martes, 27 de marzo de 2012

MAFIA A LA CATALANA



A causa del impacto que me produjo el film casi reciente de Matteo Garrone, Gomorra (ustedes lo recordarán, sin duda alguna), basado en la novela de Roberto Saviano, no he leído nada del autor literario hasta ahora mismo. La película es tan cruda en el reflejo de lo que supone la corrupción para una sociedad y para los ciudadanos que me hizo pensar en mantener esa gran impresión cinematográfica sin mezclarla con la literaria. Un error como tantos otros, pero, a fin de cuentas, un error muy fácilmente rectificable y sin consecuencia ninguna.

Pasado el tiempo, por fin ha caído en mis manos “La belleza y el Infierno” de Roberto Saviano. Una obra posterior a Gomorra y muy distinta. En ella, Saviano reflexiona sobre múltiples temas en artículos breves de periódico de gran sentido social. Hay, incluso, una poética interpretación del fenómeno Messi. Lo importante, desde mi punto de vista son dos cosas que aparecen y reaparecen en todos y cada uno de los artículos del libro: la destrucción social de la corrupción, llámese Mafia, Camorra, Ndrangheta o cualquier otro nombre que haga referencia al enriquecimiento ilegal e inmoral bajo amenaza y la llamada del autor a la exigencia personal y colectiva por mantener la dignidad humana. Saviano me ha sugerido pensar en nuestras propias mafias y en nuestro propio proceso de destrucción social.

Obviamente, las organizaciones mafiosas de raíz italiana no son un producto exclusivamente siciliano o napolitano. Las hay en todas partes y con un poco de curiosidad incluso puede hacerse un inventario cinematográfico de ellas. Van del Japón a Nigeria, pasando por Rusia y El salvador y acercándonos a Francia. Son a la vez elementos de fácil generación en cuanto la estructura social y política se funde. Sólo es necesario observar lo ocurrido en los países del este europeo para apreciar lo fácil que resulta la creación y la potenciación de tales organizaciones. O lo que ocurre en Centroamérica, una nueva víctima del entramado de las drogas.

Pero hay más, el mundo financiero, o al menos una parte relevante del mismo, se basa en paradigmas semejantes a los mafiosos y en unas fronteras verdaderamente fluidas entre ambos mundos. Los paraísos fiscales, las normas internacionales sobre el movimiento de capitales, el blanqueo de dinero a través de las redes financieras. Ahí hay un mundo inmenso que vive bajo los mismos criterios de la mafia de base. Tal vez con manos enguantadas, pero no más. ¿Qué seria de los miles de millones que promueve la economía mafiosa sin un sistema financiero tolerante, comprometido y ávido? No todo son, en el oscuro mundo financiero internacional, capitales provinentes del petróleo o de los fondos de pensiones.

Se dice que en Hispania la tolerancia hacia las mafias exteriores es grande e histórica, tanto como refugio personal de los más altos ejecutivos (término perfectamente ajustado), como en las derivadas de su actividad frenética en la península. Tenemos además nuestras propias mafias, algunas con apellidos galaicos, otras más discretas en su pronunciación. Pero en su margen, aparecen algunas redes que sin llegar a la estructura y a las prácticas de tiro habituales no dejan de ser tramas organizadas para la obtención de beneficios al margen de la norma. Vean sino, los sistemas valencianos de ejercer el poder político que están fundidos al carbono con especuladores, sastres y vayan ustedes a saber. No son las únicas. En Catalunya, desde mi punto de vista la esencia de la trama mafiosa generalmente incruenta y burguesa, todo se hace mediante el amplio marco del contacto, la amistad o la familiaridad. Las bases genéticas para hacer el salto, si hiciera falta. Los negocios al entorno del caciquismo territorial, algunos recientemente aflorados, los contactos entre gestores sanitarios y empresarios eminentes, también hoy de actualidad, son el pan de cada día. Pan con Jabugo, claro.

Me gusta resaltar que en el entorno de la sanidad pública o semipública se ha entrelazado un conjunto de relaciones personales, sociales, políticas y económicas que se parece un tanto a un gang, pero no de Nueva York. Ese conjunto de intereses, basados en el hoy por mí, mañana por tí, sobreviven cómodamente a cambios de gobierno y de modelo. Lo interesante es que las direcciones, las gerencias y las empresas privadas del entorno se intercambien eficientemente nombres y nombramientos. Fíjense si no en los nombres situados al frente de la política sanitaria y al frente del conglomerado público hospitalario.

En fin, que alegrándome de la falta de caídos en torno a esos intereses nostrats me indigno al puro estilo Saviano por lo que supone de degradación social y de predicción futura ese entorno.

Lluis Casas, con lumbalgia después de hacer ejercicios preparatorios para la huelga del 29. La lumbalgia de hoy es la dicha del 29. Los viejos rockeros siempre estamos a punto.

Post scriptum,

SE HA TRASPASADO EL LIMITE ETICO

Según relata El País de hoy la izquierda catalana anuncia en el Parlament que la derecha gobernante, el nuevo tripartito de derechas unidas, ha traspasado el límite ético al autorizar la reducción del número de monitores en los centros para atender a los discapacitados.

Si he de decirles la verdad, mi verdad, no entiendo demasiado bien que coño significa eso de traspasar el límite ético. Tampoco comprendo la reacción de la izquierda a propósito de reducir el número de monitores y no es que me alcance entender eso del Parlament, me refiero a la esgrima en plenos, comisiones y pasillos en momentos como los que vivimos.

Como he pasado tres años de mi vida en sede parlamentaria, se de lo que estoy hablando y como, además, soy un acérrimo partidario de las formas democráticas (pero no solo de eso, sino también de su esencia) no me siento ni populista, ni reaccionario al expresar mi obnubilación frente a la práctica actual en el Parlament.

Si hay experiencia sobre la paralización parlamentaria, aquí en Catalunya la tenemos casi toda. De hecho a la largo de 23 años se practicó a fondo a partir de mayorías más o menos absolutas en la creencia de que el aparato territorial de CIU se bastaba y sobraba para cumplir las exigencias de la democracia y la representación popular y que el Parlament solo impedía parcialmente la mejor práctica de gobierno: yo hago lo que quiero. De ahí esa especie de centro de reclusión monástica que ha acabado siendo el Parlament, en donde según pude constatar, las siestas en los maravillosos butacones eran uno de los productos preferidos. Si recuerdan los grandes acuerdos parlamentarios siempre se celebran en hoteles, todo y que en el Parlament hay un servicio médico adecuado.

Afortunadamente algunos diputados siempre se han saltado a la torera esa línea de tranquila actuación y han pretendido introducir en el Parlament lo que se cuece en la calle. Pero desgraciadamente nunca han sido la mayoría.

Los siete años de gobierno de izquierdas supusieron una agitación parlamentaria mayor, en razón al soberano cabreo de la derecha nacionalista que se sintió expulsada de su exclusiva propiedad y cambió las formas para aparentar un desgobierno inexistente. Hoy recuperada la plaza y ampliada la finca se vuelve a lo mismo, mejor un Parlament muermo y bien educado. Una forma de silencio siciliano, podríamos decir. Los intentos desesperados de algunos, entre los que cuento como balance general el famoso cerco de un grupúsculo de indignados, no consiguen arrancar el viejo vehiculo representativo. En todo caso, el debate consiste en confirmar cualquier propuesta gubernativa por la mínima mayoría y la abstención o el asentimiento del tercero de los partidos que gobiernan. Los demás, las izquierdas, pueden seguir berreando con los mejores argumentos.

Volviendo al título de la película, lo del límite ético, me pregunto: ¿qué tiene que ver la ética con el beneficio bancario y con el ejercicio del poder al estilo cacique? ¿Ha habido hasta ahora alguna medida gubernamental que haya tenido en cuenta la ética e incluso la estética (parafraseando al insigne catedrático)? Los recortes sanitarios, el estropicio educativo, la laminación de las prestaciones sociales, el abandono estival de los dependientes económicos, las bofetadas a los trabajadores públicos y un etcétera que llenaría la antigua enciclopedia británica, ¿tienen algo que ver con la ética?

¿Cómo se mide la ética para afirmar que hay algún límite? Y que a cada lado de esa línea las cosas son distintas. ¿Puede una norma tener más kilos o metros de ética que otra?

En fin, lamento mucho que la ética intervenga en esas cuestiones, por el mismo precio se podría haber dicho: ¡es que se han pasao! Y quedarnos tan anchos y en las mismas.

Viva la huelga general!

Lluis Casas, hasta el tope de ética

martes, 20 de marzo de 2012



HUELGA GENERAL

Don Lluis Casas

He resistido todo lo que he podido antes de expresar públicamente mi opinión y comentarios sobre la próxima huelga general del 29 de Marzo, y eso a causa de la enorme complejidad de las circunstancias políticas, económicas y sociales existentes. No es que tenga duda alguna sobre la necesidad de responder con contundencia a las medidas que los gobiernos españoles, catalán y el amasijo de desgobierno europeo impulsan desbaratando un sistema de equilibrios difícil de construir. Tampoco tengo duda alguna que los sindicatos son, si no el último refugio, sí la organización más capaz de hacer frente al sumani neoliberal que pretende convertir la vida de la mayoría en pura productividad de provecho ajeno. Tampoco tengo dudas sobre la fecha elegida, en este aspecto, no me parece que hubiera alternativa alguna, a menos, claro está, que se pudiera impulsar un largo periodo de agitación social. Cosa verdaderamente complicada.

Mis dudas y mis temores están en realidad motivados por el día después de la huelga. Incluso independientemente del éxito o no de la huelga como tal. Y los temores y las dudas no los tengo respecto al tratamiento que va a tener la movilización huelguista en los medios, ya se está advirtiendo la malevolencia que está empezando a caer sobre los sindicatos, los sindicalistas y todo el entorno reivindicativo de los trabajadores. He visto, oído y leído tremendas mentiras por la radio, TV y prensa escrita, en voces aleccionadas y en voces de la ignorancia. Estos días serán un festival de presiones para hacer fracasar la huelga y para despellejar a los sindicatos vivos o, muertos. Todo ello es sabido y ya ha sido experimentado en otras ocasiones, pero lo de ahora será con toda seguridad “La matanza de Texas” mediática. Pero eso, la lucha mediática por hacer llegar los mensajes a la ciudadanía no será, que lo es, lo más importante. Lo más importante es qué acciones habrá que desarrollar para seguir presionando sobre unas decisiones gubernamentales que, pienso, no van a cambiar por la huelga (a menos, claro está, que resucite el Noi del Sucre).

Una huelga exitosa es un problema tan complejo como una huelga a medio gas. Excluyo un fracaso a priori. Puede generar expectativas de muy difícil traducción práctica y poner a los sindicatos de nuevo frente a decisiones de mayor riesgo. Normalmente, la acción sindical debería complementarse con la acción política, congreso, senado, parlamentos autónomos, etc. Se debería traducir por una presión política en manos de los partidos de izquierda. Y eso, a mi parecer, está lejos de disponerse. El PSOE está todavía sujeto a sus propias decisiones como gobernante, no muy distintas a las que el PP está ahora aplicando, luego su respuesta será de tal eclecticismo que poco podemos contar con ella. El resto, IU, ICV, Compromís y algún otro no tienen peso suficiente ni en el Congreso, ni en los medios para actuar en solitario. Lo harán, claro está y se desgañitaran para ello. Pero no será, como digo, suficiente.

Los tribunales, la revisión constitucional de las medidas, ya planteada no creo que por su tiempo de resolución sirva para el día de después. No queda más que el posible enlace a tres entre la huelga sindical, los movimientos políticos de izquierda y los emergentes indignados, insatisfechos, etc. que cuajen en algo sólido.

Efectivamente, la vida sigue impertérrita pase lo que pase y las oportunidades no van a agotarse el 29 de Marzo, pero a pesar de ello me gustaría oír planes y objetivos para el mes de Abril, para el mes de mayo, para el mes de Junio.

Todo con el aprecio, la benevolencia y la alta estima para el movimiento sindical del que, por carnet y cotización, formo parte desde que era un barbilampiño.

domingo, 11 de marzo de 2012

OJO CON LOS RIÑONES: estamos de recortes



Como ustedes ya habrán leído u oído el ínclito presidente federal, Don Mariano Termidor, se ha propuesto eliminar todos aquellos órganos duplicados. En espera de mayores explicaciones y dada la trascendencia de la propuesta me he permitido describir hacia dónde puede llevarnos su aplicación.

Primeramente, espero que las intervenciones las harán los eminentes cirujanos los doctores De Guindos y Montoro. Ambos ilustrados expertos en operaciones de alto riesgo… para otros. Aunque hay que decir que su presencia puede ser fácilmente desincentivadora, ninguno de los dos tiene una apariencia mínimamente confiable u amable, con ciertos rasgos de inexpresividad homúncula altamente sospechosos.

No se ha explicado en detalle la logística, dado que la reducción presupuestaria ha afectado grandemente al sistema sanitario que carece en estos momentos de ánimo y equipos para llevar a cabo el objetivo presidencial, es probable que todo se haga en dependencias bancarias, por aquello del excesivo número de ellas, su despliegue territorial excelente y su baja productividad; eso si, deberán ser debidamente esterilizadas. Como prácticamente toda la población dispone de algún tipo de cuenta bancaria o hipoteca o crédito sin devolver, las entidades financieras requerirán en perfecto orden de existencias a los titulares para que pasen a ser eliminados de duplicidades.

El asunto es realmente serio al observar la improvisada lista que he confeccionado de estos posibles órganos duplicados, les advierto que mi conocimiento de la materia es de tiempos del franquismo, cuando, si ustedes lo recuerda, algunos órganos no existían, veamos:

En versión simplemente humana:

1. Oídos, hay dos.

2. Riñones, también dos.

3. Ojos, dos, salvo en los piratas.

4. Pulmones, parece ser que dos, excepto para los fumadores empedernidos –por ejemplo, el de Parapanda— ya sean de tabaco, chasca o matalahúga y otras víctimas del humo que quedan reducidos a la nada.

En versión simplemente masculina:

1. Cojones, en general también dos. Sobre todo para aquellos de antiguo carácter militar.

En versión solo femenina:

1. ovarios, dos según me han dicho.

Hay opciones complementarias, pero, a mi parecer, deberán discutirse adecuadamente, ¿las narices son dos o una sola? Pregunta difícil de responder, cuando uno las observa y después alega estar hasta las narices.

¿Manos, pies, piernas, brazos y otros adminículos que deben considerarse órganos o no? Ya que algunos de estos sirven, entre otras cosas, para tocar (con perdón) el órgano o los órganos, tengo mis dudas.

También estoy poco seguro del término duplicado. Se quiere referir a dos o a un concepto más amplio y genérico. En el segundo caso, el problema se hace monstruosamente amplio, el tacto no es uno, sino casi infinito, por poner un ejemplo. O las mismas neuronas para quien las tuviera.

En fin, un asunto peliagudo (por cierto, ¿los pelos también estarán en la lista de afectados, si es el caso tanto De Guindos como Montoro estarán excluidos, no?) donde los haya, pero con evidentes beneficios colaterales: habrá en la UE un magnifico stock disponible de órganos para ser intercambiado por deuda financiera sea basura completamente o solo en parte. De ahí, pienso yo, habrá salido esa excelente idea: con un pequeño recorte de duplicados eliminamos una gran parte de la deuda bancaria y empresarial. Una maniobra que ni doña Merkel esperaba. Por cierto, en la operación se habrá excluido probablemente la deuda familiar, de modo de hacer más sencilla la vida bancaria.

Delenda est Carthago.

Lluis Casas en la lista de espera.

viernes, 9 de marzo de 2012

SOBRE LA FUNCIÓN PÚBLICA



Varias veces les he comentado, como de pasada, mi situación laboral dado que es un tanto peculiar: soy funcionario, alto cargo en los dos gobiernos de izquierda en Catalunya y ahora me encuentro recluido (por razones de simple represalia política) en un despacho compartido de 12 metros cuadrados, sin luz natural, ni trabajo asignado. Eso si, cobro regularmente una cifra no precisamente menor en razón a mi larga trayectoria de trabajo y gracias a las leyes protectoras (de momento) frente a la arbitrariedad política (también para eso existe la ley de la función pública). He reducido mi jornada laboral y estoy pendiente de la tramitación de mi jubilación de forma casi inmediata. No era esa mi intención, puesto que me siento competente y satisfecho con el trabajo público, pero dado lo que hay, he decidido dedicarme a otros asuntos no remunerados y dependientes de mi santa voluntad: una de ellas sería dirigir el departamento de prospectiva económica de este blog, Metiendo bulla.

¿Por qué les explico esto? Simplemente porque no soy el único implicado en este tipo de tratamiento. En un principio, los propietarios genéticos de la Generalitat, al recuperarla de las hordas bárbaras que lo habían ocupado durante siete largos años, pretendieron expulsar por decreto a todo quisque que oliera a izquierda, sobre todo si el olor era verdadero. En otros casos, con olores más sutiles, ustedes ya me entienden, la reacción fundamentalista fue mucho más matizada, tanto que un alto porcentaje pensó que nada cambiaria (un error fatal). En fin, que para ahorrar en recortes nos tienen mano sobre mano esperando que unos se desintegren mentalmente, a otros les caiga una viga en la cabeza y a los restantes nos llegue el beneplácito de la jubilación o un trabajo (obviamente caído del cielo) que nos permita solicitar la baja. Un trabajo fino. Es de agradecer que no hayan implicado a alguna mafia local para el simple exterminio. Debe ser su parte de alma (demo)cristiana.

Algunos pensaran que en realidad tengo un chollo. Cobrar sin trabajar. Aunque yo matizo que sigo levantándome a las seis y media, entrando en el despacho antes de las ocho y volviendo a buen recaudo con las 37 horas y media consabidas a la espalda.

Las normas que se aplican a los funcionarios públicos resultan a la vista de esta actitud de represalia perfectamente comprensibles. Un funcionario público, al margen de su constitucional opinión y organización política, si la hay, es funcionario público a todos los efectos sea quien sea el que encabece el gobierno. Tanto en la Generalitat, en un ayuntamiento o en cualquier otro centro público.

La alternativa a esa “protección anti ideológica” es la vuelta a los viejos tiempos de liberales y conservadores, cuando un cambio de gobierno comportaba la substitución incluso de los conserjes. El trabajo público (les estoy hablando no de servicios públicos directos a los ciudadanos como la salud) es una especialidad profesional tan específica que difícilmente es adaptable al orden privado. Esa es otra motivación para que el cambio en los gobiernos, en las mayorías parlamentarias o de plenarios municipales, no comporten un vaciado de las organizaciones. Se entiende que dentro de las normas constitucionales y el resto de la legislación democrática, la ideología individual del funcionario o del trabajador público sólo debe valorarse por su dedicación, eficiencia y capacidad. Esas sí deben controlarse y comprobarse.

Que no haya nadie que piense que esa garantista norma protectora es una inutilidad. En absoluto. Después de muchos años (aquello de la experiencia) y de haber pasado voluntariamente por múltiples administraciones, puedo valorar el coste de los cambios por simples motivos de “confianza”. Eufemismo que oculta el desprecio a la ley y la presencia del amiguismo tan clásico en el Mediterráneo. Ese coste pude ser menudo, pero en realidad casi siempre es elevado. Desconocer los procedimientos, ignorar el carácter de la institución, no estar al tanto de las características de cada servicio, la cercanía a los intereses privados, la inexperiencia de una organización técnico-política y un largo etcétera cuestan a los ciudadanos, tanto como a los usuarios de un servicio público (o como contribuyentes) un alto precio. Se ve demasiado a menudo cómo la llegada de un electo provoca cambios de organización totalmente inadecuados a los fines de esta, a veces simples ocurrencias, a veces una especie de enfermedad contagiosa consistente en pensar que si uno es elegido con ello es suficiente para llenar los vacíos de conocimiento, experiencia y práctica necesarios para enfrentar una maquinaria tan compleja como la pública.

No crean que con lo dicho sea un partidario acérrimo del funcionario como tal, en absoluto. Pero sí quiero resaltarles en estos difíciles momentos que el sector público y sus trabajadores, una parte funcionarios, son garantía de democracia.

La elección de la función pública actual ha sido una decisión política, las leyes y sus normas consecuentes han salido del congreso, de los parlamentos autonómicos y de los plenarios locales. Todos ellos ocupados por electos surgidos de los partidos. Si eso fue un error, seria bueno que sus responsables lo reconocieran y explicaran el modelo alternativo. Tal vez habría posibilidades de cambio sin necesidad de desprestigiar a quien está dando buenos servicios a los ciudadanos. Pero tal cosa no ocurre. De modo que me digo que o no hay modelo alternativo o no hay capacidad técnica y política para enfrentar el asunto de modo racional y consecuente. Así es que el sueldo del funcionario y las garantías legales sobre su puesto de trabajo se utilizan como vía de desvío de cierto descontento populachero. No pocos parados tienen de qué mal hablar, sin fijarse en sus empresarios, en los bancos, en la derecha neoliberal.

Las típicas políticas populistas que tanto están creciendo en este continente a cargo de inmigrantes.

Digamos bien alto: delenda est Carthago; digo: delenda est reforma laboris.

(1) Radio Parapanda. http://www.youtube.com/watch?v=1-l-Xw8dn_s

martes, 6 de marzo de 2012

PRIVATICEMOS LA GENERALITAT



Después de asistir a través de los medios audiovisuales a las manifestaciones de ayer, estudiantes y sindicalistas y lamentar que como recién operado no convenía que fuera a quemar capitalismo, decidí darme un descanso largo, producto de la fatiga mediática, del cabreo originado por los sombríos comentaristas ignorantes y por el intenso dolor de la herida quirúrgica.

¿A quién se le ocurre operarse en día tan señalado, comentaran ustedes? Todo tiene su explicación, incluso las decisiones del gobierno tripartito de las derechas catalanas. Mi intervención estaba programada y como el asunto sanitario está como está, mejor no perder la vez, no sea que no llegue nunca la siguiente oportunidad. Por cierto me operaron bajo el influjo, evidentemente benéfico, de un crucifijo y de un cuadro de madre redentora. No me importó, ni a los sanitarios tampoco. Lo hicieron bien. Quedó una pregunta pendiente, ¿el concierto con el centro tiene rebaja con esos signos de acreditación, o no?

En esta última noche de doloroso insomnio y de intento de relajo se me ha ocurrido que en vez de manifestarnos en contra de las privatizaciones, de los recortes y demás amalgamas ideológico- administrativas que se nos quiere imponer por gentes carentes de lo básico humanamente hablando, les hagamos un corte de mangas y propongamos eso mismo pero al máximo nivel, por ejemplo se me ocurre lo siguiente:

¿Para qué tener una Presidencia de la Generalitat de carácter público, con todos los problemas de horarios, emolumentos, días de vacaciones, escoltas, chóferes, etc? Mejor seria que hiciéramos una concesión a una empresa para que se encargara del ir y venir madrileño, marroquí o el que sea y que contrataran directamente al socias del President en Polonia a efectos parlamentarios y de declaraciones públicas. De hecho, la reunión de gobierno no merece demasiada atención dado que allí nada se resuelve, no les cuadran ni las sumas. Ahorro generado, inmenso. Mientras tanto, el titular podría ejercer de presidente de La Caixa al módico sueldo de 3 millones anuales, cosa que su familia agradecería y, si tuviera la delicadeza de no hacerse una SICAV, el fisco también.

De hecho, algo idéntico podría hacerse con cada uno de los consellers y conselleries, pasarlos directamente a una empresa de consultaría, previo concurso manipulado, claro está, de forma que recayese en alguno de esos centros de conocimiento jurídico económico tan afectos a los entornos del actual tripartito. El ahorro, todo y lo caro que resulta actualmente la consultaría de íntima confianza, seria de órdago. No menos de cuarenta automóviles, chóferes, guardias y otros aparejos humanos y técnicos necesarios para que los actuales consellers digan las tonterías habituales y metan la pata cada tres por dos.

Para el Parlament, todo y la compleja organización que conlleva en encender y apagar multitud de lámparas, tampoco seria tan difícil acordar con el americano de los casinos que se encargara de la gestión parlamentaria. El hemiciclo es un lugar ideal para convocar tanto subastas, como espectáculos con piernas y no digamos ya el bar, en donde las mesas podrían cambiar su uso, simplemente con un mantel verde pálido. La cercanía del zoo ofrece además la posibilidad de incorporar la conserjería a bajo coste, con los recursos que nuestros primos chimpancés y gorilas ofrecen.

No crean que estoy todavía bajo la influencia de la anestesia, fue solamente local y no precisamente en la cabeza. Simplemente creo mucho más racional proceder a este tipo de cambios que obligar a la gente a que busque alivio para su salud en curanderos y brujas mediante seguros privados. O, dejar en manos de incapacitados políticos transformaciones tan delicadas como la educación o las universidades.

Si nos hemos de convertir en una especie de país Groucho Marx, empecemos por el principio.

Tal vez nos ahorremos esas inmensas manifestaciones de cientos de miles de asistentes en toda España, todos a favor de los recortes, de las privatizaciones y de una universidad a-lectora. Hasta ahora nadie ha salido a la calle para poner en duda el recorte, en cambio a favor, la rua está llena día a día. Como todos vemos simplemente con asomarnos a la ventana.

Lluis Casas quitándose un peso de encima.

viernes, 2 de marzo de 2012

EUROVEGAS, MAQUILA CATALANA



LA MAQUILA CATALANA: Bienvenido Mr. Adelson trató de los jacarandosos negocios que se traen entre manos el Enviado de Sam Gincana y el president de la Generalitat Artur Mas. Seguimos con tan recurrente asunto: el sheriff de Las Vegas, un conocido mío de cuando compartía amistad con Frank Sinatra, me llamó hace unos días al saber que en Barcelona había posibilidades de implantar un gran centro de ocio y juego. El hombre, un tanto simple, estaba preocupado por el futuro de su trabajo. Si Barcelona se convertía en el gran centro de atracción de tamaño negocio, su puesto de trabajo, altamente rentable en sueldos, comisiones y regalos, podría verse afectado. Y eso no sólo le preocupa, sino que ya ni duerme, el pobre.

El hombre quería saber cómo andaba el asunto y si la información publicada reflejaba o no la realidad. Como disponía de mi teléfono secreto tuvo la ocurrencia de llamar y preguntar. Yo simplemente le pasé los correos electrónicos de don Artur y de doña Esperanza, advirtiéndole que ambos eran unos bocazas de tomo y lomo. Ya se apañaran, pensé.

En estas, también desde Parapanda me llega la pregunta, ¿qué piensas de EuroVegas? Y, claro, en este caso no puedo escurrir el bulto como con el sheriff.

En primer lugar y para tranquilizar al lector que me desconozca, diré lo de aquel vasco: soy contrario. Pero a continuación les describo lo que pienso para no cerrar el asunto un tanto precipitadamente.

En primer lugar, la información difundida hasta ahora es más bien poco clara y muy contradictoria. Empezó con el juego a lo bestia y todas las actividades que se generan a su alrededor (y que me abstengo de calificar, no sea que se me vaya la mano) y ha ido transformándose en centros de convenciones, residencias, campos de golf y otras instalaciones más bien vistas que otras. En fin, de hecho no sabemos exactamente de qué estamos hablando. Eso es ya un punto en contra.

En segundo lugar hay el empresario impulsor de la operación. Un hombre que de ejemplar no tiene mucho y que es seguido de cerca por diversos presuntos delitos de orden económico allende los mares. No podíamos esperar cosa distinta de alguien que vive de lo que vive, por muy anciano que ya esté. Una inversión y el inversor son cosas que van juntas y empaquetadas. No hay buena inversión, sin un buen inversor. Y al revés.

Tercero, dicen los medios que el hombre ha puesto encima de las mesas (al menos dos mesas, Madrid y Barcelona) ciertas exigencias que son como mínimo curiosas. En síntesis y para ahorrarme repetir lo que está en todos los medios, quiere saltarse a la torera la normativa indígena en aspectos un tanto relevantes. De ellas, solo quiero remarcar la financiera: el inversor quiere el aval público a su inversión. Un detalle que anuncia que en realidad más que inversor se trata de un negociante. Eso tan bonito de mister Woody Allen: toma el dinero y corre.

Cuarto, es bien curioso que aparezca tamaña inversión, con miles de puestos de trabajo, justo cuando el paro está por las nubes y los políticos al mando andan faltos de buenas noticias. Aunque, claro, hay que especificar que un proyecto de estas características no suele tardar menos de siete u ocho años en hacerse efectivo. Ya con el ciclo económico definitivamente hundido o recuperado.

Quinto. Existe un precedente de algo muy parecido en Los Monegros, operación que sorprendentemente había desaparecido misteriosamente de los medios hasta ahora: ese proyecto a pesar de todo lo hecho normativamente para facilitar la inversión se ha ido a no se sabe dónde. Proyecto, inversores y tutti cuanti. Y no cito más que de pasada al gran García Berlanga en Bienvenido mister Marshall como referente.

Sexto. ¿Don Artur tiene un modelo económico para el país y para el área metropolitana? En ese modelo, un centro de juego, de convenciones y todo lo que trae consigo encajan y lo impulsan, o son, precisamente, el tipo de negocio que impide un desarrollo alternativo basado en la inteligencia, la tecnología, la investigación y la producción de alto valor añadido. Es una pregunta que algunos consideraran retórica si son partidarios que coger lo primero que pasa, pero que a mí me perece capital. Si hemos de ser en el futuro camareros, maîtres, o encargados del bacará es una cosa. Si nos interesa la ingeniería, la biociencia o los servicios avanzados, es otra.

Séptimo. La estructura de nuestro PIB ofrece ciertas peculiaridades, un peso muy importante del turismo de masas, con un balance bastante poco conocido entre costes y beneficios. Ese sector necesita ciertas reestructuraciones de calado para hacer el negocio más claro y más consistente, no queremos Lloret porque es molesto y no tiene futuro. En cuanto la costa mediterránea mirando al sur recupere la paz y la estabilidad, en cuanto la costa mediterránea del Adriático gane impulso, ¿qué quedará para los doscientos mil LLorets españoles? Tal vez el turismo deba actuar antes de que le pille el pinchazo del globo, como ha ocurrido en la construcción. Por lo tanto, ojo a las inversiones que aumenten los riesgos de monocultivo de un producto al que amenaza mucha oferta alternativa.

Así que, para no alargarme, solo unas recomendaciones: veamos que ofrece de verdad el inversor americano, veamos si nos conviene y dónde, asegurémonos que no vamos a importar capital y otros negocios de nula transparencia y seamos calmos. Quedan algunos millones de años por delante, no los estropeemos del todo.

Lluis Casas jugando con la ruleta rusa.

Posdata. CUANDO LA POLITICA SE CONVIERTE EN MAL TEATRO

Estamos asistiendo día a día a la representación de una mala obra de teatro y obligados, además, a permanecer sentados y atentos a la birriosa, vergonzante e irresponsable representación.

Me refiero, claro está, a esa especie de sainete en versión porno duro (por la simpleza de la cosa) que el mal gobierno catalán de CIU ha establecido o ha sido obligado a establecer con el tercer, con perdón, miembro del tripartito de derechas, el subyacente PP de Catalunya (nombre basado en un oximoron evidente).

Los autores, que son multitud, de ahí probablemente la bajísima calidad del guión, nos ofrecen acto tras acto una repetición de los culebrones que por la TV nos adormecen por las tardes de frío. Hoy uno es el bueno y el otro el malo, pero mañana será al revés, hoy me engañas tú, pero mañana yo, hoy yo hago ver que cedo, mañana tú harás ver que te he vencido, y así toda la obra.

No es que no sea interesante esperar cómo termina el conflicto entre dos (tres) organizaciones de base ideológica coincidente (sobre todo ahora), pero de estridentes banderas contrarias, dos nacionalismos de boquilla. Pero a pesar de ese interés, la duración de la obra genera en los sufridores espectadores algo más que aburrimiento, vergüenza.

Todo eso acontece no durante el festejo de carnaval, o el día del tío Pep en Valencia, en medio de la charanga, el cachondeo general. Todo eso ocurre en un país en gravísimas circunstancias económicas, sociales y políticas y en trance de ruptura con un sistema democrático basado en el acuerdo, el pacto y el modelo de costes y beneficios a reparto más o menos equitativo.

Si esos dos, que son tres, son capaces de tamaña desvergüenza, comportándose como energúmenos mentirosos, ¿que nos depara el inmediato futuro?

A medida que la crisis se ha endurecido, al paso de una política económica fatalmente errónea, con una tozudez de aplicación que no desmerecería al burro català, la falta de sensibilidad, de humanidad y de todos aquellos componentes positivos del ser humano y político se hacen día a día más que evidentes.

El gobierno catalán de izquierdas, tratado como si fuera un despojo durante sus siete años de actuación, nunca llegó a los límites en hoy nos movemos y eso utilizando la vara de medir que los medios del poder económico aplicaron. No tenemos gobierno de los mejores, no tenemos ni siquiera un gobierno. Tenemos unos trileros de las ramblas instalados en la Plaza de Sant Jaume, mientras la realidad cae a trozos.

No es creíble un acuerdo entre CIU i el PP en los términos en que el PP se comporta, pero CIU prefiere ese mal socio por dos razones que nada convienen al propio país, la primera es la recuperación y permanecía en el poder. El verdadero objetivo de siempre de CIU. CIU nunca ha gobernado de verdad, sino que ha creado una estructura política basada en el caciquismo social y territorial para su propia permanencia y aprovechamiento. El segundo motivo es que sigue pesando más la ideología derechista, cada vez más decantada hacia su extremo, que la hipotética creencia en una Catalunya independiente o de creciente autonomía. El pacto fiscal, un elemento puramente electoral a sabiendas se irá reduciendo a mediada que pase el tiempo a algunos millones de euros más (que obviamente no vamos a rechazar), pero para eso no hacía ninguna falta tamaño gasto de saliva y papel, así como de ánimo nacional o cultural.

Hoy día, CIU está tan supeditada a la acción combinada del PP en Madrid y en Barcelona que se va pareciendo cada vez más a una marioneta afónica y esclerótica. Por suerte para ella delante hay poca cosa, dado que dos de los tres partidos de izquierda sufren el síndrome del perdido en el desierto.

Las cosas están llegando a un punto que incluso elementos fundamentales de la esencia nacionalista de CIU pueden pasar a mejor vida por la presión pepera, la lengua, la escuela, la cultura (en su versión más elemental, puesto que la cultura con mayúscula ya ha sido cedida).

Me gustaría poder asistir, antes de mi entierro, a una sesión del Parlament en donde se llegara a las manos, es un decir. En donde se hablará claro y con la contundencia necesaria para hacer desaparecer esa falsa tranquilidad o seny con que el Parlament vive o vegeta.

De la calle ya se encargaran otros.

Lluis Casas, agitador compulsivo.