción de todo ello junto y por separado. Les advierto que la descripción de los crímenes financieros perpretados con instrumentos de enorme sofisticación (por cierto una capción del término es en castellano, falsificación o adulteración, absolutamente acertado en este caso) tiene sus problemas, pero no se preocupen si les cuesta o no pueden llegar a entender con precisión cada objeto especulativo. Lo mismo les pasó a sus inventores y a sus administradores. Nadie supo nunca que tenía exactamente entre sus manos. De hecho el libro nos relata esa fase de la estupidez humana cuando no hay límite para la ambición de dinero y tampoco hay normativa que impida el gangsterismo acomodado. En fin, si les place y lo leen, verán a unas empresas, los bancos y todos sus adláteres, unos hombres, los financieros y un entorno político, incluidos los bancos centrales, que se sentían todopoderosos jugando con verdaderas bombas nucleares económicas, sin entender ni papa de neutrones.


El autor, un sorprendente novelista ya conocido por aquí, no es un sesudo y aburrido catedrático de economía neoliberal y por ello nos lanza al supermundo de las finanzas actuales con un enorme sentido práctico y un profundo conocimiento del asunto. Simplemente es hijo de banquero a la antigua, por lo que sabe hacer las cuentas perfectamente.


Si quieren un resumen, con una síntesis apabullante, les diré que les explica como el neoliberalismo financiero sabe transformar un acto productivo o un servicio (una necesidad humana) valorado en 100 en una múltiple y compleja bola de nieve de deuda que llega a multiplicar por cien mil la cifra inicial. Simplemente estamos en un mundo económico ficticio que funciona mientras nadie se da cuenta de ello. El resultado no es neutral, pues cuando revienta la bola, y siempre revienta, el daño lo pagan quienes ninguna culpa tenían. Los causantes son demasiado grandes, demasiado poderosos, demasiado amigos para ir a la cárcel o para pagar las deudas.


Un economista italiano, Carlo M. Cipolla (vayan a Wikipedia vale la pena) hizo una excelente descripción de la estupidez humana y del porcentaje fijo de estupidez existente en cualquier grupo humano. Afirmaba que la estupidez es una actitud que implica hacer daño al ajeno y a si mismo. Todo un acierto.


Lluis Casas, pensando como es posible que haya tanto estúpido en Wall Street, muy por encima del porcentaje propuesto por Cipolla.

viernes, 23 de septiembre de 2011

ERIC HOBSBAWM Y TONY JUDT



Metidos de lleno en las últimas curvas del Anglirú de la crisis económica, con desniveles de más del 10% y pasando inevitablemente por la Cueña les Cabres con porcentajes de hasta el 23% (inténtelo ustedes, no podrán mantener el equilibrio sobre el sillín, ni con el piñón del 32 y el plato pequeño), la casualidad me ha ofrecido la coincidencia de leer a la vez a dos monstruos de la reflexión y de la historia contemporánea. Son Tony Judt, malogradamente desaparecido recientemente víctima de una enfermedad terrible, la esclerosos lateral amiotrófica (ALS) y Eric Hobsbawm, todavía dando guerra. Los dos británicos, uno nacido en 1917 (como mi padre) y el otro en 1948, un mes después que yo mismo. Coincidencias que tendré que comentar algún día.


Los textos que tengo encima de la mesa son: Postguerra, historia de Europa desde 1945 (2006) y El refugi de la memoria (2010) de Judt y “Años interesantes” (2003) de Hobsbawm. La coincidencia y la agrupación de lecturas con ya algunos años encima se debe al excesivo número de novelas negras que se están publicando y a mi debilidad por seguir al final del pelotón las novedades librescas. Así quedan pendientes objetos de lectura de gran dimensión que esperan dóciles el momento oportuno. Pienso que el que coincidan los dos autores es excelente, se complementan perfectamente aun desde la distancia de los treinta años que marcan sus fechas de nacimiento. Son historiadores medulares y hablan de nuestras vidas.


No les haré comentarios sobre los libros (son siempre accesibles y conocidos), simplemente les recomiendo que si tienen ocasión no se los pierdan. Tal vez no sea necesaria recomendación ninguna, puesto que ambos autores son lectura necesaria y a la vez más que agradable, con una potente expresión y un reconfortante buen estilo. ¡Qué bien se lee y entiende lo bien escrito!


Los tres volúmenes, independientemente de las fechas de publicación e igualmente al margen de las edades y las experiencias de los autores, coinciden en aportar reflexiones relevantes para los días de ahora mismo. El asunto está tanto en la experiencia personal, cómo han vivido su vida, como respecto a la política y la reflexión histórica del siglo XX.


Ahí queda, ya me dirán.



Lluis Casas

viernes, 16 de septiembre de 2011

VOLVAMOS A LA ECONOMÍA POLÍTICA



En un verano tan repleto de disgustos y ante un otoño de no te menees, los asuntos que día a día han ocupado los titulares y la preocupación de los medios y de una parte del mundo político no se corresponden con la dura realidad económica y las amenazas inmediatas que la circundan y que se mueven en torno a cuestiones fundamentales para el hoy y el mañana.


No es que piense que la lengua, la constitución, el ensamblado judicial y la ley y el orden o, mismamente, el mourinhismo no merezcan la atención, la dedicación y la resolución. Dios me libre. Simplemente afirmo que una crisis de tan largo recorrido como la que sufrimos está desapareciendo de la atención y, tal vez, de la preocupación general, fuera de lo que malamente le ocurra a cada uno con su laburo, su hipoteca y su fin de mes; de manera que la crisis se vive cada vez más intensamente como problema particular y no como problema general y principal. Tampoco afirmo que el público en general no vea con ojos desorbitados cómo se está escapando de entre los dedos los fluidos democráticos, los sociales y la multitud de porvenires, sino que el cansancio, la impresión de incapacidad, la constatación de no tener opción, alejan a las personas de la acción, la reflexión y el debate más profundo, refugiándose, quien puede, en un día a día acomodado aunque no mucho. Mirando por la ventana la tormenta, esperando íntimamente que no vaya con él. Y si va con él, que no sea muy duro. De modo que sigue en el sofá, en la taberna o buscando trabajo de cualquier cosa.


De ahí esa multitud de falsos debates, de tontuelas tertulias, de primeras páginas repletas de mercados, cotizaciones en bolsa y preocupaciones bancarias. El esfuerzo en hacer aparecer en los medios y de hacer llegar al público que la crisis ha sido provocada por un modelo imposible, basado en la estúpida especulación, en el alejamiento de las bases de una economía productiva, de la destrucción de los mecanismos democráticos de distribución de la riqueza, del asalto a todos los poderes de esos pocos miles de personas que conforman mercados, bancos y ejecutivos políticos a su servicio. Oigan, los mercados tienen nombres y apellidos, son empresas de inversión, directivos concretos, patronos con nombre propio; lo dijo Chomsky: los mercados son la espuma de las grandes corporations. Son conocidos, están en un despacho insinuando que España no puede pagar para ganar un 0,05% más durante los siguientes dos días.


Los ciudadanos están aguantando frustrados y paralizados todos los envites que el oligopolio financiero les impone. Tal vez, la llegada de una quiebra masiva bancaria y la pérdida de ahorros, pensiones y asistencia están a la espera de dar el golpe final. No es que piense que podamos llegar a ello, sino que apunto que estamos en esa senda.


Es importante hacer aflorar el debate fundamental: ocupación, desarrollo (no exactamente crecimiento), reparto de costes y beneficios, prioridad al consumo social, reforma fiscal y modelo económico sustantivamente sostenible. En el debate están las ideas, están las formas de desarrollarlo, organización, política, ideología, cultura. Están los intereses.


Obviamente se necesita un mínimo de potencial social y político para imponer lo principal a lo accesorio (la deuda, el déficit), deshacer el enorme fraude neoliberal en torno al papel del sector público y constituir un nuevo avance democrático, social y europeo.


Probablemente ello no pueda hacerse sin replantear muchísimas ideas de rancio abolengo, posiblemente se daba lanzar al futuro cosas y pensamientos nuevos, formas organizativas sociales reformadas, nuevas que conecten con los inmensos cambios que los últimos treinta años han cambiado el mundo.


Nada de tirar la casa por la ventana, pero tampoco nada de preservar acomodadas ideas e intereses. El trabajo ha cambiado, la empresa ha cambiado, los patronos no son lo que eran, el mundo es casi uno, la tecnología se transforma y nos transforma cada dos días. Tal vez, ¿por qué no?, podemos sentirnos cercanos a ese momento en el pasado en que las nuevas clases, los obreros industriales y la burguesía, pusieron patas arriba el antiguo régimen. No es tan exagerado, no piensen. Miren el mundo hacia Asia, miren los chips, miren a la juventud con diez carreras y ochocientos masters, miren a las familias hoy. No creo que sea tan exagerado.


La crisis de sociedad (hasta esto hemos llegado) y su contradictoria evolución está en el límite de desbocarse y lanzarse a la locura como una manada de bisontes enloquecidos. No podemos ser espectadores cuando estamos en la línea de avance. No podemos dejar que venga un holocausto social como forma de remontar la crisis. Cosa que ya sucedió y todavía quedan testimonios directos.



Lluis Casas, francamente insumiso.

martes, 13 de septiembre de 2011

PARAPANDA CON COSCUBIELA



Siempre me han atraído los comercios en donde la variedad de la oferta ofrece una amalgama incomprensible para el no iniciado en sus secretos.


Son los comercios “tutti frutti”, en donde conviven y se hacen la competencia variados, contradictorios y ocultos artículos que permanecen en el tiempo sin obsolescencia ninguna, esperando con infinita paciencia al posible y extraño comprador, en un ambiente que parece seguir el influjo de los versos de Paul Verlaine en su poema de otoño: “ Los largos sollozos de los violines en Otoño / hieren mi corazón con monótona languidez”. Poema que fue producto de mercería en la estrategia del desembarco de Normandía, con un servicio de gran utilidad, imposible de preveer por su autor o sus lectores.


Así son, como digo, las femeninas mercerías, la botiga de vetes i fils tan catalana. Las masculinas ferreterías, en donde la tornillería ejerce el mando supremo en su intrincada oferta de pasos y medidas y así fue aquel restaurante de Madremanya en el Empordà que vendía a la vez un conejo al all i oli de chuparse los dedos junto a alpargatas variadas, periódicos diversos de fechas un tanto dudosas y herramientas hortofrutícolas de toda clase y todo tiempo. Cenabas rodeado de los instrumentos de la vida y del trabajo, a la vez que hacías inventario de los cambios instrumentales que ofrecía la tecnología plana al payés del lugar. Un mundo que ha vuelto en la locura del centro comercial, aunque perdiendo en el camino cualquier virtud, sea teologal o no.


Esta entrada me sirve para introducir comentarios diversos a una realidad inmediata, a la vez que me hace sentir cómodo con una edad que ya da para mucho recuerdo.


Empezaré con las buenas nuevas relativas a la candidatura de Joan Coscubiela al congreso federal en la lista de ICV-EUIA. Una sorpresa, puesto que el asunto ha sido gestionado con elegancia, discreción y savoir faire. Me enteré de la decisión a poco de confirmarse y mediante promesa ante el altísimo de discreción absoluta. Lo que son las cosas.


Hay que reconocer que en las actuales circunstancias económicas y sociales el esfuerzo por llevar al congreso a Joan Coscubiela es de alagar y alabar. ICV ha acertado espléndidamente y el ajuste entre las personas que podían acceder a la candidatura ha sido de una elegancia extrema, esfuerzo que es de agradecer en tiempos de tanto ego suelto.


Independientemente del resultado electoral que el próximo 20 N nos depare, Joan Coscubiela ofrece al elector barcelonés (e indirectamente al catalán) un curriculum, una personalidad y un temperamento que le garantizan al elector que el voto será utilizado con sabiduría y ejemplaridad en el Madrid de la crisis. A la vez, su candidatura expresa solemnemente el tipo de política a desarrollar, la defensa de los intereses de los trabajadores, de los parados, de la gente que se ve abocada al abandono político por parte de un arco parlamentario refractario a los intereses que no provengan de Alemania o del banco más cercano. El esfuerzo por poner en primacía a la ocupación y los derechos es en este momento una prioridad absoluta frente al erróneo, pero imponente, criterio de la deuda, del déficit y de la crisis permanente.


Los resultados electorales dependen de tantísimas variables que, incluso en el caso de candidatos con tanto pedigrí certificado como el de JC, nada garantiza que el esfuerzo se corresponda con los resultados. Por ello, los que mantenemos viva la propuesta de izquierdas, socialdemócrata, comunista, republicana, ambiental, social tenemos una oportunidad de conseguir una representación política de lujo.


Ahí me tendrá JC, en apoyo no solo personal, sino ideológico, sentimental y de amistad. Como muchos, eso espero.


Cambiando de estantería, no puedo dejar de comentar la entrevista que ayer sufrió Vicente Navarro en Catalunya Radio, de manos del ignorante y prepotente Manuel Fuentes. Afortunadamente la pueden escuchar por Internet para hacerse una formal impresión de hasta donde ha llegado la desfachatez de algún periodismo y la escasa sensibilidad de los mandos ante una muestra tan esperpéntica e innoble de partidismo y mala educación: una cultura cañí a la catalana.


Vayan y escuchen, resulta insoportable ese autoritarismo que va desplegándose en los medios. En fin, un atropello efectuado por un impropio a una persona merecedora de respeto por lo mucho que ha ofrecido y ofrece a la democracia, al conocimiento y a la izquierda todavía existente. Si hubiera en los medios públicos catalanes un poco de razón y un menos de intereses y miedo, hoy Manuel Fuentes se hallaría solemnemente cesado con la misma rapidez que corre y vuela esa jaca cuando pasa por el Puerto caminito de Jerez.


Hoy, en El País, mi sobrina expresa lo que debe ser la norma inflexible de un entrevistador: lo importante, lo interesante es el entrevistado. El entrevistador debe desaparecer como punto de atracción, norma que Manuel Fuentes es incapaz de cumplir en aras a su inmensa satisfacción de haberse conocido.


El repaso de inventario como tendero me lleva a señalar un par de curiosidades sobre ese gran esfuerzo político por manipular la constitución, las formas democráticas debidas y los verdaderos problemas. El cambio constitucional dicen, es para tranquilizar a los “mercados” y garantizar una salida a la crisis que no pase por el traumático impago de la deuda, por ello el déficit público debe ser encarcelado. En esta corta frase hay mentiras o errores a montones, veamos:


En primer lugar, la deuda pública española, que es lo que se regula en la modificación constitucional, está en unos niveles bajos en relación a la mayoría de países europeos, El problema no es la deuda pública, sino la deuda privada en manos de las entidades financieras por la locura inmobiliaria. En todo caso, debería preocuparnos el crecimiento del déficit por tres causas concomitantes, el descenso de la actividad económica, la brusca caída de los ingresos fiscales y el gasto que conlleva el nivel de paro. Todo ello no tiene más salida racional que volver lo más rápidamente posible a la senda de la ocupación y del crecimiento. Cosa que ya ocurre con el sector exportador español que está demostrando que nuestra productividad no es tan mala como algunos advierten y que las relaciones laborales y los derechos vinculados no son merma para competir en el mundo.


En segundo lugar, una vez decidido el cambio constitucional era de esperar, según el pensamiento débil que impulsa el cambio, una reacción positiva de “los mercados financieros”, ese es el objetivo. Pues bien, con la propuesta recién salida del horno y aún caliente, los mercados vuelven a exigir incrementos del tipo de interés para la deuda española e italiana, bajo el influjo de las previsiones negativas sobre crecimiento y ocupación. Perplejos deberían haber quedado los impulsores de tanta tontería. Los mismo “mercados “ señalan el camino (y diversos premios Nobel), la deuda y el déficit no son los objetivos inmediatos, lo son, reitero, la ocupación y el crecimiento. Toda una demostración palpable de la ignorancia, el miedo y el seguidísimo neoliberal.


En tercer lugar existe un amplísimo margen para limitar el crecimiento del déficit simplemente en el frente fiscal sin afectar a los gastos sociales y de infraestructuras que son el futuro. Ahí está no solo la calle de Alcalá, sino también un fraude fiscal enorme, un sistema fiscal que exenora a los pudientes del esfuerzo que hace la mayoría, unos sectores económicos que mantienen presiones fiscales de risa, etc. Solo actuando en ese sentido, el país tendría margen para emprender acciones de impulso económico sin producir defunciones y graves enfermedades el los sistemas sociales.


En cuarto lugar tengo que insistir en que el déficit público es el resultado complejo de infinidad de variables y es, en política económica, un instrumento fundamental para enfrentar las crisis. A menudo se oyen opiniones de contable, aludiendo que ninguna familia puede vivir en deuda permanece. Cosa que no es cierta, puesto que las hipotecas a treinta o más años no son otra cosa que eso. Pero lo de interés es que no es lo mismo la acción pública que la familiar o empresarial. Solo hay que leer a Keynes y saber un poco de historia económica.


Por cierto, en los USA la gente de Tea Party, creyentes fervorosos en el no estado, al fisco, al déficit y a Obama, son ya oficialmente contrarios a la evolución, al cambio climático y a cuanta ciencia exista. Para ellos hay un movimiento internacional, que no está en manos de los judíos como pensaban los nazis, sino en manos de los científicos que falsean la realidad para hacer caja. Aquí no estamos tan lejos. Confíen su futuro a esos individuos o a sus equivalentes locales y cójanse los machos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

CATALANISMO




Era evidente que con la victoria electoral de CIU en Noviembre pasado volverían los tiempos del si pero no, estrategia a la que nos tenía tan habituados el pujolismo triunfante en relación a objetivos, medios y pactos. Ello, incluso admitiendo que era difícil adivinar justo en Noviembre pasado la compleja situación a la que se ha llegado en estos momentos del encaje de Catalunya en este estado frustrado español.


Si hacen memoria, con el dichoso, desgraciado e incompetente análisis del estatuto catalán hecho por el tribunal constitucional (Un tribunal obsoleto por los cuatro costados, tanto en tiempo, como en legitimidad, como en verdadera capacidad y en comprensión de la complejidad de la sociedad e, incluso, en la mera historia), parecía que el envite independentista se crecía y tomaba cuerpo una plataforma en cierto sentido nueva: hasta aquí hemos llegado, y como nos impiden ciertos avances, la nueva estrategia ya no es el posibilismo y el pacto permanente sino la preparación de la independencia. Una masiva manifestación dio en Julio del 2010 carácter presuntamente a esa impresión.


Luego las elecciones determinaron una mínima victoria de CIU y su determinación en pactar con el PP en el Parlament y posteriormente, después de las elecciones locales, en las entidades territoriales. La operación se hizo en un momento en que el PP había salido victorioso contra el estatut, había proclamado un españolismo cañí (el típico nacionalismo excluyente de raigambre imperial), se adentraba en las aguas del racismo y sacaba un excelente resultado electoral en Catalunya que podía anticipar lo que ocurriría en España posteriormente.


En estos meses no se ha notado en absoluto que la erupción volcánica de Julio del 2010 tuviese claras y verdaderas consecuencias políticas. El independentismo ni tan siquiera consiguió unificar la docena de ofertas electorales (y así sigue por lo que parece), CIU en su más que habitual táctica momentánea apuesta por el PP en aras de las próximas elecciones al Congreso y al Senado. Una inversión política en aras de vender estabilidad a Madrid y concierto económico en Catalunya. Una apuesta que aisladamente tiene poco recorrido.


Por ello, hoy con una nueva anotación en contra del catalanismo integrador, la sentencia judicial sobre la inmersión lingüística, interpretando que cada uno se cocine a voluntad su educación lingüística, el asunto se ha puesto rápidamente incandescente.


La desorientación es enorme entre el público, las palabras de ciertos políticos huelen que se las traen, algunos chulean con infantiles expresiones de amenaza, pero en definitiva, un año después del Julio del 2010, el catalanismo político racional, estructurante, social está desnudo y el independentismo absoluto se muestra más que incapaz de construir la mínima oferta política y social creíble. Una paradoja realmente sorprendente.


Un federalista como el que escribe debe reconocer que tal como van las cosas resulta harto difícil seguir dando la tabarra con una España de los pueblos, respetuosa con unos y con otros, racionalmente solidaria y contenta con su multilingüismo y su variedad cultural. En cuanto hablo de ello, las risas que provoco me hacen callar.


Si el independentismo está encallado en unos arrecifes difíciles de superar, si el federalismo no encuentra éxitos que lo acrediten, si la presión españolista continua, ¿Dónde está el camino de salida?


Les dejo ahí la pregunta, yo personalmente, embargado de escepticismo seguiré entendiendo que lo más conveniente es una España federal alejada de los menosprecios y racional en sus subvencionadas cruzadas.



Lluis Casas buscando dónde depositar el voto. Próximamente les hablaré de nuevo de economía política, se lo aseguro.

martes, 6 de septiembre de 2011

LOS MALES DE ESTE AGOSTO



Abandonada ya la morera y después de unos pocos días de aislamiento pueblerino, sin conexión a las redes y relacionándome con el mundo exclusivamente a través del Barça (a dios gracias) y de TV3 (con bastante menos gracia), reemprendo la dura vida laboral (si es que en las actuales circunstancias se puede aplicar en mi caso ese concepto) para, también, volver a Parapanda con ganas de dar algunos cachetes aquí y allá. Algún día, alguien con maestría podrá hacer una historia de este mes de agosto pasado. Yo, con mis limitadas capacidades, ya he dejado escrito que ha sido un Agosto totalmente sorprendente, en donde los acontecimientos económicos, políticos e incluso militares han terminado por definir una canícula de gran agitación urbe et orbi. Que quede constancia tanto del hecho en sí, como de la necesidad del relato inteligente. En este ambiente me atrevo a aventurar que el tradicional otoño caliente tampoco será como otros. Los asuntos públicos, la situación económica, la huída hacia delante o hacia atrás de la reforma constitucional, así como muchos otros asuntos relevantes están dejando suficiente poso como para que no esperemos un otoño tranquilo de sol poniente y cafelito en la barra. Y eso no sólo por la convocatoria electoral del 20 de noviembre, que cuajará los asuntos pendientes en una cháchara electoral bronca y difícil de digerir y que no aportará ni soluciones, ni clarificaciones. Los votantes habremos de enfrentar el calendario para el Congreso y el Senado con las solas armas de la conciencia social y de la solidaridad humana. Voy a hacer una pregunta que puede resumir lo vivido estos dos últimos años: ¿Qué utilidad para el futuro han generado la multitud de medidas de ajuste en el gasto público, en los servicios de bienestar básicos, en la situación de los trabajadores, etc.? ¿Tenemos una mejor perspectiva de desarrollo? ¿El país ha mejorado su capacidad tecnológica, científica, empresarial? ¿Hay mayor conciencia colectiva y ciudadana?, ¿Los jóvenes tendrán mayores seguridades de futuro? En síntesis, ¿estamos en un punto de arranque para una sociedad mejor? Me temo que las respuestas no son obvias, ni probablemente tampoco positivas. La crisis y su gestión, estatal y europea, no nos están aportando optimismo futuro, al contrario están creando mayores dudas sobre el sistema democrático actual, sobre el verdadero poder que administra nuestras sociedades y sobre la capacidad de las estructuras democráticas de representación popular. Nunca antes (en todo caso en los últimos treinta años) ha quedado tan claro el panorama de la relación de poderes. El supremo (en términos de Roa Bastos) oculto se ha mostrado sin disimulos e incluso con excesiva desvergüenza: el chanchullo financiero especulativo ya tiene cara, sedes y nombres. Sus trampas, su influencia entre la política, sus instrumentos de dominación y sus mecanismos chantajistas están a la vista y se nos muestra orgullosamente impávido frente al sistema político representativo. La posible reacción frente a esa dictadura del dinero especulador no se está dando en la medida de lo necesario. Las víctimas ya nos son conocidas, el paro, la pobreza creciente, la humillación sindical, la debilidad intelectual, la prensa canallesca, la callada presencia de la empresa productiva (oculta, disimulante), la ruptura generacional, la dualidad social (o trialidad social), los miedos de la clase media y un larguísimo etcétera que son el relato de víctimas y verdugos. La perplejidad frente a una victoria de los causantes del mal: han destruido un sistema basado en los ajustes y el equilibrio de costes sociales, es doble, puesto que esos mismos que aluden a la primacía de lo privado y tienden a castigar lo público culpabilizándolo de la crisis, son los que pusieron las bases y todo el edificio que se desplomó en el 2007. Incluso la reacción de las bolsas y de la inversión está apuntando en signo contrario a lo que propugnan. Nos dicen que lo importante, lo decisivo no es la deuda, no es el déficit, es el crecimiento, es la ocupación, es la demanda. Todo tiende a establecerse para una nueva depresión, que será o no será, pero que en todo caso nos dejará una larguísima transición medida en años, muchos años, demasiados años. Eso mismo, ese estado semi estacionario de las economías occidentales, sirve tal vez para poner los fundamentos de la necesaria economía compatible con las limitaciones de recursos energéticos, con el cambio hacia una reducción del cambio climático, hacia un sistema de consumo adaptado a la nueva situación, etc. No lo parece, ni en eso el PODER es capaz de pensar y actuar. Estamos ante un poder que se reproduce exactamente tal como es, sin adaptación, sin cambio, sin renovación: la especulación por la especulación, caiga quien caiga. Otra víctima del proceso es la humanidad, entendida como cada uno quiera. Para mí, como el sistema evolutivo exclusivo del hombre: cultural, emocional, de comportamiento, de comprensión. Se impone la depredación, véase la actitud del gobierno catalán, de raíz cristiano demócrata, frente al pobre de solemnidad: el recorte, el trato brutal, la manipulación mediática del sistema de rentas de última garantía. CIU no tendrá perdón ni aquí y, tal vez, ni allí. El asunto lamina totalmente la hipotética capacidad de la derecha para sentirse próxima los débiles, a las victimas de otros. Pertenecen a una clase que ignora voluntariamente el dolor ajeno y los mínimos sentimientos de humanidad. La incapacita para el futuro de todos. A pesar de todo, siempre nos quedará Parapanda y sus parapandeses.




Lluis Casas, con aire acondicionado de nuevo.