miércoles, 21 de enero de 2015

BARCELONA: CIUTAT MORTA, CIUDAD DORMIDA



Una gran parte de los ciudadanos catalanes hemos visto este fin de semana pasado un reportaje que hasta ahora había estado ocultado al público y solo podía pasearse al aire libre de su visión en círculos reducidos o en festivales, en donde era celebrado y premiado.

Esa expectación se produjo bajo los efectos que el caso a que se refiere producían a los usuarios de Facebook y otros medios de contacto digital, a los que en un masivo y reciproco envío se les llamaba a visionarlo.

El asunto relevante desde muchos puntos de vista, tuvo más relieve a causa de la intervención judicial que prohibió la emisión de una parte del reportaje  que afectaba al interrogatorio de un alto cargo de la Guardia Urbana de Barcelona por un juez. Si había expectación, aún mayor se produjo por esa mal diestra intervención y hoy se continua visionando en versión completa en los canales independientes. Al comienzo tienen un enlace con el reportaje y otro, que es, de momento, novedad al respecto.

Se trata de una emisión que produjo el pico de espectadores máximo en la historia del canal 33, en donde se emitió. Poca broma.

La comprobación de la eficacia en la difusión adecuada de los asuntos sucios de la sociedad la tenemos en la reacción de partidos y personas más o menos vinculadas al caso para que se produzca la revisión judicial de este y se vaya al fondo de todo lo que quedó por tratar o mal tratado en su primera vista judicial. Reflexión esta que tiene una enorme trascendencia, tanto en Catalunya, lugar de las fechorías, como en otras partes del estado o del mundo.

Como les tengo por enterados y como con seguridad también fueron espectadores, me ahorro la parte descriptiva que a todo artículo sesudo le corresponde. Voy a centrarme en determinar los núcleos de interés social, político, judicial y mediático que el caso aflora y voy a relacionarlos con otro asunto también de actualidad que ha sufrido y sufre un trato altamente parecido al del reportaje citado: la corrupción familiar y política de ex refundador de la patria, Jordi Pujol, su tribu familiar y su entorno personal e institucional.

Intentaré no irme por las ramas: Mal trato policial (por decirlo a la inglesa) en dos cuerpos policiales distintos, Guardia Urbana de Barcelona y Mossos d’Escuadra de Catalunya. Mala gestión policial, acumulativa durante la instrucción, me refiero al trabajo “técnico” policial para determinar hechos, causas y culpables. Huida política de los responsables, no de los hechos, sino de los implicados policiales, a los que se dejó demasiadas libertades y se les dio excesiva credibilidad. Nula sensibilidad humana, extensible hacia todos los acimuts de la sociedad. Desfachatez judicial, por decirlo sin meterme en líos, con el añadido de la durabilidad e insistencia en ello. Abandono de cualquier consideración hacia los acusados. Alejamiento mediático del asunto, tanto desde la perspectiva de los noticiarios, ofuscados como siempre por la necesidad de portadas simples y llamativas y negados para la búsqueda de las capas ocultas por la foto o por las declaraciones, no comprobadas, de responsables e influyentes personajes. Trabajo periodístico marcado a fuego por la propiedad del medio y su posición ideológica y económica.

Todo lo anterior con el aditamento que se trata de un caso que afecta a unas personas presuntamente auto excluidas de la vida oficialmente tolerable y que reflejan en su imagen, ropa, peinado, etc. esa implicación ideológica. No son los únicos que se encuentran frente a una dureza complementaria por su diferenciación. Étnicamente tenemos otros ejemplos, económicamente otros. En resumen, según las circunstancias el trato policial, el judicial y el mediático dependen de unas formas aparentes y de la pertenencia o no a unas ciertas élites o familias.

La Ciutat Morta” muestra todo eso aplicado a degüello a unas personas concretas, que afortunadamente han encontrado, tarde lamentablemente para evitarles sufrimientos, una forma de exponer y , tal vez, revertir (excepto para una) la situación. Estamos a la espera de las decisiones y consecuencias reales que se están agitando en estos momentos. Espero que no sea simplemente agitación oportunista y ahora se vaya al fondo del asunto.

Pero reportajes de ese estilo hay pocos, personas o entidades interesados en resolver, explicar o difundir asuntos parecidos en los que las instituciones creadas para una eficiente acción más parecen surgidas de la mente de Kafka, no hay muchos. A pesar del Sindic de Greuges, penúltimo baluarte del ciudadano. Por ello, quedan muchos ciudadanos colgados de una experiencia amarga que les marca de por vida.

No se han de remover muchos papeles para buscar ejemplos de ello, a diario aparecen casos en que todas o algunas de las desviaciones expuestas en  la Ciutat Morta” son protagonistas efímeras del noticiario. Recuerden las fechas del caso: si no recuerdo mal, año 2006. Un año más tarde se empieza a intentar un control sobre la policía y la acción en las comisarías, filmaciones, código ético, etc. Nada se había hecho antes y lo hecho se deshizo después. En el caso de la Justicia, yo no recuerdo intentos serios de reforma. Tal vez la memoria empieza a fallarme.

¿Conocen ustedes alguna acción legislativa para garantizar la pluralidad de los medios de difusión y la libertad del periodista de investigación? Si es así, anúncienlo, sería una enorme sorpresa. Por todo ello, he añadido al título del reportaje CIUDAD SILENCIADA, otra forma de expresarlo.

Termino con una reflexión que no responde a un afán provocativo: “La Ciutat Morta” puede ser ejemplar, el caso relatado una indecencia, pero a diario personas o familias pasan por los intersticios policiales y judiciales y son condenados a perder la vivienda, a irse a la calle y a asumir una deuda de por vida impagable y causa de la ruptura definitiva de una vida, digamos si ello fuera posible, normal. Una cosa no quita la otra. En el fondo se trata de lo mismo.

Lluís Casas desde el zulo protector.

PD. La acerada vista del juez instructor de Parapanda me llama la atención acerca de un hipotético vacío en mi análisis: ¿Dónde están las presuntas responsabilidades políticas del equipo de gobierno de la ciudad muerta?

En realidad debo reconocer que conscientemente no he querido entrar en ese jardín de forma explícita, aunque el texto que he escrito incluye tamañas responsabilidades de una forma indirecta.

Lo he hecho así, entre otras cosas por el conocimiento de personas, aparatos de seguridad y de formas de actuar de todos ellos. Me explico: se me hace difícil pensar (aunque aquí el error puede ser mayúsculo) que el alcalde u otro regidor o regidores estuvieron al tanto con detalle de los vericuetos concretos de la noche negra. Todo aparenta ser el resultado de una actuación, en principio inadecuada (y por lo tanto intolerable) de la Guardia Urbana, tal vez influida por motivos impensables.

La acción en la calle fue realizada por la Guardia Urbana en un lío entre vecinos, actuantes de una fiesta clandestina, en un local, al parecer ocupado, que deriva en enfrentamiento y en la baja lamentable de un miembro de la policía (una víctima también, no lo olvidemos). Por ello el asunto se desmanda y los sospechosos habituales entran en acción por el simple hecho de unas rastas o un corte de pelo ajedrecista.

En esa fase, tampoco veo la mano directa de un gobierno, sino la venganza de un colectivo en estado de descontrol. Posteriormente las cosas se complican con presuntas torturas policiales físicas y morales y con detenciones ligadas al azar. Es ahí en donde la responsabilidad política respecto al caso debería empezar a actual. Primero por no cortar de raíz unas acciones basadas en una venganza corporativa y posteriormente por no hacer de la prudencia frente a informes policiales el instrumento principal. La noche daba para eso, indudablemente.

Otro si, los hechos derivan hacia la policía autonómica como instructora del caso, que más fríamente que la Guardia Urbana, continúa con el mal trato y la inspección frívola de los detenidos. Como en lo anterior, en la fase de detención y primera instrucción no veo responsabilidad política, aunque si aparece en cuanto la cosa ya no es circunstancial y las noticias dan dimensión a los sucesos. Tenemos ahí una Consellera que no ha dicho ni mú.

En el aspecto judicial, la cosa no tiene más juego que el aceptar que los jueces son los jueces y así los han parido. Unos sin dolor y otros atravesados, pero todos presuntamente independientes. La responsabilidad política queda ahí muy diluida como caso concreto, aunque es indudable como norma de funcionamiento y falta de control tanto de trato como de “calidad” en el trabajo judicial.

Tampoco entro valorar la responsabilidad de la prensa y los medios, puesto que es asunto harto conocido y debatido: no hay prensa libre y responsable realmente existente, al modo de Manolo Vázquez Montalbán.

En conjunto, pues, me decido por apuntar a responsabilidades políticas de dos clases, la primera, afecta al caso concreto, responsabilidad de dejar hacer y no intervenir en poner orden y coherencia en una actuación que se les va de las manos a los ejecutores directos. En segundo lugar, a que la acción sobre la policía para que esta actúe responsablemente y con los mecanismos psicológicos preparados para no caer en respuesta a la provocación o simplemente al ansia de venganza corporativa, no fueron puestos en las fases de formación permanente de los agentes y en los mecanismos internos de control. Y eso si es mucha más responsabilidad política.

Soy, en cambio, menos descriptivo y más exigente en la actitud humana de los responsables políticos cuando casos complejos, graves y tan duros como este se producen. La acción política complementaria a la que hemos comentado debe entender la humanidad de todas las acciones y actuar adecuadamente, y esta brilló por su ausencia. Un asunto, probablemente, muy clasista, puesto que si los detenidos hubieran tenido un “protector” con poderes, los daños del caso serían muy reducidos.

Acepto el reto del instructor parapandés y reitero, para llevar la contraria a un presunto periodista que hoy anuncia que Ricard Gomá es la primera victima política del caso. No veo, por que no la hay, una responsabilidad política urbi et orbi. Esta está delimitada por las competencias de cada uno y como las ejecuta. El colectivo de gobierno de la Ciutat Morta, no entra por esa puesta tan ancha de que todos los políticos son responsables de todo.


viernes, 16 de enero de 2015

ORA PRO NOBIS: BALANCES Y ELECCIONES EN 2015




Mi amigo Joan Boada plantea en El país: “Quo vadis, 2015”, un análisis muy oportuno sobre el devenir de este 2015 en plena marcha. El asunto es en parte las elecciones previstas y una cierta esperanza en que las plataformas unitarias de izquierda cuajen y le den un sentido renovador a la política. Muy de acuerdo con ello (1).

Yo, por mi parte, añado por puro oportunismo temporal que la dimisión de Giorgio Napolitano no es un buen augurio, al margen de que la edad impone deberes ineludibles. Pero también podría pasarle a Berlusconi, coño.

Añado además que la campaña “Je suis Charlie” ofrece ángulos de un oportunismo hipócrita de dimensiones áureas. Ciertos medios que manipulan noticias y redactores se han apuntado a la libertad de expresión, ¿de quién? Me pregunto. Tal vez del Banco de Santander, de La Caixa o de esa amalgama de individuos que viven de las relaciones y de las presiones empresariales, incluidas en primera línea las mediáticas.

La asistencia a la manifestación parisina de ciertos políticos dados al exterminio racial, ideológico o simplemente al degüello de los más necesitados, también determina que frente a un acto despreciable e inútilmente cruel, no hay vergüenza para presentarse en la oficina de reclutamiento porque se sabe que esta no impone condiciones. Lo importante es la foto de la prensa “libre” y la imagen que se deriva, independientemente de su verdad o mentira.

Los dos hechos que he citado, coincidentes en el tiempo (aunque no debo olvidar la desaparición de Anita Eckeberg que da al trance con la memoria viva de una época cinematográfica espléndida y de una escena revolucionaria en la Fontana di Trevi) ofrecen un balance complementario y coincidente con el desastre de gestión de la economía y de la política en la Europa Unida(¿), que junto a la debacle producida por el cáncer de la corrupción hispánica (no cito la externa para no complicar las cosas) y la agresión permanente a los derechos y libertades con la ley mordaza y otras dan para un sentimiento no solo de cabreo, sino de sensación de Hundimiento (en mayúsculas por el film de Oliver
Hirschbiegel).
Pues bien, en este entorno tan animado y reconfortante, me hago cruces con un asunto menor en relación al mundo globalizado, pero mayor para los que nos vemos implicados en el: las elecciones, sí o no, en Catalunya. Con el teje y maneje que Artur Mas y su contra-adjunto Oriol Junqueras se llevan entre manos y pies por la fecha y las condiciones del embargo mutuo que deben hacerse.

Es obvio para el 99% de los residentes en Catalunya, sean o no votadores potenciales, que el gobierno de los mejores ha pasado a mejor vida. No solo se le ha terminado el tiempo real (el teórico puede prolongarse casi dos años), sino que su líder y conductor (2) ha demostrado a las claras, incluso elecciones mediante, que tampoco goza de una salud política que le permita elegancias y sutilezas. Hoy toca la lucha por el poder caiga quien caiga. No es ideología, ni pensamiento, tampoco las necesidades del país, las opciones independentistas o cualquier otra cuestión que estimemos relevante. Hoy simplemente se trata de ganar o no. De ahí las trampas que Mas tienden a diestro y siniestro para mejorar su posición auto elegida de líder del país. Que si lista unitaria, que si lista de independientes, que si ERC no puede incluir a quien ella considere en su lista y un etcétera que se alargará hasta que el Parlament decida por mayoría que ya está bien de “remenar l’olla” y el país necesita clarificar políticamente su situación y sus liderajes. Además la cercanía de las elecciones locales y las consiguientes al congreso y senado estatal dan a la circunstancia una gravedad temporal añadida.

En ese sentido, el President va haciendo balances de su gestión y repartiendo “urbi et orbi” cuentas de explotación de su empresa, debidamente auditadas por un amigo. Un caso clásico entre el mercantilismo actual.

Me pregunto a raíz de ello, ¿de qué debe enorgullecerse el President? Si Artur Mas i CIU, junto a unos cuantos medios transformó un gobierno de izquierdas con una acción excelente a cuestas en un “non sens” (con la ayuda inestimable de dos de los componentes de ese pacto de siete años), y se irguió en mayoría suficiente para gobernar con los apoyos de la derecha-derechona, apuntándose después al carro de las manifestaciones multitudinarias y ofreció elecciones anticipadas (políticamente y administrativamente innecesarias) para elevar su porcentaje de independencia respecto a terceros con un resultado que en cualquier otro país (dejemos a parte al estado español) hubiera supuesto su inmediato pase a una multinacional de la energía, ¿qué está ofreciendo?

Un somero repaso a la acción gubernamental de CIU y de Artur Mas no refleja nada substancial que merezca elogio o simplemente un “bastant bé”. No ha habido gobierno real, al margen de alguna “batussa” iniciática para definir el carácter duro de los recortes. Única política realmente existente y aplicada manu militari en sanidad, educación, universidades, servicios sociales, con consecuencias sociales monstruosas.

En el balance que está distribuyendo ese aspecto, ciertamente marginal para la derecha, sea nacionalista o nacionalista, no se cita. ¿Para qué? Dada su escasa importancia para la mayoría de los usuarios de esos servicios y los trabajadores implicados. Lo cierto es que, incluso leyendo u oyendo, con la mejor buena fe, el balance no acierto a entender si existe o no un resultado positivo, y si lo hay a quien ha correspondido.

En fin, como decía al comienzo: “ora pro nobis”, pues bien que lo necesitamos. Además de una paciencia de santo y un cierto grado de sordera mediática para cenar con cierto relajo y caer en manos del libro de hoy con placentera circunstancia.

Señor Junqueras, confiamos en que no le dará más cuerda al President y convocará usted mismo elecciones.

Lluís Casas en el otorrino.




(2)  Piloto preferiría él, dada su tendencia a citar a Ítaca y a Odiseo: El President debería recordar que Homero solo dejó llegar entero a Ítaca a Odiseo, sus compañeros fueron quedando por el camino, francamente en condiciones deplorables. Tal vez, el President no haya leído la Odisea, pero al menos debería haber visto el film en que Kirk Douglas protagoniza la aventura desgraciada. Otro sí, y diez años de a la deriva es mucho tiempo. ¿No creen?
(

2)  NOTA DE ACTUALIZACIÓN: El President Mas se había comprometido a establecer cosas definitivas en torno a las elecciones y a toda la parafernalia entre él y su presunto socio el señor Junqueras este Jueves, lo que nos daba a mis redactores y a mi un día de margen. Tampoco en eso ha cumplido el “senyor President” y adelantándose unas horas nos obliga no a reconsiderar nada (no hace ninguna falta), sino a comentar la jugada.
La convocatoria verbal y exclusivamente mediática de las elecciones en Catalunya para finales del mes de septiembre, pone sobre la mesa muchas dudas de cumplimiento y muchas debilidades de varios de los actores. Nueve meses es el tiempo adecuado para plantar la semilla y recoger el fruto. Un ciclo temporal consistente, sino lo relativizamos con la explosión inicial universal. Da tiempo para cumplir lo incumplido y para justificar, ocultar, decorar y poner jarrones de flores a todo lo que no se ha hecho y a lo que si se ha hecho, pero que no se quiere enseñar.
Da tiempo para que Artur Mas re edifique su propio partido, hecho minucias a estas horas en las que los socios fundadores, la familia Pujol Ferrusola, tienen citas continuas con el juzgado y con el Parlament. No tengo seguridad ninguna de que esta historia termine como debe, pero si me siento convencido que ofrece un desgaste de mucho calibre a la historia compuesta y circunfleja del poder político de la derecha catalana.
Nueve meses sirven para olvidar y para ayudar a olvidar. También podrían servir para cambiar de opinión, cosa bastante plausible en el entorno personal de estas negociaciones que hemos visto a través de un espejo.
Sirven para absorber las plataformas que han acompañado, impulsado el proceso de eclosión independentista. ERC puede perderlas y el regateador Mas sumarlas. Las señoras se lo están poniendo muy fácil, a mi parecer.
Sirve, en definitiva, para dejar con cara de pocos amigos al señor Junqueras y a que el President se sienta cómodo haciendo de las suyas con total independencia hasta después de las vacaciones.
Me pregunto: ¿tendremos o no elecciones el 27 de septiembre, Mas mediante? O estamos ante una maniobra más de Mas.
A ver quien la acierta.