martes, 14 de enero de 2014

LA VIVIENDA, ESA NECESIDAD INCOMPRENDIDA

El término “incomprendida” no es el más adecuado, sin ningún lugar a dudas. La vivienda en este país autonómico, federal o confederal ha sido siempre o casi siempre un elemento de acumulación de capital por parte de sectores que han manejado el suelo como una propiedad privada exclusiva. Lo que les ha permitido mantener un sistema fiscal privado que recauda un impuesto a la vivienda fuera de cualquier tratado fiscal.

La crisis inmobiliaria financiera lo ha puesto en primera plana de los medios y en el primer lugar de los problemas domésticos para innumerables familias.

Los remedios que la administración central, autonómica y local han habilitado son como mínimo de una crueldad medieval, dejando en la indefensión a los más desfavorecidos, sin medios legales o prestacionales que les ayuden a superar, o simplemente, pasar unas circunstancias especialmente graves.

La implicación bancaria en la crisis y los efectos que ha provocado en el tinglado crediticio a la vivienda ha acentuado la gravedad de los daños, embargos, lanzamientos, etc. Generando un panorama realmente sorprendente: un stock importante de viviendas vacías y un innumerable conjunto de familias sin vivienda. Ni siquiera los recursos al alquiler, ni que sea provisional, que garantiza además el mantenimiento de la vivienda han hecho caer del caballo a esos Pablos que dirigen la oligarquía financiera.

El asunto se ha ido complicando con el paso del tiempo, mediante el  incremento del paro y de la pobreza con trabajo, de modo que la perspectiva actual nos augura tiempos peores.

El combate de la PAH y de otras organizaciones para defender y proteger derechos y viviendas en riesgo elevado de pasar a manos del Monsieur Guillotin de los bancos es merecedor de todos los apoyos y un ejemplo, como en épocas pasadas, del ánimo popular. Pero, incluso con el respaldo de algunos partidos, de los sindicatos y de las buenas gentes, el asunto no hace más que complicarse. Lo que ayer era miedo al futuro, hoy es tendencia al suicidio. Y no lo digo exagerando.

Las daciones obtenidas o arrancadas del sistema bancario, la liberalización de las deudas complementarias, algunos alquileres sociales otorgados cubren una parte no menor, pero insuficiente, de los problemas de la población afectada.

La banca, con su conocido sentimiento social opta por la venta de las hipotecas impagadas a fondos buitre para su especulación posterior. Y lo hacen a precios de risa, el 10%, 15 % o 20% del valor de la deuda. Sin que ese esfuerzo por quitarse de encima el problema tenga en cuenta al deudor que tal vez lograría estabilizarse en ese nivel de deuda tan sensiblemente reducido. Tampoco la administración reacciona adquiriendo esas viviendas a esos costes tan reducidos y a los que podría acceder con la legislación vigente, de modo que  poniéndolas en alquiler a sus usuarios cubriría probablemente el coste expropiatorio. Cosa que está sucediendo en los propios USA, núcleo central del neoliberalismo agresivo.

Recientemente algunos ayuntamientos aprueban y tal vez pongan en marcha un sistema de penalización a los bancos que mantienen viviendas sin ocupar (y sin pagar impuestos, registros o gastos de comunidad). El asunto es una novedad positiva, pero no pienso que sea la solución, ni que tenga consecuencias eficaces. Pero algo hay.

Otros elementos surgen del infernal sistema de la vivienda en crisis. Las mafias, es decir, las nuevas mafias, puesto que la promoción y la financiación de la vivienda pueden considerarse (con las excepciones que corresponda) verdaderas mafias primerizas.

Las nuevas mafias no son de alto copete, sino asociadas al delito menor. Te ofrecen un piso expropiado por un coste asequible. No hay, lógicamente, documentación oficial, simplemente el asalto hecho y los correspondientes servicios, agua, luz y gas en marcha. Por un módico coste uno puede hacerse con el uso de una vivienda y esperar que las maniobras del banco propietario, del ayuntamiento o de quien fuera tarden todo lo que sea posible. En realidad un tiempo considerable.

Esa nueva mafia, que actúa en territorios urbanos especialmente tocados por el abandono, es una oportunidad que podría calificarse de Robín de los Bosques. El ladrón que roba al rico y se lo da, cobrando una tarifa, a los pobres. Un negocio parecido a la protección que cobraba la Mafia Italiana en Chicago a todo quisqui que tuviera un portal comercial en la calle. Aquí el negocio se hace más seguro, puesto que el material de intercambio está discretamente el quinto piso, puerta C.

La síntesis de todo lo ocurrido, lo que ocurre y lo que va a ocurrir en torno a la vivienda y las familias sin expectativa de puente, es de una gravedad que no puede abastase. No es simplemente explotación, no es solo abandono de responsabilidades públicas, no es únicamente avaricia suprema, no es lo ignominia legislativa, no es ceguera social. Es un nuevo estado del bienestar del 1%.

Lo demás, los demás no importan a menos que no hayan nacido todavía.



Lluís Casas y diez mil más

jueves, 2 de enero de 2014

2014 ¿UN BUEN AÑO? YA LES CONTARÉ

Lluis Casas

Ante todo repartir parabienes a los autores y publicantes de los artículos sobre «sindicalismo y política», y sobre la crisis que durante los turrones nos han dado trabajo intelectual. La calidad es sinónimo de inteligencia, haya o no acuerdo entre contertulios y eso, francamente, se agradece a día de hoy. En todo caso, y dejando pendiente alguna reflexión propia sobre el sindicalismo, apreciaría el riesgo de quien se aventurara hacia adelante: ¿Por qué le cuesta tanto al sindicalismo europeo crear una política coherente y unificada (en lo que se pueda), si el adversario ya es, no solo europeo, sino universal? ¿Por qué resulta tan difícil hoy integrar al parado, cuando en otros momentos esa división no presumía la exclusión sindical? ¿Cómo es posible el reduccionismo sindical de hoy día, cuando la tradición propia contemplaba incluso los coros y danzas de alta calidad? Por ejemplo.

Por ello todo ello, nada mejor que empezar el año transmitiéndoles una felicitación navideña “a posteriori” que considero se merece el Oscar o el Nobel por su síntesis del absurdo que en estos días se palpa entre una crisis con efectos devastadores y el mito de la felicidad navideña, ahí la tienen. La  recibí de un amigo y dice así: “Este año he superado mis problemas con el Alcohol y las Drogas y no me ha quedado ninguna secuela. Por eso, quería desearos una feliz Semana Santa y un gran 1994. No me acuerdo muy bien de vosotros, pero creo que me caéis
bien, porque os tengo en la agenda... ¡Feliz verano y viva San Fermín!”

No pongo el nombre del autor, puesto que carezco de su autorización, pero reconózcanme su acertada ironía y lo bien que encaja en el entorno de bullabesa marsellesa a la vista en nuestro entorno.

Leída, comprendida y comparada la felicitación de marras desde el ahora mismo, es decir después de las intervenciones tradicionales de la realeza y de la presidencia del gobierno, su contenido es de una lógica aplastante como método de sobrevivencia en un psiquiátrico del antiguo régimen…

Ni la cabecera del estado, ni la del gobierno se alejan demasiado del mecanismo interno de lo que me dice ese amigo para ustedes desconocido. En sus relatos televisados de lo que fue el año finiquitado, de sus expectativas frente a la nueva anualidad el tópico ensamblaje marxiano (de Groucho) se hace evidente. Hay motivos coincidentes en una y otra versión. La real y la del gobierno, y también los hay de diferente carácter. En un caso es evidente que vivimos la fase final de, al menos, el ciclo político de una persona. Final que puede arrasar no solo con la persona sino con la institución, a poco que la torpeza  (por ser fino en el término) siga imperando en su estrategia familiar, personal e institucional. En el otro caso, restringido al estado federal, la presidencia del gobierno establece nuevas trincheras justificativas de una política económica horrenda y de un cariz autoritario y anti democrático de nuevo cuño. Esas trincheras son de obligada aplicación  por el alejamiento de las razones de defensa primaria en estos dos años de gobierno: la responsabilidad es del anterior, el máximo culpable es Zapatero. Como las canciones del verano, también en este caso, hay que cambiar al menos de estribillo y adaptarnos a la moda; en este caso es el brote verde, la esperanza en la mejoría que aflora y en la seguridad que da un gobierno que ha acertado en su quehacer. Los esfuerzos (robos a mano armada) que la mayoría de la población han sido aprovechados y digeridos por ese escaso porcentaje de poderosos, pero eso en los balances no tiene donde anotarse y en las tribunas gubernamentales no se menta.

Si en el caso de la jefatura del estado, lo dicho y lo hecho choca con lo que el personal sabe y ve, cargando en él debe más números rojos que nunca, en el segundo caso, el de la jefatura del gobierno, la cosa es más cínica. Ni siquiera la imprudente visita a Obama, hecha en busca de foto publicitaria, ha ilustrado la política de clase que el Presidente viene aplicando. Una política de clase errónea y frustrante para la economía del país. El inmenso coste aplicado a las clases populares y medias que la Europa neoliberal ha exigido y que el gobierno propio ha hecho suya a falta de otra cosa, está llegando al límite de la sin razón: el impacto sobre las exportaciones, el sector que aguantaba y daba aliento. El motivo es simple, la dureza del euro frente a las demás divisas. Es inútil buscar una productividad por la vía del despido masivo y la laminación salarial, si finalmente esos presuntos márgenes ganados se lo come la revalorización del euro.

En fin, como testimonio de las expectativas que las cúpulas del estado nos hacen llegar, les envío esta compleja felicitación tardía en el día en que los socialistas hacen público su suicidio político en Catalunya. Lo estoy viendo en directo.