sábado, 28 de enero de 2012

SPANAIR


Doce millones de pasajeros anuales, cuatro mil trabajadores directos o indirectos, varios cientos de millones en pérdidas, miles de pasajeros en tierra, sedottos e abbandonatos, una imagen por los suelos.

¿Qué significa todo esto?

Esta no es una noticia cualquiera, ni siquiera en el seno de una crisis como la que estamos inmersos. Diariamente se van al cierre empresas y al paro trabajadores, en algunos casos en cifras y sectores muy sensibles socialmente, pero en caso de Spanair el asunto tiene muchas derivadas, o, tal vez, integrales.

Spanair era hace pocos años una empresa maldita, con pérdidas y con imposibilidad manifiesta de recuperación, por ello pasó de unas manos a otras sin que el problema de rentabilidad se resolviera. No conozco el interno de la empresa para manifestar donde estaban los problemas que tantas dificultades imponían. Pero así era. De hecho, Spanair ha tenido perdidas de viajeros constantes desde hace cinco o más años. Todo lo cual apuntaba a que quien la quisiera podría pagar un precio de compra más bien accesible, pero arriesgaba costes muy altos para conseguir la rentabilidad y transformar una empresa en pérdidas constantes en algo con cierta flotabilidad.

Ahí aparece un proyecto político basado en transformar el papel subalterno del aeropuerto del Prat en lo que los técnicos definen como un centro de transferencia de pasajeros, es decir no solo una “Stazione Termine”, sino de enlace para viajes interplanetarios. Hub, en expresión inglesa. Si ese proyecto era necesario para la economía catalana y en que grado, es un debate que viene de antiguo y que continuará, pero que en todo caso se convirtió en un objetivo prioritario con fotos de todos los que cuentan en el mundo de las carteras bien dispuestas en sedes de arraigado protagonismo económico, como la de la calle Provenza. La llamada sociedad civil (del mundo de los negocios) y una parte de la política en alianza para superar un déficit en infraestructura aérea. ¡Qué bonic! ¿qué català!

Así, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, ambas bajo mandato de izquierdas aportaron sus buenos dineros y junto a ellas, pero en un mundo mucho más discreto, algunas empresas y familias. El censo quedó muy lejos de la manifestación colectiva respecto a la prioridad del objetivo. Cosa perfectamente catalana cuando se trata de poner los cuartos en riesgo.

Hoy el proyecto se ha ido a hacer puñetas, probablemente para siempre jamás.

Si tiene una reflexión, para mí es esta:

Se ha acabado y ya tenemos constancia de ello lo que habíamos nombrado como burguesía catalana, industrial, creativa, arriesgada cuando tocaba y vinculada a proyectos nacionales (cuando les convenía). Esa ya no existe y sus substitutos, pasados por Esade o Iese no son más que ejecutivos sin carácter renovador.

Incluso el ínclito presidente de esta CCAA, ha hecho lo mismo diciendo no me interesa poner más dinero en un proyecto del anterior gobierno. Una frase para enmarcar dado su carácter provinciano, huidizo y alejada de los objetivos políticos relevantes.

En fin, a volar vía Barajas, que son dos días.

Lluis Casas desde Estambul, en donde las cosas están más claras, nadie duda de la preponderancia de la ciudad.

jueves, 26 de enero de 2012

LOS RECORTES Y SU VERDADERO COSTE




Tal vez el título no les atraiga, cosa que comprendo perfectamente, pero el asunto es de lo más interesante tanto desde el punto de vista político, como económico. Intentaré explicarme.

Toda acción humana (y física en general) genera un coste y, con cierta probabilidad, un beneficio. Podemos situarnos en términos energéticos y ahí la cosa está bastante clara, como vemos al poner la lavadora. Esto comporta un gasto eléctrico, de agua, de detergente, de desgaste de la ropa y de la máquina, un cierto tiempo de dedicación a ello y poco más, dado que al menos en el Mediterráneo la ropa se seca gracias a la acción solar y, de momento, nadie nos cobra por ello, ni el Sol, ni FECSA ENDESA. Obviamente también presenta beneficios, la limpieza, la desaparición de ciertos olores o colores adheridos a la ropa y otras cosas y circunstancias de ligero análisis.

En términos económicos se debería aplicar una técnica basada en comprobar el balance entre costes y beneficios para establecer exactamente la bondad o la malicia de la operación de lavado utilizando la estructura de precios o valores monetarios de cada acción.

Eso de los costes no es cualquier cosa, puesto que aparece casi siempre una larga procesión de acciones afectadas que deben integrarse o no en el balance. En realidad, ahí está el truco del almendruco: poner límite a la integración de los costes derivados. Con las centrales nucleares eso es más evidente que su propia existencia. En función de la cadena de costes y beneficios, una central puede resultar en extremo productiva o un malísimo negocio. Simplemente si olvidamos determinados riesgos y la durabilidad de estos en términos de millones de años.

Después de ese balance y en el supuesto que la técnica haya sido aplicada inteligente y honradamente, viene después determinar dónde han ido los costes y dónde los beneficios, es decir establecer ganadores y perdedores y ver los balances de cada grupo. Esta parte casi nunca se aplica, bajo la inocente afirmación de que si globalmente es positivo, el asunto está más que resuelto. Es la teoría del poderoso y la del ganador (en general es lo mismo). El sufridor de costes opina de muy distinto modo. Vean sino lo que piensan los expropiados de su vivienda cuando quedan desplazados de la caseta i l’hortet, para que se instale un horror comercial y viviendas de lujo. O, simplemente, la carretera de acceso a la pista invernal.

Con los recortes pasa casi lo mismo, es como esa teoría básica de la física: a toda acción corresponde una reacción. Si tenemos déficit presupuestario y hacemos recortes para librarnos de él, deberíamos empezar por analizar el coste y el beneficio del recorte y de su contrario, el aumento de ingresos fiscales. Cosa que no se ha hecho, al menos que aceptemos la comprobación histórica de que nunca el recorte mejora el problema. Pero eso responde al mundo de lógica y de la inteligencia evolutiva y no al de los intereses.

Sigamos. Establecido por real decreto que vamos a recortar, sería obvio que analizáramos la consecuencia de cada una de las acciones. Si el recorte comporta reducir la actividad económica, si supone incrementar el paro, si implica dejar a la intemperie a las familias, si la educación generará mayor fracaso escolar, o la salud empeorará y hará mas costosa la intervención posterior, si las alternativas a los recortes (privadas, claro está) son más baratas, tan equitativas o de parecida calidad, etc.

Todo ello puede con mayor o menor precisión definirse en términos económicos o al menos medibles aproximadamente. Los subsidios al desenpleo que implica el paro son más que evidentes, la reducción de la demanda por reducción de la renta también, y así todo, prácticamente todo. Incluso el coste de la vida (referida al recorte sanitario) es valorable y la preparación educativa o profesional, que reduce la productividad futura.

De modo y manera que, una vez establecido si es o no interesante el recorte, deberíamos entrar a hacer el balance de la distribución de sus costes y sus beneficios. Lógicamente si el empleado público es substituido por el empleado privado (que lleva sobre sus hombros un empresario, un consejo de administración y un margen de beneficio) la cosa no es tan simple como aparenta.

En mi vida laboral y no hace mucho tiempo, un equipo valoró de esta manera el balance de costes y beneficios entre la acción pública y la privada. La privada tenia costes mayores, un 30% más, pagaba menores sueldos y entregaba una calidad peor en el servicio. Además, la administración no se enteraba de nada. No digo que sea sí en todas las circunstancias y en todos los casos, pero es muy bueno ejercitar el balance de intereses para saber la verdad de las cosas.

Como pregunta retórica, a fuer que es incomprobable tal como estamos, les pregunto: ¿qué diría el balance coste - beneficio entre banca pública no especulativa y banca privada mandamás?

A ver, respóndanme y no me dejen solo.

Lluis Casas, como ven teniendo ensueños de racionalidad.

lunes, 23 de enero de 2012

LA DAMA SORDA DE BERLÍN Y EL BANCO CENTRAL EUROPEO


El choque entre la realidad de la crisis y las medidas europeas para no se sabe bien qué es ahora tan evidente que la risa es difícil de contener. Cuando incluso el gangsterismo capitalista propio de las agencias neoyorquinas de calificación de no se sabe tampoco qué van declarando cada vez más alto que lo importante no es el recorte sino la recuperación, uno ya no sabe qué demonios pensar de los líderes europeos, tanto los de la entente forzosa en torno a Berlín, como los voluntarios por el recorte que se hallan en las islas. Allí donde dicen que cuando hay niebla en el estrecho el continente se halla aislado.

De hecho todo les hace aguas, los efectos de los durísimos recortes no hacen mas que incrementar el paro y el descenso de la demanda interna, cosa que se está comunicando a los países que con superávit comercial creían que todo el monte es orégano, pero si el consumidor reduce gastos termina reduciéndolos todos, incluso el BMW. Y si las administraciones cierran túneles de metro las fabricas francesas o alemanas de material ferroviario ven sus encargos volar. Ni siquiera la pobre (en todos los sentidos) Grecia ha conseguido estabilizar su depauperada situación, Portugal e Irlanda tampoco ven mejoría alguna. A la lista, engrasada por Italia y España, se le están añadiendo, al parecer de las calificadoras, todo el resto de la UE, excepto la mandamás y alguno de sus satélites. Mientras tanto, en Hungría, otro necesitado, se impone el fascismo que ya cultivó por las buenas o por las malas en los cuarenta.

Estamos, pues, ya en plena crisis política y tal vez, democrática. Los logros del recorte avanzan por todos los flancos, sin que la victoria se acerque ni un milímetro.

Últimamente, incluso el Banco Central Europeo, en manos del conde Draghi, intenta hacer ver a la dama sorda de Berlín que se deje de opiniones alemanas, susceptibles de un nacionalismo económico abyecto y de un pavor infantil a la inflación y alimenten a gobiernos para que estos den alivio a empresas y trabajadores. Hoy por hoy han conseguido mediante este intermediario equivocado que es el BCE financiar a la banca en crisis con un 3 o un 4% de interés, diferencia entre el coste del crédito que obtienen en el propio BCE y el que aplican ellos a la deuda de los gobiernos. Si el BCE hiciera lo que le toca según todos los manuales de los bancos centrales, es decir, hacer de prestatario a los gobiernos directamente, estos obtendrían ahorros importantes que podrían dedicar a activar la economía, tanto no cerrando mercados, tanto promocionando sectores.

Muy probablemente, si no nos coge antes la crisis total, está cercano un cierto cambio de estrategia. Berlín va a quedarse solo y tanto los ciudadanos, como los empresarios europeos empezaran a cabrearse de verdad.

No sé si es que me estoy volviendo optimista, pero aprecio la cercanía del límite al riesgo absoluto del recorte. Debe haber alguien después a recoger la alternativa.

Lluis Casas, ojo avizor.

domingo, 15 de enero de 2012

PAISAJES DESDE LA CRISIS



Mi amigo Sebastià me llama en respuesta a un telefonazo previo por mi parte. Como ocurre a menudo, Sebastià tiene muchas cosas que explicar y casi todas referidas al mundo social, por eso ha sido toda su vida sindicalista o, también en otras ocasiones, del mundo cultural de acento italiano, como corresponde a sus orígenes familiares.

En su barrio, me dice, ya es frecuente que algunas personas hurguen en los contenedores de basura. No son solo buscadores de papel, ciertamente marginales, pero con un nivel de organización y medios que les da un cierto aspecto de empresa colectiva (una furgoneta con un millón de kilómetros para el transporte, un humano de reducidas dimensiones para alcanzar el fondo del contenedor y alternativamente alguna herramienta simple para facilitar la tarea), ni siquiera se refiere Sebastià al africano que con un carro de supermercado rebusca a la caza de metales con destino al reciclaje. Quim se refiere a ciudadanos del barrio que rebuscan para comer, para recuperar algún objeto que disponga todavía de utilidad directa y que lo hacen discretamente si mantienen un cierto orgullo por su pasado reciente o, ya abandonados de si mismos, a pecho descubierto. Y eso ocurre en un barrio menestral, en donde está ya muy lejano el tiempo de la barraca, de la carencia de abastecimiento de agua y del trabajo a destajo en una colla improvisada en la plaza Urquinaona.

Quim apunta a una vuelta a los años cuarenta o cincuenta, tal vez hasta muy entrados los sesenta, en donde la inmigración patria protagonizó aventuras humanas sin cuento, fáciles de rememorar sin reencontramos a Paco Candel en la estantería o esas fotografías de Montjuïc en donde convivían, es una forma de decir, la central de basuras de Barcelona y una población abundante de buscadores de presente.

Le digo a Sebastià que no es lo mismo. Si lo de antaño, no muy antaño, era duro, estaba enmarcado en una expectativa de mejora, de cambio. La anécdota del inmigrante procedente de Murcia o de Extremadura enviando a sus familiares de allá una foto con la gabardina nueva y el reloj de pulsera, que antes nunca tuvo, no es posible hoy en día. La foto era un reflejo de las aspiraciones y de la posibilidad de alcanzarlas, aunque de manera modesta y costa de un durísimo trabajo y unas penosas condiciones de vida. Nada más lejos del bienestar social al que ahora nos aferramos, los que podemos.

Lo de hoy es distinto, corresponde a una caída libre desde una posición sino próspera, al menos estable y sin preocupaciones por el comer, la habitación y la convivencia social básica. Las personas que entran en el picado social pueden ser, mayoritariamente, latino americanos sin papeles o con papeles a los que la construcción y su entorno ha expulsado fuera de los límites de la vida aceptable. También forman parte residentes con DNI hispánico e incluso pasaporte plagado de visados turísticos de los buenos tiempos, así como veteranos de más allá de los cincuenta que están ya amortizados por el sistema y ancianos (probablemente mayormente ancianas) a las que los recursos propios se les han agotado y las pensiones no alcanzan para pagar la luz y, tal vez, la mínima dignidad. La lista de afectados es ya larguísima, sociológicamente variada, políticamente incomprensible y rellena de frustración e impotencia.

Yo le refiero a Sebastià que Rosana, la que fue la última cuidadora de mi madre, en trance de regularización de papeles, fue detenida en el metro de Madrid, en donde ahora está trabajando y puesta en la larga lista de futuros expulsados. Tiene 24 años, es del Paraguay y nunca le ha faltado ni trabajo, ni afecto por parte de sus empleadores. Ahora el PP tiene la palabra.

Con Sebastià no llegamos a conclusión alguna. Se nos escapa algún apóstrofe inconveniente, nos viene en mente el activismo radical de los años jóvenes, la crítica ácida y tabernaria a unos y a otros, pero sin resultado útil. La conversación no nos lleva a nada. Cortamos y les explico otro capítulo del mismo libro.

Hoy, aquí, a mi lado, ha sido llamado un joven de 35 años para comunicarle que su horario queda reducido a dos tercios y su salario también. Aparejador, buen tipo, con familia completa, muchos años en la entidad. Hoy pasa a ser mileurista, desde una cifra no mucho mayor. La razón, ya la sabemos, trabaja (y mucho) en la administración, es un interino (un eufemismo de la incapacidad política para componer plantillas adecuadas y acorde con las normas que la misma política ha aprobado). Ciertamente y en el léxico actual, un funcionario con contrato basura. Algunos dirán desde la profunda ignorancia y el espíritu hispánico de la envidia y del si yo estoy mal los otros han de estar peor, que allá el, el parado estándar está peor y que no se queje, total sigue cobrando y como es funcionario no pega ni golpe. Grandes errores de apreciación, símbolos de la grave insolidaridad en la que muchos viven. O malviven.

El futuro será como sigue, el interino trabajará cinco horas y se buscará el resto de la vida en otra parte, por las tardes, etc. Como es emprendedor y buen trabajador saldrá adelante con mayores o menores dificultades. Su relación laboral con la administración quedará definitivamente marcada. Alguien ha conseguido hundir un buen trabajador público. El resultado ha sido un gran ahorro para todos.

Mientras, yo mismo, permanezco en mi mesa sin encargo alguno. Motivos, servir durante siete años a un gobierno de izquierdas. La diferencia entre el aparejador y yo, a parte de la edad, es que yo soy funcionario con todas las de la ley y pueden marginarme, pero no echarme. Gran consuelo, mientras mi tiempo se malgasta y el contribuyente paga.

Sebastià se cabrea, su espíritu sindical lo atolondra, su formación jurídica se tambalea. Total que quedamos para mañana en un café. A ver si en un vis a vis nos aclaramos. Me temo que no.


Lluis Casas, pensando en esa epidemia de peste negra del medievo.

viernes, 13 de enero de 2012

LA ECOTASA TURÍSTICA






Debo excusarme por mi tardanza en hacer un comentario a propósito de algo en lo que colaboré en su día, y sobre lo que tengo no solo opinión general, sino conocimiento sólido: la ecotasa turística. En Parapanda abundan expertos en ello.

En un primer momento, pensé que CIU, que siempre había estado absolutamente en contra, hacia una propuesta con el beneplácito de sus íntimos, los empresarios turísticos y por ello elucubré interiormente que bienvenida fuera una tasa absolutamente necesaria desde hace largo tiempo y por muchos y diversos motivos. Luego el asunto de destapó y todos vimos que era un globo sonda hecho con más simpleza que habilidad. Una forma más de quemar recursos por falta de solidez, convencimiento y capacidad de negociación. Un resultado más a añadir al lamentable balance del gobierno de los (putativos) mejores.

Nadie sabe cómo terminará la cosa y probablemente asistiremos a unas sesiones parlamentarias un tanto curiosas: la oposición, especialmente ICV-EUIA (impulsor del proyecto desde hace más de diez años) dando apoyo al proyecto con enmiendas de refuerzo y a la minoría mayoritaria, CIU y PP, echando tierra al asunto con enmiendas de derribo. Fantástico.

La ecotasa turística es desde casi todos los puntos de vista una medida fiscal apropiada, necesaria y con ligerísimos impactos en el negocio turístico y al que retorna mejoras con efecto multiplicador. La utilización de los fondos para atender la renovación de las infraestructuras, el medio natural, el coste corriente urbano que implica la actividad y otros objetivos de índole benefactora equivalente es más razonable.

La recaudación, sobre todo si afecta a una amplia base fiscal con tipos moderados, puede ser una cifra elegante, barata y extraordinariamente práctica para recomponer uno de los pocos mercados que generan ocupación y beneficios. La experiencia en el exterior en donde la aplican es suficientemente buena y consolidada para eliminar los gritos de guerra que el desconocimiento y la avaricia sectorial entonan siempre. Recuerden que en Les Illes se aplicó durante un tiempo y nadie hubo de cerrar ningún negocio basado en la honestidad empresarial y fiscal.

La actividad turística tiene unas características peculiares, genera ingresos, sobre todo para el sector residencial, la restauración, el ocio y las compras, pero a la vez provoca costes escasamente financiados: los turistas hacen lo mismo que los residentes pagando escasos impuestos (el IVA básicamente) sin atender a las tasas sobre agua, residuos, limpieza, transporte, medio natural y un larguísimo etcétera en los que deben constar los costes que no están en balance alguno, congestión, ruido, transformación de determinadas zonas de la ciudad en objeto turístico, seguridad ciudadana, salud y como digo etcétera. Los municipios que beben de esa fuente de actividad tienen sobrados motivos para expresar quejas financieras, mantienen grandes ciudades vacías la mayor parte del año y absolutamente congestionadas en el periodo estival, si es en la costa, o de invierno en las zonas de esquí. Ellos saben del coste real de un negocio básicamente privado.

Las cifras de las que se hablaba cuando la propuesta provenía de la oposición de izquierdas a CIU, cuando se debatía en el gobierno de izquierdas o como, ahora, al resuello de la derecha nacionalista, son moderadas. Que nadie se llame a engaño, el euro o los tres euros para hoteles que cobran 100 o mil euros por noche no resultan comprometedores. Ningún operador turístico se echará atrás en su oferta catalana por esa menudencia. Si la habilidad legislativa mejora y a la pernoctación se incluye toda la variopinta actividad de ocio y restauración afecta al turismo, la cosa puede ser aún más interesante: menos carga individual y más recaudación global.

De todo ello, el debate realmente inteligente está en lo se debe hacer con los fondos, para qué servirán, cómo se distribuirán (recuerden que Barcelona ya ha reclamado su parte del pastel) y que factores de control y planificación se establecen. No pueden ser una especie de lluvia benefactora, ni fondos para los amigos. Hay una política compleja por hacer. Sin ella, el debate es de taberna, no llega ni a tabernáculo.

Espero que la habilidad parlamentaria florezca para el caso y que haya socialmente entre los sindicatos y entidades la comprensión suficiente sobre una herramienta de cambio para el sector turístico y para el país de primer orden Y todo por cuatro duros, perdón euros, y pagados por los de fuera.

Si recortamos gasto social, si laminamos sueldos y salarios, ¿por qué los alemanes que nos visitan no pueden aportar un pequeño óbolo que permita mejorar los resultados globales del negocio y asegurar su rendimiento para el futuro?

Hay algunas experiencias al respecto de políticas públicas que generan rechazo sectorial simplemente por escasez de conocimiento y exceso de codicia. Vean sino las zonas comerciales a las que se impide la circulación automóvil. Primero guerra mundial y después, en meses, mejora del negocio. Y así muchas. Estamos en este caso en las mismas. Mejor cerebro que bolsillo primario.

Lluis Casas partidario.






miércoles, 11 de enero de 2012

LA PRESIÓN DE LA TESORERÍA




Discúlpenme ustedes por un encabezado tan profano y a la vez teóricamente muy técnico, un concepto que requiere en todas partes, en la administración, en las empresas e incluso en la economía familiar, mucho tacto, abundante discreción y una ajustada planificación. Pues bien, desde hace unas semanas el tema de debate, comentario y crítica en los medios y en la calle es ni más ni menos que los problemas de tesorería de algunas administraciones.

La Generalitat de Catalunya rizando el rizo superó ampliamente el record mundial de malas noticias y lo que es peor comunicó urbi et orbi sus problemas, de modo que “los mercados” financieros advertidos por la propia víctima, encarecían el coste de la demanda de crédito obligada. Para la Generalitat en exceso verborréica le suponía mayor coste y más rentable para los bancos. Todo ello, innecesariamente desde el punto de vista de los pagos y los cobros. Una maniobra fina que implica costes nada despreciables simplemente por irse de la lengua. ¿O no es solo eso?

Es difícil imaginar una torpeza mayor que la del gestor económico comunicando al mundo sus duras condiciones para pagar lo innombrable, la nómina. Eso solo ocurre cuando la empresa está en quiebra y ya no hay refugio donde esconderse. Es lo contrario de lo que ha hecho la otra Generalitat, la valenciana que, birlibirloque, esquivó una escasez de fondos sin propagarlo y sin citar la nómina (la forma se ha protegido bajo una capa de silencio siciliano.

A la torpeza catalana, que existe y en excesiva abundancia, pienso que hay que añadir una maniobra política de enorme riesgo y con costes económicos que podrían asustar al público si se supieran. Esa maniobra consiste en presionar al gobierno federal entrante del PP para obtener resarcimientos pendientes que el PSOE esquivó con tan malas artes como las propias de la Generalitat. Recuerdan esos 750 millones del ala.

Es decir, lo que les cuento es que pienso que se está utilizando políticamente la crisis en su aspecto puramente financiero para aglutinar mayor número de partidarios del váyanse ustedes a paseo, estamos hartos, simplemente para arrancar una hipotética negociación en torno de eso un tanto incomprensible como el pacto fiscal. Y lo dice un partidario del concierto solidario.

Sinceramente, yo no necesito tamañas malas artes que cuestan al erario autonómico y por ende a ustedes y a mí, sus buenos miles (o millones) de euros, como incremento del tipo de interés que subyace a todo reconocimiento de dificultades de tesorería.

No ha sido la primera vez que la escasa templanza política cuesta al contribuyente sus buenos cuartos, el hijo del jefe ya hizo, solo empezar la legislatura, una exhibición de su buen hacer en cuestiones que ni entiende, ni es capaz de captar. Revisen las hemerotecas y verán. Ello no fue un desliz, viendo ahora el provecho que intentan sacar de la misma chapuza en estas últimas navidades. Da la impresión de una falta total de gestión realmente económica de asuntos tan delicados como la deuda, los intereses, la información financiera interna y otras muchas cosas.

A todo ello, yo me pregunto hasta que punto es cierta e inmanejable la situación. Las tensiones de tesorería son perfectamente predecibles y absolutamente gestionables con tiempo y con tiento. La paga extra navideña está en el calendario, al menos, desde hace 64 años, según mi testimonio personal, luego no hay sorpresa alguna. Y, si la hubiera, todo gestor de tesorería tiene en reserva contratos acordados e incluso firmados para que cubran eventualmente algún tsunami sorpresivo. De hecho es lo que sucedió posteriormente al aflorar un conflicto repleto de trampas, errores y chapuzas que obligó a buscar con urgencia un crédito que evitara sino la cárcel al menos los tribunales a unos cuantos. El Banco de Sabadell hizo el favor y cobró por ello. ¿Por qué pues esperar? Ahí está el asunto.

Los objetivos no solo estaban en Madrid, también en los sindicatos de los trabajadores públicos catalanes y en los propios trabajadores. Un método para asustar y conseguir aplicar los recortes salariales y la reducción de derechos sociales. Volvamos a la edad media.

Un aviso para navegantes sin derrota prevista, todo lo que suceda a la función pública, menos salarios y menos derechos, sucederá aumentado fuera de ella. No se me piensen que hay privilegiados que merecen todo lo que les pasa.

Lluis Casas, reclamando intereses de demora

martes, 10 de enero de 2012

MALAS VIBRACIONES



Una vez está todo o casi todo al descubierto (excepto en Andalucía y posiblemente en Euskadi), nada hay que esperar para plantear, replantear, proponer, exponer, crear, organizar, incorporar y cuantos verbos se les ocurran a ustedes las múltiples empresas de las izquierdas políticas, sociales y culturales. Objetivo principal: regeneración democrática y trabajo digno. Acepten la simpleza de la frase considerando la situación objetiva y subjetiva en que vive una buena parte de los conciudadanos y la extensa perplejidad casi atemorizada de la mayoría del resto.

Si estamos en éstas, más o menos, me pregunto a qué viene esa visita no protocolaria del PSC al President Artur. Acaso esperaban una bienvenida, una oferta de trabajo, la dirección de una sucursal en un buen barrio. No lo sé, ni se me ocurre. Pero favor al equilibrista parlamentario que es don Artur entiende que con unos y otros irá tirando. En principio ofreciendo sus vergüenzas en público y después dando la callada por respuesta al estoy muy bien como estoy presidencial. Una nueva dirección del socialismo, pero dirección a dónde, para qué, con quien, cómo, a pie, a caballo o en coche. Muchas preguntas sin respuesta para una foto excesiva e imprudente. La conclusión es obvia, fueron sabiendo que no eran bien recibidos y ofrecieron en el altar de los medios una ofrenda inútil. Mientras que CIU pueda componérselas con su derecha habitual, el PP, y mantener a la oposición teóricamente principal en pleno despiste, el asunto está más que concluido.

Si miramos hacia la otra esquina del triangulo parlamentario, en el bando independentista, observamos que la comedia que interpretan es más o menos la misma, con otros acentos, si ustedes quieren, pero la misma. Aquí estamos para lo que podamos servir. Siempre y cuando sea algo tan etéreo como el pacto fiscal.

Queda la tercera esquina, que a trancas y barrancas mantiene un alto tono de voz y despeja dudas respecto a cualquier proyecto que no fuese hacia la izquierda. Algunos la acusan de Pepito Grillo y recientemente de ser el caganer del Belén. Una especie de personaje externo al tinglado. Con ello hacen lo único posible estando solos: mantener una versión distinta del mundo. Podrá ser para algunos poesía, pero para otros puede ser lo único que suene a sinceridad. Y, eso, es muchísimo.

La visión conjunta que tienen los medios, que no ofrecen matices, que no aluden a visiones alternativas a lo generalmente impuesto es que estamos en pleno baile de disfraces al modo de la aristocracia del XVIII. Sin atender al entorno.

Don Mariano Termidor inicia por lo advertido un segundo inicio del inicio, coincidiendo con las buenas nuevas que la Dama de Esparto ha anunciado al orbe europeo: este año peor. Ahora si las cosas se concretaran mucho más en torno a ese personaje de comedia que sirve para recibir todos los palos vengan o no a cuento: la reforma laboral. Será con toda certeza la cuatrocientos mil desde que se inició la primera, y que sin prisa y sin pausa no causan ningún beneficio a la ocupación, aunque reducen en mucho la factura de la nómina y del despido. Como hay mucho paro, lo mejor es que se abarate el despido, se sentirán todos más acompañados. Una vez implantado el régimen de nueva esclavitud laboral a todos los efectos, las causas del paro permanente, de la escasa dinámica económica, del ineficaz sistema financiero, las escopetas apuntaran a la brujería, a la pertinaz sequía o al Golfo pérsico, excusa que dura más de 20 años.

Siguiendo la estrategia de cada semana un susto mayúsculo, don Mariano ha incluido ya a las CCAA como culpables de tanto estropicio y hacedoras inevitables de los ajustes durísimos que se avecinan. El esperará a subir el IVA dos o tres consejos de ministros. Eso sí, lo hará en beneficio de la adaptación europea, no puede ser que este país tenga un IVA tan barato, cuando en derredor es mucho más alto. Lo de siempre, para lo que conviene Europa, para lo que no conviene Corea del Norte.

Lluís Casas preparando, de nuevo, líneas de contrabando en la frontera.

miércoles, 4 de enero de 2012

EL INICIO DE TERMIDOR




Uno de Enero, refugiado a cientos de kilómetros del núcleo duro de la contrarreforma, esperaba yo, de forma simple e inocente, que nadie se fijaría en mí, ni me pediría opinión al respecto del inicio del inicio de lo que terminará por ser con gran probabilidad una tormenta económica y social perfecta. Pues bien, el servicio de información de Parapanda excesivamente ilustrado y ecuánimemente eficiente no solo descubrió mi escondite, sino que me hizo llegar de forma inapelable la exigencia de opinión y directrices al respecto e ipso facto.

El asunto duro de solucionar era que en mi escondite no hay acceso a internet, al menos directo, y el que dispone el excelentísimo ayuntamiento funciona cuando funciona y siempre a horas nocturnas y en dura competencia con todo aquel que quiera disponer de él sin pagar un duro a Telefónica, perdón, a Movistar. Muestras de la excelente organización del MI69 parapandés es que inmediatamente el tinglado telemático se puso a funcionar con exclusividad para los fines a mí encomendados, con lo cual se me terminaron las excusas y no me atreví a desaparecer dando el esquinazo al mensajero, dado que, abajo en la rúa y bajo una farola apenas iluminada, había un individuo que fumaba un puro y entonaba un aria italiana.

Puestos ya, ¿qué les voy a contar que no sepan o que no hayan leído? No creo que esté en mis manos detallar al por menor ese sinuoso y sorprendente camino reformista que la super vicepresidenta atisbó a nombrar a través de la expresión, más bien impresionista, diría yo, del inicio del inicio. Pienso que en buena lógica, o bien la vice no disponía de terminología alternativa y pilló lo primero que le pasó por la lengua, o, expresó una seria amenaza a todo bicho viviente que dependa de un contrato, haga declaración de renta sin alternativa posible, tenga algún bien ahorrado para la vejez o simplemente se halle en paro, enfermo o desamparado de dios y de los hombres.

Lo del inicio del inicio sabe a los mil años del Reich, adecuadamente matizado por el congreso de los diputados, no se me vayan a enfadar. Mil años es tiempo suficiente para jubilar a cualquier oposición e incluso para acabar la sagrada familia. El inicio del inicio es más o menos lo mismo: si no sale bien el inicio, prepararemos segundas partes, a peor me atrevo a vaticinar. Y así hasta la caída de los dioses. Escribiendo esto que les estoy contando, también caigo en la cuenta que la expresión vice presidencial podía ser una alternativa a que lo anunciado fuese una ensalada recién preparada y sin probar, de forma que se nos anuncia que el menú completo llegaría a medida que en la cocina de la Moncloa los aditamentos y las salsas fueran saliendo bien del horno, bien del congelador. Lo cual tampoco es del todo muy alentador que digamos.

Sea como fuese, me parece a mí un arranque un tanto confuso en el mensaje y una pérdida de tiempo si es que la reforma ha de ir por la senda que intuimos en el club al que me he adherido: reforma laboral, reducción salarial, menores derechos sociales, algunos toques a la aristocracia financiera, simples anotaciones al margen del balance, sin más pretensión y un cruzar los dedos a ver qué coño harán los Merkozy y la UE, si continua existiendo. De modo que ya tienen mi opinión, un primer aluvión de medidas que inician un camino en el que no pueden demorarse mucho y que arrostrará tensiones, recesión y algunas pérdidas de virginidad teologal.

Si hacemos cuenta del tiempo pasado, sin llegar a ninguna conclusión proustiana, verán que simplemente contando con los dedos don Mariano Termidor ha tardado cuarenta días y cuarenta noches en preparar, anunciar y aprobar el camino, excusas de nuevo, su derrota. Derrota en sentido marinero, como corresponde a un celta de Finisterre.

Un hombre que ha estado esperando casi ocho años para hacerse con la presidencia y que ha observado desde la barrera toda la crisis no es muy prudente que empiece con el tembleque con que aparentemente se ha cocinado la primera reunión de gobierno. Me atrevo a recordar que no acertar con las medidas y no hacerse con el beneplácito del público bien intencionado termina mal siempre, Zapatero podría certificarlo si la clarividencia fuese una de sus características.

Pienso yo que la estrategia gubernamental estará en recortar sin asumir costes, es decir, derivando hacia abajo la guerra con el ciudadano, el usuario o el paciente. Se apretaran las clavijas para que las CCAA y los Ayuntamientos encaren mayormente el coste social y el termidoriano gobierno federal asuma el papel de estado mayor, alejado de las trincheras y comiendo caliente. Con bastantes probabilidades lo veremos.

Lluís Casas mirando a la calle. El pájaro voló.

lunes, 2 de enero de 2012

LAS FOTOGRAFÍAS DE CAPA. La maleta mejicana



Les invito a visitar, y a dejarse la vista en ello, la exposición que en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el MNAC en la ladera de Montjuïc, ofrecen sobre el fotoperiodismo de guerra a cargo de Robert Capa, Gerda Taro y Chim (David Seymour), con las fotografías que hicieron en nuestra guerra contra el fascismo y que estuvieron ocultas y pérdidas hasta hace muy pocos años.

El material fue utilizado en su época en periódicos y revistas europeas, en material de propaganda republicana y en los actos de solidaridad internacional que tan abundantemente se dieron en su momento. Eran, por lo tanto, fotografías conocidas en parte, pero su original (el negativo) estuvo, como he dicho, desaparecido por las causas imaginables de la represión, primero en España con la victoria franquista y poco después en Francia con la invasión nazi. El azar y unas buenas manos hicieron que se escabulleran de la masacre y de los depredadores rumbo a Méjico y ahí, al cabo de muchísimos años, reaparecieron talmente como una reencarnación civil.

La importancia de este material, enormemente abundante, más de 4.500 negativos, está en que forma el núcleo inicial de la fotografía bélica testimonial. Son fotos en directo, en el frente, en los pueblos y en la retaguardia que reflejan el momento, las pasiones y los sufrimientos de nuestro pueblo, un conjunto completo. Para entendernos, son los carretes enteros, sin discriminar. Con buenas y malas fotografías.

La fotografía (y el cine, su pariente cercano) es tal vez el primer arte que depende tanto de la técnica (la capacidad del autor, sus medios plásticos), como de la tecnología, los instrumentos ya muy complejos, como la cámara, el material impresionable, los cristales (los objetivos en terminología fotográfica), etc.

En la exposición lamentablemente no encontraran este aspecto tecnológico, por lo que, tal vez, no entiendan cabalmente los problemas que representaba entonces esa fotografía tan directa, inmediata y arriesgada. Eso del arte y la tecnología que se utiliza es algo que casi nunca aflora, tal vez porque los elaboradores de exposiciones provienen casi en exclusiva del mundo amatemático o afísico. Un aspecto enormemente interesante que se pierde por el camino.

Incluso hoy, todavía existe el riesgo para los seguidores de Capa contemporáneos (recuerden Irak y el fotógrafo español asesinado), pero están a su disposición medios técnicos de tal magnitud (fotografía digital con tratamiento absoluto del revelado en ordenador, etc.) que hacen relativamente más fácil la labor. No es lo mismo un objetivo de 90 mm que un cañón de 500mm o más, ni es lo mismo una sensibilidad de 100 ASA que las actuales, que llegan a miles de ASA. En la exposición que les cito solo aparece en un margen expositivo ese componente tecnológico. En el carnet de periodista de Chim, se detalla el equipo: una cámara Leica y tres objetivos, un 35mm, un 50mm y un 90mm. Para los entendidos no es necesaria explicación ninguna, siguen siendo los tres la base de la fotografía de cercanía, al lado del mortero o frente a la trinchera a pocos metros y nada que permitiera la seguridad de la distancia. Hay que decir que Chim tenía un buen equipo para esos tiempos.

Si su curiosidad fotográfica sigue en pie, les surgirá a la vista de los contactos (es el positivado que se realiza con el negativo pegado al papel de positivar, pequeño y práctico para clasificar, para estudiar el recorte o para entrever lo magnifico de lo insustancial) la pregunta básica, ¿tenia esa Leica fotómetro incorporado? Parece ser que no. Que el fotógrafo iba por libre, con su experiencia en términos de luz, diafragma y exposición como único fotómetro posible. El fotómetro externo exigía tiempo y tranquilidad, cosa no disponible en el fotoperiodismo de guerra. Por ello verán muchos disparos fotográficos fallidos, con escasa o excesiva luz, con figuras movidas, con trepidaciones de la cámara, etc. Hoy eso sigue dándose solo por torpeza del fotógrafo, ya que la tecnología ha resuelto mil millones de problemas.

En síntesis, una fotografía tecnológicamente romántica que exige mucho del ojo fotográfico y de la captación del momento expresivo. Y, en el fondo, pasión intelectual y afectiva por lo que se está fotografiando. Por eso dos de los tres fotógrafos murieron con la cámara a cuestas, Taro en Brunete, aplastada por un carro de combate amigo y Capa en Indochina.

No se pierdan el lado romántico, la esplendida serie de fotos que Capa hace a Gerda Taro dormida y dentro de un pijama a todas luces masculino y de talla excesiva. Amorosamente impresionante.

Como todo en la vida, hay cosas buenas y otras no tanto. La exposición ha sido concebida exclusivamente para la tribu de los sioux, elementos humanos con una vista de lince excelente y muy resistente. Los que somos de otra tribu y disfrutamos de las ventajas de la miopía, la hipermetropía y otros lujos, lo pasamos francamente mal. El tamaño de las fotos es el que corresponde al negativo (35 mm), excepto las elegidas por los dioses para ser expuestas en un tamaño mayor, pero a todas luces insuficiente. Los comentarios escritos que acompañan a las fotos son tan discretos que los leía pegado al texto y sin gafas, arriesgándome a ser confundido con el propio tabique expositivo. El interés del público hace que se forme una inmensa cola de miopes pegados a la pared. En fin, no se la pierdan y vayan provistos de binoculares.


Lluis Casas evidenciando el blow up que lleva dentro