lunes, 28 de enero de 2013

LINCOLN Y ESTAR ATAPEÏT


Este enunciado más parecido a un concurso periodístico sobre palabras cruzadas no es un truco, dada la evidencia del estilismo acusado del personaje presidencial que representaba todo lo contrario al “atapeït” [lleno, repleto] catalán. 

No hay, pues, más causa en la coincidencia que querer expresar dos cosas a la vez aprovechando que las ideas están ahí y no se han ido. Fenómeno cada vez más habitual por lo que respecta al firmante y a su intimo pariente en las letras. Incluso, debo confesar,  he llegado a intentar la utilización de la tecnología que ofrecen los llamados móviles (nombre que proviene probablemente de la facilidad con que desaparecen del bolsillo del propietario) para gravar in situ, es decir allí en donde aparecen o surgen las ideas, un breve resumen para recuperar después con mayor calma e intentar expresarlas por escrito. Como si dijéramos al estilo rumiante, sabio animal. Vano intento, pues cuando aquellas se dan por presentadas, el desmemoriado no recuerda la existencia del instrumento tecnológico o bien, usándolo oportuna y adecuadamente, deja la inspiración inscrita y olvidada en la memoria “mecánica”. Meses después suele ser sorprendido por su propia voz expresando un conjunto de frases que han quedado periclitadas o simplemente ya incompresibles.

Pienso que hay que volver al secretario humano que actúa de acompañante y consultor. Un Dr. Watson, por ejemplo, seria extraordinariamente útil. Incluso ahora con la epidemia de gripe.

Después de este introito un tanto desvariado, vayamos a por leña.

Lo de Lincoln va por el film del todopoderoso Steven Spielberg que nos ofrece en estas fechas tan cercanas a los Oscar. Un film histórico, en el buen sentido del término, perfectamente logrado desde el punto de vista cinematográfico y que enlaza en la oficial historia del asesinado presidente. Ahí está la parte de la crítica más sólida de la película.

Nuestro siempre loado y clarividente líder, residente en Parapanda, lo ha puesto en evidencia aquí mismo y Vicente Navarro en otros artículos recientes que pueden encontrar en su blog (http://www.vnavarro.org), describe con abundante información lo que la historia oficial y hollywoodense siempre nos han escondido, el carácter social del pensamiento y de la acción política de Lincoln y sus relaciones con los movimientos  (ahora diríamos de izquierda, socialistas, etc.) de transformación de su tiempo. La guerra de la secesión no solo fue una guerra contra el esclavismo, tuvo sus raíces en la emancipación humana, en los problemas sociales y, claro está, en el poder del estado.

En resumen y para incitarles a ver el film, que vale la pena a pesar de esos costosos 10 euros que puede llegar a costar, una buena revisión del nacimiento de una nación, muy alejada de la versión muda de D. W. Griffith, también muy recomendable.

El otro asunto tiene un mayor coste explicativo. El “atapeït” catalán suele estar asociado al estado resultante de una buena comilona, bien acompañada con los líquidos correspondientes. Coincide también con el leve y disimulado gesto de desabrocharse el cinturón para dar aire a la hinchazón estomacal. Es un término que se utiliza cuando ya bien rellenito el colectivo de la mesa, alguien propone o pone directamente sobre la mesa un segundo postre llegado por sorpresa. Todos exhiben su buena educación y su hipocresía gustativa alardeando que ya no pueden más, que están “atapeïts”, rellenos a reventar y niegan por tres veces lo ofrecido. Hasta que aceptan gustosos  y entusiasmados a la cuarta vez.

El “atapeït” es un estado ambiguo, un poco mentiroso, muy burgués. El individuo o la colectividad “atapeïda” saben que nada más necesitan para colmar el hambre o el disfrute, pero saben también que  en cuanto surja la oportunidad volverán a caer en la tentación.

La expresión cuadra a la perfección con el estado, esta vez, mental de una buena parte de los residentes en Catalunya a propósito del infinito debate preeminente del dret a decidir y de la gran variedad de cosas que le cuelgan. Es tan exclusiva su presencia en los medios, tanto los producidos en la misma Catalunya, como los llegados de la capital ex federal, que el hartazgo está al llegar, en consonancia con el “atapeït”, se trata ahora del “n’estic tip”. El hartazgo exige una reacción de rechazo clara y contundente, pero mientras eso llega, hoy estamos más bien “atapeïts”, en espera de si la llegada de algún artículo hasta ahora discretamente escondido da por bien finalizada la tarde que empezó antes de las dos del mediodía y podemos despedirnos o quedar para otro día en buen estado y placidamente adormilados.

Esa distancia entre el hartazgo con su reacción y el “atapeït” con la suya es una fina línea que asemeja al filo de la navaja. Si el enredo actual no consigue encontrar una solución o al menos, una forma de debate y de pugna política que sea bien comprendida y susceptible de ser asimilada por la ciudadanía, no seria yo quien especulase con las posibles derivadas.

En este asunto, la mayoría del instrumental político y, en parte social, no han acertado con los tempos que merece un problema de estas dimensiones. El ahora ya, que ya es hora, todo y comprensible implica una velocidad de riesgo, de frustración, de cansancio o de pura reacción sin sentido, pero con consecuencias graves. El esto nunca toca, ni tocará, lleva al mismo camino. Como la estrategia de si no quieres una taza, allá van dos caldos. Método muy imperial, muy de realeza hispánica, que ha dado resultados tan esplendidos como los tres últimos siglos de nuestra historia no es de aconsejar, ni de repetir. Al no irresoluto, la historia responde con la evidencia del error. Tiempo al tiempo.

En estas estamos, a fe mía. “Atapeïts”, en la última confianza de que alguna puerta se abrirá con el apreciado último manjar y con sentimientos resurgentes tirando hacia el hartazgo más clamoroso.

Mientras llega lo uno o lo otro, eviten las comodidades inoportunas, no se vayan de la mesa, no se aflojen los cinturones, controlen la lengua, administren la rojez de las mejillas, síntoma inequívoco que lo que hagan va a estar equivocado. Calma y reflexión. Nos quedan todavía algunos miles de millones de años de dulce Sol por la mañana.

Lluís Casas et alias.

ZORRAS GUARDANDO GALLINAS


No  es de música de lo que se trata, sino de la realidad que viven los ciudadanos de este país y el tratamiento que esta encuentra en los medios políticos e institucionales (con las excepciones ya conocidas).

No es ya una crisis que nos traslada a 6 millones de parados y subiendo, cifra que se refiere a lo que se quiere saber, que paulatinamente envejecen en la inútil búsqueda de algún tipo de futuro.

No es ya que la guerra interna en CIU y en el PP hace aparecer toda la podredumbre real contenida en sus negocios sucios, que bajo la cobertura más o menos oficial se halla en la corrupción y en la financiación partidista (otra vez con las excepciones que ya conocemos, pero que por pura casualidad nunca se citan).

No son ya unos euros de más o de menos, ahora afloran por arte de birlibirloque 22 millones de euros (3.700 millones de pesetas) que yacen en propiedad del contable del PP y hombre más cercano al gangsterismo de Chicago que a los más conocidos trapicheos relativamente habituales en las empresas. Si este pájaro acumuló 22 millones, ¿de qué cifra de financiación extracorpórea estaremos hablando? ¿Y de cuanto tiempo? Los porcentajes famosos que irritaron un día al hoy mal President Más cuando un Pasqual Maragall citó un 3% como el factor de desequilibrio político de CIU entre lo que decía y hacía, ¿no serán incluso mayores?

Si fuera así, deberíamos hablar de una verdadera economía de la corrupción en toda regla que afectaría no solo al sistema político, sino al complejo mundo financiero, empresarial e institucional. Si el perdón de los pecados fiscales establecido por ese pequeño monstruo de Montoro tiene algo que ver con el chantaje o gesto de amistad hacia Bárcenas, el asunto se acerca a un gobierno instaurado bajo el puro dominio del delito.

Si es así se comprende mucho mejor la enorme dificultad de evitar la evasión fiscal, se entiende más el complejo sistema que hace que las empresas en cuanto se acercan a los seis millones de euros de facturación frenan su crecimiento (evitando así mecanismos de inspección), se aclara el aguante de muchos empresarios que no alzan la voz frente a la falta de financiación bancaria. Todo ello formaría parte de esa economía de la corrupción que aparece ya muy extensa y perfectamente defendida, si no fuera por las guerras internas a los grandes partidos que hacen aflorar más porquería que la judicatura y la policía.

No es ya solo ese corretaje habitual entre algunos, no olvidemos al ¿aun? alcalde de Sabadell, que mediante un sistema mixto entre la familia y el ayuntamiento se ha hecho toda una fama y alguna otra cosa. Las cifras apuntan que la fuente no está solo en el corretaje, sino en la aplicación legislativa a favor de unos u otros y los cobros por ello. De eso, un Duran Lleida puede saber más de una cosa, al albur de su consistente apoyo a determinadas empresas que demandaban y ahora disfrutan de buenas subvenciones públicas que eliminan los riesgos que sus operaciones conllevaban. No les hablo del caso Pallarols, bien conocido, más que bien, intimamente conocido tanto por el gran augur de Parapanda, como por este que firma.

No es ya el barullo montado en el Parlament  en bien o en mal de un acuerdo políticamente inútil, aunque comercialmente interesante para algunos proveedores. Incluso en eso, aparece el tratamiento de baja estofa hacia el ciudadano que ha votado independentismo y que se ha visto forzado a contemplar maniobras que tienden a la nada.

En fin, la lectura, visionado o la escucha de los medios de comunicación nos ofrecen una situación política que supera en gravedad a cualquier comparación con la maltratada economía ciudadana. Tenemos al mando de las gallinas muchos zorros, que a la vista del lobo se tornan avestruces ocultando la cabeza en un agujero del suelo. Esperando además que las gallinas se queden tranquilas y satisfechas.

Esos zorros van a ser devorados con el tiempo y el daño que cometen va a llevarse no solo zorros por delante. Posiblemente el corral también.

La crisis económica y ahora política puede forzar a una situación de enorme riesgo que requiera elecciones. No me atrevo a augurar el porcentaje de abstención que eso generaría y las derivadas que implicaría para el conjunto del sistema institucional.

Para completar el panorama, hagan ustedes cuentas para establecer donde está el recambio, donde está la base social y las hipotéticas cúpulas adiestradas para hacer frente a ese posible devenir.

Si quieren mi opinión, la repetiré ahora con más seriedad:
La primera es que todas las CCAA del país deberían declararse independentistas del sistema político actual, no solo Catalunya, sino todas. Para reencontrase luego en algo distinto.

Lluís Casas pensando en Cartagena.

A VENDER QUE SON DOS DIAS: EL ICS, GRANDES OPORTUNIDADES EN EL CORTE INGLES.

A pesar de los pactos conocidos y los pactos secretos entre CIU i ERC, de los que esperábamos no solo la independencia, sino el freno a la venta de servicios públicos, vemos hoy en la prensa que la dinámica emprendida por el representante de la sanidad privada y a la vez, conseller de salud, sigue impertérrita.
El ICS, la empresa más importante de Catalunya, que cuenta con grandes hospitales y centros de atención primaria va a conocer su primera ruptura. Los centros enclavados en el territorio de Ponent, van de desprenderse de la estructura original y se convertirán, junto a otros centros concertados, en un consorcio de servicios sanitarios con capacidad decisoria propia.

El mecanismo ya había sido más o menos anunciado hace tiempo, aunque sin concretar los como, donde y cuando. El por qué siempre se ha sabido, con un ICS a pedazos la debilidad frente a la futura privatización o colonización por parte de empresas multinacionales (o simplemente inversoras) será más fácil. Por lo tanto, lo que pase en Ponent con los centros del ICS, será lo que ocurra en el resto.

Bajo el manto comunicativo de los costes públicos y del no nos lo podemos permitir, la conselleria de salud y su eminencia, el conseller, siguen en sus trece de enredar a la población, a los sanitarios y a todo quisque. Han dicho por activa y por pasiva que la oferta pública sanitaria es insostenible, mentira. Han dicho que los servicios públicos de salud son más caros que los privados, mentira. Han dicho que la calidad de las prestaciones públicas puede mantenerse o incluso aumentarse a través de la oferta privada. Mentira.

Los datos, hoy por hoy, son conocidos en demasía para mantener semejantes mentiras, que solo tienden a ofrecer a los amigos y socios grandes posibilidades de negocio a costa de:

-         la igualdad de acceso a la sanidad.
-         La reducción sistemática de las prestaciones.
-         La reducción imparable de la calidad asistencial
-         La laminación de la investigación en los centros públicos que ha convertido a Catalunya (y también a España) en uno de los más importantes núcleos científicos en salud.
-         El encarecimiento de los costes. A través de las desviaciones que la oferta privada maneja a su gusto y complacencia.
-         El despido masivo del personal propio y la contratación a precario por las innumerables vías que la ruptura del sistema laboral permite.
-         La creación de la necesidad artificial de contratar un seguro privado que complete lo que la oferta “pública y privatizada” no ofrece. Entiendan que las mutuas y aseguradoras están en el mismo ajo que los interesados en hacerse a cachos con nuestros centros públicos.
-         La pérdida de capacidad planificadora de la asistencia sanitaria y de sus derivadas sobre la morbilidad.

No alargo la lista y paso a insistir en que la realidad económica y asistencial en todo el mundo mundial refuerza la oferta pública de servicios de salud como la más igualitaria, segura, eficiente, barata y con calidad más que garantizada.

Un simple repaso al gasto per capita en salud ofrece un espectáculo maravilloso, en los países en donde el sistema público está en manos privadas, el coste es dos o tres veces más alto que en los que la administración pública es la ofertante de los servicios. Los mismos países coinciden con los que poseen más porcentaje de población al margen del sistema, o sea sin asistencia garantizada. Los mismos son los que terminan poseyendo dos ofertas excluyentes, la pública para los que no poseen recursos, limitada y de baja calidad y la privada para los que si pueden distraer de sus ingresos los pagos a las mutuas.

Incluso en España tenemos ejemplos recientes sobre el encarecimiento de los servicios así que se han puesto en manos privadas. Las noticias sobre los servicios sanitarios valencianos están todavía calientes en la prensa. A uno o dos días de distancia.

En fin, según mi modesta opinión, estamos, de nuevo, frente a un robo a mano armadas de las dimensiones de lo ocurrido con las cajas de ahorro y casi con los mismos beneficiarios.

Se preguntarán ustedes cómo es posible en el estado en que estamos: un parlamento imposible, un gobierno incompetente e incapaz, un partido CIU plagado de corrupción garantizada o presunta y un presidente a ojos vistas sentado sobre una bomba rodante, que se ofrezca a un público más que quemado semejante provocación. Pienso en dos posibilidades no excluyentes, la primera es que si no lo hacen ahora y rápido no lo harán ya nunca y los pretendientes se están impacientando en la sala de espera. La otra es la reducción de 4000 millones en los presupuestos del 2013 que no se si existirán o no, para resarcirse de las dos docenas de chapuzas con que nos ha regalado el gobierno, el euro por receta, la venta de ATLL, las tasa judiciales y lo que te rondaré morena. Sumen las dos y seguro que aciertan. La sanidad (no la salud, distingan términos) es el negocio del siglo. Para consolidar lo dicho les recomiendo una visita a la revista blog  www.cafeambllet.com, en donde las cosas se dejan muy clarito.

En bien de todos esto hay que pararlo: ICV-EUIA, ERC. PSC, CCOO, UGT, colegios profesionales sanitarios, asociaciones de vecinos, de consumidores y un etcetera tendente al infinito. Ara va de bó.

Una vez dicho lo anterior, hay que expresar que los servicios públicos, su gestión, su coste, su acceso, etc. deben estar siempre bajo una presión adecuada para que se mantenga allí donde los queremos y necesitamos. Si la permanencia en hospital en un determinado tratamiento puede reducirse, hay que hacerlo. Si es posible reducir el número y el coste de las pruebas de diagnóstico hay que hacerlo. Es decir, la buena gestión es una tensión necesaria y positiva. Mantener la necesidad de que los servicios públicos de salud se mantengan en el área pública y no sean materia de negocio al por mayor, no significa que se apoye la obsolescencia en la gestión. Al contrario. Ojo al parche.

Lluís Casas y seis millones más 

Radio ParapandaEL AÑO 2001 (del libro de Fausto Bertinotti Las ocasiones perdidas)

martes, 22 de enero de 2013

SABER O NO SABER, ESTA ES LA QUESTIÓN


Frente a la exhibición de erudición económica que el líder absoluto del blog ha hecho estos últimos días se me han bloqueado las ideas y he tenido que darme una vuelta por el Keynesla Robinson y otros cuantos para recuperar la confianza en mí mismo.

El asunto tiene también su trascendencia en el ámbito musical, puesto que recibo a diario por parte del mismo ejecutor excelentes interpretaciones líricas que ponen a prueba lo que no poseo: oído musical. No es que no aprecie la música, sino que simplemente soy incapaz de reproducir tres notas concordantes con lo escrito por el autor.

De hecho, mi hipotética carrera musical terminó un día, a finales de los sesenta, cuando un niño de ocho o nueve años, con inmensas dificultades neurológicas y al albur de unas canciones colectivas, se me giró, me apunto a los ojos y me ordenó: tu, no cantes.

Debo reconocer que fue un consejo adecuado. Yo, solo, era capaz de estropear la interpretación del coro más completo que se pueda imaginar, no digo ya de colectivos menos profesionales, por lo que opté por abandonar mis escasas expectativas musicales y me dediqué a escuchar y a no opinar, ni por descontado a cantar. Si ha llegado el caso y en momentos de verdadera expansión solitaria, debo reconocer que unos gritos estructurados al estilo jazz band si los he dado. Pero siempre en la soledad del coche o en lo alto de los picos de Europa.

Deben reconocer, si a estas alturas continúan siendo mis lectores, que superar estas dificultades no es moco de pavo, pero como tampoco soy fácil de pelar me he buscado un caminito que sigue derroteros que pocos podrán cortar, de forma y manera que mi autoconfianza se refuerce, si ello fuera posible.

El asunto es que nunca hemos sabido en qué manos ha estado, está o estará la deuda española. Digo española para agrupar la cosa, cuando hay fracciones y fracciones que nada tienen que ver unas con otras: la deuda pública estricta, la deuda pública generada por la absorción o la garantía de la deuda bancaria, la deuda de las grandes empresas, la deuda de las familias y un etcétera que implicaría una capacidad clasificatoria equivalente a la de Linneo. Pues bien, cifras tenemos, incluso grandes agrupaciones por deudores tenemos, pero nunca hemos dispuesto de la clasificación e identificación de los tenedores de esa deuda y de los cruces y recruces que entre ellos se han establecido.

La cosa tiene su importancia para entender determinados movimientos en los tipos de interés que pagan unos u otros, en la calma chicha en que se ha instalado el tipo de la deuda soberana, en la inercia a pedir el rescate del gobierno marianista (inercia, estrategia o simple carácter galaico, vayan ustedes a saber).

De entrada, la macroeconomía española no está para pensar que la cosa se recupera. El paro sigue aumentando, el ajuste fiscal reduce los ingresos públicos y aumenta los gastos sociales, la reducción salarial lamina el consumo y si siguiera con la lista terminaríamos llorando desconsoladamente abrazados de forma inevitable a una botella de vino.

De lo conocido puedo hacer un resumen de un resumen: la deuda bancaria española (incluida la de las familias que yacía en manos de bancos alemanes, franceses y…) ha ido pasando de los bancos al estado federal y de este, otra vez, a los bancos españoles vía prestamos del Banco Central Europeo. Se ha hecho pública una deuda privada y se ha ido acumulando en las manos de la banca propia, rebajando así las preocupaciones en Alemania y Francia (y  en lugares desconocidos de la geografía mundial).

Tal vez esto tenga algo que ver con la tranquilidad demostrada últimamente por la prima de riesgo. La especulación financiera desatada durante dos años se frena porque ha sido internalizada a través del Banco Central Europeo y el Estado español. Los bancos españoles han recuperado su deuda esta vez como tenedores de deuda pública, a través de una financiación europea avalada por el estado español, con tipos de interés que garantizan unos excelentes beneficios. Una rocambolesca explicación que debe acercarse algo a la realidad.

El asunto no ha terminado, dada la enorme deuda privada preexistente y la debacle del PIB español. La relación entre deuda y PIB, sobretodo, crecimiento del PIB, es la variable estratégica. Si crece la economía el porcentaje de deuda baja, aunque nada se devuelva y los peligros de intereses altos o de la dificultad al simple acceso al crédito se esfuman. Por lo que hemos de estar a la espera de dos cosas, el crecimiento económico (sea lo que sea eso) o las rebajas de enero en el ajuste fiscal impuesto. En esto último es en donde las esperanzas galaicas y catalanas ponen su esperanza, después de darse cuenta de la vertiginosa e imparable caída de nuestra economía tratada a base de tijeras y paro. Como en casi todo, el tiempo determinará el qué.

Pues bien, así estamos: ¿quien tuvo la deuda y presionó con extrema dureza para el ajuste?, ¿quién tiene ahora la deuda y está a la espera de qué?, ¿Quién será el ultimo tenedor de la deuda en el inmediato futuro, según sean las circunstancias económicas y qué hará con nuestras vidas?

Se trata de listas que el Banco de España y los ministerios del ramo conocen. Unos nombres y apellidos que harían mucho por la revolución proletaria, estoy seguro. Tal vez por ello no alcanzan a llegar al público.

Lluís Casas en el refugio antiatómico

martes, 8 de enero de 2013

ESE BANCO DE ESPAÑA ...



Según el calendario actual, una adaptación cristiana del de Julio César, el año empieza el día 1 de enero. Así pues, el martes pasado fue ese primer día tan celebrado.

En realidad y dadas las circunstancias cambiantes que cada anualidad obligan a ajustar las fechas de las celebraciones paganas o no, el primer día del año es para mi hoy, Lunes siete de Enero, después del paso vertiginoso de los Reyes Imaginarios. Verdadera constatación del inicio de la vuelta al Sol desde el punto de vista humano. Al menos, por estos lares.

Si tienen dudas al respecto, probablemente comprensibles de entrada, analicen la prensa que va desde el 31 de diciembre hasta ayer mismo y a continuación vean y lean con atención los periódicos de hoy. No es que estén dotados de más y mejores páginas, no es que la calidad de la redacción de las noticias, comentarios, artículos, etc. haya aumentado, no es que las informaciones cubran más y mejor los acontecimientos locales, generales e internacionales. No, nada de eso ha cambiado mucho. Simplemente empiezan a reflejarse en el papel impreso, en las pantallas de TV, en los locutorios de radio lo que es noticia verdaderamente.

La noticia del año, por el momento y que aparece simplemente con abrir página, es de una importancia inmensa, con una trascendencia sobre la crisis enorme y con implicaciones políticas y penales de primer orden. Se trata de lo que dicen los inspectores del Banco de España a propósito del uso que la “dirección” del banco hace de sus informes, advertencias, etc. sobre el sistema bancario y sobre las cajas de ahorro. El asunto va desde las retribuciones abusivas del personal al mando de las entidades que han de ser supervisadas por el Banco de España, hasta las actividades financieras y comerciales que estas emprenden.

En síntesis, nuestros hombres de negro, advierten al ciudadano que la dirección del Banco de España y lo que le cuelga, ministerios adyacentes, presidencia del gobierno y otros, no han hecho el más mínimo caso y han permitido e impulsado con su inacción voluntaria la crisis bancaria y especialmente la crisis de las cajas, que ha sido el motivo aducido para su desaparición del mundo de los vivos.

Ya en otros artículos que yacen en la hemeroteca digital de Parapanda, advertía con insistencia e inutilidad de la vasta y basta operación de acoso y derribo de la estructura financiera tradicional en España, bancos y cajas al 50%. Unos con el negocio al por mayor y las cajas con el de proximidad y vecindad.
El asunto se lanzó hace años en la perspectiva que el oligopolio bancario se hiciese con la totalidad del negocio financiero. La actitud de solemne estupidez mercantil de la mayoría de las cajas, en especial sus elementos directivos técnicos, directores, gerentes, et. Que aprovechando la estulticia de los consejos de administración tan peculiares que disponían las cajas, se lanzaron a una competencia de poder que finalmente las ha llevado a la desaparición. Aunque algunas pocas, entre ellas una muy significada, resistieron el embate y siguen existiendo bajo apariencias sorprendentes y peculiares.

El Banco de España ha jugado en esta historia un papel relevante. Si hubiera actuado como debía y como le obligaban sus estatutos, las cajas hubieran rectificado su erróneo camino, pero los intereses de la banca estricta primaron y el Banco de España dejó caer a las cajas en el desvarío del crédito exterior y las inversiones locas en inmuebles y promociones de ladrillo.

Todos sabíamos que el banco de España no estaba cumpliendo con su obligación, hoy sabemos como, por qué y cuando. Al mismo tiempo que sabemos que este estado frustrado y este gobierno cargado de anabolizantes ha pagado millones de euros a empresas de consultaría extranjeras para que le dijeran el estado de cada uno de los bancos y cajas. Cosa que era sabida a la perfección dentro del banco a través de los trabajos de su inspección.

Es o no es materia penal el asunto, me pregunto yo. Y me respondo que claro que lo es y merecería un cataclismo político e institucional de primer orden.

Lluís Casas y otro más

viernes, 4 de enero de 2013

CATALUNYA Y SU LARGA LETANÍA


Me excusaran de tan prolijo título, surgido al aire del concierto de año nuevo en Viena (con el venerado Verdi como invitado) y esperando la marcha Radetzky (un concierto un poco rollo el de este año, francamente), o será tal vez la añoranza reciente de las largas conversaciones patagónicas en torno de si es a la izquierda o a la derecha. Al norte o al Sur. Arriba o abajo.

No crean que sean debates insulsos e inútiles. Para un miembro de la comunidad al norte del Ecuador, ahí en los entornos australes, hay cosas difícilmente comprensibles sin la ayuda concienzuda de maestros autóctonos con larga paciencia y completa sabiduría.

Por ejemplo ustedes dirían con acierto que el musgo crece hacia el sur en la corteza arbórea, de modo que el aprovechamiento de la energía solar por ese ser vivo y paciente nos permite orientarnos. Pues ahí no. Ahí crece al norte por las mismas razones, no por espíritu de contradicción, con lo cual algunas señales imprescindibles para tomar una buena dirección que no nos lleve a la sima o a la cima del fin del mundo son distintas e incluso contrarias. Vean, si dudan,  el asunto de la estrella Polar, inexistente ahí abajo (permítanme esta frivolidad física), aunque substituida eficazmente por la Cruz del Sur. No cito ya, por harto conocido, el fenómeno inexplicable para los no lampistas del giro inverso que los desagües australes imprimen a las aguas desechadas en el baño.

Así pues, atención a las señales habituales y ante todo preguntar. La respuesta satisfará la necesidad un tanto y completará una plática, esa si provechosa y dichosa, aunque también algo deshilvanada. Pienso que por ello más atractiva si cabe. Además en esos encuentros interesados por los que uno pregunta por el acceso fácil a la Bombonera, el estadio del Boca Juniors, siempre hay en la esquina o en el asiento contiguo uno que viene de Pontevedra o que ha estado viviendo junto a la Sagrada Familia, con lo que la conversación se hace íntima y fraternal. De ello no se desprende que uno pueda andar a su aire por las calles, sobretodo en el Buenos Aires querido. Una ciudad alejada ya de ese nombre en maleficio de sus sufridos vividores. Con unos 12 millones de residentes, mal contados, sin duda alguna, es más que probable que se encuentren ustedes cruzando una de esas avenidas interminables con nombre de día de calendario (siempre te pilla el cambio semafórico con el cruce por terminar) mientras notan a su espalda y a la altura de la mochila aquella mano tan generalmente conocida que busca lo que le es ajeno. O para dar un toque indígena al asunto, un profesional de la naturaleza que les espera en la plaza de Italia, concretamente en el jardín botánico junto a los baños (reducto ineludible del viajero) para insuflarles por la espalda un líquido aparentemente cercano a la cagada de un Boing con alas del cóndor pasa.

El hombre convenientemente vestido con la remera (camiseta) de la selección de Maradona hará todos los posibles para ayudarles a eliminar parcialmente la porquería (incluso dispone de una manguera y una conexión a la red de agua muy próxima a la zona de los ataques y un stock de pañuelos de papel bien provisto), al mismo tiempo que rebusca clandestinamente dólares, euros o lo que caiga desde algún recoveco poco controlado por las víctimas. Un asunto que si es superado felizmente se transformará en risas y en una veloz carrera al hotel a por pantalones, camisas y otros ajuares substitutorios de los que sufrieron el atentado. Por si acaso no sufran, no queda huella después del lavado.

Del mismo modo, no veo forma de refundir sintéticamente los próximos meses que se avecinan, de modo que los seis conceptos del enunciado forman lo que diríamos un entramado con incógnitas que se resolverán o no. Incluso al parecer de algunos, entre ellas pueden ser incongruentes e incluso contraproducentes. No lo negaré en absoluto. Solo lo señalo como muestra del complejo devenir inmediato. Si se tratara de una clase de algebra, probablemente, terminaríamos por concertar que hay demasiadas incógnitas para tan pocas ecuaciones y que el exponente de algunas raya lo imposible o lo incongruente si este concepto cabe en el mundo matemático. Pero como no estamos en el, sino en el de la política, hemos de dar un giro, no copernicano sino daliniano, a nuestro cerebro tan habituado a la lógica básica y entender que todo es verdad y posible y que nada concluirá como estaba previsto. En resumen y ahí vamos, nos estamos liando con los tiempos, los verbos, los adjetivos y los pronombres personales.

Si dudan, ciertamente una reacción de lo más humana y racional, deténganse en cada uno de los conceptos y vean su complejidad. Acérquense luego a entrelazar unos y otros y comprobaran que no me hallo tan lejos de lo cierto.

Catalunya, una imagen o varias imágenes. Esta es la primera pregunta. Pregunta reiterativa e incluso inútil a los efectos de las últimas elecciones que nos han mostrado un catalogo de catalanes bastante amplio y sin grandes hegemonías. Eso debería hacer penar, sin duda. Pero a los efectos de intereses partidistas y de complejos irredentos no hace falta, se lee lo que se quiere y se interpreta al gusto. Primer lío.

Lo que viene a continuación, siguiendo el orden que mis neuronas han establecido, es lo del nuevo gobierno. Una versión modificada del anterior basada también en un tripartito (qué cosas hay que ver y qué cosas hay que releer para dar cuenta de personajes que evaporará la historia), aunque ciertamente más dado a la izquierda y al “a que nos vamos”. Esas diferencias inicialmente remarcables a la francesa, se irán difuminando con el paso no de los meses sino de los días y la cosa se establecerá o no del mismo modo que la anterior en la que el PP hacia de bueno-malo según la circunstancia. Hoy ERC se complacerá en hacer lo suyo y provocar sustos y ataques de corazón y de cartera en las filas de CIU. La estabilidad y la coherencia del programa de gobierno están ya descontadas al modo que la bolsa hace cuando una empresa ya ha expresado por pasivo lo que vale.

El año, ya en plan de desgaste después de su primer día, nos presenta una situación económica y social tan abrumadora que sorprende que cada día amanezca. Seis i siete años de crisis galopante y creciente señalan probablemente los límites políticos para cualquier programa que no rompa con algunas de las exquisiteces que nos obligan a tomar la UE, perdón Alemania quería decir, el BCE, perdón el Bundesbank quería decir, los bancos, perdón , la banca alemana quería decir. Esto está ya más en el capítulo final que en cualquier otro lugar, lo que no sabemos todavía es el camino que van a tomar electores y no electores así que se les termine el ahorro, la ayuda familiar o cualquier esperanza de emigración. Un 2013 que todo apunta a que hará honor a ese 13 final. No se lo pierdan pensionistas.

A continuación viene a cuento hablar de algo que, al menos en Catalunya, no representa problema alguno: la capacidad democrática de que podamos decidir si sí o si no. En este asunto está pasando lo que siempre pasa. Catalunya pone el problema, el resto (de qué) pone los problemas y el asunto deriva las más de las veces en cambios substanciales para todos. Ahí está esa vertiginosa puesta al día federalista del PSOE y de algunos sectores del PP que apuntan bien al senado y a la financiación. Cosa ya reclamada desde tiempo atrás des de Catalunya. En todo caso, el calendario marcha a su ritmo y no es de prever que los días se alarguen y den mayor margen. El tiempo perdido en defender el imperio del diecisiete, nos aportará un coste complementario. No será la primera vez, ni la última que el problema catalán cambia es estado español. A ver.

Lo que viene parece más un cuento infantil que un comentario inteligente. Recuperación económica, parece que algún optimista o simplemente mentiroso compulsivo establece el fin de año como el momento para brotes verdes. De más verdes han madurado en otoño. Pero a la vista de lo que se ve y en espera de lo decisivo, las elecciones alemanas, el presente año no dará más frutos que para la banca, como siempre. La ocupación, el crédito, el consumo familiar, la inversión productiva, esos conceptos esotéricos al parecer del neoliberalismo especulativo, están en fase de congelación profunda u no hay a la vista energía disponible para proceder a activarlos. ¿Por qué será?

El rescate es lo último que se me ocurre nombrar. Rescatada así o así, lo está Catalunya y la mayor parte de las CCAA. El gobierno central intenta por todos los medios que se le ocurre retrasar la medida que le afecta hasta que no haga falta (tal vez por la desaparición de los residentes o por algún influjo de las meigas), pero es absolutamente seguro que Rajoy no quiere pagar la factura personal y política por el rescate. Piensa con acierto que le resulta mejor que apujinen otros. Y no lo hará a menos que…

En cambio, Catalunya está a los pies de la tesorería federal. No tiene un duro, no puede pagar ni la nómina y tiene cortado el acceso a todo crédito nuevo. Esa debilidad, que la reforma fiscal pactada por el actual tripartit, quiere reducir, es el telón de Aquiles del gran objetivo de la nueva legislatura. Una leve presión desde Madrid lleva a Barcelona a una presunta quiebra pública. ¿Quien se atreverá, unos u otros? Lo que me lleva a pensar que la salida del fallido estado español se hace desde el crecimiento, no desde la crisis. A menos que…

Lluís Casas, todavía a la espera de la dichosa marcha vienesa. Espero que valga la pena.

miércoles, 2 de enero de 2013

SOCA(V)(BR)ÓN


Al hilo del despiste general que implica la Navidad y el año nuevo, con el alargo eléctrico añadido de reyes, omito todavía mi reingreso en las calamidades de casa, de Europa o del mundo y me remito a mi experiencia reciente en el uso de esa actividad inhumana que es el turismo. Actividad agotadora donde las haya y en la que caemos reiteradamente unos u otros cuando la economía doméstica o las amistades nos facilitan el asunto.

Tengo la opinión que el turismo, o de forma más genérica el viaje, es como el parto o la antigua mili: duele, pero se olvida y reincides sin darte cuenta en ello, recordando solo los aspectos vibrantes del asunto y olvidando el resto, un 95% aproximadamente.

Uno está hecho así para los desplazamientos habituales de los sólidos testudos, lentos, cercanos, conocidos y de fácil retorno. Pero la vida es la que es y resulta imposible desobedecer órdenes familiares y fortificarse en la sala de lectura para siempre.

Así que a lo hecho pecho y a esperar que el recuerdo de esfuerzos, trompicones, maletas perdidas y aviones atestados se diluya lo más lentamente posible. Deo gratias en estas celebraciones.

Lo de hoy, si es que cabe como actualidad, es el comentario sesudo sobre la política keynesiana que he observado en las calles del Buenos Aires querido, ¿cuando te volveré a ver?.

Si ustedes hacen un pequeño esfuerzo intelectual entre turrón y turrón y esperan con la copa llena de cava a que la memoria reemprenda alguna función útil y que el estómago lo permita con aquiescencia, estoy seguro que les vendrá de inmediato el recuerdo del efecto benéfico que tiene en la economía cualquier actividad por inútil que sea que tienda a crear trabajo y a retribuirlo. Aun a costa de impuestos o de deuda pública.

Dice la leyenda que el peculiar Lord Keynes afirmaba que en la depresión un grupo de trabajadores podía hacer agujeros y a continuación otro equipo taparlos. El resultado maravilloso era el crecimiento, la expansión, la reducción del paro, el ascenso del consumo y el consiguiente cabreo del paseante por las zonas afectadas. Consecuencia tendente a animar las almas aletargadas por el mal comer.

La cosa no es tan simple obviamente, pero tampoco mucho más complicada de lo que imaginan algunos. Pongo no a dios por testigo, sino a un más cercano, Paul Krugman, al respecto de la bonanza imprescindible del gasto público para substituir al influjo privado cuando este se va de vacaciones a paraísos fiscales.

Pues bien, como demostraran un par de fotos adjuntas, en Buenos Aires se aplica el método a conciencia y con un desparpajo que asombra y produce caídas con resultados fatales en ocasiones, tal que a la vez que se anima al sector de la construcción, se impulsa también el de la salud y el de la farmacia de guardia.

Esto que resulta tan simple así que uno se aleja del FMI y de los adláteres de la UE y de una parte consistente del BCE, se vuelve misterio y pecado cuando algún país europeo intenta reanimar la economía en base a la creación de ocupación y a costa de los dineros que tienden a escapar por las cloacas sin peaje de bancos centrales y ministerios de economía.

Cierto es que la Argentina de hoy no resulta ejemplarizante en más de una o de varias cosas, pero como el ejemplo no es único en Sudamérica, tiendo a pensar que el error, o más bien el influjo ideológico y de poder está más en este oriente del occidente americano que en otro sitio. Pensar simplemente en el amigo americano y sus intensos sufrimientos para reimpulsar su ocupación a pesar de la estulticia interesada de los republicanos, un partido que ha hecho un salto de tres siglos hacia atrás, no hace más que reforzar mi convencimiento.

Para su ilustración ahí va el sistema porteño y la advertencia que si cruzan la avenida del Libertador desde la estación del Retiro vigilen a la altura de los 150 metros un socavón de más de veinte centímetros de altura y de medio metro de anchura que el equipo de zapadores dejó abierto y olvidado. Puede ser que si miran atentamente vean las señales y los restos del pie izquierdo de un turista barcelonés empeñado en seguir las instrucciones del plano y no en atender debidamente las labores keynesianas.

Lluís Casas, mientras se recupera del jet lag mi com