domingo, 29 de julio de 2012

FUEGOS DE VERANO


Me permitirán los lectores que al albur de mi doble residencia, en Barcelona y en el Alt Empordà, en Colera concretamente, me permita una reflexión y un profundo sentimiento por ese cacho de naturaleza que se nos ha ido en humo en dos días. Y, claro está, por esas víctimas humanas despeñadas al presunto mar salvador,  en, en donde tantas veces me he sumergido para mirar los peces y otros animales marinos que todavía navegan en ese tramo de la costa.
Todos los que estamos o pasamos largas temporadas en esa zona,  en donde la Tramontana campa a sus anchas a velocidades de fórmula uno, en donde la naturaleza vive entre la sequedad absoluta y la torrentera brutal, sabemos que los periodos de calma y de disfrute frente a los bosques de coníferas y de alcornoques centenarios son siempre circunstanciales. Llega el día maldito en que los dioses del lugar la arman y arrasan con todo. Haga lo que haga el maldito humano.
No voy a acosarlos con el natural sentimiento de pérdida que los usuarios del territorio generan cuando este fallece, ni que sea por pocas décadas. Ya los medios están llenos de lágrimas, de espacios destruidos y de vidas que quedan en duros interrogantes. Todos pueden comprender ese dolor y esa aflicción, cuando la causa es, además, una estupidez incívica y unas condiciones climatológicas extremas. Es el choque frustrante con el sinsentido y la impotencia.
Si no les voy a resaltar esos sentimientos, ¿Cuál es mi intención, pensaran los lectores? Pues es bien simple.
Por razones profesionales viví muy de cerca  los acontecimientos del gran incendio del 21 de Julio del 2009 en la Terra Alta, que fue llamado sintéticamente el incendio de Horta de Sant Joan, en donde perdieron la vida cinco bomberos. Simplemente con varios clics pueden ustedes acercarse a aquellos días y a los comentarios que les ofrecí. No hace falta recordarlos en demasía.
Lo interesante de la cuestión es que en aquel entonces gobernaba el país una coalición de izquierdas y que la derecha nacionalista se sentía humillada y expulsada del terreno que considera suyo por motivos de concesión divina. Esa situación generó un brutal ruido mediático y político de la peor estofa. En donde tampoco faltó la intervención judicial estrábica y el aprovechamiento leguleyo del dolor de algunas familias para buscar oro y plata.
Visto desde la perspectiva de hoy, con un incendio de grueso calibre como aquel, con víctimas como aquel, lo que ocurrió en el verano del 2009 parece una historia de otro lugar, de otras gentes. Nadie ha salido ahora a cortar cabezas, fueran las que fuesen, por el simple cálculo político del desgaste gubernamental. Nadie ha salido, al menos hasta ahora, a reclamar sangre por la sangre derramada, nadie se ha entrometido en la acción técnica de los especialistas y voluntarios que se enfrentan a lo desconocido en un incendio de esas características. Nadie, hasta el momento, ha puesto el grito en el cielo reclamando aquello tan italiano como “piove, porco governo”. Y les confieso sinceramente que espero que nadie lo haga, ni ahora, ni después, una vez no queden rescoldos peligrosos en torno a la única salida hacia Francia del país.
En el 2009, se procedió a la destrucción de una organización de emergencias, los bomberos de la Generalitat, a un conjunto de cargos técnicos y a la elevación de un accidente fatal a ejemplo de desgobierno. Aun hoy, tres años después aún colean algunos expedientes y no podemos olvidar que alguna sorpresa pueda aparecer.  
Pienso que frente a esas situaciones, y dentro de los riesgos que conllevan, entendiendo el grado de imprevisión con que acontecen esas circunstancias, nadie debe pretender distribuir culpas y responsabilidades fuera de las que tienen quienes efectivamente provocaron el fuego.
Ya llegará el momento, con el incendio apagado, con los equipos en casa y con la información adecuadamente establecida para decidir si alguien, a parte de los incívicos incendiarios, tiene responsabilidades y cuales son.
Mientras tanto, conviene dejar a quienes se enfrentan con la situación hagan el trabajo lo mejor que puedan y encuentren en su entorno la comprensión y la ayuda necesaria.
Estoy seguro, como en cualquier caso parecido, que todo puede hacerse mejor, con más medios, con más prevención, con mayor protección para pueblos y masías. Pero si ahí ha habido negligencia o error manifiesto, hay que dar tiempo a que el hipotético debate político y ciudadano se haga cuerdamente y sin intereses espurios.
De momento, quienes sufrieron el acoso y derribo en el 2009, se han mantenido donde deben y quienes en aquel entonces aprovecharon una desgracia para provocar una crisis están hoy al mando, sin sufrir intromisiones.
Una enseñanza que la inteligencia, allá en donde la hubiera, no desaprovechará.

Lluís Casas, cruzando los dedos, pues Agosto aún no ha comenzado.



BRUCE CHATWIN

Esas cosas de Internet a veces hacen que a la vida se le añadan sorpresas agradables. La última que me ha ocurrido es que a propósito de un hipotético viaje al cono sur para este próximo invierno (mi mujer utiliza un revolver Colt como argumento para convencerme del todo) busqué la palabra "Patagonia" en Google. Y apareció, entre seis millones de otras cosas, un escritor de nombre Bruce Chatwin, con una obra titulada "En la Patagonia", junto a una biografía sorprendente y otras obras, no abundantes por su pronto fallecimiento. Caí en la tentación, localicé algunas y ya estoy por la tercera.

Aquí va una pequeña lista:

- EN LA PATAGONIA.
- ¿QUÉ HAGO YO AQUÍ?
- LOS TRAZOS DE LA CANCIÓN
Estas tres obras se encuentran también juntitas en "LOS VIAJES"
- EL VIRREY DE OUIDAH
- COLINA NEGRA
- UTZ

Todas ellas escritas desde 1977 hasta su muerte en 1989. De "El virrey de Ouidah", Werner Herzog hizo una película que llamó Cobra Verde, con su actor loco y fetiche Klaus Kinski.

No se pierdan a este autor, para mi desconocido hasta ahora. Habla de viajes, de gentes, de sorpresas, de erudición en el desierto, de cultura en la estepa, de estupidez en la ciudad, de los británicos, de los afganos, de los curas y monjas españoles en Australia, de música, etnografía, ciencia y científicos, de Jünger, de Churchill y de todo lo demás. Como escribe habitualmente por paquetitos literarios, su lectura es fácil y muy amena. Autores de prestigio lo han puesto en los alteres, y yo sin enterarme.

Lluís Casas crítico literario de circunstancias.

OPERACIONES DE RESCATE

Estamos en la cuesta de julio para una gran parte de las administraciones españolas, el gobierno federal, todas las autonomías (excepto las del concierto), muchísimos ayuntamientos, creo que ninguna Diputación y dejo la lista por aburrimiento.

El asunto es relativamente simple, los ingresos no cubren los gastos y el sistema de financiación externa vía créditos y otras hierbas se ha eclipsado o propone tipos de interés lindantes con la simple expoliación. Además, el calendario no es nada favorable a dejarlas pasar en espera de milagros, se acumulan al menos dos meses de pagos sin casi capacidad de maniobra o de convencimiento.

Una opción es despeñarse por lo radical, cerrar todo lo cerrable, despedir a todos los despedibles (con o sin las mamandurrias aguirrerianas), reducir el sueldo a todos los que queden y mantener la alerta para que nadie haga nada, ni encargue nada. En fin, dejando aparte algunos servicios vinculados a la salud pública y a la mínima seguridad, echar el cierre. A la vez los responsables políticos deben establecer estrategias de desaparición rápida e intentar dejar al frente a un mandado lo más tonto posible (nada difícil de encontrar, por otro lado).

Casi todo ello se está haciendo con escasos resultados si pretendemos medir el asunto por la capacidad de mejora. Luego, tendremos que reconocer que el cierre patronal no lleva a mejores y más substanciosas ventas, sino simplemente a colgarse de una viga.

Otra opción es ganar tiempo, mientras Alemania, la UE, el BCE, el FMI y el resto de la “colla” se lo piensan, maduran y deciden algo, sea lo que sea. Ese mientras, para el caso de las autonomías es ese mejunje financiero de ayuda por parte del gobierno federal. Un fondo provisional para salvar la cara durante unos instantes, mantener la tienda abierta, aunque con horarios restringidos e irse a Lourdes a esperar milagros.

En una semana tres CCAA han solicitado entrar en ese corral financiero. Unos dicen que se trata de una ayuda con intervención incluida, otros se quedan en la ayuda y miran rápidamente hacia otra parte. Un sainete completo.

Como una de las solicitantes es Catalunya, el asunto se sitúa a alto nivel. Catalunya está preparando una propuesta de reforma de su sistema de financiación, que siempre ha sido hasta ahora la palanca para que todas las demás CCAA mejoren el suyo (aunque nunca lo agradecen). El hecho conceptual entre pedir pasta provisional, aceptando las condiciones del donante (sabiendo que no tiene ni calderilla) y a la vez pretender ir a pedirle una financiación más alegre es un shock traumático donde los haya.
No creo que lo importante sea si hay o no intervención de los poderes federales sobre la autonomía de Catalunya. De hecho todo el estado está ya muy intervenido por las presiones, condiciones y memorándums europeos, financieros y lo que caiga. Que todo puede ir a peor, seguro. Hasta ahora así ha sido. ¿Por qué iba a cambiar si los mercados se están hinchando a intereses?

De modo que, como ustedes pueden comprobar, doy por hecho que la intervención existe y que la presión federal aumentará con la ayuda provisional que Catalunya (perdón la Generalitat, perdón, el gobierno de la Generalitat) se ha lanzado a solicitar como reflejo de su derrota total en finanzas y ajuste.

La estructura de esa intervención va a ser de dos tipos; la primera: la inmovilización de CIU en el proyecto de pacto fiscal, que será debidamente aguado, recompuesto y aderezado convenientemente para que, salvada la propaganda, no sirva para casi nada. Ahí quedará fundida una parte de la carga política y social del catalanismo. Dentro del mismo marco, CIU que gallea en el corral del Congreso como si pudiera dirigir su propio cotarro y poner contra las cuerdas al PP de Don Mariano, va a tener que hacer acto de contrición y volver a las filas de los recortadores de cabezas. Sin más discrepancia que la nota a pie de página. El segundo tipo de intervención va a ser la aparición de nuevos recortes o ventas patrimoniales, tendentes a hacer caja provisional y dar de comer al mundo de las concesiones empresariales. El cambio de modelo, como si dijéramos, aumentando la velocidad y los porrazos callejeros.

Como no estoy en absoluto convencido que todo esto sirva para alguna cosa de provecho, excepto para pagar facturas y nóminas este verano, tampoco le voy a dar más importancia dentro de un proceso de destrucción sin alternativa como en el que estamos metidos.

Algunos pensamos que hay todavía ciertas vías de reparación, cada día más difíciles. El país tiene formas de recomponer la carga de la crisis abriendo las posibilidades de crecimiento, de mejora de la confianza interna y externa, pero todo ello pasa por dos condiciones. La primera es la desaparición del paraíso fiscal interior, tanto por lo que hace a la estructura fiscal, como al fraude. La segunda es la elaboración de un plan anti crisis que ponga los esfuerzos de todos en la misma dirección y con costes repartidos. La tercera es considerar que estamos en plena guerra y que hay que utilizar, no los cañones, pero si toda la artillería disponible para presionar, convencer, etc. a quien pretende castigarnos por no ser luteranos.

Lluís Casas, tranquilo porque el despacho no tiene ventanas y no veo la calle.

martes, 24 de julio de 2012

EL FAMOSO 19 DE JULIO


PEQUEÑA CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (uno: antes de)

El Boss, que no es precisamente Bruce Frederick Joseph Springsteen, sino el alcalde pedáneo de este blog, me llama la atención sobre una circunstancia que podría ser mítica: la manifestación de esta tarde, jueves 19 de julio del 2012, en contra de la madre que los parió. Y con ello, me emplaza a hacer una crónica del (ahora) futuro suceso.

Nada tengo que decir a la orden ejecutiva, puesto que ya tenía previsto desde el 1971 asistir a ella. ¿Cómo es posible pensarán ustedes que ya 43 años antes de convocarse, un servidor la tuviera en la agenda? Muy simple, ese fue el año en que decidí asistir a todas y cada una de las manifestaciones en contra de la madre que los parió, siempre y cuando estuvieran a mi alcance en la distancia y en la salud. De hecho como otros muchos.

Ante todo y en previsión de mí pase por comisaría, cosa que impediría por fuerza mayor la redacción de la crónica de forma inmediata, haré como tantos periodistas que escriben a la vez sobre la victoria, la derrota o el empate, de forma y manera que una vez terminado el partido simplemente han de añadir el resultado y los expulsados. Todo lo demás está ya escrito.

Lo que no hace falta prever lo anoto ahora mismo y lo pongo a su disposición por si se han perdido algo estos últimos días, puesto que es el resultado de lo que ya ha sucedido y que consta como parte de la motivación de la salida y la ocupación callejera de esta tarde.

Uno: Una bufanda independentista y del Barça cuesta ahora mismo la cifra de 3.000 euros la unidad, si ustedes la exhiben en la capital federal y en día de copa. No es el coste de producción, ni siquiera el precio de venta (pienso que en Madrid y en esta época debe ser difícil hacerse mediante adquisición comercial del referido adminículo). Los 3.000 del ala pertenecen a la categoría de multa por, pienso yo, agredir al sentimiento patrio. Si las multas tuvieran una lógica conjunta, imaginen la que tendría que pagar Urdangarin, Rato y toda la compañía de baile.

Dos: CIU se cabrea con el IVA, amenaza  (es la  1.871.256 vez que lo hace) al gobierno federal con girarle la cara y aprueba con el PP todo lo que le da la gana en el parque de la Ciutadella.

Tres: La justicia se hace la picha un lio, pero por esos azares de la providencia estadística sale cara y tenemos un presidente del consejo del poder judicial en apariencia decente.

Cuatro: A la Fabra la pillan desprevenida las expresiones no adecuadas que salen de su boquita (¿pintada?) y, además, afirma que no se siente honrada con ello. Lo dicho esa señora tiene un buen lío en el interior de la cabeza y serias dificultades para estructurar alguna frase con sentido y no será por las facilidades que le ha proporcionado su papaíto, un hombre con sentido de estado, un patriota de los aeropuertos y un consentido con el culto a la personalidad.

Cinco: Al Vaticano y algún banco inglés de enorme importancia mundial los han pillado blanqueando dinero proveniente de la droga y de otros productos básicos. La noticia no es lo que hacen, la noticia es que se ponga por escrito, se divulgue y acabe en los tribunales. Les costará una multa de 1.500 euros, al menos.

Seis: Los trabajadores públicos que disfrutan del privilegio de cobrar menos de 1.000 euros, se sienten todos (he hablado personalmente con cada uno de ellos en menos de diez minutos) mucho más privilegiados al saber que ya no serán los que cobren menos en la nómina pública de Diciembre, sino que sus compañeros que llegan hasta los 1.100 euros van a quedarse por debajo. Una solución ecuánime donde las haya y milagrosamente absurda. Debería incluirse en la escena del camarote de los Hermanos Marx.

Siete: No me lo creo. No señor. Según un juez CDC se ha financiado mediante trapicheos en el Palau de la Música Catalana y mediante fondos provenientes de Ferrovial y con la colaboración de multitud de empresas vinculadas al ramo de la propaganda política. Una cosa bien curiosa que nadie sabía. Además el juez les exige que depositen 3,2 millones de euros para resarcir al Palau. Oigan, voy a traducirles 3,2 millones de euros: son nada más y nada menos que 570 millones de pesetas. Una cantidad que proviene solamente de un aportador. ¿Piensan como yo en el problema que tenía CIU según Pasqual Maragall? Me refiero a ese 3% famoso. No andaba desencaminado el ex President, ni todos los demás. Por cierto, el asunto sigue, no piensen que solo es historia, también es presente.

Ocho: La acogida que ha tenido en los medios de los parados de corta, media y larga duración la medida de reducir sus escasas indemnizaciones, ha sido excelente. Todos entienden que deben esforzarse más en conseguir un trabajo, dada la enorme abundancia de ofertas de colocación existentes en este momento. Sobre todo los que están en edades altamente apreciadas, entre los cuarenta y pico y los novecientos años, se sienten enormemente comprendidos y están preparando un acto de contrición por su mala manera de buscarse trabajo. Agradecen además el detalle de ser citados en pleno congreso de los diputados como casos ejemplarizantes para el resto del personal.

Nueve: Por lo visto esto del IVA ya era conocido, incluso el bueno de Keita antes de presentar declaración normal por sus emolumentos se ha ido a la China, en donde son mucho más comprensivos. O es que entre tantos piensa el que no van a pillarle. El método Keita va a ser descrito en diversas publicaciones de gran tirada para que los jóvenes rácanos que no tienen trabajo o perspectivas hagan lo mismo. Una buena manera de reducir el paro. Otra seria entrar en la prime guerra mundial a la que asistimos como espectadores y proveedores, sin aportar la hombría habitual con que llevamos esas cosas. Con el bosón de Higgs entrar en la primera guerra mundial es “bufar i fer ampolles”. Incluso podríamos elegir el momento, por ejemplo la batalla de Ypres, en donde los generales británicos tuvieron que pedir la baja al no poder contabilizar las pérdidas (eufemismo militar y económico que se refiere a muertos y heridos). Ahí la Legión con Franco al frente se hubiera lucido y tal vez nos hubiéramos ahorrado otras cosas.

Y diez: No podía faltar una compensación a la lista anterior. Mandela cumplió él solito 94 años. Este hombre fue un milagro laico para la humanidad y lo sigue siendo. Yo le he advertido que vaya con cuidado puesto que don Mariano, con la mala pata que le caracteriza ha dicho que le admira. Que no le haga caso y sobretodo que no le dé ni la dirección, ni el teléfono. No vayamos a joderla.

Lluís Casas, instalado ya en la plaza de Urquinaona en previsión de aglomeraciones. En esta plaza hace años existía a primera hora de la mañana un mercado de esclavos para la construcción. Se elegían, los subían a una camioneta y hasta más ver. El sueldo lo fijaba el de la camioneta, sin mediación sindical, claro (estos burócratas sindicales). Cosa que si el PP se entera va a reintroducirla por decreto ley.
PEQUEÑA CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (dos, después de y entre tanto)

Me perdonaran los lectores (creo que con gran satisfacción por su parte), pero la presente crónica se abstendrá de comentar lo que los nuestros ojos, oídos y tacto apreciaron ayer en cada una de las concentraciones y manifestaciones. Como considero que, al margen de fuerza mayor, todos los que leen el presente blog estaban implicados como mínimo en el Servicio de orden, huelga decirles lo que ya saben por experiencia propia.
Lo que si acierto a comentar, más bien a reflexionar, es lo siguiente. No me gustan las manifestaciones modernas, prefiero, tal como aventura mi edad, lo de antes. Las manifestaciones modernas consisten en llegar al punto de reunión media hora antes, encontrar a amigos y compañeros, pegar la hebra mientras van llegando el resto y a partir del horario fijado entrar en una prolija discusión sobre si nos moveremos o no de allí en donde la organización nos ha colocado. Discusión absolutamente inútil, ya que el movimiento se produce (si es el caso) dos horas después y sin siquiera en el sentido fijado previamente, simplemente todos se van a casa. Unos con dolor de rodilla por exceso de permanencia en posición de firmes y otros continuando con el affaire principal, mentar a madres y padres de los prohombres y promujeres que en el mismo momento en que el pueblo llano y montañoso se echaba a la calle para exigir que se fueran a freír espárragos y a poder ser más lejos de Gavà, nos aprobaban unos descuentos por fin de temporada que ni te menees.
Yo, personalmente, decidí volver a casa hora y media después de las diecinueve treinta, después de dos horas de estática expectativa y cuando ya no me quedaban ministros a quienes mentar. Así que, en cuanto los expertos me informaron que la cabeza de la manifestación ya había llegado a término, eché una ojeada Via Laietana abajo, contemplé el espectáculo de miles, miles y miles de personas entretenidas en cantos, gritos, exabruptos y recuerdos familiares para quien ya sabemos y me dije que sin rodillera y sin taca taca, me las piraba, sintiéndome perfectamente justificado, feliz y contento y un poco afónico.
Lo de antes era distinto. El asunto consistía en el desplazamiento rápido, en zigzag, a través de rudimentarias barricadas y mezclándose con la clase empresarial que salía en esos momentos de la oficina. Incluso algunos eran duchos en agenciarse corbatas y ternos que no usaban desde la primera comunión para disfrutar de un sagaz mimetismo con el sector adicto y traspasar las incontenibles filas de los guardias y de la secreta. No sé por qué era secreta, la verdad, eran todos bien conocidos, incluso se sabía dónde y con quien vivían y podías hacerles llegar discretamente algún regalo de Navidad, cosa que por prudencia y en bien de la estrategia de alianza de clases evitábamos.
Pero, en fin, el movimiento, como recuerdan, era algo consustancial. La cosa se mantuvo durante bastante tiempo, ya en plena posesión de los derechos marciales, pero lentamente se ha ido degradando y de manifestación ya solo queda la primera fila que sí de desplaza, pero el resto queda estático y al albur de las apreturas. Incluso algunas manifestantes lanzan miradas asesinas en derredor por esa circunstancia de la apretura de dimensión espacial. Cosa comprensible, aunque inevitable. El truco consiste en no ir a donde te marcan, sino introducirse lateralmente por vías transversales lo más cerca posible del encabezamiento, de modo y manera que la primera fila se desplaza y el espacio es ocupado por los situadas a los lados, con lo que los disciplinados militantes se ven obligados a la permanencia en el mismo metro cuadrado asignado.
Dejando donde queda la reclamación por el movimiento, aunque sea lento y pausado, paso a contarles que ayer noté algún síntoma de cambio tanto en la psicología de masas, como en la expectativa de destino. Al menos en Barcelona, el mogollón de gente estaba más bien alegre y satisfecho, nos decíamos unos a otros que en dos días se había montado una de muy gorda y que, a ver, si la huelga general se convocaba ya de una puta vez.
De entre los presentes en derredor, al alcance de mi vista, es decir en torno a los diez metros de circunvalación, vi caras nuevas. Incluso caras recién nacidas a la confluencia callejera de la protesta. Vi también que la mayoría de sindicatos, que en otras ocasiones rondaban a doscientos metros del núcleo principal, estaban pegados al resto. Incluso, me dijeron, puesto que no hubo manera de llegar a verlo, que los del 15 M se metían una asamblea en plena Plaça de Catalunya. Asamblea contigua al personal que tieso esperaba el nunca llegado arranque manifestatorio. Buenos síntomas. Digo yo.
Otra novedad es que no parece que haya debate en torno a cifras. Se da por concedido sin discusión que ayer la cosa no era broma, ni ejercicio gimnástico. Sea bienvenida esta circunstancia que permite centrase en lo que importa: los límites del aguante están ya muy cerca y seguir por el camino del recorte y del cárguenlo a cuenta del trabajador puede proporcionar más sorpresas que la prima de riesgo, que a estas alturas y con esos recortes sigue impertérrita su camino especulativo. Si el vecino Portugal ya se financia a tipos claramente inferiores a este país, si con la casi confirmación de los créditos europeos no se serenan los que están acumulando beneficios inmensos a nuestra costa, ¿a qué esperamos?
Ahora, por lo visto en el Congreso, hay que pensar en septiembre. Mes decisorio aunque no haya llegado el otoño y la calentura sea aún ambiental. La presión en la calle se debe transformar el exigencia de referéndum, elecciones y otras argucias democráticas para detener el asesinato en masa.
Ayer, yo lo vi claro. Y, espero que los alemanes también.

Lluís Casas, poniéndose antiinflamatorios en las rodillas.


jueves, 19 de julio de 2012

LOS RESULTADOS DE LA ESCUELA NEOLIBERAL


Vamos a dejar que el soufflé de la semana pasada, cocinado (o más bien servido) por don Mariano termine por fundirse por exceso de calor. Mientras eso ocurre (día 19 y demás) consultemos la hemeroteca reciente que aporta datos ejemplares sobre el no pensamiento neoliberal, mentalidad que está en la base de muchos de los problemas que tenemos en el entorno económico, social y político.

Una de las grandes soluciones que aportan las escuelas de negocios y la mentalidad del dinero es que el sector público es una especie de mangante que dilapida recursos y obtiene escasos resultados. De ahí la tensión para transferir a las empresas privadas servicios y entidades que forman parte del conjunto de las administraciones. Siempre insisto en un detalle respecto a eso, escribo sobre servicios y competencias públicas, no sobre sectores económicos de “mercado”. Aclarado, puedo volver a afirmar, como tantas veces, que la historia está plagada de fracasos empresariales privados, de costes de producción de bienes y servicios desmesurados, de marginación de la competencia por acuerdos interempresariales, de manipulación de la publicidad, de las garantías sobre los bienes o servicios, etc. Probablemente con mayor intensidad que lo que pueda acontecer en el mundo de los servicios públicos y con mayor opacidad y ocultación.

A continuación les pongo una noticia y un comentario ajenos, provenientes de la prensa digital (El Mundo), el asunto de clarísima actualidad ha aparecido después en diversos medios, siempre con la cautela y las prevenciones que los fracasos empresariales son comunicados.

Ahí va:

“Caos de la seguridad en la cuenta atrás para los Juegos de Londres
Un soldado británico, frente al estadio olímpico. | Efe
  • El Gobierno británico, obligado a 'reclutar' a 3.500 soldados más
  • Los transportes, con problemas: estaciones colapsadas y carreteras cortadas
Carlos Fresneda (corresponsal) | Londres

Estas cosas pasan cuando se decide dejar la seguridad en manos de "contratistas" privados, como en la guerra de Irak... A falta de dos semanas para el inicio de los Juegos, la compañía G-4S ha reconocido que no tiene suficientes guardias para velar por al acceso al Parque Olímpico y el Gobierno británico se ha visto obligado a "reclutar" a 3.500 soldados de emergencia, que dejarán en el 17.000 el número de efectivos del ejército local.

Mil soldados tendrán que venir de una base alemana. Muchos otros acababan de llegar de Afganistán. La militarización de los Juegos es inevitable a esta altura y la factura que tendrá que pagar el contribuyente británico por el “plan de contingencia” será de 25 millones de euros.

El fiasco de la compañía G-4S, que en mayo anunció que tenía 100.000 solicitudes para cubrir 10.000 puestos de trabajo, ha dejado evidencia al Gobierno de David Cameron, empeñado en recortar las plantillas de la policía en el nombre de la austeridad y para rentabilizar el negocio de la seguridad en manos privadas.

Un escándalo comparable es el que ha ocurrido en los aeropuertos, obligados a volver a contratar a toda prisa agentes públicos de aduana, tras quedar demostrado que las compañías privadas no tienen suficiente personal cualificado para contener la avalancha de más de 300.000 visitantes que se esperan en Londres durante los Juegos.

A uno y otro escándalo ha tenido que responder en el Cámara de los Comunes la ministra de Interior, Theresa May, que podría convertirse en la primera víctima política de Londres 2012. En un anunció que sonó casi a burla, May aseguró que los soldados y sus familias recibirán 10.000 entradas gratuitas para compensar el esfuerzo de quedarse sin vacaciones.

El fiasco de la compañía G4S crece entretanto por minutos. Un ex trabajador de la empresa de seguridad ha denunciado en la cadena SkyNews lo precario de la preparación de los agentes privados y ha expresado su preocupación por lo que pueda pasar dentro del recinto olímpico: “En las condiciones actuales, existe un 50% de posibilidades de que alguien con voluntad de cometer un atentado pueda burlar la seguridad”.

Al caos de la seguridad se ha añadido estos días el colapso de las estaciones de tren en el primer “simulacro olímpico” y las reparaciones de emergencia de la M4, la principal vía de acceso a la ciudad desde el aeropuerto de Heathrow, que estará cerrada al tráfico cuando lleguen los atletas a la ciudad anegada por la lluvia. Los Juegos empiezan con “goteras” prematuras...”

La reproducción de la información está prácticamente intacta, de modo que poco hace falta para resaltar en que consiste a menudo la privatización, externalización o contratación de la actuación privada en servicios de claro carácter público. La seguridad de los juegos olímpicos, estarán de acuerdo conmigo, es claramente un asunto público.

En el artículo se detallan casi todos los “errores” (de hecho no son errores, sino el resultado de la aplicación de la cuenta de explotación como baremo de cualquier servicio). Una pequeña lista lo sintetizará: falta de planificación adecuada, personal mal pagado, mal formado y con escaso incentivo profesional, restricciones extremas en la aportación de material y de recursos (reduciendo así la inversión y favoreciendo el margen de beneficio), débil respuesta al surgimiento de problemas mal enfocados, llamamiento a la ayuda pública cuando el fracaso está garantizado, incremento de costes sin límite posible dada la urgencia de las soluciones. El reflejo de la reducción de los efectivos policiales como sistema de ahorro para desplazar la seguridad al mundo de las prebendas privadas puede valorarse hoy en Gran Bretaña y solo para los juegos olímpicos en cifras, un mínimo de 25 millones de euros más de lo previsto.

Eso nos sucederá con Aigües Ter Llobregat, o algo parecido. Lo mismo con casi todos los servicios que tanto el estado federal, como la federación catalana piensan colocar en el amplio mundo de la eficiencia privada y de los incrementos del coste público.

Lluís Casas, dale que dale.

jueves, 12 de julio de 2012

LOS DESMANES DEL GOBIERNO


No estoy muy seguro de la fecha de hoy, ¿es jueves o martes?, ¿es julio o es todavía el 12 de mayo? ¿Es el 2012 o todavía el 2010? No estoy totalmente seguro, todo y que el calendario, el ordenador, el reloj y el móvil me insisten en que estamos a jueves 12 de Julio del 2012, a seis días de aquello que ocurrió ¿hace mucho o poco?
Ustedes creerán que he perdido la chaveta. Tal vez tengan algo de razón, pero coincidirán conmigo que esta semana, este mes, este trimestre, este año, este trienio nos llevan no solo por el camino de la amargura, sino por ningún camino. O, si existiera y no supiéramos verlo y sin saberlo nosotros, nos lleva hacia el matadero o a un lugar asaz parecido.
También pensarán que a qué viene un tercer artículo esta semana (¿es una semana?) Una semana que, además, todavía no ha terminado. Yo también me lo pregunto. La razón, si existiera alguna, está por un lado en los medios de ayer y de hoy, en plena portada. También está en mi agitada y temerosa razón. Escribirles tal vez me rebaje la destemplanza e incremente el poco optimismo racional (gramsciano, obviamente) que me queda. Pero bueno, me dirán ustedes, esto se consigue también y con mayor eficacia con un buen lingotazo de lo que uno tenga a mano (ojo, evitando el riesgo de la lejía, procedimiento empleado para soluciones más radicales) y, así, ustedes se evitarían este coñazo. Debo reconocer que tienen también en eso toda la razón del mundo. Pero con el IVA allá donde lo ha puesto, uno tiende a calibrar con gran precisión los lingotazos y todo aquello que suponga un consumo, un gasto, una respiración. En cambio, escribir solo consume dedo y ayuda a la neurona a mantenerse en alerta máxima. Algo es algo.
Ayer, a la vista del esperpéntico espectáculo que se ofreció en el Congreso de los diputados, en donde una tribu ignorante y sedienta de sangre aplaudía todas y cada una de las medidas que el presidente federal anunciaba, con las cuales muchísimas personas caían todavía más en la desesperanza y la miseria, todo quedó más claro que nunca.
Me reafirmo en lo que llevo tiempo insistiendo, el estado español democrático permitido en la transición ha quedado agotado y sin posibilidad de rearme. La modernización, la eficiencia, la neutralidad, la economía, la justicia, la política y lo que es más importante, la relación de (como mínimo) cierta confianza entre el estado y los ciudadanos está hecha trizas y, pienso, que perdida definitivamente. Lo de ayer significa uno de los puntos culminantes de la paulatina destrucción de la vigilada democracia parida a finales de los setenta. Un parlamento aplaudiendo la rebaja del subsidio de desempleo, celebrando la reducción de la acción sindical, haciendo un festival del incremento de la presión fiscal sobre los sectores sociales que conforman la inmensa mayoría del país, no es simplemente un despiste del agitado “suporter” futbolero. Es la plasmación que hay una parte del país al que le importa un pimiento la mayoría, los trabajadores, las clases medias y que le dan caña al mono aprovechando los inconfesables objetivos del BCE, de la Alemania merkeliana y de su entorno imperial (les recuerdo que la palabra germana es Reich).
Hoy ustedes y yo nos pasaremos las horas disponibles leyendo, oyendo o viendo los comentarios, las explicaciones y las interpretaciones de las nuevas (¿) medidas de recorte del gobierno. Comprobaremos la coincidencia entre el PP y CIU, como reflexión más casera. Y, finalmente nos preguntaremos, ¿Cómo vamos a superar eso? Viendo, como vemos, en nuestro entorno, o en nosotros mismos, como los jóvenes no encuentran futuro, como los veteranos quedan al albur de algún ahorro, aquellos que conforman el mundo de las hormigas, y como muchas familias están simplemente sin nada.
Es lo que hay, nos ha dicho reiteradas veces este presidente federal (y el anterior también). Y además el país ya no es soberano. La decisión sobre el sufrimiento de una gran parte de los ciudadanos se decide fuera, en Bruselas, en Berlín, en Londres o Nueva York. Entre comisionados de la Unión y agentes de los mercados.
Si fuera cierto, que no lo es tal como lo formula don Mariano, lo más sensato, lo políticamente correcto es la dimisión, la convocatoria de elecciones para la reforma en profundidad del estado y para la elaboración del plan que permita distribuir los costes y los esfuerzos sin matar a nadie. Alguien piensa que eso no es posible, cosa que no es más que una mentira interesada. España, Catalunya, lo que ustedes quieran, tiene capacidades, riqueza y activos humanos suficientes para remontar la crisis. Solo que en la ecuación han de entrar todas las variables posibles y necesarias. Dejar los patrimonios fuera, mantener la SICAV como un dato, olvidar determinados impuestos y determinados sectores sociales, permitir la fuga de capitales, no introducir la eliminación del fraude, etc. son factores que faltan en cualquier conjunto de ecuaciones que pretenda honradamente y eficazmente hacer salir al país del pozo.
Tal vez incluso haya que cambiar de objetivos, un crecimiento sostenido no sea posible, pero si lo es un reparto del bienestar y de futuro aceptable para todos. Nuestro sector exportador se está portando. Incrementa sus flujos hacia el exterior, cosa que da idea que no estamos tan mal de productividad y de conocimiento si los que apuestan por empresas con inversión fuera del mundo de la especulación simple, la inmobiliaria y la financiera, tienen éxito.
El mal está en la digestión de la porquería producida por esos años de locura (de algunos, no se crean el rollo de que todos vivíamos por encima de nuestras posibilidades) entre el submundo inmobiliario y el infierno financiero. Tal vez un 10% o un 15% del PIB no era real, puesto que se basaba en productos no necesarios, invendibles, así que el fraude del incremento del valor de m2 se fundiera.
Detrás está la banca indígena, pero también, no lo olviden, la germana, la francesa y los fondos de inversión que jugaron al mismo juego. Estos están manteniendo una costosa operación para transferir todos los costes de esa locura al interior del país, y, dentro de él, a los sectores medios y bajos de la sociedad.
El dichoso incremento del IVA, la reducción del sueldo de los funcionarios, de los pensionistas, de los parados, etc. solo hará que reducir el consumo interno, ya extraordinariamente deprimido, y crear más cierres de empresas, más paro, más economía sumergida y, por ende, reducir los ingresos fiscales ye incrementar el déficit. Eso significa simplemente que hoy ya podemos prever nuevos recortes del gasto público para el primer trimestre del año próximo. Y, así, como en una rueda loca, pendiente abajo. ¿Hasta dónde?
Para terminar, de momento, una síntesis, ya no estamos solo en una crisis económica. Estamos en una crisis global, política, institucional, social, moral.
Lluís Casas en una mala semana.

miércoles, 11 de julio de 2012

AHORA SÍ. Intervenidos



Miércoles, 11

Excusarán también los lectores, aparte de lo dicho en la entrega anterior, mi insistencia en escribirles a diario (aunque no puedo obligarles a la lectura, si les tiento a ello), pero es que hoy, Miércoles, que podría ser de ceniza, nos hemos topado con la realidad más cruda. Si alguien tenía dudas sobre si el país estaba o no intervenido, después de las noticies de hoy todo queda meridianamente claro. Sí, estamos intervenidos.
Si leen con atención y prevención (no olviden esto) lo que nos comunica la Europa germana a través de los medios, puesto que el gobierno federal no ha tenido a bien explicarles a sus sufridores la cuestión, verán que aparece por primera vez en portada ciertas cosas con las que no se jugaba: aparecen las pensiones, tal como ayer mismo les advertía, aparece la absorción de competencias gubernamentales económica. Al Sr. Guindos le amputan los brazos (la intención era hacerlo con el cerebro, pero un escáner motivó el cambio) y una larga ristra de medidas que hacen aparecer al presidente federal como un homínido falto de las más substanciales capacidades de gobierno.
Por ello, ahora sí. Nuestro acercamiento a Grecia en términos de país-problema es un hecho evidente, todo y que nuestra dimensión económica, territorial y humana tal vez nos evite recibir capones diariamente por los señores de negro. Capones, tal vez no recibiremos, pero reducción de prestaciones sociales y de rentas del trabajo sí.
Nuestro sistema fiscal, si es que la cosa merece tal término erudito, se acerca paulatinamente a lo que en tiempos fue el hurto real. La combinación de este mecanismo fiscal regresivo con el recorte del reequilibrio de rentas que suponen los sistemas de prestaciones sociales, salud, educación, pensiones, etc. nos sitúa en un tiempo pasado y desaprovechado, a fines del siglo dieciocho, cuando nos ahorramos sin ningún motivo racional la guillotina, tal como la espléndida Maruja Torres nos recordó hace unos días.
Léanme atentamente, no soy en absoluto un predicador de taberna o un aislado autónomo que contaminado por los debates radiofónicos cambia el mundo en un tris tras, por las vías clásicas de gritar mucho, amenazar más y afirmar con contundencia supina que si les dejaran a ellos, verían. Después vota PP o CIU.
Soy más bien un cabreado educado, con ciertos estudios, con una edad a la que no le conviene ya la barricada, a menos que sea más bien fija y con aceptables asientos de preferente. Soy también una persona tendente al perdón, a aceptar ciertas debilidades humanas, a dar segundas oportunidades, a tolerar ciertos desbarajustes (desgavell en catalán, una palabra preciosa) en el orden social y balompédico y un apasionado de las sombras del pino.
Con estos antecedentes y un nom de plume tan poco heroico como Lluís Casas, no me acusen de agitador, ni de pesimista esencial. He sobrevivido más bien que mal desde que vi la luz primera en Parapanda el año 1937, y esto es una prueba más bien irrefutable.
Simplemente actúo como observador con algunos mecanismos de precisión sobre lo vislumbrado. Ya no tenemos gobierno que merezca tal nombre y lo mejor que podría pasarnos es que la “grande armée” volviera a invadir el país. Yo intentaría que el "timbaler del Bruc" permaneciera en casa ocioso o haciendo calceta y no se metiera en lo que no le importa.
Mientras, muchos elementos siguen debatiendo en el plácido frescor del Parc de la Ciutadella, que si pacto fiscal, que si concierto, que sí, que si no. Simple bla bla, que les aleja de lo que en realidad pasa. A muchos de estos representantes (ojo, legítimos democráticamente), se les ha ido la olla, como vulgarmente y con gran precisión se dice. Como en el cuento de los galgos y los podencos sin ir más lejos, ni más simple.
¿Para cuándo una convocatoria social para presentar batalla a los problemas y establecer un programa que una y que no hunda?

Lluís Casas, alarmante, pero qué le vamos a hacer, si las cosas están así.



MARTES SIN TRECE: el iva que no cesa

Aprovecho que hoy es martes para presentarles mis excusas. Apology en inglés, que es más fino actualmente. Y se las presento como síntesis de unas cuantas (demasiadas) chapuzas producidas por lo que podríamos llamar el paradigma del escribiente rápido, o, más teologalmente, falta de corrección y revisión de lo escrito. Afortunadamente, la mente digital ha previsto el sistema de corrección, que no evita chapuzas en la transposición del razonamiento, pero que pone a salvo al lector respecto a lo más básico, las faltas ortográficas. Todo con ciertas limitaciones, que no me hacen avergonzar, puesto que también las encuentro en sesudas publicaciones de eminentes editoriales. Supongo que coincidirán conmigo al respecto al albur de su propia experiencia.
Es lo que tiene la nueva forma de comunicación, te la chifla si falta una x o sobra una ele. De hecho tenemos un nuevo lenguaje en manos de los jóvenes bárbaros que se envían mensajes para nosotros totalmente crípticos (es probable que para ellos también, aunque no lo reconocerán nunca). El asunto llega a provocar la existencia de mecanismos neuronales que velan literalmente las chapuzas a los ojos o los dedos del escribidor. Cosa que honradamente nunca hizo quien inventó el término. Pero así son las cosas de la prisa y, todo hay que decirlo, del cabreo con que uno escribe a menudo hoy en día. I am sorry, que algunas veces decimos en Parapanda.
Sirva eso para hacer acto de contrición respecto al pasado y para comprometerse, solo comprometerse al estilo de los confesores católicos, para el futuro. Se hará lo que se pueda.
El introito me sirve para situarme en el caos gubernativo que la crisis está produciendo día a día, pero que hoy llega, si no a la máxima potencia, a limites rigurosamente depresivos. Les relataré cosas que ya saben, pero que juntándoles crean un mundo en el que el raciocinio queda patidifuso y alelado.
Uno, sus ministros económicos (porque míos no los considero, no sabría qué hacer con ellos), están planteando que frente a las dificultades para cumplir sus compromisos merkelianos y obtener, por fin, algunas dádivas con exigencia de devolución para los pobres banqueros, van a subir el IVA. Eso es cosa hecha, falta a día de hoy, la forma concreta que adoptará esa amenaza, puede ser una subida general apoyada en la referencia europea (somos los que tienen el IVA más bajo) que utilizan los que están al timón para justificar lo que les viene en gana, haciendo maniobras para que no se les vea el inmenso plumero en cuanto se comparan, para lo que les conviene, con nuestro marco de referencia. Puede también, que de acuerdo con el pensamiento mágico propio de la derecha recalcitrante, suban el IVA de los productos básicos, de modo y manera que la redistribución de rentas que el impuesto comporta cargue contra el consumidor que no llega a fin de mes. Puede que sean las dos cosas, de forma que nuestra integración europea en términos de coste fiscal indirecto se vea actualizada de golpe (y nunca mejor dicho) y porrazo.
Lo curioso del caso es que una subida del IVA va a contraer más el consumo interno. Verdadero eje de las dificultades de recuperación económica y de reducción de la recaudación fiscal. De modo que podemos encontrarnos dentro de unos meses con que el PIB se adelgaza un poco más, el paro engorda algo y los ingresos fiscales de reducen. La síntesis es, agárrense, un crecimiento del déficit, que era lo que querían corregir. Una operación que cuadra con el conjunto del pensamiento de derechas.
Como comentario final, sugiero con toda la humildad del mundo que los hacendistas gubernamentales se fijen en los sectores que no pagan impuestos o que los pagan en proporción absolutamente inversa a sus rentas o propiedades. Lógicamente en ese caso también se reduciría el consumo, pero afectaría más bien a las fábricas de BMW, Mercedes o Audi. Como ven todas exteriores al suelo nacional y además germanas.
Dos. Con el IVA aparece de nuevo el gran culpable de la crisis, el trabajador público, al que amenazan con alargarle el horario (se entiende que sin retribución añadida). La medida está pensada para poder despedir a los interinos, dado que los funcionarios de carrera se ocuparán de los asuntos que estos dejen pendientes. Por otra parte, entre el funcionariado (mejor dicho entre el trabajador público) se ha impuesto en algunos territorios la reducción horaria con el recorte salarial y la imposibilidad de permanecer activo más allá de los 65 (cosa contradictoria con la nueva ley de jubilación). La mirada ministerial respecto a sus trabajadores se corresponde con la que tenían en el 1900, cuando los trabajadores públicos eran gente de manguito y de porra exclusivamente. Hoy en día, eso ya no existe (excepto la porra ligeramente modernizada y con escudo) y el trabajador público en un porcentaje enorme es sanitario, empleado social, educador y un sinfín de profesiones que en el entonces que está en el cerebro ministerial eran no solo impensables, sino inexistentes. La conclusión es obvia, será un nuevo recorte a las prestaciones de bienestar por una nueva vía. Iremos al centro de salud, en donde solo quedará un médico con un horario de 24 horas. O tendremos clases de 200 alumnos con un sólo profesor que estará todo el día y la noche, cuando los alumnos, las familias, los centros educativos y los gobiernos regionales están optando por horarios compactos.
Tres. Queda el paquete gordo que permanece discretamente aislado, pero al que se le acerca paulatinamente el mazo. Me refiero a las pensiones. Estas son el punto G de los recortes. Tocarlas supone quedarse desnudo de capacidad política. Pues bien, agárrense a los machos, si los tienen disponibles, porque por ahí también irá la cosa. Tal vez esperen a pleno mes de Agosto o a que los “mercados” les digan de nuevo (por enésima vez): “Nanos, l’heu cagat”. Sabido es que los mercados tienden a pensar que si creces pagas y que si te contraes eres objeto de especulación.
Bien, ahí queda eso en pleno Martes, para que tengan tiempo durante la semana para reflexionar y hacer sus cuentas, el IVA puede ser un 3% o un 4% más. Porcentaje no despreciable cuando ya se está al límite. Yo de momento he adquirido, por si acaso, leche y berenjenas para seis meses.
Lluís Casas, acumulador de existencias. Profesor de la Parapanda Scholl Talabartery.

SUBASTA DE LO PÚBLICO, COMIDA PARA BUITRES



Como ustedes ya habrán podido ver en los medios, se está celebrando una carrera de obstáculos entre las diferentes administraciones para “colocar” entidades públicas de la importancia de AENA, Aigües Ter Llobregat y otras muchas.
El asunto está sojuzgado por tres idees, por llamarlas de alguna manera: una el espíritu liberal de nuestros gobernantes (al margen de si son PP, PSOE o CIU, puesto que todos ellos son de esta cuerda); dos, las necesidades financieras que la negativa a extender el pago de impuestos a todos (los ricos) implica; y tres, al cuento de niños sobre que la gestión privada es más eficiente y garantiza mejores servicios.
En otras ocasiones he aportado argumentos, e incluso pruebas, de que eso no es así. En realidad nos encontramos en un paradigma de robo, estafa o llámenle como quieran, de quienes quieren comerse todo el pastel de la economía, empresarios, financieros, etc. que llegan incluso a distancias siderales de nuestro suelo “nacional”. Probablemente tengamos finalmente una sanidad en manos norteamericanas en gran parte. Todos sabemos lo cuidadosos que son los norteamericanos en materia de salud, sobre todo con la que disfrutan aquellos cuyas rentas están sobre los 6 ceros detrás de una primera cifra.
Hoy, abandonando la tabarra habitual, me centraré en la explicación de una parte de este pastel, mejor dicho, en una parte de la elaboración de este pastel tan apetitoso para los mercados y otros tahúres del Mississippi. Voy a referirme a la gran mentira de los concursos privatizadores de la gestión en los cuales el futuro (y a menudo probable) adjudicatario paga unos buenos millones a la administración de turno. Así de claro, y si alguien dice que es mentira ¡que lleve a los tribunales al propietario de este blog!
Bien, el sistema es este: sale a concurso, por ejemplo Aigues Ter-Llobregat, la suministradora de agua pública, ejemplo de la buena gestión del agua en todo el mundo, aunque lamentablemente ahogada por falta de aportación financiera, de tal modo que ha acumulado una deuda importante. A cambio tenemos la garantía del suministro, las desaladoras, y una calidad más bien aceptable del agua, así como un programa de recuperación de los cursos de agua afectados, el Ter y el Llobregat. Ambos, a pesar, de su distancia sobre el Ródano, perfectamente capaces de aportar un tanto de nuestras necesidades. Todo ello se ha realizado en un periodo de tiempo razonable y sin excesivas destrucciones del medio natural.
Bien, queda claro que el problema no está en la gestión técnica, ni en los proyectos, ni siquiera en las necesidades de inversión inmediatas. El problema es que hemos (han) preferido financiar autovías, periódicos privados de derechas y otras mandangas por encima de un elemento estratégico como es el agua.
Todo hay que decirlo, ATLL es una creación pujolista, fíjense bien, pujolista, no convergente. Pero CIU tiene compromisos con sus friends empresarios, con sus friends financieros, con unas empresas (o empresa) que siempre han aspirado a hacerse con el monopolio del agua. Tendencia perfectamente definida por el conjunto de barbudos que todos conocemos. Repito: si alguien dice que es mentira ¡que lleve a los tribunales al propietario de este blog!
En este caso, además, se trata de un bien público tan imprescindible como el aire (cosa que ya llegará, su gestión privada, ya lo verán), el agua no solo es la base de la vida, incluso la humana, puesto que en la cadena de producción del whisky también aparece en abundancia, sino que es fundamental para la planificación territorial y por ende para la valorización de los terrenos, hoy patatales, mañana, tal vez, centro de negocios o casinos.
Vean pues la importancia de lo que estamos tratando.
Pues bien, en estos momentos nuestro capitán araña, Don Artur Mas, prepara la transferencia de esta entidad liquida al mundo de las maravillas privadas. Primero ha tenido que convencer a determinados socios políticos para no quedarse como tantas veces con el saludo despreciado, después ha decidido comerse la totalidad de la deuda de ATLL para facilitar el acceso privado y pronto se producirá el anuncio convocatorio mediante el cual los interesados, por ejemplo ustedes y yo, podemos acceder a hacernos con la gestión del agua catalana mediante el pago de un canon que no será escaso de ceros.
Ahora vienen las preguntas. Si ATLL está técnicamente bien gestionada, si su deuda va a ser absorbida por el gobierno, ¿para qué necesitamos que algún pretendiente a una dote se nos meta en casa? Y en tal caso, ¿para qué tiene que venir él con una dote?
Primera respuesta, no hay pretendientes para una casadera con barriga (las deudas), de modo que los padres asumen el asunto y liberan el fruto del cuidado del pretendiente. Tenemos ya una casadera sin cargas extrañas. De modo que los pretendientes pueden afluir a mansalva sabiendo que poco esfuerzo necesitaran para generar beneficios.
Segunda respuesta, la aportación de dote (canon) por parte del novio (una aberración donde las haya) supone una inyección de dinero para el gobierno que podrá, por ejemplo, hacerse cargo de ciertas deudas del Sr. Godó o de las expropiaciones caras que el sr.  Adelson pueda encontrar en su proyecto de futuro para Catalunya.
Y ese dinero, de dónde se recupera, me dirán ustedes. La cosa es bien simple. El precio del agua de ATLL se encarecerá en la medida del canon o dote aportado. Todos los consumidores de ese bien tan poco respetado pondremos mensualmente a disposición del gestor privado un incremento de no te menees. Supongamos un 25% más como simple hipótesis.
Pero eso no es todo. ATLL como empresa pública no busca beneficio económico, en todo caso cubre los costes de explotación, las amortizaciones y los intereses del capital y poco más. La empresa privada que se haga cargo de ella añadirá un porcentaje para cubrir los beneficios para sus accionistas, propietarios y ejecutivos. Pongamos como poco otro 20% bruto.
Pero no hemos terminado. Si recuerdan, la deuda acumulada ya no es de ATLL, sino del gobierno, pero que deberá pagarse, con lo que tendremos la tercera parte del polinomio: el gobierno destinará fondos que saldrán de algún recorte sin importancia, por ejemplo los tejados de las escuelas (un país con buen tiempo para que los necesita), para pagar a las entidades bancarias que en su día ofrecieron los créditos con los que se ha construido una infraestructura de abastecimiento casi ejemplar.
Si tienen ganas de pasar un mal rato, sumen porcentajes, cojan su recibo del agua y calculen incidencias. Después pueden hacer varias cosas beber al más puro estilo de supervivencia marina (la orina para los no expertos), acumular el agua de lluvia, no lavar más que los calzoncillos y con prudencia o cabrearse más. De hecho esto último es perfectamente compatible con todo lo demás. Por cierto me olvido de una última medida, una forma de utilización del agua que ha durado miles de años, y es ir a buscar agua a la fuente. Yo mismo he sido testigo y actor de las reatas de mulas cargadas con los enormes cantaros que permitían tener agua en casa. O, si miran ciertas fotos o memorias de los años cincuenta o sesenta en la misma Barcelona, de las colas para lavarse en la única fuente del barrio.
En fin, ya ven, todo un futuro patrocinado por esos premios nobel de nuestro gobierno.
Para qué vamos a continuar. Se repite ad nauseam: ¿Qué no es verdad? Pues ¡a los tribunales!

Lluís Casas, que en previsión se lleva al trabajo una garrafita para llenarla en la fuente de la planta cuatro e ir llenando la bañera. Previsor que es uno.

Post data.  Respuesta del titular de este blog.

Mi querido don Lluis, ¿Qué nos jugamos a que no acuden a los tribunales estos buitres de la pradera?