domingo, 29 de septiembre de 2013

LOS RECORTES EN LA SALUD DE LOLI

Las persones con cierta información sobre los sistemas de salud y sus consecuencias en términos de gasto, de eficiencia sanitaria, de bienestar social e, incluso, de rentabilidad económica o productividad, conocen desde hace muchos años la enorme ventaja de aquellos países que basan sus sistemas en la acción pública y dejan en términos marginales las aportaciones de aseguradoras o de centros privados.

Ello es así indefectiblemente y a pesar de las proclamas neoliberales totalmente auspiciadas por el negocio privado, ajeno en profundidad a las preocupaciones sociales o sanitarias. Tampoco al mundo de la sanidad privada le preocupa lo más mínimo el coste de los servicios que proporcionan, si es el caso que recibe los fondos de la administración. Aunque tampoco le atañe mucho si estos provienen de los seguros privados, con los que tienen intimas y concupiscentes relaciones para evitar que los inocentes asegurados vayan con enfermedades caras a sus hospitales o centros de salud. Hay ahí desvíos ocultos hacia lo público, hacia la caridad o hacia la negación de asistencia.

Con una simple mirada a las cuentas de los USA, el imperio,  nos da la clave. Allí el gasto sanitario (la suma del gasto público y sobretodo el privado en el que se basa la mayor parte de la asistencia sanitaria) supera en dos dígitos al de cualquier país con una sanidad pública que merezca tal nombre. Y eso que 40 millones de estadounidenses no poseen acceso a la salud.

Ejemplos a montones e incluso un film de Francis Ford Coppola, “The Rainmaker“, aquí denominado “En legítima defensa”, con un Matt Damon primerizo. Según Wikipedia, Coppola filmó uno de sus filmes más emotivos con la adaptación de la novela de John Grisham  (con Matt Damon, Claire Danes, Danny DeVito, Danny Glover y Jon Voight. Un drama judicial sobrio y emotivo con el que Coppola cierra los noventa.

Desde los foros Internacionales que han conseguido mantenerse ajenos a las propinas que llegan y llenan los bolsillos de los agentes comprables, la unanimidad es flagrante: la salud es un bien básico que ofrece los mejores resultados económicos o sanitarios si se ejerce desde el sector público. Ya no cito las farmacéuticas por exceso de material.

Pero a pesar de todo, no es de eso de lo que quiero informarles. Lo importante es que les explique qué ocurre cuando uno es víctima de los recortes sanitarios, se trata de uno, más bien una, persona concreta que conocemos muchos residentes y visitantes de la ciudad de Badalona y de la que ustedes tienen constancia en dos artículos anteriores. No es lo mismo hablar en genérico que tratar un caso concreto, con nombre y apellidos, familia y voz. Las cosas son mucho más rotundas cuando a lo general se le pone una imagen concreta, una imagen humana.

Pues bien, como ya saben, el gobierno catalán y el español están metidos en la cruzada del recorte sanitario y como tal cruzada genera víctimas y forma verdugos. Unos verdugos son totalmente voluntarios e intensamente vinculados y partidarios del recorte sanitario (siempre que sea a otros, como hacían los gobernadores de las SS que impedían a la población alemana del este huir frente a la llegada del ejército rojo y lo hacían desde Berlín a donde se habían “trasladado” oportunamente ellos y sus allegados), otros son verdugos sin querer serlo, por tener la obligación de atender a la población en sus males y derivarlos a los espacios siderales en espera de la llegada de los extraterrestres.

Las víctimas también son variadas. Desde las que tienen poco problema por su espléndido estado económico, hasta los que tienen que restringir incluso la medicación así que esta tiene unos valores de cierta importancia relativa. Relativa a los ingresos reales de los afectados. Si un enfermo crónico sobrevive con 500 euros al mes, la medicación puede suponer una cifra inasumible. Y si además estamos hablando de tratamientos tecnológicos o químicos de cierta relevancia, la cosa se pone fea.

Nuestra Loli, además de sus aventuras hipotecarias e inmobiliarias, de la que salió vencedora, es una paciente enferma crónica y de tendencia a peor. Ya me entienden. Requiere asistencia habitual, internamientos incluso largos (incluida UVI) y, como he dicho, medicación cara, muy cara.

¿Qué significa para Loli el recorte sanitaria?, Pues bien, ni más ni menos que la reducción de su esperanza de vida, Así de rotundo. Con el aditamento de otra reducción en su calidad de vida, que se degrada por falta de la farmacología a la que tenía acceso hasta hace poco. Loli está hoy pendiente de rápidas degradaciones de su estado, cuando antes podía mantener largas temporadas de estabilidad. Los médicos que la atienden simplemente le explican que ese producto maravilloso que la mantenía en un cierto estado de bienestar y que le suministraban mensualmente, solo es accesible hoy cuando aparece por el centro en estado de máxima alarma. Loli roza permanentemente el límite vital cada día, pendiente que su enfermedad dé el salto o no.

A pesar de ello, Loli sigue con su solidaridad para con los afectados por la ley del talión hipotecaria, aunque ha debido reducir su actividad en beneficio de su ajustada salud. Cosa que, sorpréndanse, algunos afectados no terminan de entender. Los de la ley del talión expanden la infección insolidaria.

Cuando en la prensa, en la TV o en la boquita interesada del conseller de salut vemos u oímos de mayores recortes, recuerden a Loli. La prensa, la TV y la boquita interesada del conceller de salut nos están diciendo que reducen la esperanza de vida, que rebajan la calidad de vida, que eliminan fármacos y tratamientos básicos de personas que viven a nuestro lado. Lo de la rebaja sanitaria no es un concepto económico, o no lo es solamente. No es una cuestión presupuestaria. Es la supervivencia digna de las personas de nuestro entorno que necesitan y les impiden mantener una vida medianamente aceptable y con ciertas esperanzas de futuro.

Hagan un ejercicio cristiano, ahora que el Papa de Roma ha bajado a la tierra (me lo ha dicho el jefe del blog y a él hay que creerle en estas cuestiones de fe divina), e imagínense ustedes haciendo cola en el centro de atención primaria o en las urgencias del hospital correspondiente en trance de pasar a mejor vida o, para no exagerar (que no lo hago) a pasar a peor vida. Por unos dólares o unos euros que se comen otros menesterosos al que el gobierno debe atender, los defraudadores fiscales, las grandes empresas que eluden los pagos a hacienda, los huidos despavoridos en los paraísos fiscales, la banca estúpida que pagamos entre todos y así un etcétera que me pone de los nervios.

Así que Loli aguanta ¡haremos que vengan tiempos mejores!

Lluís Casas y ochenta más



viernes, 27 de septiembre de 2013

GRACIAS, MAJESTAD

Desconozco el tratamiento formal que se atribuyen los reyes de Holanda, por ello opto por lo obvio, esperando que les complazca la expresión que no es sino una simple alusión.

Debemos agradecer indirectamente al rey de Holanda su sinceridad para con sus súbditos y directamente al gobierno de aquella majestad por escribir su último discurso. En él, el gobierno actual advierte a los ciudadanos holandeses que se acabó con lo que se daba, nunca mejor dicho, aunque sea falaz mentira. Como ustedes ya habrán advertido en los medios, el rey holandés ha explicado en su discurso al parlamento que el sistema de bienestar implantado desde el final de la 2ª guerra mundial no puede sostenerse y que cada ciudadano ha de espabilarse con lo que tenga. La asistencia social, el sistema sanitario público, la educación gratuita y el largo etcétera que les sigue son considerados a partir de ahora en Holanda residuos a reconvertir o reciclar. Se supone que en las formas diversas de las aseguradoras privadas, de los ahorros familiares y de la caridad pública. Se han terminado los derechos sociales.

De hecho, el asunto era asaz conocido en estas tierras (y en otras), pero la novedad es la expresión rotunda del jefe del estado holandés en sede parlamentaria con todos los aditamentos de gran acontecimiento. Se desconoce ahora mismo si esta advertencia llevará consigo la presunta consulta a la ciudadanía que seria de pura lógica, o si, por el contrario, será un camino que recorrerá el gobierno y su mayoría parlamentaria.

Si sirve de algo nuestra experiencia es que de consulta nada y no hablo del “dret a decidir”, sino de pensiones, sanidad, educación e incluso transporte. Se aplica la ley del talión por parte del sheriff y sus aliados, ya sean financieros o simplemente legionarios corruptos.

Hasta hoy, esas cositas del bienestar se debatían en foros de presuntos expertos, en estaciones de invierno de cinco mil estrellas o en subterráneos ocultos. Las consecuencias se trasladaban mistificadas y adornadas con torceduras de la racionalidad a las leyes y de estas al sufrido ciudadano y cumplidor fiscal que iba viendo recortadas sus prestaciones personales, familiares y de futuro.

Por ello es de agradecer, incluso merece la inclinación real, esa  manifestación clara y rotunda que nos viene de la realeza holandesa.

Con una simple frase, sesenta años de pacto social y de sociedad equilibrada, libre (dentro de lo que cabe) y relativamente exenta de miedos futuros frente a la enfermedad, la vejez, los escasos ingresos, etc. se han ido al garete. Al menos en teoría parlamentaria. El motivo aducido siempre es el mismo: sus costes son inasumibles.

Esa es otra de las grandes mentiras con que la derecha política y el neoliberalismo económico nos tiene atemorizados. La gran mentira se basa no solamente en la más simple ideología del dominio del los capitales hegemónicos que no pagan casi impuestos y que desean no pagar nada de nada, sino que se apoya en falsas teorías indemostrables, técnicas obsoletas, cálculos mal hechos y predicciones de simple brujería aficionada.

Para prueba nada mejor que un repaso somero a la propuesta de ajuste de las pensiones que la derechota española está aplicando caiga quien caiga, mientras no sean ellos. El modelo que exponen y que el congreso aprobará es pro cíclico, es decir, el sistema de pensiones agravará las crisis e impulsará la inflación en cuanto haga buen tiempo económico. Al contrario de lo que ocurre hoy, que es un elemento de equilibrio económico. Por no citar el aspecto social que cumplen hoy las pensiones dando de comer al hambriento, de beber al sediento y de dar cobijo al embargado.

La base es una predicción demográfica que se reitera cada cinco años amenazando con una debacle calamitosa por exceso (¿) de ancianos y falta de jóvenes dentro de cincuenta años. Si no recuerdo mal, la predicción demográfica siempre hay que considerarla un marco hipotético bajo una multitud de hipótesis, que, en general, se incumplen regularmente. En términos temporales esas predicciones no son más que humo que se lo lleva el viento de la realidad. España incrementó en varios millones su población en un tiempo extremadamente corto. Eso nadie lo había previsto.

Si además añadimos esa extraña melodía que suena a música de entierro, como es la previsión de años de vida, la cosa tiende a la risa grouchiana sino fuera un asesinato institucional. Cualquier actuarial, los economistas que se ocupan de los riesgos futuros y sus financiaciones, los seguros para acabar, se echan a reir simplemente contemplando la escasa calidad técnica de lo dicho y propuesto por el ejecutivo.

Nadie contempla, por otro lado, que la financiación de las pensiones no tiene que ser forzosamente, como un onceavo mandamiento, mediante cotizaciones de los trabajadores. Puede ser que el sistema fiscal haga sus aportaciones equilibradoras, cosa que ya ocurre en distintas y no tan distantes partes del mundo.

La base del asunto, que ya he comentado en diversas ocasiones, es que esas medidas draconianas y estúpidas, evitan tener en cuenta la productividad social, esto es la capacidad de producir con una reducción de costes. Cosa que ha ocurrido desde los tiempos de Escipión el Africano a ritmos, a menudo, de dos digitos por década. El ejemplo simple es la producción agrícola. En tiempos un campesino daba de comer a pocas personas y a su altivo aristócrata (se podía o no incluir determinados productos carnales al sistema). Sus excedentes eran escasos. Hoy día, un agricultor puede abastecer a centenares o miles de personas mediante la tecnología amplisima que se ha incorporado a la labor del campo. Y esperemos a que aparezcan ya en el mercado las hamburguesas neobiologicas o la paella sintética (no es broma, a pesar mío).

Vayan a comprobar en Martorell la evolución histórica de la productividad industrial de la SEAT, quedaran anonadados. Cosa que nunca les ocurrirá a los propositores de la reforma de las pensiones puesto que tienen el pensamiento más abajo de la cintura.

La guinda del pastel es la previsión de vida y el ajuste de la pensión a los años que le quedan a la víctima. Es como si en el momento de la jubilación nos dieran un dinero fijo e independiente de los años que podamos continuar dando la tabarra y que nos apañáramos mientras durase. Después a hacer morcillas como en el film de Richard Fleischer con Charlton Heston y Edward G. Robinson, Cuando el destino nos alcance”, de 1973. http://es.wikipedia.org/wiki/Cuando_el_destino_nos_alcance

Y para terminar, por el momento, la pregunta del millón y perdonen los términos en que la hago: ¿quien cojones tendrá derecho a pensión en aquellos entonces futuros, si nadie cumplirá con los años de cotización y las múltiples exigencias complementarias que se están estableciendo?

Piensen que el método de aplicación, puesto que hay un método, es afirmar que los ahora jubilados están exentos de medidas radicales, no se nos vayan a cabrear en las elecciones. Los más jóvenes, obnubilados por su gran porvenir no caerán en la cuenta de la trampa que Mariano Termidor y sus secuaces de Chicago city les están tendiendo.

Otro día, les hablaré de nuevo de Loli, la avezada defensora del embargado de Badalona y su sentencia sanitaria del recorte. Estén atentos.

Lluís Casas, (cuñado del editor de este blog)  desde la casa del futuro jubilado cabreado.




sábado, 14 de septiembre de 2013

CATALUÑA ANTES Y DESPUÉS

Es obvio que al título le corresponde una fecha, ya la saben: la del 11 de septiembre y lógicamente un argumento o pregunta, a elegir: ¿dónde estamos y cómo nos movemos?

La cosa, una expresión bien italiana en política, coincidió con el final de la lectura de “Cualquier otro día” del escritor estadounidense Dennis Lehane (http://es.wikipedia.org/wiki/Dennis_Lehane). Un escritor adscrito sin gran sentido a la línea de la novela negra. Es el autor de Mystic River, transformada en film por Clint Eastwood y de Shutter Island, esta filmada por Martin Scorsese. Por lo tanto no es cosa simple el hombre. En la novela que les cito, que transcurre en el Boston del final de la primera guerra mundial, aparece el FBI (en realidad su antecesor), la policía, los anarquistas, el incipiente sindicalismo, el racismo y los submundos de la alta burguesía y del gansterismo simple, pero, según mi opinión de novela negra no tiene más que el reflejo de la situación política y económica del entorno histórico.

Es el Boston de la rebelión frente a una vida de miseria, sin derechos para los trabajadores y del profundo pozo de la post guerra. El asunto tiene interés para nosotros, puesto que el alcalde de Boston de entonces, Peters, fue un personaje víctima de las maniobras políticas de sus adversarios (uno de ellos el gobernador Calvin Coolidge que llegó a Presidente del país, un conservador de tomo y lomo) y un convencido que los problemas no se resuelven por la acción humana. O no pueden resolverse o lo hacen por si solos, con lo que la mejor estrategia es hacer oídos sordos y dejar pasar el tiempo que todo lo calma.

Pues bien, no me perece tan distinta la situación española de ahora de la del Boston de 1919/1920, haciendo la adaptación necesaria: gravísimos problemas sociales, corrupción política, ignorancia querida respecto a los problemas y a los ciudadanos y, sobretodo, dejar pasar el tiempo y la tormenta, esperando, en frase castellana, a que escampe. El más puro estilo Rajoy, basado en el mito del avestruz, que escondiendo la cabeza en el suelo y dejando de ver el peligro cree que este se ha evaporado.

La estrategia se está aplicando en toda su pureza a los problemas de “encaje” de Catalunya y a la creciente marea independentista que cruza desde ayer el país de Norte a Sur. Si mi contabilidad está en lo cierto, desde la sentencia del Constitucional en contra de ciertos apartados del Estatut, han sido tres las expresiones masivas en torno a decidir, a irse o a ambas cosas. Haciendo exclusión de muchos elementos democráticos en el proceso, el asunto está donde está y su movimiento es la radicalidad y la consistencia del apoyo. En el periodo, el PSC, el PP y CIU están perdiendo porcentajes muy importantes de apoyo presuntamente electoral, que se trasvasan en parte a otros partidos con propuestas más claras para el ciudadano. La ambigüedad, la falta de propuestas y de acciones creíbles y coherentes.

Por ello titulo “antes y después” el comentario. Pienso que sin duda estamos en un momento en el que no hay vuelta atrás y solo pude existir solución posible con movimiento. Si eso sigue incomprendido, como hasta ahora, poco tiempo queda para lo que algunos anticipaban como choque de trenes.

Casi lo mismo sería aplicable a otros problemas, como los derechos sociales y económicos, el paro, etc. Pero hay ahí una diferencia fundamental. En esas cuestiones los gobiernos han actuado, en contra de los intereses de los ciudadanos y de los trabajadores y en favor de la banca y los empresarios (con todos los matices que se quiera añadir). Hay una actuación que provoca una reacción, unas tensiones que generan propuestas alternativas y que un día u otro tendrán expresión política.

Con el caso catalán no es así. O, en todo caso, no es exactamente así. Se utiliza el argumento jurídico, constitucional, emocional o simplemente el mecanismo de ignorar lo que ocurre. Y esa es una estrategia peor que cualquier otra, puesto que simplifica y unifica sin alternativa lo que la Cadena Catalana expresó  el 11 de Setiembre.

Lluís Casas, en torno a la sede principal de La Caixa.



sábado, 7 de septiembre de 2013

EL PSC, ¿DÓNDE ESTÁ? ¿DÓNDE ESTÁN LOS SOCIALISTAS?

Si estamos de acuerdo con Eric Hobsbawm en que el siglo XX empezó con la primera guerra mundial (y la revolución rusa) y terminó con el desmoronamiento del estado soviético (ojo, estado soviético, no estado de los soviets), dejando al siglo desmembrado por encima y por debajo (lo que se llama el siglo corto), hemos de entender que a día de hoy hemos cumplido ya casi treinta años del siglo presente, al margen de los debates sobre el calendario oficial. Con ello, no solamente me he jubilado, sino que rozo ya el premio a la sobrevivencia y me acerco indefectiblemente a la quinta edad.

Tal vez sea ese el motivo del poco empaque con que este siglo enfrenta los problemas. Un cansancio de los muchos años anteriores cargados a la cuenta del XXI produce una dejadez intelectual y una falta de reacción activa que apenas impacienta a un porcentaje poblacional significativo. Aunque si estamos ya en los años treinta hay que recordar que los anteriores equivalentes serían (según mis cuentas con el siglo corto) los años cincuenta, o sea, un momento de profundo enfrentamiento gélido con la presunción del final nuclear a la más mínima. Cosa que no sucedió, como tenemos comprobado.

Una de las consecuencias de esa parálisis la tenemos en casa y la explico a propósito de lo que un compadre me ha contado:

Me explica una, vez ya ha abandonado entusiásticamente su veraneo mi corresponsal en las playas sureñas, aún más masificadas que las de aquí cerca y un poco más nacionales, que la canción del verano, tan tradicional y tan propia de un monumento a la vejez como Georgi Dann, se le ha cambiado la letra y se ha aprovechado la música (es un decir), para componer un estribillo que dice:

¿El socialismo dónde está? / ¿Dónde están los socialistas? Aplicando aquello de hace unos pocos años en torno a la manguera y la escalera bombera, que fue al albur del estío del 2009 el himno de guerra de la derecha nacionalista catalana con motivo de un desastre provocado allá en la zona final del Ebro. Esa adaptación local ha tenido éxito de público, pero no de crítica. Aunque ya se sabe que los críticos desconocen la mayoría de calidades de lo que critican.

De hecho, no está nada mal como reflexión playera. Tampoco está mal la musicalidad utilizada, más intelectual que aquello de lachervecha. Parece ser una pregunta modulada desde el borde del profundo abismo en donde, según dice Sánchez Piñol, se han trasladado los dirigentes socialistas en busca de la verdad revelada o al menos de tranquilidad y de reposo, o, quien sabe, de diamantes o de seres intraterrícolas mucho más sensibles a la nada (dicha o hecha) que los que habitan en la superficie del planeta y que miran entre sorprendidos y atribulados el espectáculo. Añado que al parecer, ese desplazamiento hacia la interioridad provoca la necesidad en algunos de tener antenas mercenarias en el exterior, tanto es así que necesitan de ellas para saber dónde vive cualquier individuo, en lugar de preguntar en el mercado o en el colmado más próximo.

Si la canción del verano ha sido así en aquellas latitudes, no es sin causa, dado el papel más bien magro (para ser moderado de expresión) que una crisis económica, política y moral como la que se ha implantado en el país ha producido en los ejércitos socialistas. Si todo lo que se le ocurre a la dirección socialista es lo que aparece en los periódicos o noticiarios, es indudable que la canción ha dado en el clavo. Si simplemente están a la espera de un acontecimiento previsto y mantienen sus esfuerzos y batallones en reserva, ahí me abstengo de crítica. Aunque me agradaría conocer de qué va ese advenimiento, si es que existe o existirá.

No creo que esperen un impacto galáctico desconocido para los demás, pues serien innecesarios cualquiera de los esfuerzos presuntos de contención actuales. Estaría más adecuado aplicar un viva la virgen general y placentero, en espera del final. Así como con la desaparición de los dinosaurios pero en plan aprovecha que queda poco. Tampoco pienso en la llegada de algún mesías al más puro estilo judaico. En esa espera llevan ellos 3.000 años y la verdad no veo yo a la gente peninsular con esa paciencia y constancia. Además estoy seguro que la escapada americana protagonizada por la ex ministra de la guerra no es una maniobra para que se la considere tal a la vuelta. Y no por cuestión de sexo.

Mientras tanto, el ejército invasor continúa con las rebajas y los recortes, libre de ataduras reales o presuntas. Ahora las pensiones, mañana dios dirá y pasado mañana a otra cosa, mariposa. A la legislatura actual no le pasará lo que al siglo XX, no será corta, puesto que a poco que no cambien mucho las circunstancias y la “indiosincrasia” hispánica (término utilizado por el rey, no es ni un error, ni un invento mío), el actual ejecutor (por ejecutivo) verá reducidas sus dimensiones parlamentarias de forma contundente al instante del paso por las urnas. Así que ellos aguantaran lo que sea, desde los Bárcenas, al 27% del paro o a cualquier otro penoso aditamento, a fin de cobrar emolumentos hasta el último instante. Y no solo cobrar emolumentos, sino repartir favores a quien después del paso a la difícil circunstancia de minoría puede aportar cargos y prebendas perfectamente compatibles con lo que quede de las poltronas.

Todo ello resulta a duras penas digerible para los simples mortales, una legislatura que llegará a la mitad del recorrido en Diciembre significa que quedan dos años más de sentirse en medio de la porquería moral. Una dura prueba incluso para los que hicimos la mili durante el franquismo.

La esperanza está tal vez en una cierta recomposición de la izquierda y del entorno creado por los movimientos sociales realmente activos, insisto: realmente activos y poco dados a la negación de la política. El PSOE alguna cosa tendrá que decir o aportar, pero todo apunta a una cierta explosión de propuestas políticas que necesitaran de grandes maniobras y habilidades ciertas para componer una posición de gobierno que rehaga el país.

Y todo por culpa de una canción.

Lluis Casas y Georgi Dann


3) CRÓNICA BAJO EL CIPRÉS



El fin del mes de Agosto no solo da por terminadas las vacaciones masivas (para quien las haya podido tomar), sino que abre la puerta a un ciclo escolar nuevo. Del mismo modo, el resto de actividades humanas, tal vez con la excepción del ejercicio económico o la contabilidad de la edad, inician también su rotación anual abriendo expectativas y aflorando todo lo que ha quedado aplazado hacia mediados de Julio, justo en el límite entre Agosto y septiembre.

Si tratásemos de hacer balance de estas últimas semanas nos encontraríamos con una cierta diversidad teatral en los asuntos políticos o económicos. Tenemos el drama de Egipto, con un golpe de estado militar claramente previsible con la historia reciente del país y con los intereses de “clase” del estamento dirigente de las fuerzas armadas, núcleo de intereses económicos y de poder que han permanecido incólumes a la pretendida revolución de la calle. El drama egipcio se transforma en tragedia al mirar a Siria, a menos de un palmo en el Google Maps. Tragedia que se tornará en holocausto a poco que las cosas se compliquen. Un asunto que pone en ebullición cosas tan importantes como el petróleo, la relación entre China, Rusia y el occidente en pleno desvarío. Las recientes experiencias de transformación en Túnez y Libia no son alentadoras para pensar en accesos democráticos en esa parte del mundo. Ahora mismo Obama y compañía están intentando hacer despegar aviones y misiles que con absoluta seguridad van a complicar un poco más las cosas. Es evidente que las luchas tribales o religiosas o una mezcla de ambas, junto a los intereses económicos y políticos son difíciles de tratar con los esquemas de las democracias occidentales. Y más si añadimos su ejemplo histórico hasta ayer mismo.

Los dramas y tragedias anteriores se añaden a la opereta gibraltareña española. Sin lugar a dudas un ejemplo más de lo parecida que es la política de la derecha española con la tradicional ejecución de la propia de los hasanidas de Marruecos, simplemente cambiando nombres: Perejil, Ceuta o Melilla, Gibraltar, qué más da. Lo que es simplemente un problema absolutamente menor se convierte en virtud de cualquier incidente callejero o marino en grandes maniobras y presuntas tensiones que alejan lo verdaderamente importante de las primeras páginas de la prensa. En fin, lo que parecía una nueva guerra con la pérfida Albión, está hoy en las páginas de curiosidades de la prensa.

Queda pendiente la comedia alemana de sus elecciones que va a decidir el futuro de gran parte de Europa. Una comedia de enredo, evidentemente, en donde nadie es lo que aparenta y que se está llevando por delante países enteros a la chita callando. Últimamente aparecen libros y artículos, incluidos los escritos y pensados en alemán, que evidencian las carencias básicas de la política de derechas (y de izquierdas hasta hace poco) alemana en relación a la UE y a la composición diversa de los países que la componen, así como su papel desestabilizador de las economías del Sur siempre que les sea necesario. Tanto en un sentido: el recorte, como en el otro, los tipos de interés bajos.

No cito la verbena del «dret a decidir» por prescripción facultativa, pero ahí queda la cita para aquellos en los que he introducido dudas.

Si no fuera por esas cosillas veraniegas tal vez hubiera sido útil observar el comportamiento económico y laboral del propio país y centrar la atención en unas dinámicas exportadoras que confirman que la salud económica no depende tanto del poco salario, o del déficit fiscal (en realidad de los ingresos no habidos por fraude), que de una estrategia empresarial adecuada. Si nuestro mercado interno está para el arrastre es por falta de suelto en los bolsillos de la gente y en cambio, las empresas que miran al exterior no se sienten afectados por ello y tenemos un superávit comercial emergente.

El debate económico cambia substancialmente en cuanto vemos lo anterior. La crisis no ha sido por un exceso de celo sindical respecto a derechos y salarios, sino por las fluctuaciones brutales de una economía basada en gran parte en la especulación inmobiliaria y en la participación entusiasta del sistema bancario. El resto lo ha aportado el recorte y sus implicaciones de bajada de ingresos fiscales, junto al aprovechamiento de la coyuntura para reducir salarios y derechos laborales. El resultado lo tendremos a la vista durante años: cronificación de la reducción del consumo interno (que supera los límites del consumo básico personal), superávits comerciales sólidos, paro consistente durante años y las pérdidas humanas y otros derivados para colocarlos en el balance en el apartado de pérdidas consolidadas.

En fin, que la vuelta al cole nos coge con los deberes por hacer y la promesa del gran mentiroso de una reducción de impuestos para el final de la legislatura. Toda una mala lección para consumidores de prensa rosa o amarilla.

Lluís Casas, en solitario.